Monday, December 28, 2015

Feliz Navidad Elena

Cinthia le llama, se enteró por Henry que Sebastián esta en Chiclayo.

Sebastián, ven con nosotros a celebrar la navidad. Gracias Cinthia, pero prefiero quedarme aquí, estoy tranquilo. Carambas hombre, ven; estoy con mi esposito y mis hijos nada más, tomamos chocolate y ya te vuelves a tu hotel, estás cerca. Ya está bien.

Sebastián toma otra ducha, se cambia de ropa. 

Piensa en Alejandra, seguro estará preocupada por los preparativos de navidad. Debería quedarse en el cuarto a esperar su llamada, cuando esté con Cinthia no podrá contestar el teléfono con comodidad, se arrepiente haberle aceptado la invitación.

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Adelaida pasa la navidad con su tía y prima; ellas le invitaron porque saben del conflicto que tiene con Verónica.

Hijita compraremos pollo. Está bien, pero Emiliano dice que va traer pavo – Adelaida se comunicó con su primo. Para mí compren pollo por favor – a Estrella no le gusta el pavo. Mija cómo eres de mal agradecida, nos están regalando la cena y tú con tus gustitos. No se preocupe tiita, yo también comeré pollo. Ya vez mamá, además la Cecy no sabe cocinar, el mismo Emiliano no va comer pavo, seguro que va picar de nuestro pollo.

Adelaida manda un mensaje de navidad a su amor secreto.

Mi bebé, estoy en la casa de mi tía, estoy pasando una navidad diferente. Deseo que tú la pases lindo al lado de tu familia. Muchos besos.

Recibe el mensaje de su amor secreto.

Mil gracias beba, estoy al lado de mis padres y hermanos; quiero que tú también estés con los tuyos. Estoy pensando mucho en ti, feliz navidad mi amor. Más besos.

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Sebastián se siente incómodo, Cinthia es una nueva amiga para él, y su esposo es un poco serio. Los niños están entretenidos contaminando el mundo; quisiera darles una clase de actuar responsablemente en el ambiente (una de las competencias que enseña en su área).

Cinthia se pone a orar al niño Jesús, su esposo le acompaña en el ritual. Timbra el celular de Sebastián.

Sebastián – le llamó Sebastián, y eso no le gusta, prefiere que le llame viejito -, Sebastián feliz navidad. Feliz navidad Alejandra, cómo la estás pasando. Muy bien, al lado de mi familia, mi mamá, papá, mis tías, tíos, primos y primas, ahora ya mis primos se van a poner a reventar los cuetes; ¿y tú? Estoy en la casa de unos amigos, ellos se han puesto a orar. Pero y tu familia, qué pasó. Decidí pasarla solo, pero mi amiga insistió y ahora estoy aquí con ella. Pero tu mamá, no es bueno que estés sin tus padres; ay Sebastián, tú pareces el Grinch; tenemos que hablar seriamente sobre eso. Jajaja, mañana te llegará tu regalo, tienes que estar atenta. Gracias, pero yo no te he pedido nada. Quería darte algo, te has portado muy linda este año conmigo. Tú has sido un buen amigo.

Sebastián quisiera prolongar la conversación, pero Cinthia terminó su oración y todos se han puesto a la mesa; por otra parte piensa que puede estar interrumpiendo a Alejandra, que debe estar con su familia para ponerse a la mesa. Alejandra se le adelanta.

Sebastián, ya vamos a cenar; ya te estoy llamando cualquier cosa, feliz navidad nuevamente. No te preocupes, nos estaremos viendo cuando regreses, feliz navidad Alejandra.

Sebastián se sienta a la mesa, le han servido pollo a la brasa.

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Adelaida abraza a su tía y llora.

Ay hijita, si tu padre estuviera con vida no estarías pasando esto. Si mi papá estuviera tiita, todo sería diferente; no importaría que mi mamá nos abandone, yo estaría con mi padre en su casa, le serviría.
Estrella abraza a las dos mujeres.

Ya no se pongan así, mi tiito se va poner triste de que estés así; mira que cuando fuiste al cementerio le prometiste ser feliz como él siempre te lo pedía. Sí primita, tienes razón, pero me recuerdo de lo que antes éramos y mira como estamos ahora.

Estrella pone música: Júrame de Sociedad Privada; baila, baila muy sexy. Adelaida y su tía lo festejan.

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“Júrame que tu amor será para siempre, júrame que estarás siempre a mi lado…”. Sebastián escucha la música que viene de afuera. Él no tiene radio y tampoco en su celular grabó nada. Le gustó la canción, es la primera vez que la escucha.

“Qué bonito es amarte, qué bonito es besarte…”. Seguro que a Alejandra no le gusta esa música; cuando la vea le voy a poner esa canción porque en las calles se escucha este tipo de música, de esa manera se recordará más de mí, como debe recordarme cada vez que escucha a “Clavito y su chela”.

Saca el regalo para Alejandra, lo coloca en la mesita de noche, se echa en la cama y piensa mirando su cuaderno de notas donde escribió la dirección de Alejandra.

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Adelaida se acuesta, sueña con su mamita. Ella le cuenta historias para que se duerma.

