Me pidió un beso – Elizabeth y Flor conversan de Sebastián. ¿Cuál
es el problema?, tú eres una puta, fácil le puedes hacer el favor. Sí, pero él
no sabe. Pues dile la verdad, no dices que es tu amigo, deberías decirle la
verdad. Es mi amigo, pero yo lo respeto mucho y sé que si se entera se alejará
de mí. Pues si lo respetas tanto, deberías decirle la verdad; por último si
fuera tú, le haría el favor, no dices que no está nada mal.
Flor se ajusta el brasier y acomoda sus senos mirando al espejo.
Ella fue quien la llevó a Vitarte a prostituirse; son amigas desde la
secundaria cuando estudiaban en San Lázaro.
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¿Quieres seguir en la universidad? Sí, pero con lo que gano
no me alcanza y mi mamá ya no me puede ayudar con el cuarto. Mira, si gustas te
vienes a mi cuarto, pagamos a medias; además, si no te haces paltas puedes
trabajar en mi esquina. ¿Tú crees que pueda? Mientras no corras, todo está
bien, porque cuando corres pareces una mamacha; a los clientes le gustan como
tú: gorditas, y blanconcitas; aunque te diré que de culo te falta – Elizabeth se
toca el trasero y se dice para sus adentros, pero qué conchuda es ésta que
tiene un poto más aplanado. Ya Flor; es mi única salida, no quiero volver a San
Lázaro con el rabo entre las patas. Necesitas ropa, te voy a prestar… ¡no!,
mejor te lo voy a vender porque me lo vas anchar.
Eligen algunas prendas menudas y luego le ofrece un abrigo
largo.
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¿A ver dime quién es? Él – Elizabeth le muestra el facebook
de Sebastián. Ay pero está papi. ¿Cuántos años tiene? 30. No parece; pero es
que eres tonta, si se nota que está chupable – Elizabeth se arrepiente de haberle
confiado a Flor. Respeta, es mi profesor. Seguro le harás buenos orales… Te
puedes callar, mejor no te cuento nada, ¿tú no puedes tomar nada en serio
verdad?; a Sebastián yo lo respeto.
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Es tu primera vez, tranquilízate, que nadie lo note. No es
mi primera vez. ¡Qué!, ¿entonces lo de Rocotita era cierto? Sí, era cierto, en
San Lázaro trabajé para la Mami. Y yo muy huevona pensando que tú eras la más
virgen de todas. ¿Tienes preservativo? Sí, aquí tienes, oye cánsate, hoy me
pagas lo de la ropa y también estos preservativos. Ya no te molestes, con lo
que hago hoy te pago todo.
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Jaime y Wilmer están en el auto y conversan:
¿Puta vez a ese pata? Qué pasa con Julio. Para apuñalándose nomás.
¿Cómo que apuñalándose? – Wilmer no sabe a qué se refiere. Pajeándose pues.
¿Y? Nada huevón, vamos a sacarlo de pito al primo. No huevón, el tío se achora
si molestamos a Julito. ¿Y tú crees que Julio le va a contar?, hay que llevarlo
a Vitarte.
¿A dónde vamos Wilmer? No sé, Jaime que quiere ver unas
amigas suyas – Wilmer no está convencido. Vamos a que conozcas unas amiguitas –
Jaime se ríe.
Se estacionan en una esquina de la Carretera Central, donde
está todo oscuro y Elizabeth se les acerca.
¡Hola cholita! – Jaime siempre es bien cariñoso -, dime, ¿a
cuánto le haces el favor a mi primito? Cinco cheques.
Elizabeth ve a Julio y se sorprende porque piensa que está
viendo a Sebastián, tiene cara de niño y además lleva el mismo modelo de
lentes.
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