Saturday, May 31, 2014

El príncipe Sebastián

El rey Henry, está muy furioso, Sebastián es un príncipe débil, aniñado, no tiene el carácter de su padre. Reprimendas delante de todos, a Sebastián no le importa un reino arcaico.

En el Instituto de Oficiales del Reino, Sebastián conoce a Antonio, ambos se hacen amigos y sus días son de voracidad propia de adolescentes.

No quiero un reino, quiero libertad. ¿Pero quién tiene mayor libertad que aquél que tiene la capacidad de decidir por la vida de los otros? El rey no es libre, es un ser amargado que vive en un castillo lleno de moho; que nadie respeta, que todos temen.

Los tiempos pasan, el príncipe ya es un hombre y debe alinearse a los planes por su primogenitura. Ha de casarse con Elena, una de las princesas de los Marnav.

¿Y cómo es la princesa? Hermosísima. ¿Cuántos años tiene? Veintiséis. Pero sí yo solo tengo veinte. Pero es hermosa y te dará descendencia afortunada, no te preocupes, fácil la has de amar – Antonio calma a Sebastián.

Pero Sebastián habría de enamorarse plenamente cuando conoció a Elizabeth, una joven plebeya que vende flores en la Calle Real.

¿Te gusta la florista? Sí, ¿la has visto?, es linda. Pero si es una niña.  Es la niña más encantadora que he visto. ¡Estás soñando!, no la encuentro nada que no pueda superar cualquier mujer de la corte. Pero nadie como ella sonríe, su sonrisa es natural. Puede ser, pero qué importa una sonrisa. Tienes razón, lo que importa es el amor.

Sebastián conoce a la princesa Elena, es amable, inteligente, seria, interesante, es perfecta. Sebastián no la quiere. A la princesa tampoco le agrada mucho el infantilismo del príncipe.

Es hermosa, pero no sonríe. Porque no le has dado oportunidad. No sonríe porque como toda cortesana está tirada para los modales y la apariencia. ¿Qué harás? Huiré, quiero irme a Inglaterra, Elizabeth irá conmigo. ¡Estás loco!, el rey te mataría, es algo muy arriesgado; ¿quién podría ayudarte? El amor está dispuesto, necesito la amistad ahora; tú eres mi amigo y me ayudarás.

Elizabeth cruzó el Canal de la Mancha en un barco humilde, espera la llegada del príncipe.

Nunca te voy a dejar de agradecer esto. Nos volveremos a ver en Inglaterra, yo iré en un par de meses una vez tramite mi baja del Instituto de Oficiales, toma estas credenciales te harán cruzar sin ningún inconveniente, allá estarán mis familiares que te recibirán, ahora solo eres un simple liberto.

Oficiales capturaron al príncipe, éste fue torturado y confesó quién le ayudó en su intento de fuga. Se hizo un juicio para el conde Antonio: treinta y cinco años de prisión. El rey obligó al tribunal a cambiar de parecer, sería la decapitación.

El príncipe es llevado a la plaza a ver a su amigo morir, cuando a éste le hacen pasar cerca, el príncipe Sebastián le pide perdón.

Perdóname Antonio. Nada tengo que perdonar al futuro rey.

La cabeza de Antonio cayó en un cesto.

Friday, May 30, 2014

Mi mejor amigo

Sebastián es el típico hijito de mamá, no que todo lo haya tenido, porque en un distrito como San Juan de Lurigancho no todo se puede tener, pero en ese mundo, todo ha estado a su alcance. Solo dedicado a los estudios, bien comido, con ropa bien, siempre limpio. Plus: hijo único.

Antonio es típico hijo del borracho, que tiene que salir a ganarse la vida al lado de Pipo – su padre-. Que no tiene para comprarse unas zapatillas decentes, que anda con las mismas mudas porque no tiene más que dos jeans y cuatro prendas superiores.

Ambos se encontraron en la academia, y se hicieron amigos; y de pura casualidad, porque ambos no son de hablar mucho, porque ambos se matricularon tarde, porque se sentaron juntos, porque regresan con la “Z” para sus casas.

¿Y para dónde vas? San Juan de Lurigancho. Yo también vivo en San Juan, ¿dónde te bajas? Vivo en las Flores. Yo por Chimú - responde Sebastián-. Chevere, entonces vamos juntos, pero a mi me gusta caminar por jirón, cruzar el Pte. Trujillo y de allí tomo los Naranjas. Ya, yo también puedo tomar esos Naranjas.

Los amigos se ayudan:

¿Qué no entiendes? Trigo me está complicando, pero no tengo tiempo tampoco para practicar mucho. Yo lo entiendo, te puedo ayudar, si gustas bajas a mi casa el sábado y te ayudo. No puedo yo trabajo. ¿Qué trabajas? Ayudo a mi padre, él es albañil. El domingo puedes. Sí, dependiendo si no hay chamba, puedo el domingo más seguro en la tarde. Perfecto, entonces estudiamos juntos el domingo.

Se cuentan la vida:

¿Qué y Elena ya atracó? Sí, no sabes cholo, me dijo que sí. No jodas, ya quiero conocerla, si es tan linda como dices. ¿Y tú cuando? Aún no encuentro a la flaca de Santa Anita, hoy estuve en la mañana por la esquina que la vi, pero nada; estoy perdiendo esperanzas de que viva por allí, quizás solo visitaba esa zona. Pero creo que está bien trucha que la encuentres, pero habiendo tantas flacas. Sí, pero quiero encontrar a esa chica.

Los amigos tienen enemigos comunes:

Ese pata me jode. ¿Por qué? Porque se cree la gran cosa, no viste que pasó sin pedir permiso y la otra vez me empujó en el quiosco - Antonio en tono adusto -. Ya, déjalo, está bien grande, fácil te pega. Nada cholo, recuerdas que trabajo con peso, soy bien resistente. Sí huevón, y la otra vez como con Luiz (Luiz con z) te bajoneaste. Es que estaba en falta pe, cuando sé que estoy en falta no digo nada. Ya, a mi tampoco me cae ese huevas.

Los amigos se arriesgan:

Oe Luiz dice para ir a la Marina. Pero está bien lejos huevas, vamos a llegar muy tarde a casa. Pero qué, tú no dices que tus viejos no te molestan; por mí, a Pipo no le importa si duermo o no, a él lo único que le interesa es que esté en la mañana para levantar lata. Ya normal, ¿para qué vamos? Vamos a comer hamburguesas.

¿Qué tú no eres fiel? Claro, ¿por qué la duda? Pero cómo vamos a entrar aquí, este es un puterío. Jajajaja, ya sabía que te ibas a poner así, normal solo vamos a ver qué hacen estos pajeros. No huevas, vámonos, pueden que tengan el sida – Sebastián es hipocondriaco -. Oe, eres un chiste, solo pásala bien.