Mamita cuéntame una historia, pero que sea de terror. No hijita, te vas asustar. Yo no me asusto. Está bien – la abuela acepta.

Era una joven muy guapa que se enamoró del jardinero de su casa, pero sus padres se enojaron mucho porque el jardinero era un borracho – Adelaida imagina al jardinero con el rostro de su padre -; sus padres le pedían que no saliera con él y que no lo vea, pero ella desobedeció y siempre que salía con el jardinero ella gastaba su dinero. Un día sus padres dejaron de darle dinero y el jardinero la golpeó y pidió que le traiga dinero para su cerveza sino la dejaría; ella que estaba tan enamorada buscó dinero, hasta le robó a sus padres; y así el borracho le exigía cada vez más, y llegó el día que no le pudo dar, ese día el jardinero la golpeó tanto que la mató, en su desesperación por conseguir plata, se dio cuenta que la mujer tenía un anillo de oro, pero no lo podía sacar así que le cortó el dedo para llevárselo. Pasó el tiempo y el jardinero ya era un hombre de edad con familia, que trabajaba en un cementerio, un día después de terminar su trabajo se encontró con una hermosa mujer, ella le pidió que le acompañara porque le daba miedo el cementerio, el jardinero la acompañó y en el trayecto se dio cuenta que la mujer – que estaba vestida de blanco – no tenía un dedo, cuando le preguntó que le había pasado, la mujer le miró fijamente y le dijo, ese dedo me lo quitaste tú. El jardinero murió botando espuma.

Adelaida se asustó, abrazó a la abuela y le hizo prometer que no se iría sino hasta que se durmiera.

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Sebastián se levantó a las seis, pero se quedó pensando en Alejandra hasta las ocho; toma una ducha, se cambia, coge su mochila, coloca el regalo y sale. Camina por la Balta en busca de un restaurante que le ofrezca desayuno, todos tienen en sus carteles desayuno, pero ofrecen segundos, además que no le gusta ninguno porque todos ofrecen ceviche, le parece una mala alternativa el restaurante que ofrece todo tipo de comida e incluso el ceviche.

Ingresa a un restaurante y pide anís y galletas, tiene dolor de estómago. Sale del restaurante y para un taxi, el taxista le cobra ocho soles. Llega a la casa, llama a Alejandra.

Alejandra sal de tu casa, el joven que lleva tu regalo está afuera. Ya Sebastián.

Alejandra sale y ve a Sebastián, lo mira como si nada extraordinario hubiese pasado.

Sebastián, tú aquí; pasa. Hola Alejandra, quería darte una sorpresa. Pasa, mis padres están arriba, estoy limpiando el desorden de ayer, siéntate, quieres algo para tomar. No gracias, ¿te incomodo? No, solo que no lo esperaba. Ya, vine a traerte este regalo – Sebastián está por sacar el regalo de su mochila. Espera, mejor me lo das afuera. Ya.

Salen, él le entrega el regalo, ella rompe el papel, dice algo que le hace entender a Sebastián que lo que compró no tiene mucho valor y además le demanda de hacer algo que le aburre – es un juguete para niñas.
Sebastián, voy a salir con mi familia. Entiendo – Sebastián se siente tonto. Ya, te llamo en la tarde a ver si salimos. Ya, esperaré tu llamada. Chao – le da un beso sin mayor gesto y se mete a su casa.

Sebastián camina pensando que fue una mala idea de viajar para eso. Llama a Elena, pero no contesta. Le escribe un mensaje de texto.

Deberías estar conmigo ahora, contesta por favor.

Elena le timbra.

Lo siento Sebastián, pero no quiero conversar contigo. ¿Por qué? Te debo demasiado y si no te lo pago no voy a volver a verte. No me debes a mí, y esa cuenta lo vamos a pagar juntos. No Sebastián, ya te debo demasiado. Si me hubieses dejado de hablar por las cuentas nunca hubiésemos pasado los diecinueve años que hemos pasado, no tiene que ser así; el dinero se consigue.

Elena se despide. Sebastián vuelve a timbrar.

Disculpa Elena, quería contarte que logré el nombramiento. ¿Y qué significa eso? Que ahora tendré un mejor trabajo, que trabajaré para el Estado y voy a tener un trabajo seguro. Felicitaciones Sebastián, me alegro por ti, tú te lo mereces. Elena – Sebastián hace una pausa -, también quería contarte de alguien. Lo sé, leo los post. No sabes cuánto sufro. 





Sunday, December 27, 2015

Amor romántico no es



Amor romántico no es,
Porque si fuera romántico,
Duraría la vitalidad de una juventud pasada,
Más arraiga mis años maduros.

Amor romántico no es,
Porque si fuera romántico,
Su fuerza me impelería a cometer locuras,
Más para ti he creado una realidad.

Amor romántico no es,
Porque si fuera romántico,
Desesperaría por tu desamor,
Pero estoy aquí equilibrado para apoyarte.

Amor romántico no es,
Porque si fuera romántico,
Nada crearía,
Pero contigo he creado mejores cosas.

Amor romántico no es,
Porque si fuera romántico,
A la primera que fallas,
Te abandonaría.

Amor romántico no es,
Porque si fuera romántico,
Sería tarde el último minuto,
Y no te perdonaría tres veces.



