Friday, October 31, 2014

La fotografía de Elena

Alexandra encuentra, entre los libros de Antonio, una fotografía de Elena.

¿Quién es ella? Ella es Elena. ¿Y quién es Elena? Ella es el tiempo que pasó, mi pasado más largo. ¿La amaste al igual que a Elizabeth? Sí, Elena es una de las personas más importantes de mi vida. ¿Tanto o más que Elizabeth? Ambas son muy importantes, ahora amo a Elizabeth, pero no puedo dejar de pensar en Elena, ella siempre estará en mis pensamientos.

Alexandra entra al baño y Antonio aprovecha en guardar la foto.

¿Y la foto? La he guardado. Elena es muy hermosa, ¿tienes alguna foto de Elizabeth? Sí, pero no puedo enseñarte; no pienses que es más hermosa que Elena, para mí no hay nadie más bella que Elena; Elizabeth tiene una belleza distinta, algo que está en su ser, su sonrisa, sus ojos inocentes, sus cachetes rosados, su cara de niña, eso la hace muy bella.

Alexandra se incomoda al escuchar a quien ama hablar de dos mujeres tan encantadoras y que pareciera que están muy por encima de ella. Antonio nota su incomodidad.

¿Sabes a quién te pareces? – Alexandra no contesta -, te pareces a Gloria Trevi cuando era muy joven, a Elena le gusta la música de Gloria Trevi. A mí también me gustan algunas de esas canciones, ¿sabes?, creo que Elena es mejor que Elizabeth. ¿Por qué dices eso? Porque te he visto triste y molesto cada vez que me has hablado de Elizabeth, en cambio cuando hablas de Elena, hablas tranquilo y hasta alegre. Nada que ver, Elena y Elizabeth son muy buenas y encantadoras así como lo eres tú.

Antonio abraza a Alexandra y le huele la chompa.

¿Qué haces? Me gusta ese olor de flores y detergente, así siempre ha olido Elena; Elizabeth olía a flores pero también a campo, debe ser porque es provinciana, ¿qué detergente usas? Ariel. Entonces debe ser ese el detergente que usa Elena. Sabes que la primera vez que estuvimos en tu casa, me excitaste porque olías así, tu chompa olía a flores con detergente.

Alexandra se huele la blusa y comulga en que es un olor agradable.

¿Soy bella para ti? Bastante. En personalidad, ¿a quién más me parezco a Elena o a Elizabeth? Elena es mayor, seria y fuerte, ha sufrido mucho desde muy joven y ahora es madre de tres hijos; Elizabeth es una provinciana encantadora que tiene que trabajar para ayudar a su madre que está enferma; las dos tienen experiencias tristes, en cambio tú, te lo digo con mucho respeto, creo que tu vida no ha tenido muchos problemas, pero no eres más feliz que las dos; no sé quien sería más feliz. ¿Pero a quién me parezco? Pues creo que a ninguna, eres totalmente distinta.

Alexandra se acerca a la ventana y mira el parque que tiene al frente, unos niños juegan con la pelota.

¿Te has incomodado? Estoy pensando, ¿cómo sé si Elena existe? ¿Por qué preguntas eso? La fotografía es a blanco y negro, es una foto muy antigua. En esa fotografía Elena tiene quince años, todavía se utilizaba el blanco y negro; para eso ella y yo solo nos habíamos visto una vez. ¿Y ella te regaló esa foto? No, yo la sustraje de su casa, ella no sabe que tengo la fotografía. ¿Y por qué no puedo verla por facebook? Porque no tiene facebook, tiene una para sus hijos, pero en ninguna sale.

Tuesday, October 28, 2014

La enamorada de nadie

Se coloca de espalda y mira el techo con las estrellas fosforescentes.

¿Estás triste? No, ¿por qué lo dices? Porque estás llorando, y no es porque haya sido muy excitante, no creo que haya sido mejor esta vez. Es que – Alejandra sonríe medio raro -, es que soy la enamorada de nadie. Lo siento – Sebastián se siente maldito al decir esto -, pero yo amo a Elizabeth. Por eso estoy triste, mis amigas irán a la fiesta con sus enamorados y yo iré sola. Te puedo acompañar. ¿De verdad? Sí, aunque todos han de ser de tu edad y me verán como un viejo. El viejito más lindo e inteligente – Alexandra coloca su cabeza en el pecho de Sebastián.

***** 
¡Sebastián! – llama la bruja Sabrina. Hola Samanta Sabrina. Hola sobrado, si tienes tiempo el sábado estaremos estudiando acerca de los asientos contables. Ya, puede ser. Estará Alexandra, ¿no te ha dicho nada? Sí, pero me dijo que no iría porque tiene una fiesta. Mira allá está – Alexandra camina con unas compañeras suyas, se la ve triste, y Sebastián se dice así mismo, camina como si fuera la enamorada de nadie -, Alexandra, ¿vienes el sábado para la clase de los asientos? Hola – besa a Sabrina y Sebastián -, no puedo, el sábado tengo un reencuentro con mi promoción de colegio. Bueno, cualquier cosa te paso información para que estudien porque los parciales ya son la otra semana, ¿tú si vienes no Sebastián? Yo tengo un compromiso con mi enamorada, no podré ir – Alexandra sonríe. ¿Y quién será la saladita? Jajajaja – sonríe Sebastián - una bruja mayor, no tan poderosa como Samanta Sabrina. Ay, tú siempre eres así de molestoso; espero que puedas hacer los asientos.

Sebastián se despide, tiene que ir a trabajar, las va dejando a medida que camina más rápido y voltea; ve a Alexandra, se ve triste, es que en realidad se ve como si fuera la enamorada de nadie. 

