Sunday, September 28, 2014

Mónica extraña a Raúl

Mónica está pensando, el solcito triste de este verano loco de nubes grises la pone reflexiva. ¿Qué será de Raúl? ¿Ahora estará con sus compañeros de la universidad? ¿Quizás estará de enamoradizo con las chicas de Lima?

Decide ver el facebook de Raúl y después de detenerse en la cara de niño de aquel joven, se arma de valor para escribirle.

Hola Raúl, dime qué es de tu vida. (Elimina el texto).

Piensa que puede parecer ridícula, pero luego se da ánimos, pensando que Raúl será caballero, le responderá amablemente.

Hola Raúl, dime cómo te va en Lima. (Elimina el texto).

Será acaso que Raúl puede pensar que soy una sufrida, quizás y ya tenga enamorada. Quizás Raúl tenga muchas cosas que hacer antes que pensar en relaciones afectivas. Ahora está en la universidad; ahora está en Lima, trabajando y estudiando y su vida debe ser muy acelerada, en nada comparable a este pueblo triste.

El solcito está brillando, y Mónica está triste. Esa tristeza es provocada por la angustia de no saber qué hacer; quizás sería absurdo escribirle en el chat, quizás sería mejor llamarle: Hola Raúl, qué es de tu vida, ingrato, ahora que estás en Lima ya no te importan los amigos de tu pueblo – practica.

Recuerda los momentos felices, aquellos tiempos que se juntaban en la casa de Elizabeth. Ellos se congregaban allí con los chicos del colegio, siempre para escuchar música y tomar lonche. Esos lonches eran riquísimos, porque la mamá de Eli les servía alfajores y otros dulces.

Los alfajorcitos de mi pueblo son los más ricos, cuánto quisiera poder ir a Lima llevándole a Raúl unos alfajorcitos, seguro que le contentaría mucho.

****** 
Mónica baja para comer. No quiero comer mamá. Pero será que estás enamorada hija, estás días que no comes bien. Mamá, es que no quiero comer ahora, estoy haciendo mis tareas. Mónica no estarás enferma hija. Ahora eso mamá, temprano me comí unos alfajores. Pero eso no puede ser tu almuerzo. Mamá por favor.

Mónica se echa en su cama, coge su almohada y suspira pensando en Raúl. Lo extraña, no pasa momentos en que pueda dejar de pensar en él.

Recuerda que cuando Raúl era un niño gordito ella se decía que jamás se enamoraría de alguien como él; pero Raúl se puso muy atractivo ahora, es un poco panzón, pero ahora se ve atractivo, quizás deba ser porque la gente que va a Lima se pone guapa. Sí eso debe ser, es que Lima es una ciudad donde hay de todo y uno aprende hablar más rápido y la gente estudia mucho y se relaciona más y eso hace que se vean más atractivos.

Extraña a Raúl, como le juró, cada segundo está que lo extraña. 

Saturday, September 20, 2014

Mónica

Ella le mira, él la mira. Los dos jóvenes se encuentran después de mucho. Ella antes no le había mirado con deseo, pero ahora ha cambiado, se dice, se ve apuesto, adelgazó y se ha puesto guapo. Él se dice, sigue tan linda como siempre, y ahora se ha fijado en mí.

El pueblo con su solcito de todos los años, te da ánimos de ser feliz; ¿por qué no ser feliz con ella?, ¿solo por vacaciones? Pero es hermana de mi amigo, amigo a quien admiro y respeto.

****
Ella le mira, él la mira. Él ve su cuello blanco adornado con sus ensortijados cabellos, que gusto será besarla. Ella le mira y da cuenta de su vientre abultado, está panzoncito, tiene unos brazos fuertes y una mirada de niño, desea abrazarlo como si fuera un peluche.

Ellos se acercan. Conversan de lo poco que tienen en común, recuerdan las trivialidades de la secundaria; hablan de su hermano y amigo. Sonríen.

