Monday, August 31, 2020

La atención y el enamoramiento


Querido Sebastián,

Tú bien sabes que el enamoramiento es un problema de la atención. Sí, aunque en nuestra mente, la atención está ordenada, siempre hay una jerarquía, hay cosas que tienen el primer orden y otras que se le van acomodando como si fueran un coro o fondo, cuestiones secundarias.

En el mundo observamos muchos objetos, de diversos tamaños, más nuestra conciencia limitada solo les presta atención a algunos de eso objetos. No necesariamente los objetos más grandes son los que tendrán nuestra mayor atención, sucede que los objetos pequeños se pueden encontrar tan próximo a ti que de pronto lo vez sobredimensionado y hasta pueden hacerse vitales para tu atención.

Sebastián, eso es lo que ha pasado con Azul. Ha estado tan cerca de ti, que sobredimensionaste su tamaño, su belleza, su simpatía, su inteligencia. ¿Pero qué te ha demostrado? Acaso no te has dado cuenta de lo escaso de su ser, su simpleza y falta de sofisticación.

Te da miedo seguir pensando en eso, tienes miedo de darte cuenta de la fantasía que creaste entorno a este objeto, has querido que no sea así, y le has dado muchas oportunidades para que ella haga algo especial que contradiga lo que una observación seria diría: Ella no tiene nada de especial.

Con aprecio,
Elena.




Querida Elena,

La atención que le prodigo a Azul, no es por su cercanía, por el contrario, está lo suficientemente lejos como para darme cuenta de quién es. Sí, en mi jerarquía atencional Azul está en un nivel alto, pero no supera mis principios, mi familia, y tampoco el cuidado que me debo; sé que no valdría la pena atender a alguien si es que descuido tales cosas, no tendría ningún valor para presentarme ante ella si es que abandonara mis principios por tenerla.

Debo confesar que me da miedo darme cuenta que me engaño con respecto a ella, y por eso soy claro y directo. Sé sobre sus limitaciones, así como lo que hace bonito su persona. Azul no es citadina, es una mujer del campo y es muy libre. No suele concentrarse en pocas cosas, pienso que así pueden ser la mayoría de mujeres, y me da celos pensar que así será siempre.

Si se acercó a mí fue por sus circunstancias y eso no la hizo perder sus valores. Fueron sus valores los que me admiraron. El contexto puede decir muchas cosas, que su cercanía era interesada, que el tiempo de la necesidad pasó y ahora no está conmigo. Azul, me ha demostrado que no sucedió tal cosa, la tengo a mi lado.

Te quiere,
Tu amigo Sebastián.











Friday, August 28, 2020

Se ha muerto un VENEZOLANO


Estimados familiares y amigos,

Quiero contarles que conocí a mi buen amigo este año, aunque no se note mucho él es más joven que yo, son diez años los que nos separan, felizmente que no fue una generación, quizás entonces hubiese sido de otro modo. Pero su juventud no hizo diferencias con mi madurez, ambos pudimos decir que fuimos amigos.

Un amigo no es producto de una querencia superficial, a un amigo no lo vas a encontrar en cualquier lado, hay circunstancias que hacen que alguien sea tu amigo. Creo que a los amigos los pueden encontrar – cuando niños - cerca a tu hogar o en la escuela. Recuerdo a mis amigos de la infancia y puedo recordar algunos con especial simpatía y estoy seguro que creí que ellos eran mis mejores amigos, en verdad ellos fueron mis mejores amigos en mi infantil mundo.

La secundaria me fue dura, les confesaré que era el chico extraño que no tenía amigos, no era culpa de los otros, era mi forma de ser que aburría a los demás. Además, no era bueno en el fútbol, ni ningún deporte. Pretendí ser un intelectual, cosa que no logré, soy solo un simpatizante de las letras. Pero en la enseñanza media, aun así, con mi poca capacidad de hacer amigos, caminaron junto a mí, jóvenes a quienes puede llamar amigo. Alguien con quien conversé sobre mis problemas, que le conté quién era el que me molestaba, por quién estaba interesado, y qué es lo que quería hacer saliendo de las aulas.

En la universidad, confié en otros contemporáneos, fue fenomenal encontrar grandes amigos en ese contexto. Recuerdo de uno en especial, con quien me llegué a molestar y ya no nos vimos más, pero he sabido que cuando se ha referido a mí ha tenido simpáticas palabras. Los amigos de la universidad han sido los más geniales escuderos de mi vida, no digo que sea siempre así en todos los casos, pero en lo personal fue así.