Una chicas se acercan a la mesa, Luiz abraza a dos y las distribuye para sus amigos. Sebastián tiene mala suerte y le toca una gordita muy pesada que se sienta en su enclenque pierna. Es cortés, comienza hacer sumas y restas: “Tengo cien, compraré dos jarras, de aquí a San Juan me van a cobrar veinte en taxi”.

Oe cholo, no te preocupes, relájate, yo pago – Luiz regala su plata. No Luiz, yo pago, tengo plata. Jajajaja, este robotito es un Cage – Luiz está fumando. Cholo, mira – Juan entra a un cuarto oscuro con una de las chicas -, son sesenta, te invito. ¿Qué tú quieres entrar? No huevas, yo a Elena la respeto, pero tú estás solo pues. Nada huevas, yo soy hipocondriaco. Oe pero solo es perreo. Paso, loco, ya se hizo tarde vámonos. Pero ni has terminado tu jarra. Es que yo no tomo. Puta sano eres chibolo – la gordita se les acerca -, qué pasa papito no te gusto y le da un beso – Sebastián se pone rosado y baja la mirada. Jajajaja, oe eres virgen cholo – Antonio se ríe y abraza a su amigo. No llores huevón, yo también soy virgen.

Los amigos se despiden:

¿Qué pasó?, ¿por qué no viniste? Cholo, hay que ser realistas, no voy a poder pasar el examen, tengo que trabajar y ya me di cuenta que no la hago; además, cada vez le entiendo menos matemática. Pero esfuérzate, yo te voy ayudar. Fácil tú la haces, eres el mejor; tienes tiempo para estudiar, tienes dinero, puta te envidio cholo. Oe huevas, no pues, yo te voy ayudar. Cholo, me voy a Estados Unidos. ¿Por qué? Una amiga de mi mamá le debe un favor – dinero – y como ella tiene residencia puede llevarme para trabajar allá. Huevas, pero qué vas hacer allá, vas a ser sirviente de los gringos. Sí huevón, pero tú crees que aquí me espera algo mejor. ¿Y Elena? Elena tiene un hijo, y es mi mayor, fácil que se desenamora de mí. ¿Te vas huevas? Sí, viene para proponerles ir a la playa antes de mi viaje; viajo en la quincena. Huevas tan rápido. Viajo de ilegal.

Los amigos lloran juntos:

Ese Luiz se va de la academia, dice que entra en la Facilazo – todavía no existía UCV -. Sí, ya sé, ¿qué bien corre olas no? Y tú no te metes. Huevas, no sé nadar. No jodas, puta no jodas, ¿no sabes nadar? Ven sígueme, vamos yo te enseño.

Antonio y Sebastián van juntos a la playa, Antonio le explica y Sebastián lo hace, se emociona sigue avanzando y lo logra, de pronto se desespera al verse lejos y no encuentra a Antonio y se comienza ahogar.

Jajajaja, puta tú sí eres un chiste cholo, pero sí estabas nadando. Necesito arena, arena por favor, arena – pisa arena -. ¡Qué!, ¿quieres que te dé respiración boca a boca? ¿Pero tienes un halls? Jajajaja, concha tu madre, cholo chistoso – Luiz se burla de Sebastián -. Ya huevón, no lo jodas – Antonio lo defiende.


Antonio… ¿y cuándo vuelves? Mira, solo voy hacer un dinero para comprar una casa, como me ha dicho mi vieja, fácil lo hago en tres años; quiero volver a verte, vamos a estar en contacto. ¿En tres años? Sí, en tres años, hasta antes. Huevas… en tres años ya no estaré aquí. ¿Por qué cholo? – Antonio se preocupa -. Porque tengo leucemia – Sebastián le mira fijamente a su amigo - y el doctor le ha dicho a mi madre que solo me queda unos años de vida. 

Thursday, May 29, 2014

EL ENFERMO

Solo, sentado, esperando los resultados.

En una sala brillantemente iluminada y oliendo a pino.

Seguro Mañana vería a la dama que insistía con las llamadas y por fin sabría cómo es.

Cómo será, qué aspecto tendrá. Tiene un bonito timbre de voz, y las ocurrencias que dice me han enamorado. Después de tantas conversaciones me la imagino de una manera fantástica. Qué contraste el de su persona con esta gran sala, fría y deprimente.

Escuchó su nombre, se levantó, relajó los brazos y se dirigió a la habitación del doctor. Antonio posó en él su mirada melancólica y serena, y guardó silencio.

Tienes sida.

Sobre la barba, mentón varonilmente pronunciado y aguileña nariz, brillaba el orgullo indómito de sus ojos grandes y negros y un tanto hundidos bajo la albura de la ceja selvosa.

Sí, lo comprendo.

Se retiró de la consulta sin hacer caso a lo que el doctor le decía, se sentó nuevamente en la sala. Antonio tendió la mirada a toda la sala. Buscaba a una mujer. La sala estaba solitaria, abajo se veía masa popular abigarrada, por momentos más numerosas, llevando sus abrigos, sus chullos y guantes.

Elena estará tan sólo con un polito, en Lima está haciendo calor y aquí nosotros muriéndonos de frío.

Escuchó nuevamente su nombre, entró a la misma habitación.

Sr. Matencio, usted tiene Cáncer.

Antonio, se retiró de la habitación sin decir nada, sólo sonrió. Nuevamente no hizo caso a lo que el médico pronunciaba.

En la sala, no hay nadie. Está sólo en aquella sala. Se esforzó por reaccionar pero no podía. Vio que sus zapatos estaban con barro, alzó su pantalón para ver el color de sus medias.

Son blancas como a Elena le gustan. Y pensó que debería usar algún producto para sus pies.

Desde la habitación contigua nuevamente le ordenaron que pase, Antonio pasó y encontró al doctor Arias, con su uniforme blanco. El doctor le dio la mano y el por inercia le respondió.

Sr. Matencio, usted va ser padre. Es muy importante que sepa esto, y espero que lo tome a bien, Elena está delicada y lo que le ha acontecido es un riesgo de aborto. Ella necesita de un cuidado especial. ¿Usted la ha golpeado verdad?

El robusto Antonio rió, se dijo para sus adentros “a ti que chuca te importa”. Y se retiró nuevamente a la sala a seguir esperando.

Mañana veré a Elena, será bella. Qué ropa llevará, cómo estará ahora. Y se dio cuenta que llevaba el uniforme de la Mina.


De pronto despertó, estaba sudando tirado en unos cartones. Su jefe le estaba llamando. El flujómetro se había desconfigurado.

Wednesday, May 28, 2014

Dependencia emocional

Mario camina descalzo, prende la computadora y escucha Estopa, camina a la ducha, con el dolor de espalda que le genera su dependencia emocional, quiere dejar de querer en exceso.