Mi amigo me está viendo y no dice nada, la gente nos molesta, él se debe dar cuenta que podría pasar algo entre Mónica y yo; y él no dice nada, porque es mi amigo y me respeta.

Es una noche calurosa, el pueblo tiene estas noches tropicales que hacen aflorar tenuemente tu sensualidad; él siente un hormigueo en el estómago y el pecho, sus manos quieren tocar; ella tiembla al recibir el toque de las manos de su amigo.

Me voy, es mejor que me vaya. Sé que podríamos hacerlo, pero y si lo malogro; mejor así nomas. La deja en su casa.

Esa noche duerme tarde, se toca el sexo pensado en ella, lo hace con tranquilidad.

****
Ellos se van, su hermano y amigo se van para la capital. Ella desespera porque no ha logrado nada. Su hermano se despide, sube al auto y se aleja para no verlos. El joven y la chica se quedan, se miran, se dicen unas pocas palabras, se despiden.

Ella esperaba una confesión de amor, esperaba una promesa, pero solo le dio un beso, un beso así nomás.

Un beso, un beso así nomás, es un beso quedito, un beso sin humedad, un beso de pajaritos, un beso de niños, un beso así nomás.

------
La imagen es una fotografía que hice a una copia pirata de la pasta del libro de Mario Vargas Llosa, "La Casa Verde".

Friday, September 19, 2014

Soledad

Mario siente la cara con hormigueos, tiene dolor de cabeza y le arden los ojos. Piensa que está mal, pero no puede ir al médico porque no tiene dinero y tampoco tiempo para darse un alto. Piensa que se le pasará, que debe ser producto del estrés. Timbra a Henry.

Negro, ¿qué haciendo? Aquí saliendo de la chamba, ¿y tú? Estoy estresado, está que me duele la cabeza y siento hormigueos en mi rostro – de pronto recuerda a Elizabeth y se dice que si ella estuviera a su lado, sería la primera persona en quien recurriera. Oe Loco, vamos a tomar, ¿pero tienes plata? Misio, esperando fin de mes para pagar cuentas y poder comer mejor. Iguales, voy a ver si Juan Carlos me puede prestar y te paso la voz. Ya.

****** 
Mario va a su casa, quizás su madre le pueda prestar algo.

Nellita, ¿cómo estás? – quiere hacerse el chistoso. Tu tía a muerto hijito – Nella se pone a llorar y camina de un lado a otro, como ida. Cálmate mamita; mi tía estaba sufriendo bastante con el cáncer; ahora ya está descansando. Qué va hacer de mis sobrinos, que va ser de Linda, pobre niña – Mario abraza a su madre y le siente el corazón acelerando.

Se sientan, y Nella le cuenta la historia de Carmen; que ellas fueron amigas en una etapa muy bonita de su vida y sobre el problema que tuvo con el tío Lobo. Nella llora con el último tema y culpa al tío Lobo del dolor que sufrió su buena amiga.

******  
Negro, no puedo salir, mi tía ha fallecido. Lo siento Loco, mi más sentido pésame. Gracias amigo, mejor dormiré porque mañana tendré que terminar mis tareas temprano para acompañar a mi madre. Ya Loquito, descansa.

Mario se pone frente a la computadora, abre el facebook y busca la cuenta de Elizabeth. Ella ha puesto un mensaje en su muro y la gente le comenta haciendo referencia que estuvo por Jirón de la Unión, divirtiéndose.

Él, en cambio, se siente mal por hacer el amor con Alexandra. Se entristece cuando alguien se le acerca y buscan su simpatía como cuando Elizabeth lo hacía, siente que le traiciona con todas esas personas cuando les presta atención, atención que antes solo le daba a ella. Por eso se queda los sábados esperando que ella regrese, por eso mismo no acepta compromisos los domingos por si es que se digna visitarlo; por eso terminó con Alejandra, porque quiere decirle a Elizabeth – cuando vuelva – que la ha estado esperando.