Regresé nuevamente a la universidad, y encontré amigos más jóvenes, a quienes ahora los tengo como grandes amigos, los reconozco como hermanos. En especial, pueden ver aquel que está allá, ese joven está aquí por mí, es mi hermano, me viene acompañando años en esta vida que estamos obligados a vivirla.

Hoy tengo que despedir a mi buen amigo de este año 20, de este fatal año 20 que nos trajo algo tan vulgarmente pequeño, infinitamente más pequeño que un punto de arena de mar, pero que se está llevando la vida de nuestros hermanos.

Como les decía le conocí este año, encerrado en una habitación, cocinando para su día, con diez soles se servía desayuno, almuerzo y cena. Como se han dado cuenta, él es de otra patria, y quisiera que su cuerpo quede en mi querido Perú, pero no tengo derecho de disponer de sus restos, sobre todo cuando su deseo es volver a su amada Venezuela.

Su excelencia de ser humano se explica con su historia de lucha, que como muchos de sus amigos connacionales que están aquí lo están padeciendo. Él llegó hace tres años al Perú, me contó que para cruzar la frontera tuvo que padecer cual héroe homérico, recorrer la belleza de nuestra Latinoamérica con el corazón palpitando de la emoción de los paisajes que le iban despidiendo de su tierra.

No era un desprecio al Perú, pero él me dijo literalmente: “Perú no era mi objetivo, yo iba para Argentina”; no pudo llegar más al sur, en Colombia se quedó porque le habían engañado aquellos que le prometieron un sur más próspero. Allí tuvo que trabajar en las calles vendiendo sus pastelitos con carne, y con mucha preocupación porque no podía mandar dinero a su madre enferma que está en Lara, un estado de Venezuela. Se encontró con un barquisimetano que le contó que en el sur está la gloria, que está el Perú y que allá a la gente que concina le va bien.

Me dijo, “cuando vi por internet la gastronomía peruana me convencí que debía ir allá”, también dijo, “no quiero estar más en las calles”. Me sorprendió saber que vendía cigarrillos por las noches parado cerca de una discoteca; era joven, y tenía que ver a otros jóvenes ser felices, mientras que él estaba afuera con el calor tropical de Colombia vendiendo sus cigarrillos.

Algunos me han escuchado decir esto, él fue quien me contó: “cuando llegamos a Tumbes un peruano alzó la voz y dijo que estábamos en Perú, y alguien le preguntó cómo sabía eso y respondió que se daba cuenta que habían llegado porque había mucha basura”. Nuestro amigo se preocupó porque comenzó a ver el desierto del Pacífico y sus ciudades desorganizadas. Me dijo que cuando llegó a Lima, la vio como un gran monstruo que se iba a devorar todas sus esperanzas. La caótica ciudad, no era como las imágenes perfectas de los platos de la gastronomía peruana, se desilusionó en apariencia, pero como buen guerrero se dijo que iba a la guerra si era preciso a morir.

Venezuela es la cuna del gran Libertador Simón Bolívar, ese hombre a quién amamos y odiamos, el que consolidó la libertad de los criollos peruanos, el que nos fragmentó en dos Estados: Perú y Bolivia. Simón Bolívar era un gran guerrero que perdió a su amada y no quedándole el amor, le quedó sus circunstancias de explotación por los peninsulares, y prometió y cumplió con sus fuerzas la libertad de su tierra. Nuestro amigo, también perdió el amor, en su historia se registró una hermosa mujer que está allá cargando a su hijo. Él no los dejó por mal padre y deshonesto marido, los dejó porque sus circunstancias eran más fuertes que sus ilusiones. Este nuestro amigo, me recuerda entonces a nuestro gran libertador, guerrero sufriente del terrible peso de la realidad.

Llegó a mi casa en diciembre del año pasado. No sé si celebró las fiestas de fin de año, no supe cómo la pasó en navidad, la noche del año nuevo no escuché su risa. En enero y febrero tampoco supe de él, mi mujer me enteró que teníamos un inquilino en el cuarto piso, pero solo le conocí cuando se cerraron nuestras puertas por la cuarentena. Le vi, y sonreí, y él sonrió.

