Friday, October 30, 2015

Un día más

Profesor, con usted quería conversar. Disculpe señora, pero estoy apurado, tengo que ir a comer – ya es muy tarde. Mire profesor, usted le ha anulado el examen a mi hija. Sí señora, ella estaba conversando durante el examen. ¿Pero usted le llamó la atención? – la señora entona como cuestionándole su actitud. Así es señora, se le llamó la atención a todos. ¿Pero a ella profesor? No, yo les dije en general que si conversaban les anularía el examen, como debe ser. Pero profesor, mi hija solo estaba pidiendo un corrector. Señora, ellas saben que en mi examen no pueden usar corrector. No está exagerando. No señora, su hija estaba copiando. ¿Usted la vio? Sí. Mi hija dice que no. Señora, si le digo que la vi es porque así fue, yo conversé con ella y se negaba que había conversado con su compañera, luego me dice que sí, pero que era solo para pedirle el corrector; su hija miente y tiene una mala actitud. Mire profesor, usted está llamando mentirosa a mi hija, cosa que no es así; yo a ella la tengo bien educada, es una buena estudiante. Pues en mi clase no lo es – Mario se da cuenta que está discutiendo en balde -, le informo que ha salido jalada en el primer trimestre y en el segundo tiene once. Pues creo que usted es muy estricto, ya muchas mamás me han dicho lo mismo; usted asusta a los estudiantes. Señora, como le dije, estoy saliendo a comer; ya hemos conversado sobre la actitud de su hija en otros momentos, si usted no quiere reconocer que ella tiene mala conducta, no sé qué decirle, por favor converse con la psicóloga y si ella cree que soy yo quien está mal, ella me llamará y veré cómo solucionar el tema; por mi parte yo ya anulé el examen porque su hija estaba copiando y aún así no lo fuera, cosa que yo le digo que he visto, tampoco tiene porqué estar conversando en un proceso de evaluación.

***** 
No tiene ganas de ir a la universidad, hoy le fue mal en el colegio, la tesorera le llamó para pagarle y le confirmó el descuento de 50 soles por no asistir a la verbena.

Le tocó con el terrible tercero, a esos chicos no les importa estudiar; para colmo regresó Jeison. Le incomodó en sus dos horas, los mismos sonidos de siempre, la risa estúpida y tener que alzar la voz para que el resto no le siga. Llevar a Jeison ante la psicóloga – que ya no sabe qué hacer con él -, luego dictar la clase con tono adusto, hasta que vuelve el malcriado haciéndose el payaso – se le escapó a la psicólogo.

Timbres tocan, timbres cambian los rostros de jóvenes que sí aprecian sus clases y ademanes. El cuarto, no son lo tan académicos como él quisiera, pero son buenos estudiantes; están dispuestos para las dinámicas, los trabajos.

Es un día completo de trabajo, no hay horas libres, subir escaleras y bajarlas. También tiene que dictar a los niños de sexo grado, rechonchos que miran con curiosidad al sabelotodo de lentes grandes.
¿Y ahora qué te pasa?, ánimo, hoy pagan. Por eso estoy así, ya me pagaron. Entonces, vamos pues a comernos un cebichito. Me han descontado 50. Esa bruja, ya sabía, ahora pues, a mí me descontará el doble con todas y las tardanzas. Ay Chavelita, quería comprar algo importante para este mes. No te preocupes hijo, si necesitas yo te presto. Sí me alcanza, pero me voy a quedar a las justas.

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Mario, ¿dónde estás? En mi cuarto, ¿qué fue? – Mario está en su cama, luchando en si ir o no a la universidad. Te espero en media hora para ir a la universidad. ¿Qué estás haciendo? – este amigo da ánimo de seguir adelante. Voy a tomar un baño. Ya, entre 30 y 40 minutos voy para allá – es lo que necesita, una ducha. Listo.

Se incorpora, tiende su cama – solo se había puesto por media hora antes que le timbrara Keni -, se pone a barrer, se quita la ropa apresurado, se mete a la ducha.