Saturday, October 25, 2014

Brandon en la historia

Maestro, ¿dígame a qué se debe su pesar? Si en mí está poder ayudarle, lo haré.

Estoy cansado de la vida, mi estimado Brandon. El mucho trabajo y las pocas relaciones amigables, deprimen.

Maestro, recuerde que el verdadero director de la vida es el accidente, un director lleno de crueldad y un flow cautivador. Tranquilo maestro, los suyos siempre estaremos a su lado.

Me aqueja entre elegir una virtud, ¿la vanidad o la soberbia?, ¿cuál prefieres mi amado discípulo?

Los dos son necesarios, maestro.

Sí, pero uno debe ser mejor que el otro, elige y me darás la respuesta.

Maestro, yo elegiría la Vanidad; soy vanidoso.

Pero la vanidad es la puerta de entrada a la soberbia, la soberbia está por encima de la vanidad, ésta no es ni siquiera un pecado por sí misma. En cambio la Soberbia, ella es la madre de todos los pecados, es la raíz misma del pecado, de ella viene la mayor debilidad.

De todos sus discípulos, yo me parezco a usted maestro.

Eres vanidoso, yo soy soberbio. En verdad te pareces a mí, Brandon.

*****
El discípulo abrazó a su maestro y se puso a llorar. Ésta era la respuesta que buscaba el maestro, la vanidad se somete a la soberbia.

Friday, October 24, 2014

Cuando Soñé algo bonito

Henry se levanta tarde, no tiene trabajo; será un día pesado, tendrá que hacerse cargo del más pequeño de sus hijos y limpiar el apartamento.

Buenos días Juan. Buenos días papá – el niño se alista para ir a la iglesia con su madre. Henry, llevo a los niños a la iglesia; voy a llegar tarde porque veré a Sebastián, tomaremos un café – Elena recoge de la cama el vestido que usará y al levantarlo Henry siente el olor a flores que deja el detergente en la ropa.

Henry hace como que no escucha a Elena. Se va al baño a tomar una ducha, quiere sentirse limpio, ayer hizo el amor con Camila y piensa que Elena le está reprochando con su indiferencia.

El agua cae, no está fría, toca su sexo, piensa en masturbarse como lo ha hecho más veces durante este último año en que Elena ya no tiene nada con él; pero ahora está tranquilo porque ayer hizo el amor. Sonríe, se siente un chiquillo, fue una buena aventura, se dice.

*****  
Negro, hazme las tabas para ver a Pilar. Nada Chino, tengo que hacer cosas. Negro no la cages, vamos un toque al Puente Nuevo pues. No huevón, hoy Camila me ha llamado para preguntar si estuviste conmigo y tuve que mentirle y ya no me gusta eso. Puta Negro, perdóname que te meta en esto, pero gracias; es que Pilar está que me exige cada vez más. Ya huevón, pero no me metas en tus huevadas, porque Camila piensa mal de mí; ya se ha dado cuenta que te estoy tapando nomás. Vamos por unas rubias pues. Puta qué relajo, será pues – Henry acepta - en treinta minutos en "El Calero".

***** 
Henry está en un “amarillo”, pasa por la Cooperativa Huancayo y ve por la calle a un joven delgado y recuerda a Sebastián; él siempre estaba obsesionado por seguir siendo delgado. Suena su celular.

¿Qué fue? Negro, vente a mi casa; Camila me está haciendo guerra, no puedo salir; vamos a tomar aquí. En tu casa, no huevón; cómo voy a tomar en tu casa. No hay problema, así conoces a Camila; ella es chévere. Nica Chino, tanto que le he mentido por tu culpa, paltea. Ven carajo, vamos estar debajo de mi casa.

Cruza el Puente Nuevo y va hasta “Hacienda”.

Ya llegué a Hacienda, ¿dónde está tu mansión? Yo te recojo.

El Chino llega; mira a su amigo todo desarreglado y se da cuenta que él está en las mismas condiciones. Será que son obreros y por eso así será que estarán siempre.

Hola Negro, mira Pilar se ha molestado, pero Camila me jodió con las niñas y está que me amenaza que me va dejar. Oye, pero Camila no se molestará si voy a tu casa. No huevón, no te hagas paltas, vamos.

Llegan a la casa, Jhonnatan vive en un apartamento, en un segundo piso con un gran balcón. El Negro pasa con mucha pena. Camila lo mira y tiene miedo.

Camila, él es mi amigo de la iglesia, el Negro. Hola Henry – él le da la mano, pero ella se apresura y le da un beso en la mejilla. Hola Camila, prácticamente ya nos conocíamos.

***** 
Camila invítate algo pues hijita. Claro, Camila se pone a la cocina y calienta un guiso.

Camila cocina riquísimo, te vas a chupar los dedos. Elena también cocina muy bien. Oye y qué fue de Sebastián. Nada, está cagado, hace casi un año que no sé de él. Yo le he visto hace poco, hemos tomado un par de chelas dice que está estudiando Derecho. Sí, ese huevón siempre estudia nomás. Ya no son amigos. No quiero hablar de eso ahora; pero siempre vamos ser amigos.

Camila sirve los guisos en las mejores vajillas que tiene. Se acerca al Negro y le mira sonriendo. El Negro le sonríe. Jhonnatan ni cuenta se da. Se sirven bastante ají.

¿Qué tal está? Está muy bueno – se apresura en contestar Henry. Gracias, pero no lo estarás diciendo por compromiso. No, esto está rico. No jodas mujer, tú  sabes que cocinas de mil maravillas – el Chino molesta a su mujer.