Su simpático rostro y sus ojos azules impedían no fijarse en él, pero más llamativo era su entonar, no era del veloz caraqueño, era una entonación como los de mi pueblo, de mis andes queridos, pero con una alegría tropical. Me dijo: “A su orden señor”. Y luego, y esto sonará fuerte, dijo cosas como, “me oyes Sebastián”, “coño de su madre”, “de pinga”, “estoy arrecho”. Entonces le molestaba por su dialecto tan sexualizado y él que no se quedaba atrás, me dijo, “no digas nada, que ustedes los peruanos cuando hablan todo es de pinga para abajo” y me maté risa”.

Fue mi acompañante para hacer las compras los fines de semana, y para probar su valor le ofrecí comprarle su mercado, que él pidiera, y su delicadeza humana se mostró, escatimando, solo pidió unas papitas, cebollas y tomates. Con eso hizo una sopa, una sopa que me volvió a los tiempos cuando mi madre me servía sus calditos en las noches de invierno. Me quedé admirado y él estaba preocupado, quiso disculparse porque le faltó no sé qué ingrediente, pero su caldito estaba rico, y él preocupado por el ingrediente se sentía que había fallado. Su humanidad era tan grande a pesar de su escasez.

Las conversaciones en la amistad son el ingrediente principal, y él escuchaba a pesar que hablaba más. Un día le estuve contando mis temores y sobre mis poemas, pero él también hablaba a la vez de los platos peruanos que ya sabía cocinar, entonces le molesté porque parecía que no me escuchaba, y me dijo que sí me había escuchado, que parecía que no escuchara pero que él estaba atento, y era así, me dijo todo lo que le había contado y también la interpretación de mis temores.

Una noche subí una sangría para compartir con los inquilinos, comenzamos a conversar de la vida en general, y él se quedó hasta más tarde y compartimos la música que nos gustaba, coincidimos con muchas canciones. Y me contó sus otras luchas. Él mantenía a su madre, eso no lo sabía su mujer del todo, pero él enviaba cincuenta dólares a su madre todos los meses, y me dijo con su mirada fija y tono adusto, que ese mes no iba a enviar nada, porque tampoco podía enviar nada a su mujer e hijo. ¿Duro verdad?, cómo no empatizar con un ser humano esforzado lejos de los suyos. Cómo no simpatizar con la causa de este guerrero que era nuestro amigo de Lara.

Los meses pasaron, y su compañía se hizo cotidiana. Cuando se salió del encierro, fue muy gestual al servirnos uno de los mejores sancochos que he probado, mi padre quedó encantado. Luego vinieron las parrillas venezolanas y conocer a los suyos. Guerreros sonrientes que contrastan con mi apariencia melancólica. Y Venezuela inundó mi casa.

Me contó que se iba en diciembre, que iría a ver a su madre y traerse a su mujer e hijo. Me dijo que hubiese preferido no tener un hijo, que lo amaba, pero que era su hijo por quién más sufría, que quizás un hombre puede dejar padres y hermanos, puede dejar una mujer, pero que jamás puede dejar un hijo, que era un pedazo de sus entrañas que no podría arrancárselo de su ser sin morir en el intento.

Él quería volver a su tierra para vivir en el campo como en su juventud, pero la fuerza de la realidad le devolvería al Perú, que por ahora era su única alternativa. Un pueblo entero tiene que decir eso de su contexto, los hombres que han nacido en una tierra rica y bella tienen que optar por la única alternativa para escapar de la miseria y el hambre. Estos hombres vienen aquí a luchar la guerra de la vida que tiene muchas batallas y algunos de ellos mueren en su lucha como se ha muerto mi amigo venezolano.

Él tenía treinta años, no era deportista, y sí, era gordito. Mi pequeña niña me dijo graciosamente, “se ha muerto porque era gordito”; y me hizo reír y llorar. Mi amigo era gordito y era por lo que más le molestaba. Se afanaba en su comida, los ricos potajes de su tierra que tuve la suerte, la gran suerte de probar.

Se ha muerto, sí se ha muerto, me deja otro amigo… Es una pena que a mí me toque verles partir.



Thursday, August 27, 2020

Mejor Amigo

Gracias, por haber dicho que eras mi mejor amigo. Quiero decirte que, aunque ahora no estemos juntos, aunque ya no coincidamos como antes, deseo que así me consideres, tu mejor amigo. 