Camina hacia la cama y se viste. Ve el celular, son las diez; dice una grosería.

Pone la foto más linda de Elizabeth y la besa, toma su mochila y se va al centro.

Camina por el jirón y se pregunta, ¿qué hago caminando solo? Llama a Elena y ella le acompaña en su trayecto rumbo a la ONPE.

Se reúne con la doctora y le entregan los libros. De regreso llama a Ángela y conversa sobre su estadía en Arequipa. Sigue caminando solo.

Llega a su cuarto, se quita los zapatos y las medias, y camina descalzo, hace frío pero quiere sentir piso. Su dependencia emocional es una raíz azul que se entierra en la mitad de la espina dorsal y se ramifica rumbo hacia la cabeza.

Va a comer, deja la mitad de su plato. En su trabajo está muy concentrado en Elizabeth. Busca ayuda en la picardía de sus compañeros. Sonríe, pero sigue deseando estar con ella.

Llega la noche, ahora su dolor de cabeza se intensifica en la cima. Quiere llamarla, pero teme que no le conteste. Hace un paseo con la ausencia de Elizabeth rumbo al Óvalo antes de regresar a casa.

Abre su habitación, se quita la ropa para sentir frío y se pone a escribir una carta de despedida.

Tuesday, May 27, 2014

¿Quién es Sebastián?

El príncipe Sebastián se enamoró, se casó, tuvo dos hijos hermosos como él. Un día uno de sus hijos le dijo, “padre, te amo tanto… déjame ir a las alturas del cielo para no avergonzarte porque no soy lo suficientemente bueno para ti”. El príncipe Sebastián no objetó porque vio en su hijo un defecto y por ello dejó que sea sacrificado para que no manche su reputación.


Pasaron los años, Sebastián ya convertido en rey llamó al único hijo que le quedaba y le confesó, “Me gusta Elizabeth, tu mujer; te amo tanto, pero más la amo a ella”. El hijo le contestó, “Elena, mi madre, te ama tanto como yo a ti; puedo sacrificarme. Tómala, Elizabeth ahora es tuya”.

Sebastián tomó a Elizabeth, la hizo  suya y humilló a Elena – la reina-. Su hijo se suicidó y Elena murió de tristeza.  El rey se quedó con la joven y tuvo otros hijos.

Pasaron los años y ya anciano llegó Antonio, su amigo. Él era un anciano, pero tan bello como el rey, libaron juntos, lloraron porque el rey era infeliz ya que no tenía a su familia.

Antonio le increpó: Siempre te he amado, y por eso te abandoné, para no serte piedra para tu coronación… han pasado años y pensé que no querías verme. Dime, ¿por qué no eres feliz?, ¿yo te dejé todo para que seas feliz?

Sebastián le respondió: Si es verdad que me amabas, no me hubieses dejado, si en verdad me hubieses amado me hubieses aconsejado el día que sacrifiqué a mi hijo, me hubieses recriminado por faltar a mi mujer, si en verdad me hubieses amado, no me hubieses dejado tan solo sin ningún amigo; recuerdas Antonio, tú te fuiste, no esperaste a mi coronación.

Antonio, que se veía como un vagabundo, respondió: “Y de qué valió todo lo que te escribí, solo tenías que haber respondido y allí estaba; ¿cuántas veces te escribí Sebastián?, ¿cuántas veces respondiste a los mensajes?”

El rey se levanta, lo abofetea: “Quién sabe amar más…un anciano imbécil que ha vivido en la compañía del desierto, que ostenta tantos libros leídos como canas tiene;  o yo que soy el rey y que me he acostado con las más bellas de este mundo”.

Antonio se incorpora lentamente y responde, “Yo”.

El rey se ríe de Antonio y le increpa, “¿Tú?, tú eres un hazmerreír…”.

Antonio se descubre el rostro y le pregunta, “¿A quién has dicho hazmerreír?”. El rey ve a su amigo y se sorprende verlo idénticamente a él pero con un rostro en paz… llora y entiende que sucedió.

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Cuenta la historia que había dos príncipes – Sebastián y Antonio -, hermosos príncipes que se encontraron en el camino por alcanzar un reino. Los dos se hicieron amigos porque se parecían mucho y porque eran nobles, no había maldad en ninguno. En el trayecto, Sebastián le preguntó a Antonio, ¿Sí llegamos y nos reciben, tendremos que luchar por el reino? Antonio le contestó, “Tú eres el mayor, no voy a luchar contigo, seré tu fiel guía, tú serás mi rey… tú eres mi amigo”.

Sebastián se sintió orgulloso ya que su amigo reconocía que él era más bello y con mejores cualidades, se complació con la respuesta  y le prometió: “Nunca te separes de mí, voy a necesitar de tu consejo”.

Al llegar al reino, ambos fueron amados y respetados. Pero un día, Sebastián cogió a una niña y la hizo suya abusivamente, Antonio le reprochó. Sebastián guardó rencor por su amigo y se hacía más soberbio, y el príncipe Antonio se alejaba de él. Cuando hubo la oportunidad de elegir al rey, los ancianos decidieron optar por Antonio.

Sebastián y Antonio lo conversaron y éste último decidió desterrarse para que no haya una disputa entre los dos; Sebastián – que aún amaba a su amigo - le dijo que no deje de escribir que él siempre esperaría sus escritos. Antonio aceptó, “nunca dejaré de escribirte, por favor responde”, así terminaban sus cartas.

El rey Sebastián las leía y las desconsideraba. Siempre que tenía un problema las leía y recordaba a su amigo. Pero luego, se reponía de su melancolía y hacía el mal.

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Antonio responde al rey: “Tranquilo, aquí estoy yo… Soy tan igual a ti, yo también amé a Elena, y sé quién es Elizabeth”.

Llora Sebastián: “Pero… mis amores fueron prohibidos, pero los cogí y me plací”.

Antonio lo consuela: “Tranquilo, aquí estoy yo… para enseñarte, ya no te escribiré… sé que no vas a leer amigo mío, por eso ahora voy actuar”. Le mira con ternura, le coge los cabellos ensortijados y ve en su amigo un Cristo sufriente: “Mañana moriré, me abriré las venas en mi tina caliente”.

Sebastián: “No hagas eso por favor, ¿Solo has venido para morir y dejarme nuevamente?

Antonio: “Claro que no, he venido para darte una oportunidad. Con mi muerte serás nuevamente joven… en la tina quedará una esencia que te dará juventud”.

Sebastián “¡De qué sirve la juventud si no te tengo! Nuevamente me voy a equivocar”.

Antonio: “Pero quiero darte esa oportunidad, no importa que yo muera, importa que yo sea tu amigo”.