Saturday, December 26, 2015

Chiclayo

Llegó a Chiclayo, camina la calle donde jugaba con sus primas; todas ellas tan lindas en época infantil y hoy cada una, potencial enemiga. Todo está tranquilo, tiene sed, ingresa a la tienda de la Tía Julia.

Tiita, me da un bodoque. ¡Hijita!, ¡mamita!, tú aquí, ¿cómo has estado hijita? Bien gracias, estoy que me muero de sed tiita, ¿me puede dar un bodoque? ¿De qué sabor hijita? De fresa – es su fruto favorito.

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Sebastián tuvo un viaje de quince horas, el bus fue detenido en dos oportunidades por no contar con los papeles en regla. Soportó el vómito del niño que se sentó delante de él y los hedores de los pañales de los más pequeños pasajeros. Por otra parte la conversación con el anciano chotano que le insistía en llevarlo a su pueblo cuando Sebastián le contó sobre su travesía.

Mijo, mejor vamos para Chota, allí mejores mujeres vas a encontrar. Pero nadie como Alejandra, ella es única en el planeta. Estás ilusionado pes, ves esa tetona – señala con la cabeza a una mujer de abultada delantera -, mejores que esas vas a encontrar en mi pueblo. Iría, pero le seré incómodo quizás a su familia – Sebastián se hace el gracioso con don Prudencio. Nada, mijo; allí les voy a decir que eres mi sobrino y todos te van a tratar muy bien; yo voy a vender unas chacras y me regreso; pero tú si quieres puedes quedarte para la navidad y allí vas a estar contento, te presento unas sobrinas.

Suena el celular de don Prudencio. Sebastián le escucha.

¡Jacinto!, papá, ¿cómo has estado?; no, no, no, todavía así noma; está delgadito noma; esos doctores dicen que están haciendo análisis; dicen que tiene un tumorcito en la cabeza y que lo van a pasar a Lima, porque allí no operan; ya le llamas a mi Choco, él sabe, ese sabe más que yo.

Don Prudencio está triste, aun así – para Sebastián – le parece gracioso.

Problemas con la familia don Prudencio. Sí, mijo, tengo mi hijo que tiene cáncer. Asu, usted debe estar preocupado. Sí pues, por eso te digo, hay cosas más duras en la vida que estar allí encaprichado con una mujer ¿di?. Tiene razón don Prudencio, soy consciente de eso; yo estoy haciendo esta locura, pero sé también cuáles son mis límites. Mi Chiquillo tiene veinticinco, estaba enamorado también; pero después de su enfermedad ya no le importa nada; ni quiere vivir, por eso esta navidad no la estamos pasando en familia; yo estoy sacando de aquí de allá dinero para llevarlo a Lima; allá en Lima lo pueden curar, ¿di? Sí, en Lima le podrán ayudar, seguro lo llevarás a Neoplásica, ¿di? – Sebastián imita la forma en cómo habla don Prudencio. Sí, así me han dicho los doctores.

Ya es muy tarde, don Prudencio se dispone a dormir, Sebastián no puede dormir por lo incómodo del asiento, piensa.

Este pobre hombre está que vende sus tierras para salvarle la vida a su hijo y yo me estoy gastando el dinero por ver en estas fiestas a Alejandra, y quizás en balde, quizás ni siquiera le interese que esté cerca de ella.

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¿A qué has venido? Esta es mi casa, ¿no puedo volver a mi casa? No es tu casa, lárgate – Verónica está alterada de ver a Adelaida. No lo voy hacer mamá – acentúa la última palabra. Lárgate, te he dicho que te largues. No voy a permitir que vendas la casa, he venido para eso.

Entra Alicia.

Sabes que mi tía está enferma y necesita el dinero – Alicia grita. Pues que venda su casa – Adelaida responde. Adelaida, vete que no quiero verte; vamos a vender la casa, te voy a dar lo que te corresponde y todo solucionado. Yo no quiero que vendas la casa, tú tienes tu casa, venda la tuya. Entonces, compra la parte que le corresponde a mi tía – propone Alicia. Lo voy hacer, pero no puedo pagarle todo. Yo necesito el dinero – Verónica cruza los brazos y mira hacia la ventana pensando en que se aparecerá su otra queridísima sobrina. Te puedo dar un monto y luego pagar en partes mamá. Yo necesito todo, voy a iniciar mi tratamiento. No lo necesitas mamá, lo que quieres es gastarte el dinero con ese vividor con quien engañaste a mi papá; crees que no sé que sigues andando con el tal Mauricio. Creo que hace mucho tiempo que no te importa lo que le pasa a mi tía, si ella está con un vividor ya no es tu problema – Alicia es una desacertada defensora de Verónica. No es un vividor, trabaja, él es albañil – corrige Verónica. Mira cómo está la casa de descuidada, es la casa donde vives y tu pareja es un albañil y no ha hecho nada. Mira mamita, Mauricio ha trabajado mi casa, no va a trabajar esta casa que la voy a vender. A cuánto piensas que la vas a vender. Treinta mil dólares. Está bien, pero no puedo darte los quince mil. Entonces lo vendemos; yo no quiero esperar a que me pagues en puchos. Te firmo letras. No Adelaida, yo no te quiero ver, tú ya no eres mi hija; esta también es tu casa, pero la otra parte es mía, te puedes quedar si gustas, pero te doy un plazo de un mes para que compres mi parte, sino voy hablar con un abogado para venderla sí o sí.