Aunque tenga un tono adusto, y supuestamente entre tú y yo haya una gran distancia, eso se borrará con nuestras sonrisas, con el querer compartir una conversación, caminar juntos, tomarnos una cerveza, empujarnos en el camino, comer alguna golosina, cualquier broma hará que nuevamente seamos cómplices en la vida.

Quiero enterarte, que tu vida transcenderá, porque me has conocido; desde que te hiciste significativo, tu vida ha quedado en mis escritos y entonces ya no dejarás la existencia sin dejar huella. Te prometo que escribiré inspirado en tu esfuerzo, perseverancia en esta vida que se nos obliga vivirla.

Con poquito tiempo uno llega a conocer a grandes hombres, y he conocido uno en ti. Alguien que lucha por los suyos, que es capaz de sonreírle a las circunstancias adversas, que saca fuerzas todas las mañanas de donde “no hay”. Que tiene tanto por qué llorar, pero está allí siendo valiente.

Quiero pedirte perdón por las veces que te he “corregido”, algunas veces han sido boberías, pero así somos los hombres, a veces se nos escapa el orgullo, la pretensión, pero entre amigos eso pasa por alto. Voy a recordar que cuando te decía algo que no te gustaba callabas y hacías como que no escuchabas, me dabas risa; como un niño malcriado, te ponías serio y tratabas de cambiar el tema, y ganabas porque sencillamente no hablabas más, o sentenciabas: Loro viejo no aprende hablar.

Qué bacanudo es la vida con los amigos. Es una pena que es a mí que me toca verte partir.




Tuesday, August 25, 2020

La Realidad

La fuerza de la realidad
Pesa
Pesa tanto
Como ir al hospital
Llevando a tu ser querido.

La crudeza de la realidad
Acritud moral
De quién eres
Qué cuánto vales
Sino lo que tienes.

La realidad
Que te tumba al piso
Se burla de tus sentimientos
De lo que te concentras
Cuando el mundo es más ancho y ajeno.

Realidad
Que me hace doler el corazón
Que una incógnita dibuja en tu rostro
Que te hace despertar temprano
Para irte no queriendo.

La misma realidad
Que me dice que no ruegue
Que no me amarás nunca
Que te irás para un siempre
A tus andes bajos.

Pesa,
Duele
Me sabe amargo
Agrio
Esa realidad.








Monday, August 24, 2020

Cachorro


Gustavo se levanta temprano, le llegan los mensajes del juez, una nueva resolución para fundamentar. ¿Podrá hacerlo?, tiene miedo a esas resoluciones, piensa que el juez se está dando cuenta de su poca preparación, se estresa de pensar que tendrá que pedirle nuevamente a su tía que revise los documentos. Le llega otro mensaje, es Sebastián que quiere conversar con él, pero no le responderá, Sebastián necesita tiempo, le llamaré en la tarde. Otro mensaje, es su primo.

  • Cachorro murió.
  • Qué dices primo.
  • Cachorro cholo, Cachorro murió del Covid.


Gustavo no lo puede creer, aunque sí, es posible; Cachorro es gordito, pero es joven, no se pudo haber muerto. Le cae una lágrima, le cae otra y se pone a llorar. Le está timbrando Sebastián, le responderá, quién más que Sebastián para acompañar una situación así.
  • ¿Quién es Cachorro?
  • Cuando llegué a Lima vivía en la casa de mi primo en Pueblo Libre, teníamos como vecino a Cachorro, vivía en la casa de al lado, con sus dos hermanas y su madre. Una vez fuimos a jugar partido y allí es que le conocí, fue muy amable, me llevó a su casa, me invitó a comer; por él es que me comenzó a gustar el rock, Cachorro era baterista.
  • Lo siento cholo – Sebastián nota a su amigo muy afectado.
  • No sabes cholo, me he puesto a llorar, a veces uno no piensa que esto te puedo pasar, Cachorro era un buen amigo, era uno de mis mejores amigos.
  • Lo siento por tu amigo Cachorro. Y yo con mis tonterías de desamor.
  • Pucha cholo siento que me quedo solo, por favor cuídate, déjate de esos compartir venezolanos, no vayas agarrar allí el covid. ¿Sigues con lo de Azul?
  • Sí, pero estoy tratando de ser fuerte, ya no la molesto, no le escribo y tampoco la voy a ver.
  • Qué bueno, además por lo que me contó Keni, esa Azul no te quiere, ni siquiera te estima. No se preocupó por tu cumpleaños, pero el de sus compatriotas bien que lo celebró, pero el tuyo, le resbaló. ¿Acaso no la apoyaste tanto?, para que luego que le sale todo bien se olvide de ti.
  • No es así, tenía sus problemas, su celular se le malogró y bueno, seguro tendría problemas que le hicieron olvidar mi cumple.
  • No cholo, por lo que me dijo Keni a ella no le importastes nada. Si se recordó de ti es porque tú le llamaste o le escribiste, sé honesto contigo, a ella no le interesas nada. Pero lo bueno es que ya estás decidido olvidarla, por mí esa mujer no te merece. Ni se te ocurra regalarle nada, no le invites a salir, no le escribas, no le digas nada, sé orgulloso cholo. Ella es una más del montón, no te merece.
  • No digas eso, no la conoces cholo. Ella es una muy buena persona, sé que no es para mí, pero la quiero y estoy dispuesto a estar cuando me necesite – Sebastián tiene los ojos llorosos.