Al día siguiente el rey se quedó en su casa solo con dos de sus hijos, que eran los que había tenido con Elizabeth. Ella no había aguantado el desprecio de la sociedad y huyó. Uno de los niños le dijo, “Ayer mi maestro me ha dicho que la virtud es procurarse la felicidad sin hacer infeliz a los demás”.

El rey Sebastián: “¿Tú maestro es el anciano que recién ha llegado? Él es mi amigo, y te ha dicho algo cierto”.

Niño: “Dime, mi amado rey… entonces, ¿está bien que tu amigo muera para que tú tengas otra oportunidad?  Mi maestro hoy morirá, se dice que tú – el rey – le has pedido una esencia que te hará más joven”.

El rey Sebastián corrió a la casa de Antonio, desencajado lo encontró en su tina en un charco de sangre… su rostro estaba blanco completamente blanco y sus labios dibujaban una sonrisa. El rey abrazó el cuerpo desnudo e inerte, lloró… y estaba desconsolado, cuando de pronto una mano tocó su hombro, era Elena… tan joven como cuando la vio por primera vez. Atrás sus dos hijos, era nuevamente joven como se lo había prometido su amigo.

Su hijo mayor: “Padre, mi maestro a muerto, el príncipe Antonio ha muerto… ahora tú eres el rey”
Elena: “Mi amor, es el día en que te coronarán, sé que tu amigo a muerto, pero ha muerto para que tú seas el rey”

El príncipe Sebastián lo entendió, la promesa de su amigo era verdad, ahora él sería el rey.

Monday, May 26, 2014

Tengo tu foto

Estoy viendo tu foto, esa foto en que sale la niña que llevas dentro.

Esa en que la gente pasa por ambos lados sin tocarte.

Esa en que tus ojos se ponen grandes porque hay una duda en tu mente.

Es la foto más linda, esa en que estás con todas esas putas vidas.

Esa foto que dejaste para las jodidas vacaciones.

Y hay un detalle:

Mi nombre está en esa foto.

Sunday, May 25, 2014

Estudiando

Antonio se levanta muy tarde, le duele mucho la espalda, durmió sin pijama y le ha pasado frío. Pisa descalzo, busca su celular para ver la hora y ve que son las diez. Seguro que Elizabeth no vendrá, pero igual voy a estar esperándola, así que mejor le escribo.

Mensaje de texto: Vienes o no?

Recuerda que Elizabeth no tiene crédito. Así que decide, llamarla.

Eli, ¿vienes o no? Sí, estoy a unas cuadras de tu casa. Ya, te estoy esperando.

Se recuesta en su cama, y piensa que mejor la espera sin ropa para que ella le vea cuando se cambia. Desiste, porque sabe que ella se pone un poco incómoda cuando él está sin camisa.

Ve por la ventana si llega, no soporta esperar y baja. La encuentra, suben a su cuarto. La nota tranquila y con ganas de estudiar.

Antonio la mira, se da cuenta que sus pestañas son grandes, le gusta su cara de niña, lo rosadito de su piel, quisiera tocarla. Se acerca, la mira fijamente y la asusta.

No te muevas. ¿Por qué? Voy hacer algo, permítemelo hacer. ¿Qué? Solo dime que me lo permitirás, no te muevas solo permítemelo. Está bien – Elizabeth está decidida -. Ok, no te muevas, lo voy hacer.  Está bien – Elizabeth piensa que es un beso -; no, mejor no. Por favor permítemelo hacer. Ya, está bien hazlo – Antonio retira una cana del cabello de Elizabeth.

Ella se inmuta. Antonio piensa que ha sido una tontería, que no tuvo que hacer tal ridiculez; pero no importa ya lo hizo y a la mierda, lo hecho hecho está.

Ya me cansé. Pero ayer me dijiste lo mismo, ¿quieres irte? No, pero es que estoy muy cansada, tengo que hacer las cosas con mi tía; pero tienes razón, si no soy consecuente con mis estudios no podré avanzar.

Antonio se levanta, copia en la pizarra el ejercicio y le explica y ella le admira. Antonio sufre por dentro aunque demuestra una sonrisa de hacer bien su trabajo. Se sienta cerca y se queda mirando los labios de Elizabeth; quisiera besarla, pero se reprime porque quizás ella se moleste y nunca más la volverá a ver. Se dice, lo mejor que puedo hacer es estar tranquilo, que ella me admire al menos como maestro.

¿A quién escribes? – Elizabeth envía un mensaje a William -. A mi tía, para que sepa que estoy estudiando; se va poner jodida porque quedé con ayudarle trapeando la sala – No le cuenta de William, porque se dice que es una relación pasajera y no tiene mayor importancia. Ya, pero si quieres te puedes ir – Antonio está muy cansado, tiene muchas tareas y lo que experimenta con Elizabeth lo agota -. No, yo quiero estudiar, y eso voy hacer.

Continúan, ella aprende y Antonio se emociona observar el progreso.

¿Qué pasa si te toco la pierna?, ¿te incomodaría que te toque la mejilla?, ¿me responderías bruscamente ante un beso? – Antonio le pregunta con la mente.

Saturday, May 24, 2014

Elizabeth, hoy me has hecho mierda.

Antonio se levanta muy temprano para ordenar el cuarto y luego ir a revisar los proyectos en su trabajo. Se encuentra con Carlos en Santa Anita.


Durante toda la reunión solo piensa en Elizabeth, se pregunta porqué le sucede esto ahora, ella no tiene encanto mayor que Elena, es simple, no es bella. Pero su ingenuidad, su sonrisa, su dulce voz, todo le retumba en la cabeza, quiere confesar su amor, quiere decirle que la ama.

Es la una y Carlos y un colega se han enfrascado en un lío por el fundamento de un proyecto, Elizabeth pasará por las dos y antes tiene que resolver un examen en línea. Se disculpa con sus colegas y sale apresurado.

En su cuarto, decide que debe tomar un baño, se quita las zapatos, medias, pantalones, camisa; recuerda la evaluación, entonces escucha su nombre abajo. Es Elizabeth, con su sonrisa, le molesta porque ha llegado más temprano de lo acordado. Quiere lanzarle las llaves para que suba a su habitación, pero se da cuenta de la incomodidad de ella porque le ha visto sin camisa así que decide apresurarse con la evaluación y vestirse.

Baja, Elizabeth le resondra porque se ha demorado. Él le pide perdón, le cuenta lo de las evaluaciones en línea, deciden ir a comer juntos como lo acordado.

Al volver, hacer los ejercicios de lógica, ella se sienta junto a él, pareciera que ella tiene interés, pareciera que ella le dice en gestos, que se anime con la confesión.

Qué te parece… Primero déjame leerlo, no lo entiendo. Ya, léelo. Sabes, lo peor que puede tener una persona es dependencia emocional. ¿Por qué lo dices? He conocido a alguien que perdió estudios y proyectos porque su enamorada lo dejó. ¿Lo dices por mí? Sí, Elena te ha hecho mucho daño.