**** 
Ya están picados, es mejor que Henry vaya a su casa. ¿Te quieres ir Negro? Sí ustedes quieren que me vaya – Henry quiere quedarse y seguir tomando. Nada mi Negro, esta es tu casa, vamos a tomar un parcito más. Pero ya todo está cerrado. Camila, no jodas mujer; baja y traite un par más. Chino, ya es tarde – Camila tiene miedo que el Negro tenga problemas en su casa. Tu mujer tiene razón, a esta hora – son las dos de la mañana – ya nadie atiende. Camila no la cages, el Negro quiere quedarse y tú lo estás echando a mi amigo. No digo eso Jhonnatan, pero puede que su mujer se moleste. No Camila, Elena y yo ya hace tiempo que estamos separados; vivimos juntos sí, pero ella y yo no tenemos nada – Henry se pone a llorar.

Camila ve a Henry y le parece un niño a quien quisiera abrazar. Se sorprende cómo aquel hombre a quien se entregó sin ningún miramiento, ese hombre que se portó mejor que Jhonnatan en la cama, cómo puede verle, ahora, tan débil, como si fuera un niñito.

El Chino se quedó dormido. Camila lo levanta y le acomoda en la cama; va a la cocina y saca una cerveza – la había escondido de la caja que trajeron.

Camila, gracias por invitarme a comer. ¿Te gustó de verdad? Sí, estaba muy bueno. No es comida de la tarde, lo hice recién antes que llegaras – ella le sonríe y él le sonríe como un niñito. Hueles a flores. No me he echado nada. Es el olor del detergente, ese olor me gusta – Henry se acerca al pecho de Camila y hace como oliendo, pero lo hace porque está excitado.

***** 
Henry le cuenta a Sebastián.

Sabes cuándo me di cuenta que la amaba. ¿Cuándo? Cuando una vez me quedé dormido en su casa, en el sofá, ella estaba allí cuidándome. ¿Cómo así?, ¿el Chino no se dio cuenta? Yo tenía miedo, más por ella que por mí, pero no sé que me pasó que hice que pasara. ¿Qué pasó? Ella se sentó a mi lado y agarró mi mano y la acercó en su corazón; sentí tibio y un toc toc que me hizo brotar lágrimas y soñé algo bonito que olvidé.

Sunday, October 19, 2014

Amor o sexo

Mario fue a visitar a Elizabeth a su trabajo en Pueblo Libre; pero ella le pidió que se marchara porque sus patrones tenían una fiesta y no podía atenderlo.

Mario llama a Martín.

Hola Cholo, ¿y esa novedad? Hola Martín, nada que estoy cerca a tu casa y pensé que podía visitarte. Sí vente normal, pero justo quería salir a bicicletear. ¿No tendrás otra bicicleta? Le pido a mi roommate que me preste su bicla. Bacan.

Mario camina de La Mar hasta La Marina, las calles le parecen tranquilas y limpias y la gente decente. Piensa que Elizabeth se merece estar por aquí, seguro le gustará este lugar antes que Santa Anita o San Juan de Lurigancho; piensa que ella se lo merece.

Llega a la casa de su amigo y le timbra.

Martín, estoy afuera. Yo estoy atrás de ti – Mario voltea y ve a Martín con las dos bicicletas, se abrazan-, Cholo, a los años; no creí volver a verte. Sí amigo, cómo pasa el tiempo y es como si fuera que te vi ayer en la Vallejo – Mario sonríe al recordar que ambos se sentaban en unas carpetas para ocho personas en la academia César Vallejo en Breña.

Montan las bicicletas, Mario le pide a su amigo para que bajen a la playa. Antes van a una tienda y compran bloqueador e hidratantes. El celular de Mario suena:

Hola Alejandra, ¿qué fue? Mario, que hoy es la conferencia que te escribí, dime vienes, para ir juntos. No Ale – se lamenta llamarle por su diminutivo pero no lo puede evitar -, lo que pasa es que estoy en Magdalena y voy a estar aquí hasta más tarde. ¿Magdalena?, yo también estoy en Magdalena; entonces, por qué no me visitas, estoy en el departamento de mi papá y estoy sola. No sé Ale, estoy con mi pata y estamos bicicleteando; si no sale otra cosa yo te llamo; pero tengo que ir al grupo de estudios a las cinco. Si tú no me llamas yo te llamo. Yo te llamo. Entonces esperaré tu llamada – Ale se alegra porque sabe que cuando Mario dice una cosa es porque lo va cumplir así que él llamará.

Martín y Mario bajan a la playa, recorren la parte de la Costa Verde que le pertenece a Magdalena y San Isidro. Se sientan para descansar.

¿Y qué fue de tu vida Cholo?, ¿volviste a la Cantuta? Sí, soy profesor; después de postular a San Marcos y no ingresar me dije, tengo que volver a la Cantuta. Pero era lo justo, además te retiraste al tercer mes nomás; cómo ibas a postular así. Es que no pude pagar la academia. Sí, ya entendía; yo ingresé a Ingeniería Forestal en La Molina y ahora soy gerente de un Consorcio Maderero. Eso suena importante, has de ganar bien. Sí, cuatro o cinco veces lo que gana un profesor de colegio fiscal – Martín se lustra las uñas. Qué bueno que no soy profesor – Mario ironiza.

La conversación estaba tan amena que Martín olvidó de ponerse su casco y lo dejó en la banca donde estaban conversando. Cuando suben el acantilado Martín da cuenta de su pérdida, piensa que estando en Magdalena es improbable que se lleven su casco así que regresa, pero vuelve renegando porque no lo encontró.

Regresan al condominio donde vive Martín y acomodan las bicicletas.