Busca ropa – no lo había alistado -, decide ponerse el pantalón mostaza y una chompa azul. Se pone las medias y Keni vuelve a llamar.


Hola Keni, ya estoy saliendo – Mario se apresura. Mario, cambio de planes papi, no voy a la universidad. ¿Algo te ha pasado? Nada papi, ya te cuento. No te preocupes, nos vemos.


Wednesday, October 28, 2015

Ducha

Se levanta muy tarde, ayer estuvo leyendo de madrugada para hacer sus clases con el cuarto y quinto de secundaria, son solo tres horas, las últimas del horario.

Se desviste, se pone frente al espejo y se contenta por lo flaco que está.

Es cierto, soy un potencial anoréxico – se dice para sus adentros -, como voy puede que me de anemia o me contagien la TBC – no es una preocupación, solo es una reflexión capciosa -, me gusta ser delgado, me gusta ser flaco.

Ve bien que se le marquen sus costillas, le gusta tener el vientre plano, así como los brazos y piernas delgadas, sonríe y se mete a la ducha.

Se moja harto, a pesar del frío le gusta estar así, sintiendo el agua cayendo mil. Se echa el champú contra la caspa, se enjabona minuciosamente, utiliza un trapo áspero para limpiar sus talones, lava sus partes como cuando niño su madre le indicaba, se recuerda de las veces en que estaba acompañado en la ducha, cuando niño, cuando joven, se pregunta quiénes han sido esas compañías, las cuenta, reflexiona y piensa si tendrá la oportunidad que alguien más le acompañe para que talle su espalda.

Toma la toalla, se seca. Se pone, nuevamente, frente al espejo; se contenta, sonríe como mono; así le gusta a Elena, que sonría como mono. Se echa crema para los granos, y va a su cama para descansar un poquito, solo 5 minutos, que pasan luego a 10 y terminan siendo 30. Es tarde, tiene clases en la universidad, no le anima ir con un profesor con verbo simplón, que dicta las generalidades del “ABC del Derecho”, pero tiene que ir.

Se pone nuevamente al espejo y conversa con Elena.

Será que siempre serás joven, ¿cuándo comenzarás a envejecer?


Tuesday, October 27, 2015

Medias chinas

Sebastián timbra a Keni para que le llame. Keni llama.

Ken – así le llama -, hazme un favor, préstame la cinta de abogado de tu viejo. Ya papi, no te preocupes – Keni habla rápido, debe estar conduciendo. Y llevas el celular, hoy te pago. Ya papi, eso lo hablamos, ahora estoy apurado. Oka, chau chau. Ñau, Ñau.

Piensa en cómo ha ganado familiaridad con Keni, el irreverente regetonero cruzado con emo del que no se esperaba nada cuando lo conoció en el primer ciclo.

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En su habitación, ve el video que el señor Pedro le grabó para que hiciera las veces de juez. Tiene un par de horas para aprender cómo es la dinámica de una audiencia de prisión preventiva. Piensa en que seguro todos le sonreirán cuando diga: “el que suscribe, el juez de investigación preparatoria Sebastián Rivas”.

Ya tiene todo preparado, llama a su grupo para ver si le pueden ayudar con los elementos, necesitar un crucifijo, una campanita, un micrófono, una carpeta elegante – propia de un magistrado -, necesita una asistente que le lleve agua y algunos documentos; está emocionado, necesita alguien que haga de camarógrafo; piensa que Keni es genial para eso, le timbra, pero Keni tiene el celular apagado.
Llama a Willy, no contesta; le escribe por facebook.

