Elizabeth,
Pensarás que también miento, pues sí, te he mentido al decirte que no eras Elizabeth. ¿Te molesta saber que eres Elizabeth?
Cuando me confesaste a lo que te dedicabas; en ese momento
no vi la joven en la flor de la vida, vi escoria.
Me dolió, me dolió mucho. Ciertamente eres demasiado para
mí. Sin embargo, me tocas, me haces un gesto cálido y vuelvo a creer en ti. ¿Por qué lo haces?,
¿por el poco tiempo que queda?, ¿porque ya no me verás?, ¿porque me tienes pena?
¿Por qué ellos te merecen?, ¿ochenta soles es lo que vale
una hora de tu vida? Los puedo pagar, pero me dices no. ¿Por qué yo no te
merezco?, ¿qué valor me falta?
No te estoy sacando en cara nada, pero un poquito de amor
para alguien que te lo da todo en la medida que me lo has aceptado, ¿no te
parece que es justo?
Te espero.
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