Cuánto quisiera confesarle que ahora su dependencia emocional tiene como fuente, ella; Antonio no hace nada, solo la mira y le explica el ejercicio.

Estoy cansada, creo que ya me debo ir; William me ha estado llamado, vamos a salir. Pero no hemos avanzado nada. Mañana será. No quiero, quiero que te quedes. No puedo, tengo que ir con William, se va molestar conmigo.

Antonio se echa de espalda en su cama, no quiere acompañarla, quisiera confesarle todo, pero no se atreve. Ella le molesta para que se levante y le acompañe a la avenida. Salen.

Mañana vengo, ¿qué vas hacer ahora? Nada, si no estás no voy hacer nada. Pero mañana puedo pasar temprano, eso de las nueve. Ya, te voy a esperar.

Se despiden, Antonio no quiere verla partir, se vuelve al momento que Elizabeth cruza la avenida principal. Le caen lágrimas y le retumba: "lo peor que puede tener una persona es dependencia emocional". Dice: Elizabeth, hoy me has hecho mierda.

Llega a su cuarto, se quita la ropa, toma una ducha, escribe una carta y se acuesta.

Friday, May 23, 2014

Estoy muy celoso

Tengo muchos celos. Cálmate, es su esposo, qué le vas hacer. Mira cómo juegan, y cómo la toca. Si huevón, a mí también me da celos. Está bien, tranquilo nomás, no me voy a desestabilizar.


Antonio ha decidido dejar la iglesia, no puede seguir así.

Es la única solución, ser amigos me hace daño, es mejor terminar este asunto ahora. ¡Y qué piensas!, ¿dejar todo así después de dos años?, al menos ahora tienes su amistad. Sí, pero no quiero su amistad, quiero amarla, quiero jugar con ella como ahora está jugando con él.

Elena se acerca al grupo pequeño de Sebastián para pedir la matutina.

Ya no la mires, hace daño. Si lo sé, pero no puedo dejar de hacerlo... ¿acaso no quieres verla? Sí bastante... pero, puta ella como si nada, ¡tiene que ser así de cariñosa con él y conmigo nada! Pero cómo crees que contigo va hacer algo, solo es tu amiga; pero sí que molesta que él la tome así nomás sin cuidado que los estamos mirando. 

Thursday, May 22, 2014

Lugar santo

Sigo pensando en Elena, pienso que se recordará de mí y que se apenará porque ya no somos amigos; claro que no es culpa suya, la culpa es mía por haberle confesado lo que siento. Aún así le he dedicado – junto a Ángela -mi monografía.

Mario se levanta a las seis, toma una ducha, se cambia lo más rápido y sale rumbo a Mangomarca. Se queda esperando en la esquina del mercado para ver pasar a Elena, lo viene haciendo desde enero. Hace como que lee el periódico y de reojo se fija si viene. Suena el celular, es Ángela.

Mario, ¿vamos a empastar la monografía? Sí, ¿a qué hora vienes? En una hora estoy en tu casa. Ya, estaré esperándote, lleva dinero por si no me alcanza. ¡Qué dinero! Más bien lleva tú para que me invites el desayuno.
Mario ve pasar a Elena, baja el periódico y quiere que le vea.  Elena lo mira, voltea el rostro y sigue su camino.
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Tenemos una hora, ¿qué hacemos? Vamos a comer algo, pero no tengo mucho dinero. Ya, yo conozco aquí en el Santo Domingo una señora que vende un buen emoliente – propone Ángela -.

En la iglesia se celebra un matrimonio.

No sabía que se podían casar aquí. Sí, pero ha de ser muy caro. Mira ese lugar es la recepción. No, allí es para el matrimonio Civil. O sea que la gente en el Santo Domingo se pueden casar de religioso y si no esta´n con Dios, se pueden casar de civil en el patio trasero. Según el padre, todo el lugar es muy santo, así que nadie que no este bien con Dios puede puede pisarlo. ¡Ay por Dios!, ¿y cómo va saber si uno esta bien con Dios o no?, cuánta gente que no le interesa eso. No lo sé, pero el padre dice que  no se puede ni siquiera brindar porque este es un lugar muy santo, allí están enterrados Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres. Entonces cuando te cases no lo hagas aquí, porque no podré entrar - Mario le advierte a Ángela. 

Wednesday, May 21, 2014

Sebastián conversa con Antonio

¿Y cómo así la volviste a ver? Cuando ingresé a la universidad por segunda vez, ella se estaba preparando en un programa de ingreso directo y necesitaba pasar un examen de lógica; me llamó a casa y me pidió que la ayudara y cómo no hacerlo – Antonio sonríe al recordar las muecas de Elizabeth.

¿Pero tú seguías amando a Elena? Sí, pero Elizabeth era la oportunidad de dejarla; cuando la volví a ver, aun me parecía una niña, no había cambiado mucho: pecosa, blanquita, gordita y muy feliz; tenía ya 24 años. ¿Estuviste pensando en Elizabeth desde el colegio? Nada que ver – Antonio toma un vaso seguido -, yo solo me ilusioné, pero tuve mucho respeto y jamás intenté nada; y cuando la volví a ver tampoco tenía ninguna mala intensión. Pero poco a poco se ganó tu cariño. Sí, así comienza todo, primero mi aprecio, mi cariño, luego me comencé a preocupar por sus problemas y de pronto me di cuenta que ya no necesitaba tanto de Elena, que esperaba los sábados o domingos para verme con Elizabeth.

Al comienzo me vi contrariado, desde los catorce años perdidamente enamorado de Elena y de pronto enamorarme de otra; estuve con varias mujeres hasta eso, y siempre se lo dije a Elena; ella nunca se inmutó por las otras, pero por Elizabeth sí. ¿Tú le contaste que te habías enamorado de Elizabeth? No, le mentía, y nunca antes le había mentido; me dolía eso, porque a pesar que me trató muy mal, ella no me mintió nunca y nuestro trato era decirnos la verdad. ¿Y por qué mentías? Porque ella no paraba de hablar mal de Elizabeth; y entonces decidí no contarle ya nada. ¿Y cómo así la conoció? Parece que nos vio una vez entrar a mi cuarto, me reprochó eso… Elena pensaría que tenía algo con ella, porque nos quedábamos hasta tarde. ¿Solo estudiando? Sí, solo estudiando, aunque a Elizabeth no le interesaba mucho lo que le enseñaba, más bien le gustaba que le cuente historias, que le cuente de mi vida, escuchábamos música, pensé que se estaba enamorando de mí, y un día me mandé medio en serio y medio en broma. ¿Entonces? Se asustó y me dijo que solo podía quererme como un hermano mayor, y me confesó que salía con un chico llamado William que estaba en su pre.