**** 
Mario se levanta con la misma sensación de hormigueo en la cara, pisa frío, prende la radio, se desnuda y se va directo a la ducha. Piensa mientras le va cayendo el agua, está helada, pero el hormigueo lo siente más que el frío. Piensa en Elizabeth, en el tío Lobo, en su madre y en Alejandra.
Elizabeth completamente perdida, sin saber nada de ella, o mejor dicho sin atreverse a saber nada de ella; porque podría llamarla, pero no quiere sentirse tonto ya que no le responderá.

El tío Lobo, en la disyuntiva de ir o no a despedir a la tía Carmen.

Su madre, que se le partirá el corazón al despedirse de su amiga.

En Alejandra, que la dejó llorando porque cortó y tendrá que volver a verla el lunes.

***** 
Suena su celular, es su padre.

Mario, ya nos estamos yendo, ¿vienes o no? – como siempre molesto. Ya voy papá, estaba terminando unos asuntos. Carajo como siempre tú todo a la última hora, estamos aquí en la puerta tu hermana está molesta porque vamos a llegar tarde y tu mamá no quiere salir si no es contigo. Ya voy viejo, no hace falta que me llames al celular, porque puedo escuchar tus gritos desde aquí – Mario corta.

***** 
En el cementerio.

Era una gran mujer – dice una señora que presumiblemente puede ser tía de Mario. Era mi mejor amiga – responde otra presumible tía.

Mario se queda viendo a Elías, está desencajado, nunca tuvo buena relación con él. Desde muy pequeño siempre lo vio como el primo malo. Aunque todos lo aprecian - el más simpático de los sobrinos -, en especial Nella, porque lo ha tenido por un buen tiempo.

¿Has saludado a tu primo? No mamá, es que está con sus amigos. Mira allá está Eddy, saluda a tu primo. Está bien tendré que ir.

Mario se acerca a sus primos, quienes estaban muy entretenidos en su conversación; pero al verle cambian se ponen más serios.

¿Y primo? Cómo estás Eddy, a los años primo. Sí pues, tú que no te dejas ver, solo para los momentos tristes te dejas ver. Es que estoy full con el trabajo y la universidad. ¿Estás estudiando en la Vallejo no? – pregunta Aldo. Sí. Oye pero allí es fácil el asunto. Estudiar es fácil, lo que es pesado es hacer tareas y trabajos. Ah ya – Eddy quiere molestar al primo -, ¿y por qué no has venido a visitar a la tía? Sí viene, pero ya las últimas semanas no pude.

Mario se incomoda con ese grupo de jóvenes; ellos siempre lo aislaron por ser el hijo de su padre. De pronto Soledad le salva del martirio.

¡Primo! Hola Sole. ¡Primito, cómo has estado? – Soledad le abraza y él se siente torpe porque no sabe responderle con la misma espontaneidad. Bien prima, aunque ahora triste por lo que pasó con la tía. Sí pues, tu mamita debe estar muy triste, era su amiga, ven conmigo.

Soledad y Mario se acercan a Elías y le dan el más sentido pésame. Es la primera vez que Mario y Elías conversan, antes ellos solo se miraban, siempre él discutiendo con el tío Lobo.

Primo, mi más sentido pésame. Gracias Marito, es el dolor más grande el de perder a una madre. Primito lo siento un montón, mi tía era una persona buenísima, no sabes todo lo que la recuerdo – Soledad abraza y besa a Elías. ¿A qué hora la van a llevar? En una hora.

*****
El hermano de la tía Carmen pide la palabra, agradece a todos los presentes, se acerca al féretro, llora y se despide de su hermana. Todos comienzan hacer lo mismo y Mario da cuenta de su madre quien se ha puesto a llorar. Es el momento más triste, han hecho una cola para darle el último adiós a la tía Carmen.

Quiero señores, queridos familiares, queridos amigos, vecinos, todos – comienza a llorar Soledad -, darles las gracias por acompañarnos en esta despedida al cielo a mi querida tía Carmen.