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Adelaida no contesta las llamadas de Sebastián, igual ellos quedaron que él se hospedaría aparte. Camina hacia la plaza de Chiclayo y pregunta a un policía dónde está el mercado principal; el policía le orienta al Mercado Modelo. Piensa que será mejor alquilar una habitación cerca al mercado.

El hostal le cobra cincuenta por día, paga por tres. En el mercado toma una cremolada de maracuyá. Toma un taxi y pregunta por una dirección de La Victoria. El taxista le cobra diez soles, Sebastián se da cuenta que el taxista lo ha reconocido como un capitalino ingenuo, igual no le importa tiene dinero suficiente para pasarlo cómodo por los tres días.

Usted es de Lima verdad. Sí. ¿Ha venido a pasar la navidad con su familia? No, he venido solo, porque quiero entregar un regalo a alguien especial. Su novia seguro – el taxista canta. No, es solo una amiga. Pero quiere que sea su novia – el canto norteño. Sí – Sebastián siente un frío contradictorio al clima caluroso de la amistosa ciudad. Aquí es. Por favor, pare en esa esquina, es el setecientos.

Sebastián mira la casa, piensa en que Alejandra debe estar con las mujeres de la casa preparando la cena de noche buena.

¿Joven se va a bajar? No, solo quería ver la casa, me devuelve a la plaza por favor. Está bien. Pero pare en un lugar donde vendan cremoladas para invitarle una. Ya joven.

Sebastián timbra a Elena, nadie le contesta.

Joven, allí venden cremolada; tía dos cremoladas – el taxista pasa la voz a la vendedora -, de qué sabor lo quiere joven – el taxista pregunta a Sebastián. De maracuyá. Tía, una de maracuyá y otra de mango – la señora se acerca con las cremoladas y el taxista le indica que paga el joven que está sentado atrás. Aquí tiene señito, gracias – Sebastián le paga. Gracias, feliz navidad. Feliz navidad. 

Sebastián está con mucha sed, quisiera pedir otra cremolada más, pero el carro ya partió.

Gracias joven, usted es muy bueno. A usted que me está cobrando diez soles. Diez soles por viaje joven, no se vaya confundir, son veinte en total. ¡Qué!, ¡pero no es diez soles todo! – Sebastián bromea. No joven, barato le estoy cobrando. ¿Barato?, creo que se está aprovechando – Sebastián entona como Cantinflas. No joven, ni para mi navidad le estoy sacando; así se cobra ahora que veinticuatro. Jajajaja será.

Sebastián baja en la esquina de la catedral, se sienta en las escaleras, piensa en lo contenta que se pondrá Alejandra. 


Friday, December 25, 2015

El viaje

Adelaida está en el colectivo rumbo al terminal Fiori, ya son las seis y media, se atrasó porque tenía que hacer unos documentos de última hora. Evitamiento está congestionada.

Está obligada a volver a su casa, ella no quisiera ver a su madre, después de que la echara; pensó que no pisaría más su casa salvo para el velorio de su madre – ella se conoce y solo le perdonará cuando su madre esté muerta -, pero tiene que defender los intereses de su padre.

Seguro que Sebastián ya está esperando en el terminal, el pobre debe estar hecho un manojo de nervios; Sebastián es increíble, es ponderado para muchas cosas, pero un cobarde para los viajes; Adelaida sonríe pensando en su amigo.

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Sebastián está con dolor de estómago, está pensando en no ir a Chiclayo; pero ya tiene la aprobación de Nellita y hasta su padre le ha colaborado para el pasaje. Tiene miedo de quedarse sin dinero; ha retirado lo que le quedaba en su tarjeta y se ha pedido prestado de Luiz, doscientos soles.

Podría pasar la navidad con sus padres, aunque soportando a su cuñado y la familia de éste; pero quiere sorprender a Alexandra, le llevará un presente, que no será una rosa.

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Adelaida llegó, entra al terminal Fiori y le manda un mensaje de texto a Sebastián.

Adelaida, disculpa; recién estoy saliendo. Querido no te puedo esperar, porque más rato los pasajes van a subir más. ¿Cuánto están cobrando? Acabo de comprar mi boleto a ciento diez. Ya, no te preocupes, yo iré solo, nos vemos en Chiclayo. Cualquier cosa nos estamos comunicando, te mando mensajes de texto. Está bien querida.

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Sebastián está varado en Evitamiento por la congestión, piensa en lo sorprendida que estará Alejandra de verlo.

No hemos terminado mal, nos hemos quedado como amigos; le voy a dar un regalo de amigo. Pretextaré que estaba de paso, que me voy a Ecuador y que no me resistí de hacerle esta sorpresa. Conociéndola, enloquecerá; me abrazará y me dará mil gracias por el gesto. Seré muy feliz de verla tan contenta.

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Adelaida está en el bus; piensa que ya que está por allá, visitará la Cruz de Motupe; le pedirá más trabajo y salud, por amor ya no le pedirá.

