Saturday, July 19, 2014

En el cumpleaños de Elizabeth

No valgo nada, no tengo belleza, ni dinero, ni inteligencia – Elizabeth se puso triste porque Antonio le descubrió una mentira más. Tú eres inteligente y eres linda. Cholito, te prometo que ahora todo va cambiar, ya no te voy a mentir.

Antonio se conmueve con lo tierna que es Elizabeth, aunque su mundo le ha sido adverso, ella mantiene una ingenuidad que la hace ver como una niña.

¿Hiciste la tabla? Sí, ya me aprendí las leyes. A ver, pero está mal. No, está bien. Nada que ver, esto está mal. ¿Cuánto quieres perder? Eli, yo no apuesto. Porque no lo has revisado bien, está bien – Antonio lo revisa. ¡Ya ves!, está mal; te olvidaste del conector negativo – Elizabeth mira tiernamente a Antonio y le pone la mano en el pecho. Tú eres muy detallista, solo es una negación. Jajajaja… si serás, pero una negación cambia el resultado.

Elizabeth se pone frente al espejo, levanta su cabello y piensa que está gorda.

¿Y qué me vas a regalar por mi cumpleaños? – Antonio piensa en algo especial y costoso para demostrarle lo mucho que la ama; pero se da cuenta que para su cumpleaños Elizabeth ya no estará en Lima así que calla -, ¿qué me vas a regalar para mi cumpleaños? – Elizabeth insiste. ¿Qué quieres que te regale? Una cajita, una cajita para guardar recuerdos – esa respuesta le dolió a Antonio. Lo que te regale dependerá de lo que me regales, ya que primero se viene mi cumpleaños. ¿Cuándo es? El 19 de agosto, y nada de postearme en facebook, eso es para la gente que me considera poco, tú mínimo me llamas. Jajajaja… pensaba regalarte dos like: una en el cover y otra en tu perfil – Elizabeth le hace cosquillas.

Antonio pone una canción y le pregunta si le gusta.

Prefiero esta – Elizabeth busca un tango que suena muy triste. Está bonita como tú; ¿bailamos? Pero no sé. Yo tampoco, pero intentemos. Ya.

Se paran, él la toma, intentan; pero ambos se ponen torpes y no logran nada.

Ya me tengo que ir. Quédate, nadie te espera en tu cuarto. No voy a mi cuarto, voy a salir a cenar con William. Ya – Antonio se pone triste -, pero la próxima cenas conmigo. No puedo, William y yo estamos pasando por un mal momento y si sabe que me quedo tan noche contigo se puede molestar. Pero William nunca ha sabido nada de ti – Antonio lo dice por lo que hacía ella -. Tienes razón, pero tú me has enseñado que no debo mentir, así que desde ahora no voy a mentir.

Antonio le acompaña hasta Pirámide del Sol para que tome los amarillos que van a Santa Anita, en el trayecto Carmen le pasa la voz a  Antonio y le hace conversación, pero Elizabeth sigue su camino y no deja que le presente así que Antonio deja rápido a su vecina.

Si me la presentabas te ibas a poner a conversar con ella, así que hice bien en seguir el camino. Tienes razón – Antonio no tenía intención de conversar con Carmen, no pretende usar el poco tiempo que tiene con Eli para ponerle atención a otra que no sea ella.

Esperan los carros, viene un amarillo, pero Elizabeth desiste diciendo que está lleno. Pero no es porque el carro esta lleno, es que a ella – aunque no ama a Antonio – lo quiere y le es difícil despedirse.

Chao cholito - le da un beso y con su mano le toca el pecho. Cualquier cosa me llamas; chao Eli – Antonio se queda mirando cuando sube y luego se va, antes esperaba a que el carro pase, pero ahora no quiere que ella le vea esperando; para que piense que ya no la ama, que ahora queda un cariño de amigo.

Antonio camina pensando en qué regalarle para su cumpleaños. Piensa que aunque ella ya no estará en Lima, podría enviarlo por Courier:

Una cartera, sí una cartera con un Garfield porque a ella le gusta los gatos; No, quizás no le de mucho uso, allá en su pueblo otra será la moda.

Unas zapatillas, eso puede que lo necesite, unas zapatillas de la mejor marca; no importa lo que cueste, eso le va a gustar.

También le voy a comprar su cajita, una cajita para que pueda guardar sus recuerdos.

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