Azul, yo no cocino tan rico como tú, pero un día
podemos ver una película y te puedo hacer unas
hamburguesas como estas.




Sunday, August 23, 2020

La Cuarentena de ellos

La cuarentena es algo que no vamos a olvidar nunca.

Claro, si no fuera por la cuarentena no estaría enfermo.

¿Tienes el virus?

No, estoy enamorado. Tengo todos los síntomas. No dejo de pensar en ella, me duele la cabeza, la nuca, estoy con mal humor, tengo dolor en la garganta y mis ojos me arden porque no la puedo ver.

Tienes que ser orgulloso. Eso es lo malo de ti, que no tienes orgullo – Andy le aconseja.

Pues que bueno que no soy orgulloso, para mí ser orgullo es malo. No se lo he dicho, pero he sido más que evidente para que sepa que la amo.

Pues deberías guardártelo, si ella no es para ti, no tienes por qué decírselo, ella lo puede utilizar para destruirte, para burlarse de ti – Andy se preocupa por su amigo.

Me ha sucedido esto antes y he actuado sincero y directo. Esa persona ahora es mi amiga, y es una de las mejores amigas y nunca he pensado que se haya burlado de mí, ni nada.

No todos son así, tienes que tener cuidado. ¿Quién es ella?

Se llama Azul, la conocía antes solo de vista, pero ahora sé más de ella y saber más es lo que ha hecho perderme. Te confesaré que antes ni la veía, salvo por los bonitos ojos, ni la hubiera visto. Pero la cuarentena me dio tiempo para ver en detalle su anatomía y sobre todo su espíritu. Me gusta mucho su piel, y para serte específico, me gusta más sus pies y su trasero; creo que son las cosas más bonitas que tiene a parte de sus ojos.  Pero como persona, como persona la siento tan grande, linda y generosa, abarcante del todo.

¿Es venezolana?

¿Por qué supones eso?

Por lo del trasero.

Sí, es venezolana. Durante la cuarentena todos subían a la azotea y allí nos conocimos más. Los venezolanos son muy alegres, y suelen hacer amistad con facilidad. En ese piso viven dos mujeres y cuatro varones venezolanos. Los varones son: dos panaderos – Wilson y Luis -, un oftalmólogo – Marcial -, y un mecánico – Gregory. Las mujeres: Azul y Lizmar. La primera quincena comenzaron a jugar dominó, yo subía para verlos, me parecían graciosos, les hacía el habla, aunque parecía que les aburría porque mis temas suelen ser teóricos, ellos están más con cosas como el fútbol, las apuestas, las amistades, lo doméstico. Te diré que me había interesado en Lizmar, es muy joven apenas 24 años.







Saturday, August 22, 2020

Venezolanos

Sebastián volvió a su casa. No quería hacerlo, pero su independencia nunca ha entrado en conflicto con los horarios de sus padres, además su habitación tiene salida independiente. Vive como antes, solo que ahora tiene una nueva tarea que es la administración de la casa. Su padre está enfermo, al igual que Nella.

Mira por su ventana, hará mucho sol. Se quita el pijama y se mete a la ducha – se siente culpable porque pocos tienen el privilegio de poder ducharse apenas se levantan de la cama en un día de verano. ¿Qué hará hoy? Primero llevar a su padre al hospital para ver lo de la operación, luego se quedará en casa para limpiar algo del techo que recién se ha llenado y luego, si es que no viene Carmen para ir a comer, se irá a SJL al restaurante de su amigo. En la tarde se dará tiempo para leer el libro que le obsequió el estudiante de cuarto. Moja el piso del baño. Se viste rápidamente, su padre le llama.

