Sunday, December 16, 2012

¿Por qué no bailas?



La veo, bella como Lucifer y brillante como el mismo mal, erguida frente a mí, con el venablo rojo en la mano derecha a la altura de su cabeza y con la izquierda señalándome. 

Su dedo se ha fijado en mi cabeza, ha acercado la lanza a mi pecho. Pacientemente introduce la punta en mis carnes.

Y me pregunta, ¿por qué no bailas?

Y se ríe.