No valgo nada, no tengo belleza, ni dinero, ni inteligencia –
Elizabeth se puso triste porque Antonio le descubrió una mentira más. Tú eres
inteligente y eres linda. Cholito, te prometo que ahora todo va cambiar, ya no
te voy a mentir.
Antonio se conmueve con lo tierna que es Elizabeth, aunque
su mundo le ha sido adverso, ella mantiene una ingenuidad que la hace ver como
una niña.
¿Hiciste la tabla? Sí, ya me aprendí las leyes. A ver, pero
está mal. No, está bien. Nada que ver, esto está mal. ¿Cuánto quieres perder?
Eli, yo no apuesto. Porque no lo has revisado bien, está bien – Antonio lo
revisa. ¡Ya ves!, está mal; te olvidaste del conector negativo – Elizabeth mira
tiernamente a Antonio y le pone la mano en el pecho. Tú eres muy detallista,
solo es una negación. Jajajaja… si serás, pero una negación cambia el
resultado.
Elizabeth se pone frente al espejo, levanta su cabello y
piensa que está gorda.
¿Y qué me vas a regalar por mi cumpleaños? – Antonio piensa en
algo especial y costoso para demostrarle lo mucho que la ama; pero se da cuenta
que para su cumpleaños Elizabeth ya no estará en Lima así que calla -, ¿qué me
vas a regalar para mi cumpleaños? – Elizabeth insiste. ¿Qué quieres que te
regale? Una cajita, una cajita para guardar recuerdos – esa respuesta le dolió
a Antonio. Lo que te regale dependerá de lo que me regales, ya que primero se
viene mi cumpleaños. ¿Cuándo es? El 19 de agosto, y nada de postearme en
facebook, eso es para la gente que me considera poco, tú mínimo me llamas. Jajajaja…
pensaba regalarte dos like: una en el cover y otra en tu perfil – Elizabeth le
hace cosquillas.
Antonio pone una canción y le pregunta si le gusta.
Prefiero esta – Elizabeth busca un tango que suena muy
triste. Está bonita como tú; ¿bailamos? Pero no sé. Yo tampoco, pero
intentemos. Ya.
Se paran, él la toma, intentan; pero ambos se ponen torpes y
no logran nada.
Ya me tengo que ir. Quédate, nadie te espera en tu cuarto. No
voy a mi cuarto, voy a salir a cenar con William. Ya – Antonio se pone triste
-, pero la próxima cenas conmigo. No puedo, William y yo estamos pasando por un
mal momento y si sabe que me quedo tan noche contigo se puede molestar. Pero
William nunca ha sabido nada de ti – Antonio lo dice por lo que hacía ella -.
Tienes razón, pero tú me has enseñado que no debo mentir, así que desde ahora
no voy a mentir.
Antonio le acompaña hasta Pirámide del Sol para que tome los
amarillos que van a Santa Anita, en el trayecto Carmen le pasa la voz a Antonio y le hace conversación, pero
Elizabeth sigue su camino y no deja que le presente así que Antonio deja rápido
a su vecina.
Si me la presentabas te ibas a poner a conversar con ella,
así que hice bien en seguir el camino. Tienes razón – Antonio no tenía
intención de conversar con Carmen, no pretende usar el poco tiempo que tiene
con Eli para ponerle atención a otra que no sea ella.
Esperan los carros, viene un amarillo, pero Elizabeth
desiste diciendo que está lleno. Pero no es porque el carro esta lleno, es que
a ella – aunque no ama a Antonio – lo quiere y le es difícil despedirse.
Chao cholito - le da un beso y con su mano le toca el pecho.
Cualquier cosa me llamas; chao Eli – Antonio se queda mirando cuando sube y
luego se va, antes esperaba a que el carro pase, pero ahora no quiere que ella
le vea esperando; para que piense que ya no la ama, que ahora queda un cariño
de amigo.
Antonio camina pensando en qué regalarle para su cumpleaños.
Piensa que aunque ella ya no estará en Lima, podría enviarlo por Courier:
Una cartera, sí una cartera con un Garfield porque a ella le
gusta los gatos; No, quizás no le de mucho uso, allá en su pueblo otra será la
moda.
Unas zapatillas, eso puede que lo necesite, unas zapatillas
de la mejor marca; no importa lo que cueste, eso le va a gustar.
También le voy a comprar su cajita, una cajita para que pueda guardar sus recuerdos.
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