Sebastián: ¿Willy estás?
Willy: apla.
Sebastián: veo aquí en un video que el juez debe analizar los fundamentos de la materia de imputación, sobre el requerimiento, así como identificar temas de análisis; tú tienes que estar pendiente en eso porque voy a estar muy atareado en las formas, así que depende de ti qué es lo que decida como juez.
Willy: Perfecto.
Sebastián: Otra cosa, necesito una campana para tocarla al iniciar y finalizar la audiencia.
Willy: imposible, dónde voy a conseguir una campana.
Sebastián: Willy, trata de conseguir algo que simule una campana, tiene que ser algo que suene; por último te traes una matraca.
Willy: Jajajaja, voy a ver que hago.
Sebastián: También necesito un crucifijo.
Willy: A quién vas a exorcizar?
Sebastián: Will, por favor, es en serio. Tú sabes el poder que tiene la iglesia, no podemos darle la espalda a la institución de Jesús.
Willy: haré lo posible.
Sebastián: A ver si me ayudas con lo del trabajo, estoy full.
Willy: ahora te paso info.

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Sebastián timbra a Keni, pero éste sigue con el celular apagado.

Ya no le alcanza el tiempo, tiene que ir a la universidad. Saca su terno, lo coloca en la cama, busca los zapatos negros para darles una lustrada; tiene el bivirí y la camina azul; elije la corbata azul y busca las medias azules, no tiene medias azules, no tiene medias negras ni de ningún color oscuro, solo tiene medias deportivas, no es posible que esto le suceda ahora

Se viste, no se pone medias y va al mercado a comprarlas, tiene diez soles y es con que cuenta para ir a la universidad; las medias le cuestan tres soles cincuenta; el pasaje, cuatro – se va en colectivo porque lleva terno. No sabe dónde ponerse las medias, quisiera que las personas que están atrás del colectivo se retiren para que le den tiempo de ponerse las medias; no sucede, llega a Canto Rey, se va de frente al baño del pabellón A, que es el que siempre para solo; se encierra en un escusado e incómodamente se apresura en colocarse las medias azules de China.

Sunday, October 25, 2015

Examen en el periódico mural

¿Usted será nuestro nuevo profesor? – con voz dulce pregunta la niña de la primera carpeta mientras todos le aplauden por la sesión. No, solo estoy colaborando con esta sesión – sonó triste.

El profesor Arias se da cuenta que al jurado no le interesa su sesión, ellos ríen y conversan. Se despide de los estudiantes, se acerca a la directora y le entrega los documentos. Se despide de mano de la directora – quien le responde secamente – hace lo propio con el subdirector.

Al salir del colegio se sintió tranquilo, sintió como que hizo un trabajo más; que era un día de dictado de clases cualquiera; uno de esos días cansados, en que tuvo que dictar 8 horas; con jugo de naranja de desayuno y; sin almuerzo. Toma un buke para su garganta, sube las escaleras de la estación para tomar el metro – tiene miedo de ir por las escaleras eléctricas -, ingresa al tren, éste está vacío, pero no se sienta – más adelante se llenará y tendrá que levantarse para dar el asiento, le cansa los pies y quiere sentarse – todo el día estuvo parado –, pero es mejor así.

Carmen, estoy en tu casa en media hora. Ya mi amor.

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El profesor Arias timbra a Carmen para que le llame.

¿Qué pasa mi amor? Ya estoy en Pirámide, estoy bajando. No te preocupes estoy viendo por la ventana.

Cristóbal toma los amarillos, se sienta, se place por sus cansadas piernas, pero pronto se debe parar porque ha subido una señora con dos pequeños niños.

Baja en la Chimú, camina hacia la casa de su novia.

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Mario revisa los resultados de los docentes por instituciones educativas, busca el nombre del profesor Arias y encuentra que está en el primer puesto.

Es su oportunidad, ojalá y le vaya bien. ¿De quién hablas viejito? – pregunta Alexandra. De Cristobal, me enseñó Historia cuando estaba en el quinto de secundaria. ¡Y también se ha presentado en el concurso de nombramiento!, o sea tú estás compitiendo contra tu profesor. No, felizmente que no, él está en la Ugel 05, yo estoy postulando a la 03, Lima Cercado.