Más adelante nosotros te seguiremos querida tía, ese camino también recorreremos para estar contigo en el cielo – Carmen lo dice con tanto dolor que conmueve a todos. Ilumina el camino de tus hijos. Tú me dijiste cuando viene el 29 de julio, estoy sana; pero ahora te nos has ido tiíta. Tú solo tomas la delantera tía, nosotros te seguiremos.

Soledad abraza el ataúd, llora desconsolada y un par de señores – presumiblemente otros tíos de Mario -, la llevan a la cocina a tomar agua.

Mario se acerca a su madre y le pregunta si se quiere despedir. Ella dice que sí. Nella – acompañada de Mario- se acerca al féretro y ve el rostro de su amiga.

Mira hijito, tu tía está dormidita, parece un ángel. Sí mamá, ahora ella descansa en paz.

Nella se persigna, deja una rosa y se dirige al lugar donde estaba sentada.

***** 
El tío Policia se acerca a Mario y le pide que tome las fotos para el recuerdo de la familia.

Ya tío. Pero eso sí, luego me lo pasas a mí y déja de estar publicándolo en “fasebuk”, porque tú todo lo publicas. Tío es “facebook”, y yo lo publico pero solo lo pongo para que lo vea la familia. Tú deja de estar publicando la tragedia de la familia que eso a nadie le interesa. Ya tío, ya.

Mario toma las fotografías, Linda se da cuenta y se cubre, no sabe quién es Mario y se sorprende de por qué ese señor le está tomando tantas fotos. Están todos afuera haciendo una pequeña procesión de despedida con el féretro.

*****
En el cementerio, las escenas de dolor no son menos expresivas; al momento de bajar el ataúd, Linda ya no se controla y dice entre llantos que no puede ser fuerte, que ya no puede ser fuerte.

Mario toma una fotografía a su madre. Nella se ve mucho mayor, triste, pero se la ve linda. 

Thursday, September 18, 2014

Abstinencia

¿Encontraste información? Sí, te lo pasé a tu face, ayer. Ah, no lo vi, voy a revisarlo llegando a casa. Bueno te dejo – llegaron a la altura del Metro y Sebastián se quiere despedir. Espera, no te vayas, vamos juntos. ¿No vas a tu casa? Yo no vivo por aquí, vivo en Horizonte. ¿Y por qué te quedaste la otra vez aquí? Porque fui a visitar a una amiga.

Cruzan la pista sin fijarse que tienen la luz en rojo.

¡Ay no quiero morir virgen! – grita Alejandra. ¡Yo tampoco! – Sebastián recuerda cuando su amigo usa la palabra “choclona”. Jajajaja – Alejandra ríe y le coge el brazo.

Toman un Amarillo, bajan en Las Malvinas y caminan hacia la casa de Alexandra.

**** 
Mira Antonio esto se tiene que acabar, no puedes estar quedándote encerrado por la “ficción literaria” por siempre – Carmen le anima a Antonio para salir juntos. No es eso Carmen, lo que pasa es que estoy lleno de tareas de la universidad y sumado a los trabajos del colegio. No, a mi no me vas a engañar, mira que te acabo de encontrar viendo “El Titanic”, lo que te pasa es que eres masoquista, ya me lo has dicho muchas veces, te gusta sufrir.

****
Yo lo que creo es que mi trauma viene por parte de mi familia, es que yo he tenido un padre ausente. Nada que ver Sebas, sigue la moneda por favor, voy hacerte hipnosis – Alejandra tiene la esperanza que Sebastián le seguirá el juego -, ahora sigue la moneda, sientes que los ojos te pesan, te pesan, ¡duérmete ya! – Alejandra le da un golpe en la frente y Sebastián cierra los ojos -; estás profundamente dormido.  ¿Profundamente dormido? – Sebastián abre los ojos. No seas así – Alexandra le golpea la frente y él los cierra rápidamente -, no me malogres el ambiente terapéutico.
Alexandra se siente al costado de él, y le pregunta por su primera experiencia sexual. Sebastián está interesado por lo que intenta hacer su compañera y decide contarle todo.