Quizás la Cruz la desapruebe por el rencor que tiene a su madre, pero le pedirá perdón y prometerá cambiar.

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Sebastián llegó a Fiori, pero no sabe cuál es el terminal, no lo ubica, piensa que el terminal es la calle donde están los buses piratas llamando pasajeros; se acerca a uno que dice “Turismo Chota”:

¿Cuánto está para Chiclayo? Ochenta soles. Bien, subo – Sebastián piensa que consiguió una buena oferta.

Al entrar al bus, mira las caras de sus acompañantes y todos le parecen gente del mal vivir. Justo las señoras como las critica, gordas y desaseadas, con niños en brazos; y los varones, igual de sucios con el plus del lenguaje coprolálico.

Se arrepiente de haber venido, agarra su mochila con más fuerza.

Quizás estos señores intenten llevarse mis cosas si me duermo, no dormiré. Alejandra, si supieras todo lo que estoy pasando por tu abrazo navideño.

Un anciano se sienta a su lado, cosa que le gustó, piensa que los ancianos no pueden ser malos.

Buenas noches señor. Buenas noches mi hijo, ¿están pagando ochenta di? Sí, están cobrando ochenta. Estos son unos pendejos, por navidad están cobrando más. Pero están cobrando barato porque a mí me han dicho que han cobrado hasta ciento diez. No, ni que fuera en el terminal, en el terminal te cobran ciento diez; aquí que ni baño tiene te deben cobrar cincuenta, días normales cobran veinte. ¡Qué!, ¿esto no tiene baño? No. ¿Y cómo hacemos? Te aguantas, tu primera vez que viajas acá ¿di? Sí, pero cómo es posible que no haya baño – Sebastián está súper preocupado; esto le está afectando más a su gastritis.





Thursday, December 24, 2015

La navidad del niño Henry

Es la tarde de un 24 de diciembre, pero a Henry no le importa; a lo mucho en casa habrá chocolatada y un panetón seco. Henry busca a sus amigos para jugar. Todos tienen bicicleta menos él, hay chicos que están muy contentos porque tienen bicicleta nueva.

Hola Henry, ven súbete aquí – Alex le paseará a Henry.

Vamos a los condominios. Ya, pero vamos a bajar esa bajadita – con la redundancia -, quien no baja, ya sabe, castigo. No, no se vale, yo estoy con Henry – Alex protesta, pero nadie le escucha y todos se tiran disparados por la bajadita.

Henry tengo miedo. Tírate con fe – Henry nunca ha sido un cobarde y menos ahora con todos esos hijitos de mamá. Está bien, lo hago por ti.

Agarran mucha velocidad, Alex piensa que es mucha así que frena y antes de terminar la bajadita vuelan y se van de cara.

Alex se rompió la cabeza y Henry se raspó fuertemente la frente. Los demás niños impactados, no saben qué hacer al verlos tan mal. Unos señores se acercan, los cargan, meten a un taxi y llevan al Bravo Chico.

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Tienes que tocar la puerta. Ya, pero de otra casa, esta tía es una rechucha, es capaz de ir a mi casa. Yo gané y yo elijo la casa – Enrique le exige a Alex. No te preocupes, yo voy contigo, si nos pesca, digo que fui yo; igual si va a mi casa la América no va decir nada, a ella no le interesa – Henry apoya a su amigo.

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Esa navidad fue una de las más tristes para Henry, Alex recibió la visita de sus parientes; pero a él nadie lo visitó. Estaba en emergencia tirado en una cama, y cuando sonaron los cuetecillos – señal que ya era navidad – se hizo el dormido. 



Wednesday, December 23, 2015

La navidad del niño Keni

Keni piensa que será la mejor navidad que pasará, su padre ha comprado el Play Station. Espera el momento de celebrar la navidad, esto es, abrir los regalos.

Llegó las doce, Jhonson y Keni esperan abrir el súper regalo que Gonzalo ha comprado para los dos. Jhonson coge la caja, lo pesa; está pesante, el niño tonto no se equivocó, es un Play. Keni tiene la boca abierta de preocupación, ¿será el Play?, ¿y si Gonzalo no cumplió su promesa? Jhonson rompe la envoltura y Keni se da cuenta rápido que es el play.

Jhonson alza la caja en señal de victoria, Keni alza las manos y se arrodilla como si estuviera adorando a Dios, pero se ha puesto en esa posición torpe porque quiere agarrar esa preciosa caja que tiene el aparato que le hará verdaderamente feliz.

Pasó el momento de euforia, sacan el equipo y lo arman en la mesita que está cerca al televisor, viene el “Vivo” – la mascota de Jhonson – y bota el Play. Jhonson persigue al “Vivo” y le da de patadas, haciéndole llorar. Keni, deja el play y va a consolar al “Vivo”.

No te preocupes, no se hizo daño; ya tenemos nuestro Play – Keni acaricia al perro. Ahora voy a ser muy feliz, no sabes cuán feliz voy a ser. Era lo que más quería en esta vida, ya nada me puede hacer más feliz, tengo mi Play; esta es la mejor navidad de mi vida. Mañana comeré chanchito y te voy a dar carne, ¿ya?