¿Qué pasa viejo?, todavía es temprano – le habla por el tragaluz.
No, una enfermera llamó y dice que no hay necesidad que vayamos, ya me dio la fecha para la operación. Baja, para que atiendas a un joven que quiere cuarto.
Ya voy.

Sebastián baja las escaleras, lleva las llaves en el tacho.

Buen día, ¿es para persona sola? – Sebastián pregunta al joven.
Buen día señor, no, es para mí y mi amigo.
Tenemos habitaciones para personas solas.
Pero nosotros trabajamos todo el día, hasta en las madrugadas.
Bueno, pero es un cuarto en el último piso.
¿Lo puedo ver?
Sube.

Sebastián se admira de ese joven. Se muestra muy entusiasta, pero no le quiere alquilar. Recuerda lo que le dice Carmen sobre los venezolanos.

“Si vas a ver tu casa te diré que tengas cuidado en alquilar a los venezolanos; son gente muy bulliciosa; además siempre te dicen que solo va ocupar una persona, pero luego se traen a sus amigos; ellos son así siempre andan en grupos. Además, últimamente hay muchos rateros venezolanos, en su país han sido hasta extorsionadores, ten cuidado”.

¿Y cuánto cuesta el cuarto? – Luis sonríe.
Trescientos.
Está bien.

Sebastián quería pedirle más para ver si el venezolano se desanimaba, pero se distrajo pensando en lo que decía Carmen.

“Sabes, la otra vez en mi piso, la señora los botó a los venezolanos porque estaban haciendo fiesta, ellos son fiesteros, les gusta mucho tomar. Y de las venezolanas ni qué decir, esas chicas son un peligro para ti, ellas solo buscan un hombre que las saque de su pobreza, que les ayude a mandar dinero para su familia, que les compre de todo. Pero qué bueno fuera que busquen un hombre, ellas – y también te diré que ellos – son gente que no les interesa la fidelidad, cuántos de ellos podrá tener hasta sida. Para ellos es fácil tener una pareja, terminar y comenzar con otra relación”.

¿Puedo tomar el cuarto hoy en la noche? – Luis sonriente pregunta a Sebastián.
Claro – Sebastián mira a Luis y dice este joven no puede ser así como dice Carmen.
Entonces, le puedo dar una parte y en la noche le doy el resto.
No se preocupe, bajemos para darle un recibo. ¿Cuál es su nombre?
Luis, un gusto señor ¿?
Sebastián, Sebastián Rivas – Se dan las manos.


***** 
Sebastián entra a su habitación, se quita los zapatos y pone las sandalias. Qué bueno que no irá al hospital, ahora tiene un poco más de tiempo, llama a Luiz para ver lo del viaje a Tarma.

¿Qué fue cholo? – Luiz le responde.
Aquí, un poco estresado porque nuevamente volví a la casa de mis viejos.
No jodas pues, ya sabía que tú nunca podrás ser independiente. Tú por la puras cantas el “somos libres”.
Jajajaja… Cholo, ¿vamos a Tarma?
Claro, justo estoy viendo las flacas que nos van acompañar.
¿Qué flacas?, ¿no va tu esposa?
No seas huevón, yo hace tiempo que me separé de Alicia. Ahora voy solo con mi hija. Tengo unas venecas bien serias, son tres; una pa ti y dos pa mí.
No me parece Cholo.
¿Qué no te parece?
No me parece que hables así de las venezolanas.
No seas huevón. Seguro sigues pensando en la tal Alejandra.
Nada, solo que no me parece que se expresen así de la gente, sea la nacionalidad que sea, igual podrían decir de las peruanas.
Ya carajo, tienes razón. Sabes, estoy saliendo con una venezonala, me interesa, sobre todo porque es bien seria.
Pues que bueno, te darás cuenta que no se puede generalizar a las personas.

Sebastián se tira a su cama y piensa que este año será muy estresante porque tiene cargo en el colegio, así que se irá de viaje por lo menos una semana. Dejará a Luiz en Tarma y se adentrará a la selva.

  

Friday, August 21, 2020

Otra mañana

Sebastián se levanta a las cinco de la mañana, se quita el pijama para acompañar a su tristeza con el frío de las primeras horas del día. Mira su celular, tiene muchos saludos por su cumpleaños y recuerda el poema Masa de Vallejo, todos esos saludos le dicen levántate, ten ánimo, y él piensa en levantarse y seguir adelante.