Ahora lo entiendo todo - Sebastián alza su vaso -, con razón todos pensábamos que eras loco, se te daba por estar aislado, hablar solo. Sí, y justo fue el primer año que decidí comenzar estudios. ¿Cómo ha pasado el tiempo no? Cuando te conocí eras un irresponsable y me preocupabas. ¡Ya!, más bien tú me preocupabas porque me salías con que te ibas a morir, que Elena se fue a Moquegua, que no te dejaba de llamar, que Elizabeth era una creación, y que te gustaban los cadáveres, que eras necrófilo. Sí no, no entiendo cómo era tan estúpido en esos tiempos.

Un niño coge la mano de Sebastián, él se alegra de verlo y lo carga.

Este niño salió a su tío. Sí, para meándose nomás - Antonio alza su vaso y hace salud a Roger. Jajajaja - Sebastián ríe. 

Tuesday, May 20, 2014

Voy a confesar quién es Elizabeth

Elena llama preocupada por Sebastián, desea consolarlo, pero él no contesta.

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¿Por qué? Le hicieron un legrado. ¡Qué!, ¿me estás diciendo que abortó? Sí.

¿Te han dicho alguna vez que se siente como que te hubiesen tirado un balde de agua?, así es… en adelante Sebastián solo recibiría eso.

Primer baldazo.

Sebastián está en el Hospital Bravo Chico, está petrificado, le han dicho que su hermana ha muerto.

Segundo baldazo.

Sebastián está con Patricia – su hermana mayor -, la consuela, trata de hacerse el valiente. Todos debemos pasar algunas pérdidas, se alienta. De pronto, ve a Elizabeth en una camilla.

¿Qué le pasa? Es otra paciente por legrado - responde la enfermera que la atiende -, muchas jovencitas hacen esto y allí tienes las consecuencias. ¿Ha muerto? No, ella ha salido de su operación, ya en unas horas despertará.

Tercer baldazo.

¿Ahora qué hacemos?, ¿qué le decimos a mamá?, ¿cómo va reaccionar? No se lo vamos a decir, Chana siempre viaja… este es uno de sus tantos viajes. Voy a ir a Las Flores para ver al Dr. Bustinza, él nos ayudará; ahora viene Amelia, ella te llevará a su casa.

Sebastián camina hasta la Riva Agüero, toma un público. Se baja en La Quince, va caminando – en el trayecto se le caen lágrimas y se las va limpiando. No sabe si esas lágrimas son por Chana o por Elizabeth.

Llega a la casa del abogado de su padre – nunca antes había estado allí, solo tenía la dirección, pero el doctor siempre había sido amable con él y le inspiraba confianza -. Antes de tocar el timbre, entre risas, el abogado y el demandado en la causa de su padre salen dándose un abrazo. El doctor Bustinza también siente el baldazo a ver a Sebastián.

Cuarto baldazo.

Sebastián decide llamar a Rafael, su amigo de la universidad. Quisiera que alguien se compadezca de él; esta en un parque de por allí, timbra, no responde. Nota que Elena le ha estado llamando, pero recuerda que ella también abortó, y por eso no la quiere, al menos no en este momento. Vuelve a intentar con Luis, pero no contesta. Se calma, hace una tercera llamada y Rafael contesta diciendo que sigue en Trujillo, que no volverá sino para abril, que su padre está muy enfermo.  

Sebastián quiere mucho a Rafael, porque le ha contado sus secretos y es un buen chico que se está forjando un camino con mucho esfuerzo. Así que mejor no le cuenta nada para que no se sienta mal. Después le contará todas estas tragedias.

Sale del parque y ve a Rafael, con otro compañero de la Universidad, riéndose de la vida.

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Siente que todos le han engañado, que nadie le puede decir la verdad. Pensó que Chana era su hermana preferida, que ella nunca le ocultaba nada importante.

A pesar que la causa de su padre estaba perdida – porque así le hizo entender el abogado -, siempre admiró a ese señor.

Y Rafael, ¿cómo puede una persona mentir con la salud de su padre?

Pero de todas las mentiras, la peor es de Elizabeth. Pero esa mentira él la creó:

Elizabeth fue su estudiante hace unos diez años atrás, él se enamoró platónicamente de ella, pero nunca se atrevió a nada. Para eso él dictaba sus prácticas pre profesionales en el Edelmira del Pando - colegio de mujeres que está en la Carretera Central -, allí la conoció. Era una loca, siempre molestando a los profesores y él no sería la excepción. Sebastián llamó a sus padres y se enteró que ella vivía con unas tías, que era de San Lázaro, un pueblo en Arequipa - desde entonces se interesó por conocer Arequipa y cuando le daban referencia de la Ciudad Blanca, recordaba a la niña pecosa del Edelmira -. Solo era un amor platónico, Elena era su verdadero amor para ese entonces. 


Monday, May 19, 2014

¿Qué me has ocultado?

¿En qué condición estoy?

En la del pariente,

En la del hermano mayor,

En la del amigo.

¿En qué condición me has puesto?

En la condición del maestro,

En la alternativa personalizada de… esto a él no le cuento.

¿Qué me has ocultado?

Sunday, May 18, 2014

Las mentiras de Elizabeth

Mario está desconsolado, ayer se encerró en su habitación. Su padre le llamó en la tarde para invitarle el almuerzo, pero le dijo que iría a comer a la calle; en la noche su madre también le llamó para invitarle la cena, lo rechazó. 


Limpió su habitación por si es que llegara Elizabeth, además que le gusta que esté ordenado, piensa que es más lúgubre sufrir en un cuarto limpio y ordenado. Abrió el facebook y se quedó nuevamente mirando la foto de niña de Elizabeth; miraba a sus amigos y pensaba quién tiene la suerte de ser más atendida por ella. Elena le estuvo llamando, pero no le respondió sino hasta la noche.

Mario imagina verla con su bebé en brazos, y se dice que no podría ni siquiera despreciar a la niña – él piensa será niña –, recuerda aquella provinciana de San Lázaro que muy malintencionada le dijo quién era aquella Elizabeth, la vedette del pueblo.

Su madre está como está por culpa de ella, ¿para qué cree que ha venido a San Lázaro ah?, esa mujercita quiere vender la casa del juez Nájera. Ay joven, ahora ella está por allí con un hombre de mal vivir, pregunte con quién anda esa puta, en la plaza de armas le van a dar razón, entre a cualquier bar y pregunte por la mujer de Pablo o por la vedette del pueblo. No la va encontrar no pierda su tiempo, ella vendrá todavía el lunes.
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¿Por qué no contestabas? Porque estaba escribiendo y no quería distraerme. No me mientas Mario, sigues pensando en Elizabeth ¿verdad? Sí, no puedo creer todo lo que me han contado de ella. Es una mentirosa, ya te lo había dicho, mejor déjala en paz, ha sido bueno que la conozcas antes de que confíes más en ella. Lo sé, pero la amo, al menos si estuvieras aquí me ayudarías mucho. La agencia está de un lugar para otro, parece que me llevan a Moquegua. ¿Y para cuándo estarás en Lima? Para julio. Te quiero. Sabes que yo te amo. Te prometo que si vienes te voy amar.