El niño Keni está en pijama contándole al “Vivo” que es el niño más feliz del mundo. 



Tuesday, December 22, 2015

La Popis

Sebastián se levanta muy temprano; ha quedado con Magda.

Prende la computadora, escribe a Magda que en media hora irá para allá. Pone música. Se desnuda – está apurado -,  se mete a la ducha, deja caer el agua para pensar un minuto de miles de segundos en Alejandra, canta “Mi eterno amor secreto”.

Piensa que el próximo año será mejor, quizás mejor en lo profesional o en lo económico; pero nunca será mejor como las noches que pasó con Alejandra, nadie le podrá hacer dormir como un viejito.

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No deseas hacerlo por allí – Antonio mira lúbricamente el trasero de Alejandra. Viejito mañoso, qué te pasa, te voy acusar con mi mamá – Alexandra parece a la “Popis”. Ya pues Alejandra – Antonio la coge de los brazos, la echa en su cama y la voltea.

Alejandra intenta safarse, pero no tiene mucha fuerza. Antonio acerca su cabeza a la de ella y huele su perfume. El pecho de Sebastián late fuerte, Alejandra se ve tan linda así en la cama, sometida a él.  Antonio levanta la cabeza y se excita más al verle la nuca despoblada de los alborotados cabellos, acaricia con su nariz, a ella le gusta sentir la piel de su amante.

Antonio le hizo el amor, se acuesta a su lado y coge la mano de Alejandra; ella se siente un poco avergonzada, pero le gustó, se hace la dormida – es una linda mujer – y deja que Antonio la acaricie como él quiera.

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Cruza la Chinchaysuyo, ve estacionado el carro de Keni y decide escribir en la capa de polvo que lleva el auto: MAR-TAE.

Cuando lo vea, se recordará de mí. Piensa. 



Monday, December 21, 2015

No tengo el regalo

Por ti lo haría.

Alejandra expresó un deseo y Sebastián prometió cumplírselo.

Sebastián llama al catedrático, quien le confirma que podría hacerle el favor. Quedan para una fecha, que es cambiada una y otra vez. Sebastián es amable, llama según le indica el catedrático, acuerda la cita; no le importa sus otros deberes, lo importante es impresionar a Alejandra con su deseo cumplido.

Busca el regalo, lo esquematiza, lo estudia. Piensa: Alejandra, verás tu deseo cumplido; te voy a sorprender.

*****  
Le pide a su hermana un bolso de regalo, busca caramelos chinos y una Coca Cola – que es lo que le gusta a Ale. Además le pedirá a Alexandra que suba a su habitación para que ella sola recoja el regalo. El objetivo es hacer algo diferente, no será un regalo frívolo, no será algo material; será algo que demuestre que está dispuesto hacer todo por ella.

***** 

Llegó el veintiuno – necesita tiempo para desarrollar el regalo -, llama al catedrático; éste le dice que le devuelva la llamada a las diez, pasa la hora y al comunicarse con éste nuevamente, responde: Mira Sebastián, estoy ahora ocupado; ya te llamo después, tengo que evaluar ese asunto. Sebastián se siente mal, no por él, sino porque era el regalo de Alejandra; golpea la mesa y sufre porque no podrá darle la sorpresa. 


Sunday, December 20, 2015

Tu regalo

Me voy
Porque tú te vas.

No te abandono
Yo me abandono.

Tú te vas con los tuyos,
Yo, con tu recuerdo.

Por tu regalo,
Tu deseo,
Que no puede complacer,
Por eso me voy.

Saturday, December 19, 2015

Albañil

Sebastián timbra a Henry para acordar si saldrían a manejar bicicleta para la navidad como el año pasado; pero no le contesta. Recuerda a su mejor amigo.

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En mis primeros días los señores se reían de mí, porque no podía cargar ni una bolsa de cemento; yo me palteaba, mientras ellos cargaban 3 o 2 bolsas, yo solo una, y eso, a las justas, cansado. Pero fui entrenando y un día les dije que me pongan dos bolsas en la espalda y me caí. Qué rochoso, porque justo estaba la hija de uno de los señores, y ella me gustaba, me caí palteado; luego de meses me acostumbré y puede cargar hasta tres. Mezclar el cemento es otro asunto, tienes que mover y no dejar que se te escape el agua. Yo como canchero decía que sabía, pero el cemento se me enfriaba y todo salía mal.

Sebastián admira a Henry.

¿Y por qué no trabajabas con Pipo? Para eso Pipo era un conchasumadre, paraba de bar en bar; y justo un conocido con quien jugaba partido todas las noches me pasa la voz.

Nero – Fito grita. Habla. ¿Qué estás haciendo? Buscando chamba mientras que estoy de vacaciones. Trabaja acá, necesitamos un chico. Ya bacán.

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Sebastián pone música, se quita la ropa y se mete a la ducha.

Suena el celular, es Janet.