**** 
Que lo estoy haciendo todos los días. ¿Todos los días? Sí. ¡Qué!, ¿estás haciendo vida de pareja? No. Solo que paso para su casa en mis horas libres. ¿Y todos los días? Todos los días de esta semana que pasó. Pero es que pareces un adolescente. Sabes qué, hoy me levanté y pensé que esto de estar teniendo sexo con Aleja no me hace feliz; así que estoy pensando en cuadrar mis ideas y para eso he decidido entrar en un período de abstinencia.  ¿Y qué le vas a decir?.., espera te llamo luego ya salieron los profesores – Luz corta.

****
O sea que tu objetivo es ser más casto que el Papa. No, no es eso, lo que pasa es que ahora no pienso en sexo, solo en los estudios.

Sebastián sigue tirado en la cama de Alejandra simulando estar hipnotizado. 

Monday, September 15, 2014

Abrazos rotos

Abrazos rotos
Los que me diste y no fueron espontáneos,

Abrazos quebrados
Los que no supe responder con naturalidad,

Abrazos arreglados
Los que me dieron la esperanza de que me quieres de verdad,

Abrazos perfectos
Como el de la primera vez
Que no lo recuerdo.  

Thursday, September 11, 2014

¿Te has ido para no volver?

Antonio coge el celular de Henry, y abre su facebook, le enseña las fotografías de Elizabeth.

Es ella. Se ve bien joven, ¿qué edad tiene? Cumple veinticinco el 23 de este mes; ¿qué tal te parece? Me parece una gordita graciosita, sí es bonita. Sabes, cuando pienso en ella, me pongo tierno, me imagino abrazándola como si fuera un peluche – Antonio se abraza así mismo y suspira. Jajajaja, estás muy sentimental. ¿Y por qué no se lo querías decir al Chino? No sé, el Chino es mi amigo, pero tú eres el mejor, sobre todo porque tú pagas las chelas. Jajajajaja.

Henry y Antonio están tomando Cusqueña Trigo, esta cerveza no es amarga y por eso se han embriagado rápido sin darse cuenta.

*****  
Mensaje de texto de Sebastián: ¿Hacemos algo hoy?

Respuesta de Alejandra: Vente, estoy sola en mi casa.

Antonio se levanta de la cama enseguida, se hace el famoso lavado menudencia – patas y alas –, se pone el jeans, se coloca unas medias negras de vestir, elije las zapatillas que le regaló Elena – que a pesar que son corrientes, tienen mejor presencia que las que compró más caro -, y se pone un polo marrón con rayas amarillas. Se echa perfume – él no usa perfume, pero su madre le regaló uno y decide usarlo para ver si Alejandra lo nota -, recuerda el olor de Elizabeth: perfume combinado a hierbas naturales que daban una sensación extraña pero excitante.

Camina hasta Pirámide del Sol, toma el Verde, llega a Horizonte, baja en la Pollería y camina rumbo al pequeño Chalé de la calle Los Canarios. Espera afuera, escribe un mensaje de texto, “estoy aquí afuera”.

****** 
Negro creo que me mareé. Pero recién vamos por la sexta botella. Esta cerveza marea rápido, además no he comido nada. Pero Loco, avisa; vamos a comprarte algo afuera y luego la seguimos, no te vaya hacer mal. No traigo dinero Negro. Pero si yo te estoy invitando – Henry le abraza del hombro y saca a su amigo.

Mira Negro, ese pata vende shawarma. ¿Quieres eso? Sí, creo que es mejor que una hamburguesa.

Antonio conversa con el vendedor, mientras Henry habla con Elena por el celular.