Saturday, May 17, 2014

El secreto de Elizabeth

Pero es que tú no sabes – Rita le va con el chisme a Sandra -. ¡Cuéntame! Sí, es que no lo vas a creer, lo que pasó con la Elizabeth pues – La hace larga para que Sandra se emocione-. ¡Ya desembucha pues!, que me tienes en ascuas. Pues resulta que estaba saliendo con el Pablo, y tú sabes que ese Pablo es un pendejo, ya te imaginarás todo lo que le habrá hecho. Hay, pero esa Elizabeth muy creidita, todo San Lázaro la conoce como la vedette del pueblo. Sí pues se hace pasar la muy santa, que su mamá está mal, que es huerfanita, esa es una mosca muerta.


Rita y Sandra están en el mercado, miran con interés a Antonio.

Señoritas, ¿ustedes me puede decir dónde es la casa del Juez Alberto Najera? – Antonio pregunta a las “damas” -. ¿El juez Najera? Sí – responde Antonio-. Pero el juez Najera ya no vive, él murió hace mucho – comenta Sandra -. Así es, el pobre murió de la vergüenza porque su esposa la engañó – añade Rita -, es que fue la comidilla del pueblo. Sí pues – Sandra no se quiere quedar atrás -, el juez encontró a su mujer con su hermano. ¿Me pueden decir dónde es la casa del juez? Sí, sales a la esquina, llegas a la calle Grau – Antonio recuerda a Luis cuando discutieron porque Grau no puede estar en los Andes – te vas derechito hasta antes de la Comisaría, en la esquina la tercera casa, es de dos pisos, pero el segundo no está techado. Es color verde, la casa más pequeña. ¿Usted es pariente del juez? No, solo vengo a traer unos documentos de Lima, muchas gracias – Antonio se aleja y no se permite escuchar más.

No sabes, acabo de tener un deja vu. ¿Qué es eso Sandra? Ay, yo ya  antes he estado conversando con este chico. No hables tonterías, mejor pon atención, porque lo que te estoy por contar es una bomba. Desembucha, no tengo mucho tiempo, tengo que hacer el mercado - Sandra levanta su bolso-. La Elizabeth está embarazada del macho. Y tú cómo sabes. Porque mi papá me lo dijo. Y, ¿cómo tu papá sabe? Porque mi papá sabe ver pues, dice que una mujer preñada camina de una manera distitnta pues. Ay tu papá está borracho, la Elizabeth camina como una mamacha rara, y así se cree la muy limeña. Te estoy hablando en serio. Puede ser, pero estoy segura que no nacerá.

Friday, May 16, 2014

Elizabeth vuelve a Lima

Son las once de la noche, Antonio revisa el facebook para saber de Elizabeth. Ella no ha posteado nada nuevo, la última foto que tiene es en la que se encuentra con otros jóvenes de su edad, entre ellos Pablo – Antonio encontró el perfil de Pablo entre los contactos de Elizabeth -.


Piensa en escribirle algo, pero se abstiene. Se pone a contemplar las fotografías, se detiene en una cuando Elizabeth era una niña, la copia en el escritorio y la pone como tapiz. Piensa que si Elizabeth tuviera una hija con él, le gustaría que se parezca a ella como en esa foto.

Pasa mucho tiempo contemplándola, le gusta su sonrisa y sonríe y hace gestos como si estuviera hablándole a su hija.

Hola nenita, ¿cómo estás Isabelita?, mi amorcito esto te trajo papá – saca una chocoteja que su madre le había regalado -, ¿me das un beso mi amor?

La imagen es muy expresiva, y cree que la niña se esta poniendo contenta de los gestos que le hace. El no es muy gestual con sus sobrinas que son pequeñas, pero sería un padre consentidor, cometería el error de consentir algunos caprichos y no le importaría nada con tal de ver feliz a la pequeña Elizabeth.

Tiene necesidad de llamarla, pero resiste. No quiere ser evidente.

Elizabeth no ha llamado a William para decirle que está de regreso, piensa que después de lo sucedido en su pueblo, debería ser sincera con él y terminar la relación. También, quisiera conversar con Antonio, contarle su secreto, él es una persona madura y le aconsejará; además que Antonio siempre la hace sentir bien; es su confidente y a pesar que se olvidó de él este último mes, él comprenderá después que sepa lo acontecido.


Es la una de la madrugada, el ómnibus tuvo un desperfecto y llegó muy tarde, no sabe dónde alojarse; las llaves de su cuarto las dejó en Carmen, y ella ya se habrá ido en su patrona. Piensa en llamar a Antonio.

Thursday, May 15, 2014

Elizabeth esta linda

Elizabeth esta linda, limpia, fresca, con una sonrisa de oreja a oreja. La veo, pero disimulo para no ser evidente. No es en modo alguno solo un apetito físico; tengo un deseo de conquistarla y ser conquistado por ella.

Sí, no voy a negar que me inspira un deseo de unión sexual, pero esta fundido con amor, fraternidad, ternura; jamás en un sentido orgiástico y transitorio.


La veo, sonrío; me sonríe. Soy feliz... 

Wednesday, May 14, 2014

Escuchando a Elena

Elena esta en la puerta de la iglesia, se queda mirando la ventana de Mario, piensa que él estará estudiando o limpiando su cuarto como acostumbra hacer cada sábado por la mañana. Se siente triste porque no pudo pasar junto a él para su cumpleaños.

Le ve entrar junto a una chica más joven. Se molesta, reconoce que es Elizabeth – Mario le había enseñado unas fotos de ella en el facebook -. Es la primera vez que odia a una de las acompañantes de Mario, antes no le había sucedido eso, puesto que antes él no se había dedicado tanto a ninguna como ahora lo hace con Elizabeth.

La ve, y se hace la idea que Elizabeth es una niña caprichosa, sangrona, piensa que debe ser una chica mimada – aunque Mario le ha contado que su amiga no lo tiene todo fácil -, supone que Elizabeth es una chiquilla frívola que solo le importa pasar el tiempo y reírse sin sentido. Se ha puesto nerviosa, su rostro se ha desencajado, pero se da ánimos al saberse más bella que su joven rival.
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Te traje estos kekitos. ¿Cuándo la viste? Ayer, me supongo que has comprado esos libros con ella. ¿Y qué tal te pareció? Creo que es poco agraciada; tiene cara de niña, pero no es linda, creo que Gabriela estaba mejor. No hables así, no es tan bella como tú, pero se la ve bien. Porque es joven. Sí, pero es lo de menos, a mí me gusta su personalidad. No me has dicho que a veces miente. Sí, pero son tonterías. Sí te miente en cosas insignificantes, en cosas importantes también lo hará.