Mario quisiera que su profesor gane la plaza,  piensa que se lo merece. Se pregunta si sería capaz de pagar por la plaza, le parece extraño que teniendo tanta experiencia y siendo bueno, no esté nombrado ya. Recuerda sus palabras:

“Hice cosas de las que me arrepentía y no porque los resultados fueran malos, por el contrario todo salía bien; hasta que un día hice algo muy malo y también el resultado fue bueno, pero lloré, lloré porque no podía dormir, porque me di cuenta que le había fallado a mis padres, que era malo.., esa noche me juré no hacer trampa nunca más, no mentir”.

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Profesor, ¿usted enseñó en el colegio Antonio Alvarez de Arenales? – Mario le pregunta a Cristóbal. Sí – Cristóbal intenta recordar al joven que le habla, es seguro que fue su alumno. Usted una vez me gritó y me dijo que se olvidaría de mí porque no aportaba en las clases. Sí lo recuerdo, tú eres Mario – Mario abre sus ojos sorprendido de que el profesor Cristóbal recuerde su nombre. Pero usted me dijo que se olvidaría de mí. Cuando te dije aún no había visto tus exámenes, tus notas eran las más altas, una vez incluso puse tu examen en el periódico mural. Sí lo recuerdo, y me sentí muy orgulloso por eso; a pesar que me iba mejor con la matemática, yo elegí la especialidad de historia por usted; quería agradecerle. No es gran cosa ser profesor, debes estudiar otra carrera.

Una simpática mujer llama al profesor Arias, Cristóbal y Sebastián se despiden de mano.


Sunday, October 18, 2015

Sorpresa

Te aseguro que te arrepentirás no haberme elegido. Llamé, pero no contestaste; piensas que lo sabes todo de mí.., te equivocas, tengo más cosas que aún no has visto.

Las fotos que tomaste, lo que has grabado,  aquello que has visto Alexandra, ha sido mucho, pero no lo más importante. Te sorprenderás. 

Wednesday, October 14, 2015

Y nuevamente Alexandra

Pudiste hacerlo mejor. Lo sé, puede pedir permiso en el trabajo, no ir a la universidad toda la semana, perderme el partido, puede haberme enfocado exclusivamente en esto; pero no lo hice porque quería que fuera algo más de mi rutina, no quería ilusionarme. En la noche conversamos – se despide Carmen.


Cristobal camina hasta la Wisse. Piensa que no haber ganado le hace pisar tierra nuevamente, al menos estará más tranquilo, leerá con más atención, no soñará en lo que no podrá hacer, se centrará en sus grabaciones para su canal de youtube. Entra a la estación, sube por las escaleras, está vacío, se sienta en los plásticos – asientos – y saca un libro del Ministerio de Educación, se concentra en la lectura y no se da cuenta que una señorita se ha sentado a su lado.

Ingresan al tren, Alexandra le mira. Se le ve joven, pero ya debe bordear los cuarenta; se parece a Mario; así se viste Mario, colores opacos, casi siempre formal, lleva lentes, es profesor y el perfume, es “Pulso” como el que usa Mario.

Cristobal nota que la señorita le está mirando y se intimida. Acomoda sus lentes e insiste en su lectura.

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Hola Mario. Alexandra, qué ha sido de tu vida. Bien, estudiando como siempre, ahora estoy en el metro rumbo a Miraflores para hacer un trabajo; pero me he sorprendido con un joven que se parecía mucho a ti, te he recordado y quería llamarte. Seguro en la edad. No, aunque maduro, se le veía joven como a ti. Muchas gracias, yo estoy full con mis tareas y el trabajo – Mario no quiere darle opción a la propuesta de un reencuentro -, esta semana estoy siendo supervisado. ¿Qué tienes que hacer el sábado? En la mañana estoy saliendo a San Marcos, llevo un curso allá como estudiante libre. ¿Y en la tarde? Voy hacer un trabajo para un compañero. ¿Qué tal si nos vemos en la noche para comer pizza?, yo te invito. No Ale, estoy full, mejor lo dejamos para después de esta semana. Estoy embarazada – Alexandra alza la voz y los pasajeros la miran. 