¿De dónde es usted señor? Soy de Túnez de nacimiento, pero de padres franceses. Ha mira, ¿y habla el francés o el árabe? El francés, por supuesto. ¿Y cómo está aquí? Mi mujer es peruana, hemos venido a ver unas cosas suyas y como no quiero estar en casa, he salido a vender. Qué bueno. Sírvase – el francés le entrega el shawarma, y Antonio le pasa la voz a su amigo. Negro paga. ¿Cuánto es señor? – pregunta Henry. Seis soles. Adieu – Antonio se despide.

**** 
¿Y? – Sebastián se queda parado en la sala mirando a Alejandra. ¿Y qué? – Alejandra sonríe exageradamente. ¿Qué vamos hacer? Bueno, quiero que me ayudes con la ppt; es que mi anterior novio me ayudaba para hacer mis exposiciones, él siempre me explicaba, yo entiendo mejor cuando me explican.

Sebastián recordó a Elizabeth, se pone triste.

¿Qué pasa?, ¿te molestó que te pida ayuda? Para nada, solo que me has hecho recordar a alguien especial. ¿Y ese alguien especial te abrazaba? – Alejandra abraza fuerte a Sebastián. No, y… - Sebastián lo dice bajito – tampoco, tampoco me daba beso.

Alejandra le da un beso.

**** 
¿Y por qué no te pediste uno? Almorcé con Elena. ¿Con Elena? Sí, nuestra relación tampoco está tan mal. ¿Cómo así? Ahora somos amigos. Ah ya, no es que me moleste; pero prefiero no tocar el tema de Elena. Normal, ahora Elena ya no me interesa más que como la madre de mis hijos. Sí, quién lo diría, al final Elena ya no le interesa a ninguno de los dos.

Antonio termina su shawarma. Le pide el celular a Henry para llamar a Elena y saludarla. Henry se lo da con cierto pesar, porque piensa que Elena puede que no conteste pensado que nuevamente la está molestando, pero igual le da.

Hola Elena. ¿Antonio? Sí soy yo. ¿Qué haces con Henry? Conversando como antes. ¿No estarán tomando verdad? Sí, pero un ratito nomás. Henry tiene que trabajar mañana, su mamá se va a molestar. No creo que se moleste más que mi madre. Seguro, pero tú sabes cómo es la madre de Henry. ¿Elena, tú le has arañado a Henry? – Antonio cambia de tema. No, cómo crees, con quién estará andando.

Oye no seas sapo - el Negro le pide que corte.

Elena, ya te dejo, yo te llamo uno de estos días para tomar un café. Está bien. Estoy usando las zapatillas que me regalaste, se ven muy bien. Qué bueno que te haya gustado. Adiós Elena – Antonio se despide efusivamente. Hasta pronto Toñito.

****** 
Hicieron el amor. Hicieron la ppt para la exposición de Alejandra. Tomaron un lonche, Antonio no se quejó de no haber almorzado, no quería incomodarla. Timbra el celular de Alejandra.

Hola papi. Ale, me he olvidado mi chompa, fíjate si está en mi cama – Alejandra se desplaza a la habitación de su padre. Sí, está en tu cama. Ya, quería saber si no la dejé en la casa de tu tía; ya estamos por llegar. Ya papi, yo les espero con el lonche. Alejandra corta.

Sebastián, te tienes que ir rápido. Tan temprano, yo quería repetir – Sebastián se pone cariñoso. Es que mi papá ya está llegando. Vamos, voy aprovechar a comprar más pan.

Alejandra se pone una chompa rosada, busca las llaves y se acerca a la puerta donde Sebastián se ha puesto con los brazos cruzados en señal de protesta porque quería volver hacer el amor.

¿Qué haces allí? No me voy a mover, no quiero irme. Pero tienes que irte porque viene mi papá. Pero no quiero, quiero hacer el amor. No seas gracioso, ya estás viejito. Te quiero demostrar todo lo contrario – Sebastián se comporta como un niño y abraza a Alejandra. ¡Vámonos!, va a venir mi papá. No me voy si no me das un beso. Está bien – resignada Alejandra le da un piquito. No pues, eso no vale – Sebastián le da un señor beso. Ya, ahora sí, vámonos.