Te invito a comer. No gracias Martín, voy aprovechar que estoy aquí  para visitar a una flaquita, me ha invitado a comer. Yo te voy a molestar otro día, porque me ha gustado pasear por aquí. Bacan, entonces me llamas, mañana salgo para Pucallpa y regreso el uno de noviembre. Perfecto – abraza a su amigo para despedirse. Perfecto cholo, ha sido un gustavo verte.

Mario sale del condominio y llama a Alejandra.

Viejito, ¿te vienes? Sí Ale, dime cómo llego al apartamento. Mira estoy cerca al Hospital Santa Rosa, en Av. Bolívar 718, departamento 301. Oka voy para allá, ¿tienes comida? Obvio – lo dice con una entonación curiosa.

Alejandra llama a un chifa y pide una porción wantán frito y dos platos de chicharón de pollo. Suena su intercomunicador, es Mario, le abre la puerta.

Viejito – le abraza y le da un beso en la boca y Mario le responde porque el sol soberano de Lima tiene efectos afrodisiacos en una tarde de verano en un distrito limpio y agradable como Pueblo Libre. Ale, no pienses mal, pero he venido nada más porque…

Ella lo besa, él la besa y caen en el sofá negro de Marroquín que los nuevos inquilinos del departamento han traído. Hacen el amor, Mario se esmera en hacerlo acrobáticamente y ella le pide un hijo; que después deciden que debe ser niña y que se llamará Elena; porque siendo el padre Mario, él debe elegir el nombre de la mujercita, con la condición de que él segundo hijo sea varón y el nombre lo pondrá Alejandra.

Llaman al intercomunicador, es la comida. Ni Mario ni Alejandra quieren bajar, así que piden al señor que lo suba. Ella recibe la comida y paga con un billete de cien soles y recibe su vuelto.

Qué rico Ale, qué detalle. Para ti todo mi viejito adorado – Alejandra le pone el pollito en la boca y Mario se sonroja.

Terminan, se limpian, ambos pasan al baño y se asean, Alejandra se limpia los dientes con los dedos, Mario la mira admirado y hace lo mismo cuando le toca su turno.

Vuelven a la sala, están en el piso alfombrado sentados escuchando a Tchaikovsky y de pronto Mario tiene nuevamente ganas, coge la mano de Ale y le hace tocar por debajo de su cintura y se van en busca del varoncito. 


Saturday, October 18, 2014

Algo especial para ti

Algo especial para ti:
Algo que mantenga por siempre tu sonrisa sin que se convierta en una mueca.
Algo que haga que pase el tiempo sin que acabe tu juventud.
Algo que cuando caigas evite que te hagas daño.
Algo que sea oportuno y no una molestia.

Te voy a dar algo:
Algo que aunque desprecies siempre será tuyo.
Algo que no caduca ni prescribe.
Algo que no te condiciona a que lo tomes o lo lleves.
Algo que solo esperará cuando lo necesites.

Tienes ese algo:
Que te respeta.
Que te quiere.
Que te ama.

Mi corazón.

Thursday, October 16, 2014

¿Para qué quiero la vida en un continuo penar?

¿Mario estás bien? Sí.

Elena, llamó a Mario, tuvo un sueño extraño:

Soñé con Elizabeth, estaba triste y sentía que tú también lo estabas. Soñé que estabas enfermo y entendí que estabas enfermo a causa de ella.

Elena, no sabe que Mario ha vuelto a tener los mismos delirios de la adolescencia.

***** 
Nellita el baño tiene sangre. Es que me corté el dedo y me salió mucha sangre – Nella le enseña el dedo que tiene una curita y Sebastián se pone nervioso. Mamita ya me voy, estoy muy apresurado voy a dejar la comida – se le quitó el apetito. Pero me haces servirte por las puras. Perdóname mamita, es que tengo que apurarme, se me hace tarde – se coloca la mochila y sale demostrando preocupación de llegar tarde.

*****  
En el bus, Sebastián toma cuenta que algún día morirá Nella, que también morirá su padre y que él se está haciendo viejo y que también ha de morir; la pregunta existencialista de siempre, ¿y qué pasará después?, esta vez es angustiante, apoya su cabeza en la ventana.

Pero si muero y si después de la muerte no existe nada, entonces de nada ha valido mi existencia. Puedo decir que la existencia tiene como propósito un aprendizaje y ser bueno para trascender; pero qué me importaría trascender si es que después de mi muerte no habrá nada; y si no hay nada tampoco existirá ese trascender.

Y siendo sensato, cuánta posibilidad tengo de trascender, qué posibilidades tengo de que alguien me recuerde, cuántas personas me recordarán y acaso eso importará. 

Tanto he amado a Elena y ahora ese amor no existe, y ahora amo a Elizabeth y también se puede acabar. Me consuelo con que ha quedado la amistad, pero qué importa la amistad, nunca tuve lo que quise y cuando lo tuve ya no lo quise.

Recuerda al tío Lobo cuando le decía que no se haga problemas, que tiene tan poco tiempo que es mejor que disfrute ese tiempo y que no importa que haya después.

Pero esa postura es pragmática, es engañosa, es resignarse a lo que ha de acontecer porque soy tan insignificante y puedo cambiar muy poco y ese poco que cambio tampoco tendrá valor.

¿Y qué pasará si nunca muero?

Y si es que nunca muero, puedo pensar que nunca moriré, pero me estoy haciendo viejo, y eso quiere decir que estoy muriendo, es necesario que muera, no hay otra manera.

¿Y si nadie existe y solo existo yo?

Entonces cuando muera, cuando muera ya no habrá nada; será como cuando estoy durmiendo, como cuando no sé de mi existencia.

Y si ahora estoy sufriendo, y cuando duermo no sufro, ¿no sería mejor acabar con mi vida?

Tiene frío.