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Quedé para estudiar con Elizabeth. ¿Estás seguro que es para estudiar?, no me mientas. Sabes que no te mentiría, y sí, es para estudiar; pero también para verla. Creo que pierdes tiempo con ella, tú ya eres un profesional, conoces mucho, ella es una niña que está comenzando. Yo también aprendo de ella, tiene muchas ganas de progresar, de salir adelante y eso me motiva. Mario, no pierdas el tiempo con ella.

Tuesday, May 13, 2014

Elena tenías razón

Tenías razón Elena,

Cuándo decías que nadie me va amar.

Cuándo decías que si alguien se interesaría por mí, no sería enserio.

¿Cuántas veces me dijiste que las personas que no dicen la verdad en lo insignificante no lo harán en lo importante?

¿Cuántas veces me dijiste que un rostro lindo y dulce puede ser la máscara de un ser moralmente débil?

Elena tenías razón,

Con respecto a Elizabeth, tenías razón, ella no dice la verdad.

Friday, May 9, 2014

Realidad esencial

Armonía de la foto, aún estando en una posición conflictual, qué armonía de imagen.

Al verla giro alrededor de la paradoja de “esta llorando por dentro  y esta riendo por fuera”.

El poder de la imagen transciende tanto la esfera conceptual: una familia feliz; con la esfera sensible: sufro dentro de esta familia feliz.

Sé que  no es lo uno ni lo otro, Elizabeth es real e irreal.

Ella se ha convertido en los dos: mi fuerza vital y mi materia vital, los dos a la vez.

La llamo amiga, el más sutil de todos los engañosos recursos que tengo.


Thursday, May 8, 2014

Cuando se muere una madre

El amor a la madre es una fórmula que comienza con el infante primitivo que al llamarla dice “ma”, aquel niño que abre – lo más grande posible – su boca, arruga su tierno rostro, achina sus ojos y es feliz: el niño Antonio en la foto de 1991; con un polo colorido, apoyado en unas rejas, en el Parque de las Leyendas.

El amor a la madre se confunde con el complejo de Edipo, cuando el niño Jhonnatan la cela con aquel hombre más grande que domina la casa.

El amor a la madre se entiende cuando en retrospectiva ves a la mamita que insiste que comas todo: la niña Elizabeth que no entiende que es para su bien, le dice a la mamita, ¡qué vieja para más jodida!

El amor a la madre no se entiende cuando a los siete años el niño Antonio es dejado en el jardín o, más tarde; ella le expone con pijama - que tiene orejas de conejo -, le pinta la cara con unos bigotes largos y le impide que se mueva para tomar una foto.

El amor a la madre no se entiende cuando el niño Jhonnatan tiene que salir con una caja de tecnopor a vender chupetes, según ella, para comprar los útiles.

El amor a la madre no se entiende cuando la mamita le dice al señor de la casa que Elizabeth ha estado afuera hasta tarde, que se la debe corregir porque no hace sus tareas.

El amor a la madre acepta la separación – aunque le duele – con el fin de que el niño crezca, se convierta en un hombre de bien: No llores, si lloras le vas a dar mala suerte; sonríe, él se está yendo para su bien. Elena le aconseja a la madre de Antonio, cuando éste toma el bus rumbo a Lima.

El amor a la madre no desea nada para sí, en cambio el amor de mujer es egoísta, engañoso y dañino: la madre de Jhonnatan cuando engaña al hombre que no dominaba la casa.

El amor a la madre es complejo y simple a la vez en ese papel transcendental del cuidado que la mamita tiene por la niña Elizabeth.

El amor a la madre hace que el joven Antonio se separe de ella, porque es la forma que él crezca, a ella le duele, pero lo debe tolerar. Ahora, él esta en la universidad y no tiene tiempo para su madre; por qué debería decirle que esta enferma.

El amor a la madre desea y alienta la separación por el bien del niño, siendo esto una tarea sumamente difícil; pero el amor de mujer, perverso amor, ve al hijo como un estorbo y piensa sobre éste cuando encuentra su cuarto sucio: Lo odio, porque representa lo peor de su padre.

El amor a la madre da miedo, cuando Elizabeth ve a su mamita llena de arrugas, débil; pero con una facilidad para poder amar.

El amor a la madre duele cuando le llamaron a Antonio a decirle que su madre tiene cáncer y tendrán que cortarle una pierna.

El amor a la madre duele, cuando Jhonnatan, en un día de la madre, tiene que compartir en la casa de sus tíos con otras madres y sin la suya.

El amor de una madre duele, cuando la mamita de Elizabeth duerme para siempre.

Wednesday, May 7, 2014

En la cama

Mario está echado en su cama, no quiere levantarse, son las doce del medio día, se ha quitado un zapato y tiene el otro puesto. Piensa en Elizabeth, no debería estar ensimismado ahora, tiene muchas tareas, tanto en su trabajo como en la universidad. Pero no puede dejar de pensar en ella, en su sonrisa, en su rostro ingenuo, en lo coqueta que es y así, en todas las nimiedades en que se piensa cuando se está enamorado.


Prende la radio, y busca una balada que le sirva de cortina a su estado de ánimo. Tiene frío - el invierno de Lima le hace doler la espalda -, coge su almohada y la abraza llamándola con el nombre de su musa. Siente más frío, y elucubra lo placentero que sería abrigarse con el calor de Elizabeth. Se reprocha porque debería estudiar, sabe que luego se estará lamentando no haber leído nada.

Elizabeth le escribe un mensaje de texto, se dirige a él con el diminutivo que le gusta, se siente contento a pesar que no la verá hoy. Responde al mensaje con un, no te preocupes... 

Monday, May 5, 2014

Mucho temo


Mucho temo que no quiero,

  Amar, no quiero amar,

    Renunciar a esa posibilidad.

      También temo, mucho temo,

        Alcanzarte nuevamente

          En un viaje del pasado.


Thursday, May 1, 2014

Morena de piel clara

Morena de piel clara,
Baja y delgada al revés,
Con labios cuarteados,
Con sonrisa de infante,
Que no tiene madre,
Que no tiene padre.

Morena de piel clara,
Con sonrisa triste,
Con olor a enferma,
Con ademanes provincianos,
Con sencillo andar.

Morena de piel clara,
Que no me dices Mario,
Que me llamas con gesto tierno,
Que me quieres,
Y que yo te amo.

Persona más real eres, 
que he creado.