***** 
Antonio toma los verdes y se baja en Chimú. Durante el trayecto se pregunta si está bien que tenga relaciones sexuales con Alejandra, quizás la puede estar confundiendo, o peor aún, quizás es él quien está confundido. Timbra su celular.

¿Aló? Locoquito, vamos a tomar unas chelas – es Henry. Sale vale, ¿dónde estás? En mi casa, en media hora nos vemos en el Óvalo. Perfecto.



Sunday, September 7, 2014

El tío Lobo me enseña a manejar bicicleta

Mi madre está en su cuarto conversando con el tío Lobo. Él está sentado en una pequeña silla - de las tantas que tiene Nella en su habitación - y le tiembla exageradamente el brazo izquierdo.

¡Qué hice en la vida!, estoy pagando todo lo malo que hice – Nella le cuenta a mi tío que Carmen está muriendo. Sí, ella era tan buena y te amó siempre y la abandonaste. Estoy pagándolo ahora con Amparo y esta enfermedad.

Mi tío se casó con Amparo y su matrimonio le es una tortura; ella dominó su vida y lo separó de la familia. Abandonó a Elías - su hijo mayor – como abandonó a Carmen. Tiene parkinson, mi madre nunca le había visto temblar y eso la devastó.

¿Cómo está? Se está muriendo Ismael, mi amiga se está muriendo – Nella llora más que por su amiga; llora por su hermano, es la primera vez que lo ve así -; Ángela se ha ido a verla, estoy esperando su llamada. Me tengo que ir. Cuídate hermano. Sí.

******

¡Tío Lobo! – en la sala. Papito, cómo estás mi Sebas – me abraza y se da cuenta que he estado tomando. Tranquilo tío todo bien, ahora full estudios. ¿Y full trago? Nada tío, solo que ayer mi pata tuvo una bronca con un compañero de su trabajo y le marcaron la cara; me llamó y nos fuimos a tomar. Buen motivo, cuando lo maten, tonazo fijo. Jajajajaja.

No reparé en que le temblaba el brazo, pero parece que se incomodó que le mirara tanto. Recordé cuando me enseñó a manejar bicicleta.

*****
Pedalea, pedalea nomás yo estoy sosteniendo la bicicleta. Tío no me sueltes, por favor no me sueltes – estaba con mucho miedo. Estás manejando, ves; estás manejando solito.

El tío Lobo aprendió a manejar bicicleta conmigo; él no sabía manejar y se alquiló una bicicleta para enseñarme y también aprender. Cuando ya tenía seguridad con mi bici, mi tío se puso en su bici y trataba, pero se caía; yo no me reía, lo respetaba mucho, lo admiraba porque a pesar que ya era grande, él estaba aprendiendo como si fuera un niño. Lo admiré más cuando logró hacerlo.

*****
Me despido del tío Lobo y veo a mi madre.

Tu tía Carmen está mal papito. ¿Quién es Carmen? – sigo con el efecto del alcohol. ¡Cómo que quién es tu tía Carmen! No recuerdo mamá, creo que se me ha borrado el chip. ¡Pero Sebastián!, seguro has estado tomando otra vez. Sí, ayer me fui con el Negro a tomar. Ese amigo tuyo no lo quiero ver. Pero si él nunca viene acá. Pero igual no lo quiero ver, siempre paras tomando con él; te va traer problemas. Sí, creo que tienes razón mamá; porque el Negro es alcohólico, todos los días toma. Ya vez, encima sinvergüenza me cuentas que tu amigo es alcohólico. Pero te cuento para que sepas que yo tomo con cabeza. Ay Sebastián, tú y tu tío me van a matar de la angustia. Ya Nellita, perdóname Nellita; mejor voy a descansar un poco.

****** 
Fui a la casa de mi madre por algunas frutas, no tengo para desayunar así que lo mejor que puedo hacer es comer fruta. Conseguí unas mandarinas y plátanos en la mesa.