Amiga, estoy en la ducha, te llamo después. Sebastián, tienes que hacer el trabajo, tengo hasta las once para presentarlo. Pero Janet – Sebastián se seca y sale de la ducha sin terminar de bañarse -, yo no tengo tiempo para hacerlo, voy a ir a la universidad, tengo examen. Pero Sebas, tú ya has aprobado tus cursos, no me dices que ya no te falta nada; es urgente, te voy a pagar el doble. Janet, no te pases, a última hora quieres que haga esa chamba. Te digo que te voy a pagar el doble. Está bien, pero no te garantizo un buen ensayo. No importa, necesito un 15. ¿No crees que pides mucho? Ay Sebas, para ti eso no es nada.

Sebastián se mira en el espejo, Keni tiene razón, está panzón.

Keni timbra.

¿Papi dónde estás?, ¿ya estás viniendo a la universidad? – Keni habla graciosamente y Sebastián piensa que debe estar haciendo muecas amaneradas. ¿Por qué? Porque te necesito – Keni grita como desesperada, sí “desesperada” como una loca desesperada. No Keni, ya no voy a la universidad. Pero por qué. Es que ya pasé mi curso, no hay necesidad que dé ese examen. Ah ya – Keni suena triste. Bueno sí, quizás vaya, pero iré al último momento, solo para entregar la hoja. Ya Sebastián, me llamas cuando estás aquí – sonó serio.

Sebastián se mete a la ducha, hace caer el agua a su espalda y piensa. Es el último día de clases y Keni ha ido a la universidad solo para despedirse de él y David; quizás se vaya a su casa triste, mejor irá. Pero el trabajo de Janet, ella está muy confiada en que lo hará. Llama a Hugo.

Hugo, necesito que me hagas un favor; te voy a pagar cien – Sebastián cobra cincuenta, pero le dará los cien soles que Janet le ha prometido. A quién hay que matar. Hugo tienes que hacer un ensayo. Pero yo no sé hacer ensayos. Hugo, es fácil, tú lo puedes hacer, solo resume los enlaces que te voy a dar, luego en la introducción le pones algo general de lo que tratan los resúmenes, haces el índice y listo. Pero no puedo Sebastián, lo veo tranca, además estoy con una chamba aquí. Hugo, te voy a dar cien soles. Ciento veinte, tú estás cobrando más por esos ensayos. No, Hugo, yo cobro cincuenta; pero mi amiga necesita esto urgente y por eso está pagando cien; pero ya, te voy a pagar ciento veinte, te estás aprovechando. Ya, cien está bien. Tienes que subirlo a la dirección que te estoy poniendo en el correo, allí te mando el usuario y la contraseña.

Sebastián maldice a Hugo, piensa que no es un buen amigo: Maldito Hugo, cuando uno más lo necesita te quiere cobrar. Manda mensajes a Keni para que no se vaya a su casa.

***** 
Al comienzo también me palteaba porque tenía que cambiarme delante de todos, y no sabía dónde porque a veces trabajábamos a la intemperie. Y otro problema era la comida, los albañiles comen como chanchos y yo soy disticoso. Recuerdo que había un pata gordito que le decían Toby, porque se parecía mucho a un personaje de la “Pequeña Lulú”; a él le escondía su comida y el pobre renegaba mucho, porque al medio día te da hambre por todo lo que has trabajado. Un día se puso en la entrada y recibió la comida de las esposas y novias de los albañiles y se lo comió.

Henry cuenta sus peripecias como albañil.

¿Y a ti quién te llevaba la comida? – pregunta Sebastián. Nadie, yo no tenía mi mamá para eso, le pedía a una señora para que me lleve la comida – Henry se puso triste. ¿A qué edad te abandonó? Cuando tenía doce años. ¿Y tu abuela, la mamá de tu mamá? También me abandonó, y Pipo también nos abandonó por el trago, todos nos abandonaron, mis amigos en el colegio también porque ya no iba seguido – Henry lagrimea y sonríe para hacer contraste -, por eso yo nunca abandonaría a mi hijo, o a mi hermano, o a mi amigo, yo no abandonaría a nadie que cree en mí.

******* 
Sebastián se mete a la ducha rápidamente, se viste como para la ocasión – es una despedida de ciclo con sus amigos -; está preocupado, quizás Keni se desanimó y se fue a su casa; le vuelve a escribir mensaje de texto, pero no responde.

Baja las escaleras a dos escalones, aun temiendo que se chanque la cabeza como cuando en la casa de David, que le dejó una herida que a duras penas cicatrizó. Corre a la avenida y toma un colectivo. 



Friday, December 18, 2015

Adiós Alejandra

Sebastián y Alexandra hacen el amor por última vez.

Creo que me estoy enamorando y esto terminaba nuestra convención – Alexandra recuerda la diferencia entre contrato y convención que Sebastián muy didácticamente le explicó. No te preocupes Alexandra, sé en qué quedamos. Viejito – Alexandra abraza a Sebastián -, no te vayas, aquí estarás bien. No sé qué hacer – Sebastián quisiera gritarle que le deje en paz -, todo depende de mi economía, sacaré cuentas y si me alcanza me iré. Sé que no te vas a ir, te vas a quedar y yo siempre te voy a ver – Alexandra le mira con una inocencia. Quiero irme Alexandra – a Sebastián, Alexandra le parece un delirio manipulador.