Wednesday, October 15, 2014

La canción melancólica de Elena

Aquella mujer que canta,

Que canta nuestra historia,

Nuestra historia que duró un año,

Un año frío porque no me quisiste,

No me quisiste y te fuiste,

Te fuiste y yo espero que vuelvas.

Que vuelvas dice la letra,

La letra de esa canción melancólica.

Canción melancólica como nuestra historia,

Nuestra historia que canta,

     Que canta aquella mujer: Elena. 







Tuesday, October 14, 2014

Fresas heladas

Elena está cocinando, prepara la comida de los niños para luego ir a su trabajo. El Negro entra, saluda a su esposa y busca máquinas. Ambos están en un tiempo interesante, ya no discuten, no son amigos, pero llevan la fiesta en paz.


Negro, Juan tiene que ir a un paseo el viernes, tengo que pagar quince soles. Está bien, toma – el Negro saca de su billetera un billete de veinte soles. Los cinco que sean para su golosina.

Elena cocina escabeche, es el plato que mejor le sale y el Negro se provoca, por lo que hace “hora” para ver si su exmujer se apresura y le sirve algo; mira un documento en la mesa.

¿Qué es esto? Me voy hacer una prueba de ADN. ¿Para qué? Para saber si soy hija del señor Rivas. Es una tontería, tu madre te está jodiendo como siempre, no le hagas caso. El Sr. Rivas está de acuerdo, y lo voy hacer a penas consiga el dinero, me va costar mil soles, pero el Sr. Rivas pagará la mitad y yo la otra parte. ¡Mil soles! Sí, pero es lo mejor, siempre tendré la duda, es mejor que lo haga ahora, el Sr. Rivas quería pagarlo todo, pero no puedo, quizás tiene razón y no es mi padre. 

Seguro que no es tu padre, si es tu padre, entonces Sebastián sería tu hermano. Tengo miedo – se pone a llorar y el Negro la abraza -. Tranquila Elena, él no es tu padre; si el Sr. Rivas hubiese tenido alguna duda, crees que te habría dejado con Maritza.

****** 
meses atrás:

¿Qué pasa Elena? Nada – Elena se puso a llorar justo después de terminar, le da la espalda a Antonio y éste la abraza. Cuéntame tu historia y yo la confundiré con la mía y haré una novela donde tú serás la protagonista. ¿Mi historia?, mi historia tú la sabes. ¿Odias a Maritza? Es mi madre, no puedo, a pesar del mucho daño que me hizo. ¿Odias a Henry? Henry ha sido una buena persona, si se confundió es porque todos en algún momento hemos estado confundidos. ¿Me odias porque ya no te amo? Cómo podría odiarte, eres la única persona a quien puedo recurrir y sé que no me vas a rechazar. Espera, un momento, voy a traer algo.

Antonio se viste apresurado, le pide a Elena que se quede tranquila; al regresar trae dos pirex de fresas heladas con leche condensada. Elena se emociona y se sorprende que haya conseguido ese dulce en tan solo minutos. 

****

Monday, October 13, 2014

Quisiera regalarte

Quisiera regalarte y que me aceptes,
La explosión de los números que te asustaba y de la que te protegí.
La figura del chico encerrado en su cuarto leyendo para luego explicarte.
Nuestro pasado en letras que no sean inútiles.

Quisiera regalarte y que me aceptes,
Un pirex con fresas heladas y leche condensada.
Una cajita con dulces que posteriormente usarás para guardar recuerdos.
Un libro que cuente una historia inventada donde tú eres la protagonista.

Quisiera regalarte y que me aceptes,
Una caricia en la frente, mientas estás sentada y lees un libro.
Un paseo en bicicleta por la avenida Gran Chimú.
Un viaje a la montaña, tú y yo.

Quisiera regalarte y que me aceptes… un beso.

Sunday, October 12, 2014

Amor y Amistad

Querida Elizabeth,

Con tu actitud no solo acabas con el amor, sino también con la confianza. Decir mentiras es lo mismo que no decir verdades – ocultarlas o pasarlas por obvias -. Es cierto que sigo queriéndote, que guardo la esperanza que algún día me quieras; pero sobre todo siempre ha estado el respeto.

Sin embargo, tú – que me has exigido respeto para nuestra amistad – has sido la primera en faltar; siempre ocultando cosas, siempre diciendo cosas a medias, cuando no me contestas el celular y luego solo me escribes un “que se te ofrece Sebastián”, como diciendo “para qué molestas”. Puede, que pienses eso, estoy pensando que piensas así; pero aún no me atrevo a dejarte.

Querida Elizabeth, si somos amigos como dices, si hay respeto como me dices que debe haber entre dos amigos, si dices que me consideras como tal, entonces por qué ocultar verdades, por qué incomodarte con una timbrada, por qué no eres espontánea como antes.

Desenamora, que mientas, ocultes, seas indiferente, que no tengas interés en algo relevante; más aún, estas cosas carcomen la amistad.

PSD.- Nunca me digas, te llamo o te aviso, cuando sabes que no lo vas hacer. No prometas lo que no harás, di la verdad, di sí o no. Un no puede apenarme, pero un "yo te aviso" me molesta, porque ese "yo te aviso" nunca ha llegado. 

Friday, October 10, 2014

Feliz cumpleaños amigo

Mi muy estimado amigo,

La presente es para saludarte por tu cumpleaños, como te dije no podré ir a la reunión que muy amablemente me has invitado, porque creo que no será mi ambiente, ahora mismo me siento un poco mal por un problema de carácter personal. Pero quiero agradecerte por la deferencia.

Aprovechar también, para que sepas que si a veces me permito contigo algún socarrón comentario de tu persona, es porque sé que eres un chico con mucha correa, pero también para hacerte reflexionar de tus estudios.