Saturday, October 10, 2015

El doctor

Cholo, recién saliendo de la San Marcos. ¿Entonces fuiste? Sí, escuchar al doctor me motiva a seguir estudiando, es lo máximo. Tienes razón cholo, ¿nos vemos más rato? Por eso te llamaba, no podré, saldré con mi tío. No te preocupes, cualquier cosa, si hay cambios de planes me pasas la voz.

Raúl se dirige a la librería que está en la facultad de San Marcos, pide el libro del doctor Aníbal Torres – una copia pirata -, entrega al dependiente un billete de cincuenta soles, éste revisa el billete.

Parece que es falso. ¿No? Sí, mira, siente este lado, parece papel. Pero recién me lo acaban de dar. Es falso loco, ¿no tienes otro billete?

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Raúl toma la “Z” para ir hasta la estación “Grau”, allí toma los “Chosicanos” que van todo Venezuela; pasa menos de 45 minutos y llega al paradero donde está la iglesia de los Mormones, baja, decide irse al mercado y no comprar su desayuno en las carretas de la esquina porque tiene cien soles.

¿Cuánto está el surtido? Tres soles cincuenta. ¿Y el pan con pollo? Dos soles cincuenta – Raúl se da con la sorpresa que la señorita que atiende es un travesti. ¿Tendrás cambio de cien soles? Sí, tienes suerte ahora mismo iba a pagar a mi proveedor, tengo sencillo – la señorita suena amable.
Raúl mira las noticias en el televisor que está empotrado en la pared; la señorita le entrega su vuelto, él lo coloca en su bolsillo sin contar – piensa que es feo que esté revisando el dinero, como si tuviera desconfianza.

Se apresura, el doctor va entrar y no quiere llegar tarde.

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(…) la separación de los poderes no es contrario a un mutuo control, esta situación se está convirtiendo en inaguantable – el doctor alza la voz -, lo que se debe es tener un partido que haga una depuración de arriba hacia abajo, que se haga por los magistrados y fiscales supremos, por los generales. Al decir que con la ley penal no se persigue el delito, nos estamos yendo al fondo del abismo; pero la culpa no lo tienen ellos, la culpa la tienen las facultades de derecho, y la facultad de derecho de la San Marcos también, así es, nada más ni nada menos que la universidad San Marcos, la decana de América. Como este joven piensa, así piensan los corruptos.

El doctor responde la pregunta que le hizo un estudiante que se sienta al fondo.

Así es, que la separación de poderes, que el principio de legalidad y luego vienen con el fruto del árbol envenado.

Usted lea el artículo uno de la Constitución – el doctor manda a un estudiante que estaba escribiendo en el celular, los estudiantes buscan su Constitución, Raúl no sabe dónde meter la cabeza, no ha llevado la constitución. Dice, “La defensa de la persona…”. Un momento joven, usted no sabe leer la Constitución – el doctor le mira fijamente por unos segundos, luego voltea su rostro rápida y graciosamente a los demás estudiantes.

Es que no entienden que esto no es un corral, esto es un salón de clases... – hace una pausa para tomar aire -, pero tenemos que un estudiante de San Marcos no sabe leer una ley, no puede leer correctamente una ley de la Constitución, ya estamos por concluir el año y no lo sabe; me voy a olvidar de su rostro, pero digo una cosa, alguien que no sabe leer la Constitución a estas alturas ya no puede ser abogado – lo dice con un todo de resignación y luego eleva su voz – ya no puede ser abogado, puede dedicarse a cualquier cosa, lícita o ilícitamente, pero que NO, NO, NO venga aquí.

Raúl se sorprende de lo cruel que es el doctor.

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Es que es un dictador, no deja ni siquiera que le preguntes. Has escuchado hablar de un coach, yo lo veo así, me parece como un coach agresivo, cada vez que salgo de su clase salgo con una necesidad de estudiar más – responde Raúl.

Sunday, October 4, 2015

Duele

No sabes cuánto duele
Tu sonrisa
Que ilusiona
Que provoca.

No tienes idea
De lo que lastima
Los celos
Por los personajes
De tus ingenuas historias.

Duele
El daño que haces
Que no sabes

Que me haces.