Escucha el sonido de la puerta de la calle al abrirse y cerrar, y corre hacia la ventana para ver al chico venezolano que se va a su trabajo. Está descalzo, piensa que si él fuera ese joven tendría algo más en común con Azul, envidia a ese joven. Se encoje de brazos y siente sus costillas, piensa que está adelgazando mucho y que si ahora tendría el coronavirus seguro que éste le mataría o al menos le llevaría a UCI.

Regresa a su escritorio, prende la PC y busca la canción que tanto le hace pensar: Mystery of Love. Abre el perfil de Azul y la mira, se queda mirando esas fotos antiguas donde ella está en sus Andes Bajos, cocinando, riendo, compartiendo con todos esos seres humanos felices. Maldice al dictador Maduro porque por culpa de ese gobierno una nación tiene que sufrir tanto, pero sobre todo porque es el pueblo de Azul el que sufre. El día que Maduro caiga y Venezuela sea libre pedirá permiso para hacer una gran fiesta en la casa, ese día se tiene que celebrar la libertad de ese pueblo que siempre sonríe, que se esfuerza en ser feliz; se dice.

Se quita el interior y lo pone en la cesta, entra a la ducha y deja caer el agua fría en su nuca para que le alivie el dolor del estrés. Se enjabona, llora para que sus lágrimas se vayan con el agua. Mira sus pies y piensa que habrá la oportunidad de tocar los pies de Azul con los suyos. Tiene miedo que no haya oportunidad ni de besarla, porque todo solo está en su mente como ocurre con Elena.

Se cambia, pone la mascarilla y el protector facial, lleva su mochila con los documentos de su madre y se va para el hospital. Nella siempre fue muy fuerte, pero ahora está en una silla de ruedas, pensó que tendría que lidiar con la vulnerabilidad de su padre, más no de Nella. Esa mujer que la crío sin ser su madre, no se merece estar así. Pero ahora, ahora Nella también le está ayudando, a pasar esta depresión de amor, como cuando era un adolescente y vivía pensando en Elena.  

En el paradero toma un jugo de naranja y espera que llegue el bus que le llevará a la Clínica San Juan de Dios. Sube, y se pone al fondo, busca su libro para leer, pero luego decide seguir pensando:

“Tengo conciencia de que existo, que poseo una actividad propia y una personalidad. Sé que soy distinto a todos los demás individuos. Creo en mi libre albedrío. Pero desde que te amo, me cuestiono si existo, si no soy nada más que un aparato que te está grabando, acaso será que mi actividad está determinada por alguien que presionó un botón para grabar tus andanzas. Desde que te conocí me pierdo con los otros individuos, lo único diferente que existe eres tú. No puedo elegir otra cosa que no sea pensarte, cómo entonces podría decir que tengo libertad. Desde que te amo me siento desgraciado. La realidad esencial es que te pienso y dejo de pensar en los otros y también en mí”.  






Thursday, August 20, 2020

Los días pasarán


Y pasarán los días
Un lunes sin decirte nada
Un martes solo escuchándote
Las noches pensando cómo hacer sin ti.

Saldré temprano para no verte
Ya no abriré mi ventana
Ni escucharé el ruido de las escaleras
Para evitar los días de miércoles.

Aunque tenga ganas de hablar
De decirte muchas cosas
No te buscaré el jueves
Porque nunca me has escuchado.

Y los fines de semana
Llegarán sin nada especial
Viernes y sábado cantaré
Para darme ánimo a lo que se me viene.

Encerrado estaré el domingo
Tomaré valor de no buscarte
Poco a poco te olvidaré
Aunque no sea fácil, te diré adiós.








Wednesday, August 19, 2020

Esperando tu atención

Sebastián se levanta temprano, está feliz porque soñó con Azul. Se quita las medias para hacer contraste de temperatura, sentir sus pies fríos y su cuerpo caliente, pensando que su cuerpo junto al de Azul experimentaría así.

Coge el celular para ver si Azul le escribió, si le respondió a su comentario de la noche, se sonríe; ni siquiera lo ha visto, seguro que aún duerme. Se quita el pijama y se queda mirando el techo pensando en que pronto le escribirá Azul. Suena el teléfono, es un mensaje, se emociona, su primer mensaje de saludo por el día de su cumpleaños será de Azul, mira el celular y no es así.