Deseo que sigas adelante, los años que cumples sean años de crecimiento – ya no se puede crecer en estatura, así que piensa que puedes crecer en lo personal -, que prosperes en tus objetivos. Y ya sabes, que a cualquier consulta puedes recurrir a este tu servidor.

Atentamente,

Profesor Rivas.

Sunday, October 5, 2014

El derecho a la vida de Sebastián

Lo que le da valor a la vida es la autonomía que uno tiene, autonomía que ha sido menoscabada desde que te conozco. Desde entonces mi existencia está careciendo de valor.

Entiendo que la humanidad se concibe porque el hombre tiene libertad, que la libertad es una característica fundamental del hombre, es más, el hombre es libertad; entonces, al constreñir tu recuerdo mi libertad, dejo mi humanidad.

Siendo que estoy perdiendo autonomía y libertad, la vida se me ha convertido en insoportable, obligándoseme a vivir con el trato cruel de tu indiferencia. Cómo puedo pensar que soy digno, porque estar forzado a vivir en tales condiciones es un atentado contra mi dignidad.

Y ahora, perdiendo autonomía, libertad y dignidad, deseo morir.

Saturday, October 4, 2014

Mi voto

Es su primera vez que votará en Lima, Raúl está emocionado, sí, muy emocionado. Se ha levantado temprano, son las seis de la mañana, va a la sala y prende el televisor plasma que su prima ha comprado hace poco.


Vivir en Lima es muy complicado, la gente aquí es muy conflictiva, y sobre todo muy curiosa, aquí se quiere saber de todo, todo el mundo está pendiente del voto de los candidatos, ve a Mónica y Alvaro en canal 2 y le parece que son dos señores chismosos de su pueblo.

Las horas pasan, va a la cocina y se sirve un vaso de yogurt; hay fresas, cuánto le gustan las fresas, pero son de Nataly y si los coge le hará guerra. Entra su tía.

Hijito, tan temprano te has levantado. Sí tía, voy a ir a votar temprano, quiero ser el primero en votar. ¿Y por quién vas a votar papito? Por Susana pues tía. Ni que te escuche tu tío, te va hacer problemas por estar votando por Susana. Ya tía, no le vamos a decir nada, ¿usted va votar? Yo ya no soy ciudadana hijito. No tía, usted sí es ciudadana, lo que pasa es que al haber alcanzado la tercera de edad, su voto es facultativo – Raúl recuerda a Mario cuando le explica. Ay hijito, cada cosa que hacen los políticos, yo votaría por Susana, pero con el dolor que tengo prefiero quedarme aquí, un voto más un voto menos, igual va perder Susana.

Raúl sale con la bicicleta, está contento, tiene que votar en el Colegio Héroes de la Breña, más conocido como “El Huancayito”, siente que la gente le está viendo, es su primer voto, quizás y le tomen foto o le entrevisten y le pregunten por quién va votar y él dirá orondamente que votará por Susana.

Tiene un ciclo en la Villareal y todo ha sido muy bueno, sus amigos han sido muy generosos con él, es muy popular con las chicas y los profesores también lo estiman, le llaman el “Characato”.  Piensa que volverá a San Lázaro siendo un gran abogado y será un buen político.

Llegó al colegio, quiere entrar con la bicicleta pero unos soldados se lo prohíben, no sabe qué hacer porque no encuentra dónde encadenar su vehículo no motorizado – es la manera como su amigo Mario llama a la bicicleta. Decide volver a casa, solo está a un par de cuadras, igual nada le perturba su día, hoy está de buen humor, ayer estuvo conversando con Mónica por el chat y se han dicho cosas bonitas.

¿Tan rápido hijito? Nada tiacita, no me dejaron entrar con la bici. Se me olvidó prevenirte que quizás no te iban a dejar pasar con la bicicleta. Ya vuelvo tiacita, aunque creo que regreso en la tarde porque voy a visitar a mi amigo de Zárate y de allí nos iremos a una reunión de estudio.

*****
En la cola, Raúl se sorprende porque una señora con su hija – que tiene síndrome de Down – están esperando para votar, él piensa que votará la señora, pero es su hija quien entra a la cámara secreta – ella lleva un volante de Solidaridad Nacional.

¡Qué bien hijita! – la señora le anima a su hija y nadie dice nada, por el contrario todos sonríen-, así es hijita tú le estás enseñando a todos que cumplan su deber ciudadano, mi hijita está votando con conciencia.

Bueno, ahora me toca a mí, creo que esta fila es para los chicos con cualidades especiales – piensa Raúl.

Buenos días, soy el número siete – Raúl piensa que alguna cámara le está enfocando. Aquí tiene joven – una señorita buenamoza, cosa que se puede dudar porque Raúl cree que toda mujer es buenamoza, le entrega la cédula de sufragio.

Se dirige a la cámara secreta, mira alrededor, y se da cuenta que a nadie le interesa su voto, pero igual él sigue sintiendo un hormigueo porque está votando por primera vez en Lima. Se acerca al ánfora, está por meter la cédula, pero uno de los miembros de mesa le dice que debe doblarla en cuatro, lo hace; firma, se mancha el dedo y estampa su huella digital; se siente un triunfador y le da la mano a cada uno de los miembros de mesa, como si fuera un elector importante.

Afuera todo está congestionado, así que decide ir caminando rumbo a casa de Mario. Al cruzar el Pte. Nuevo, cerca a la caceta de seguridad, unos policías jalonean a dos jóvenes que están en su auto.