Llego a mi cuarto, sigo mareado; me desnudo y me meto en la ducha.

¡Joder! – recuerdo que digo “joder” desde que trabajé en el Call Center -, ¡Joder!, ¡qué helada está el agua!

Me seco, me pongo mi pijama – la que me regaló Ángela por mi cumpleaños -, y me tiro en la cama a pensar en esa persona que me dejó.

Tuesday, September 2, 2014

Elizabeth y Mario

Mario espera el ascensor para ir a su piso y al abrirse éste, se encuentra con Elizabeth. Ella estaba llorando, solo saluda con un buenas noches.

¿Solo buenas noches? ¿Cómo dice señor? ¿Tanto he cambiado que no te recuerdas de mí? –Elizabeth se admira al reconocer a su amigo, le da un beso y lo abraza como antes. ¿Cómo has estado? Yo bien, gracias; ¿y tú? – Elizabeth se limpia las lágrimas que le salen -, llora, llora tranquila – Mario le toca el antebrazo -; me alegra mucho verte. Ha sido la emoción de encontrarte – Elizabeth ríe. ¿Te ha pasado algo? Nada, ha sido la emoción de verte.

Mario se desilusiona al saber que Elizabeth está casada; pero era de suponerse. Son diez años que no se han visto, ella ha tenido que experimentar muchas cosas, tantas como él ha experimentado. La mira, se ve más grande y linda que nunca; en cambio él se ve mucho mayor, más serio y cansado.

Diez años, pensé que ya no te volvería a ver. Sí pues, diez años; tuve una hija, tiene tres años; ¿y tú te casaste? ¿No me tienes en el face?, debes saber que soy una desgracia total; vamos dime, ¿por qué estás así?, yo no soy el motivo ¿verdad? No te creas, quizás sí; quizás sea que elegí mal, que no te elegí a ti.

Mario se sienta en las escaleras y le hace un gesto para que ella también se siente. Saca su pantalla y le muestra las fotografías que le tomó aquella tarde en su habitación.

¿Por qué aún las tienes? Porque no he podido dejar de pensarte. Volví a Lima después de que mi madre murió – a Mario le parece que Elizabeth le reprocha el porqué no la volvió a contactar. Lo supe, quería llamarte, pero tenía miedo de que me rechaces. No te preocupes. Luego me arrepentí, me arrepentí de no escribirte, sé que era importante haberte mandado un e-mail aunque sea, pero tenía tanto miedo de que me rechaces. No te preocupes, tenías razón de no querer comunicarte conmigo.

Mario saca un cigarro, lo prende y Elizabeth le pide que le invite.

¿Desde cuándo fumas? Desde que te fuiste; me encontré con mis amigos de la adolescencia y con ellos me iba a tomar y allí comencé a fumar. Sabes, estoy por divorciarme, mi esposo vive en este departamento con su amante; yo vivo en un cuarto alquilado con mi niña y tengo que trabajar para mantenerla porque él no me ayuda en nada; se ha desentendido de nosotras. Podría ayudarte con la demanda. No, no quiero molestarte, aceptaré un abogado del Estado. Déjame ayudarte. No Mario, no tienes porqué.

Elizabeth fuma y para Mario es maravillosa la escena: Ella esta abrigada con una casaca rojiza, una blusa de colores pastel, usa jeans, tiene su cabello ondeado recogido a un costado. Una mujer fuerte, pero también una mujer con muchos problemas; sentada en las escaleras del edificio donde él vive con su madre desde la muerte de su padre.

Te ves muy bien. Gracias, me tengo que ir. Pero podemos vernos este fin de semana – Mario se pone nervioso. No creo, los fines de semana los dedico a mi niña. Si gustas podemos salir los tres. No. ¿Estás segura? Sí; disculpa, estoy apurada. No parecía. Es que había olvidado que tengo que regresar a mi trabajo. Está bien, ¿nos volveremos a ver? No lo sé. Está bien.


Se abrazan, se dan un beso, se despiden.