Responde al buen Luisito y le promete con un audio que el domingo harán una gran fiesta:

“El domingo cholo, el domingo haremos una gran fiesta, lo celebraremos como debe ser, tomaremos hasta decir basta, tomaremos chicha morada”.  

Luisito se emociona con la fiesta, y responde ilusionado:

“Sí mi pana, así se habla, entonces yo pongo el ron”.

Sebastián se sonríe para su adentros, este venezolano no se da cuenta que la chicha morada es un refresco. Responde:

“Cholo, no podemos hacer nada, ya les prometí a mis hermanas que no haré nada sino hasta octubre, ya en octubre no la desquitamos, hay que respetar la casa, para que mi familia los respete y considere a ustedes”.

Pero Luisito insiste, manda un audio:

“No mi pana, tienes que aprender cholo, tú subes las chichas y allí le ponemos el ron pues”.

Sebastián ríe más, y se admira de su amigo venezolano. Se levanta de la cama porque ha escuchado la puerta de la calle abrirse, corre hacia la ventana y mira salir a Azul con su amiga. Se concentra en el caminar de pato de Azul, piensa:

“Qué hermosos pies tienes, pero qué hermoso culito tienes”.

Se agarra el pecho y hace como que el corazón le está por reventar. Suena el celular, le llama Elena.

“Feliz cumpleaños Sebastián”

“Gracias Elena, te recordaste, no puedo creer que te recuerdes de mi cumpleaños” – A Sebastián se le cae una lágrima pensando que él hubiera dado mucho – como así lo hizo – porque Elena se recordase de su cumpleaños cuando él estaba enamorado de ella, pero ahora la persona que ama está afuera sin importarle este día.

“Sebastián, tú siempre estás presente en mi vida, has sido alguien muy importante y siempre serás importante para mí; aunque ahora estemos muy lejos, quiero que sepas que lo que más extraño de Perú es que me lleves a comer en tus hauriques”.

Sebastián mira por la ventana a Azul regresar.

“Elena… soy muy infeliz”.




Tuesday, August 18, 2020

Tu sonrisa


Amo tu sonrisa
Inalterable sonrisa
Que no es espejismo
Sino puro y sin mácula.

Y corro para escuchar
Tu sonrisa clarita
Sin abstrusos matemáticos
Fiel y pulcra.

Caminamos juntos
Para despedirte
Para dejarme hasta siempre
Pero con tu don.

Y grabas tu sonrisa
En mis entrañas
Escrito
Con cariño.

Entonces mi espíritu es feliz
El mundo me puede caer encima
Ya no me importa la tierra entera
ni la humanidad.








Friday, August 14, 2020

Te estoy mirando Azul


 Azul
Si Elena se pareció a ti
Comprendería por qué Paris
Enloqueció de amor.

Soy veraz al decir
Eres bella
Hermosa
Digna de amor en silencio.

Sé que al mirarte de reojo
Con expresión
De sumiso arrobamiento
Te molesta.

Pero entiende
No puedo verte de frente
Acaso tú puedes hacerlo
Conmigo.

Mis ojos no brillan como los tuyos
Pero mi amor por ti
Hacen que ellos sean sinceros
Y tú esquivas mi mirada.

Cuando nos vemos de frente
Es cuando estamos solos
Y te enteras de mis sentimientos
Sin decir palabra alguna.

Pero yo siempre te veo
Siempre busco la forma de verte
Por ejemplo, en las mañanas
Desde mi ventana.

Te veo en tu trabajo
Cuando paso rápido
Sin que repares
En el chico de la bicicleta.

Al llegar a casa
Estoy escondido en el paradero
Para caminar por tu detrás
Y guardarte de algún mal.

Te confieso Azul
Admirado
También miro de reojo
Tu cuerpo.

Empezando por tus pies
Esperando que te quites los zapatos
Te quedes con medias
Y me ilusiono quitándotelas.

Miro tu piel blanquita
Que se pone rosada
Ante cualquier presión
Que quisiera provocarte.

Le echo un vistazo a tu detrás
Perfecto espectáculo
Que al caminar como pato
Se mueve bonito.

Tus labios más rosaditos
Bien dibujados
Con un aceitito
Que quiero probar.

Pero no puedo mirar tus ojos
Si no es para perderme
Demostrándote como un adolescente
Que te amo.