Por qué me jaloneas, estoy grabándote. Sal de allí – el policía de bigotes le golpea en la pierna al que va en el volante. Te estoy grabando, esto es un abuso de autoridad. ¡Carajo bájate! – ambos policías están descontrolados y la gente solo los mira. No, no me voy a bajar, por qué me tengo que bajar, mira todo lo que estás ocasionando, usted debe controlar el tránsito y lo que está haciendo es más congestión. Carajo bájate, te he dicho que te bajes – el policía de bigotes le vuelve a jalonear. Pero estoy que me estaciono, no me puedo bajar aquí, me has parado aquí en medio de la pista, cómo te metes así. Carajo bájate.

Raúl, se indigna por la brutalidad de los policías, pero no puede hacer nada, se dice que si supiera más de leyes podría solucionar el problema. Sigue su camino.


Llega a Malecón y decide caminar por allí, a pesar que Mario siempre le ha dicho que camine por Chimú, pero a él no le gusta estar por donde hay mucha gente. En la primera esquina se encuentra con dos tipos más altos que él, tiene miedo, pero decide caminar de frente, uno le golpea en el estómago y el otro se apresura de tomarlo por el cuello, mientras quien le golpeó le quita su celular. 

Friday, October 3, 2014

Amor verdadero o verdadero amor

¿Sabes qué es lo que más me gusta de ella? ¿Qué? Que cuando le decía que me iba a tomar me decía que no tome mucho, me lo decía con una inocencia y respeto que me hacía sentir muy bien, sentía que me quería. ¿Pero no te quería? Sí, claro que me quería, si alguien se preocupa por ti, es porque te quiere, y Eli me quería y creo que me quiere, nada más que yo la malogré.


Antonio toma un vaso lleno, recuerda a Elizabeth, imagina su carita ingenua y sonríe.

¿Por qué ríes? Porque su cara es un chiste, Eli tiene una gracia como pocas. Oye, me la estás metiendo por los oídos de tanto que hablas de esa flaca. Perdona Negro, es que Eli… tienes que conocerla, te va encantar como persona.

Timbra el celular de Antonio.

Es Alejandra – Antonio le enseña el celular a Henry. ¿La flaca de la foto? Sí. ¡Contéstale! No sé qué decirle, ya habíamos terminado creo. Pues parece que ella no está enterada. Ya le dije que no puede ser. Contesta carajo, te haces de rogar también.

Hola, Ale, perdona que te haya timbrado es que me equivoqué, no sé, mi cel estaba en mi bolsillo… Toñito, pensé que querías preguntarme algo, pero no te preocupes, eso de que se te marca el celular suele pasar. Ya, sí se me marcó así no sé cómo; pero dime cómo estás; no te vi la semana pasada en el curso. Me cambié de turno. ¿Por qué? No querías verme. Pero, no era para tanto. No Toñito, tú sabes que sí era, además así es mejor. Lo siento, no quería molestarte. No me molestas, quisiera verte, ¿dónde estás ahora? Estoy tomando con mi amigo. No debes tomar mucho – Antonio recordó a Elizabeth -, ¿estás tomando por Elizabeth? Sí, tomo por ella.  

Antonio colgó y se queda escuchando la conversación de Henry con Camila.

Camila no te molestes, estoy con Toño. ¿Y él te está escuchando? Sí. ¿Y no disimulas? No tengo que disimular nada, él es mi amigo y tarde o temprano se va enterar. Sí, pero no es el momento. ¿No quieres saludarlo? No, mejor no. Te lo paso para que te salude, él me ha dicho que le caíste bien.

Henry le pasa el celular a Antonio.

Hola Camila, un gusto saludarte. Hola Antonio – Camila no sabe qué decir. Quería aprovechar para darte las gracias porque me trataste muy bien en tu casa la otra vez. No te preocupes, dime recién están tomando, ¿verdad? Sí, recién estamos tomando, pero solo un par de botellas y luego nos vamos porque el Negro tiene que trabajar mañana temprano. Ah ya – Camila está torpe en la comunicación y Antonio se lo pasa a Henry.

**** 
Camila sabe que tú y Elena son amigos, por eso se paltea que sepas lo que está pasando entre ella y yo, piensa que le vas a reclamar. Creo que debería, pero no sé Negro, antes te estaría diciendo por qué haces esto, por qué aquello, pero ahora que ha pasado el tiempo y he pasado muchas cosas y he visto que has pasado muchas cosas, ya no creo que pueda recriminarte nada. Me sorprende lo maduro que ahora eres y que no puedes ser así de maduro con Elizabeth. Es que el amor no entiende de razones.
Se ponen a filosofar como cuando eran hermanos de la iglesia:

¿Estuviste enamorado de Elena? Sí, por mucho tiempo. ¿Y cómo sabes que fue verdadero amor? Porque lo sentí, porque la amé mucho. Pero no fue verdadero, porque si hubiese sido un amor verdadero no se hubiese acabado. Puede que tengas razón. Entonces, si no la has amado de verdad, quiere decir que no has experimentado el amor verdadero, y hay la posibilidad de que lo que sientes por Elizabeth tampoco sea amor verdadero. Yo amo a Elizabeth, ella para mí es todo en este momento. Pero tú mismo lo dices, en este momento, quiere decir que más adelante puede que sea Alejandra, Adelaida u otra mujer.

Antonio se levanta y va al baño, se baja la bragueta y dispara. Un señor se pone a su costado frente al urinario.

Carajo – el señor mira su bragueta –, ¡dónde está mi vaina! ¡Qué pasa don!, ¿tan chiquita la tiene? – Antonio le molesta. No es eso, que me estoy mareando y estaba disparando para otro lado. No se preocupe doctor, solo le bromeaba. Mira jovencito, una vez con mis patas, nos las medimos ya, y un pata que se alardeaba al final bien palteado porque la tenía como un maní. Doctor, ¿usted es abogado verdad? Sí, ¿cómo lo sabes? Por su conversación, le estuve escuchando. Ah mira, y qué, ¿tienes algún problema?, yo soy penalista. No doctor, lo que pasa es que yo soy estudiante de derecho. Ah ya, y en qué te quieres especializar. Justo, me gustaría Penal, aunque creo que me va hacer daño, porque la justicia no es precisamente eso. Todavía estás jovencito, ya verás las cosas de otra manera a medida que pase el tiempo, toma – el doctor le da su tarjeta -, bueno cualquier cosa, me pasas la voz, estoy para servirte – se dan la mano sin lavarse.

¿Qué tanto hacías en el baño? Conversando con el doctor. ¿Lo conoces? Recién, es un abogado penalista. Camila me ha llamado y me ha hecho prometerle que voy a ir a casa a las 11, así que ya vámonos. Está bien.

Thursday, October 2, 2014

Sebastián llama a Elizabeth

Elizabeth está en la Av. Abancay, está distraída viendo las tiendas, los carros pasar – ahora los carros pasan más rápido –, camina porque no tiene qué hacer. Su celular suena y piensa que debe ser William y no le toma importancia.


Piensa en Mario, cosa que no siempre lo hace – cuánto le gustaría saber a Mario que Elizabeth está pensando en él, eso le animaría mucho.

¿Qué será de Mario? Seguro estará en su universidad, seguro estará molestando a los profesores – Mario le contaba que le gustaba incomodar a sus profesores con sus preguntas.

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Son las seis, Sebastián ha tenido una reunión de padres de su tutoría. Felizmente que los papás le escucharon y reflexionaron sobre el escaso apoyo que le están dando a sus hijos y se comprometieron en tener más cuidado con los niños.

Sebastián recuerda a Elizabeth y decide timbrarle, se ha prometido no molestarla y menos con una llamada, pero la necesidad apremia, quiere escucharla, quiere sentir su respiración, quiere llorar de miedo porque sabe que no le va contestar. Timbra una, timbra dos, timbra tres, timbra cuatro y la grabación le pide dejar mensaje.

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Elizabeth mira su celular para saber la hora y da cuenta que quien le ha llamado ha sido Mario.

Pobre cholito.

Elizabeth quisiera llamarle, piensa en que debe darle una explicación de por qué no le pudo contestar, pero cómo referirse a él. Duda porque no sabe ni siquiera cómo referirse a él, la familiaridad se perdió, ya no le dirá cholito; ahora le dirá, a secas, Mario.

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El Negro llama.

Loco. ¿Con quién hablo? No te hagas al loco, soy yo Henry. Negro, ¿qué ha sido de tu vida? Tranquilo, ya a punto de pagar mis deudas y por eso mismo estoy celebrando, vente al ovalo. Me gustaría Negro, pero mañana salgo temprano al trabajo y tengo que preparar mis exámenes. Asu, pero a ti ni resaca te da. Sí, pero igual, me voy a sentir cansado, para el viernes puede ser. Está bien, yo te llamo mañana entonces.

Sebastián, está tan cansado - eso no es óbice para que siga pensando en Elizabeth – que se quita la ropa y la deja caer al suelo, se acuesta poniendo el celular al lado de la almohada, porque siempre hay una esperanza que Elizabeth llame. Sueña.

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Elizabeth recuerda que últimamente Mario le llamaba cuando estaba ebrio. Recuerda que una noche le dijo unas cosas que la ilusionó, sentirse amada por ese chico medio intelectual.

Eli, te amo y sé que tú a mi no me amas. Está bien, yo entiendo que no me ames, pero no me dejes. Perdóname por haberte molestado, te prometo que no voy a volver a insistir. Yo siempre seré tu amigo, así lo dejaremos, seré tu amigo y te voy ayudar en todo lo que esté a mi alcance.

Ya cholito, ten cuidado ya es tarde, deja de tomar y ve a tu casa.

***** 
Ellos están en la cama, ella lo abraza y él se encoje como si fuera un niño. Ella acaricia su cabello y su rostro, sus manos son delicadas. Él siente un calorcito, es un calorcito excitante, pero que le invita a ser tierno, como no pareciera serlo; se encoge más y abraza el vientre de Elizabeth.

Piensa:

Debe ser que la amo tanto, que este amor se confunde al amor que se tiene por una madre, no pienso en poseerla, solo pienso en acariciarla, en sentir su calorcito, en abrazar su vientre. 

Wednesday, October 1, 2014

El viejo y perezoso sol de Lima

Querida Elizabeth,

El azar nos unió alguna vez, ahora nos ha puesto en distintos caminos, distintos espacios, y no necesariamente tiene que ser malo. Ahora, esa distancia se puede salvar con una visita, con que nos contemos la vida.  

Cuéntame cómo te va con tu madre, sabes que la siento como si fuera mi pariente. Tu simpatía, hace que la vea con mucha simpatía. Me gustaría conocerla y hacerme grato para ella.

Cuéntame de William, dime si sigues con él. También, él me es simpático, porque si tú lo amas es porque mucho valor debe tener. En otro tiempo y espacio, seguro – él y yo - hubiésemos sido amigos. 

Sé que aún estás en Lima, así que no te pregunto por tu lindo pueblo. Pueblo con solcito alegre, no como el viejo y perezoso sol de Lima.

Qué confíes en mí, es tan grato como cualquier caricia que no te atreves a darme. Cuando quieras hablar de lo que sea, no dudes que puedes sentarte a mi lado, recuerda que soy tu amigo. Y Si ya no quieres hablar de eso, no importa; ven y siéntate a mi lado, seguiré siendo tu amigo.

Tuyo.