Bajan en la esquina del Pollo, él no le acompaña hasta su casa porque tiene miedo a la madre de Alexandra que le gritó la última vez que le vio: No cree que es demasiado mayor para estar saliendo con mi hija, ella solo tiene veintiún años. Disculpe señora, yo solo soy amigo de Ale, me va entregar algo que necesito y ya me retiro. Pues, no crea que va salir, ya es muy tarde.

Alexandra le abraza, le da un beso y se despide diciéndole como a él le gusta.

Sebastián cruza la pista, Lima está a tono con su tristeza, llueve – para el caso lo mismo es decir que garua -, es una noche particularmente oscura. Toma un carro para la Chimú, baja y camina en sentido contrario a su cuarto. Quisiera desnudarse y andar como un loco. Timbra a Elena, pero nadie contesta.

Llora.

Por qué me sucede esto siempre en diciembre, debería mandarte a la mierda Alexandra.

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Sebastián prepara refresco de manzana. Azúcar, manzanas, esencia, más azúcar porque a Alexandra le gusta azucarado, hay que ponerle hielo a lo frozen, licúa. Deja la pequeña jarra en el refrigerador y se lleva dos vasos, cuando ella le indique que está en camino le dará alcance para ir juntos a recoger la bebida.

En su habitación, se pone a leer un libro enigmático que le recomendó Luiz – La Teoría del Derecho conforme a la ley de las razas -, se entera que el estudio preliminar es de Raúl Zaffaroni y le agradece para sus adentros a Luiz porque la chutó esta vez.

Alexandra llegó.

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Quería verte – Víctor sonríe coquetamente. ¿Y para qué? – Alexandra le sonríe cómplice. Quería preguntarte por qué colocaste nuestra foto de la fiesta promoción en tu portada, quería preguntártelo personalmente. Recordé los buenos momentos que pasamos aquella época, ¿te molesta? No, me gusta, y más porque tú me sigues gustando y quisiera que fuera como antes.

Alexandra mira a Víctor con la misma ingenuidad que le mira a Sebastián, no es que ella lo haga adrede, ella es así de espontánea; es tan linda Alexandra que yo – que soy quien escribe la historia – también me he enamorado de ella. Alexandra baja la mirada y Víctor repara en sus pestañas risadas, le coge la mano, quisiera besarla, pero se abstiene porque no quiere ser agresivo.

¿Quieres ser nuevamente mi enamorada? – propone Víctor. No puedo responderte eso ahora, yo tengo un pacto con alguien, y quiero cumplir ese pacto; después de eso, si tú me esperas. ¿Cuánto tiempo? No sé, quizás si me das un mes, para acomodar unas cosas. Te dejo en tu casa – Víctor se cuestiona qué es lo que tiene que acomodar Alexandra.

Se despiden.

Está bien, voy a esperar ese mes.

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Alexandra se baña, se pone lo más hermosa posible. Va hacer el amor por última vez con Sebastián, como lo habían convenido. Le devolverá el anillo y no habrá nada que explicar.

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Sebastián, vengo a entregarte tu anillo. Perfecto, es como lo pactamos.

Sebastián le coge los cabellos suavemente, le acaricia la mejía y la besa. Piensa en acabar con toda su lujuria en  ese último acceso carnal con la niñata Alexandra; pero la mira tan inocente que no le provoca mayor desmedida, se decide por hacerlo tiernamente.


Thursday, December 17, 2015

Carta de Elena para Alejandra

Alexandra,

Tú no me conoces, pero él te ha contado de mí; te ha dicho lo mucho que he significado en su vida. Te ha contado de mis características físicas y también de la oscuridad en que me encuentro.

Él me llama todos los días, todos los días y más ahora cuando te sufre; y me cuenta lo graciosa que eres, me cuenta lo linda que te has puesto, que si tus cabellos son así, que tus ojos brillan y que tu espontaneidad le dejan admirado.

Tu juventud y gracia le han embriagado de tristeza. Estaba fuerte, era respetado y admirado; pero llegaste tú y le has herido tal que hoy parece una sombra de lo que antes era.

Te das cuenta cómo viste, sabes dónde están sus amigos.

Alexandra; me agradas, eres graciosamente linda, tienes valores y tu deseo es hacerle bien. Pero debes saber que ningún bien le has hecho.

Qué lástima que no te des cuenta que los versos para Elizabeth son para ti. No sabes cuánto daño haces al escribiente, que le dejas solo bajo la lluvia.  

Tu felicidad no es más grande que su dolor. Aléjate de él, déjalo en paz; igual al final lo dejarás tarde o temprano.

Te escribo con mucho respeto por lo que hoy significas para él,

Elena. 


Wednesday, December 16, 2015

Habitación

Sebastián llama a Elena, ella no contesta.

Recuerdas que te dije que tendría un cuarto para que puedas entrar con toda comodidad, y recuerdas que te dije que sería en el balcón; yo lo mandé a construir para ti. Tu papá lo hizo – Elena no le cree. No, yo pagué por construir ese cuarto; yo hice los cambios con mi dinero para tener un lugar donde vernos. ¿Y la maestría?

Sebastián está en la habitación del balcón; lo han desocupado. Mira que el baño está sucio y algunas cerámicas, rotas.

*****

Elena sube al segundo piso de la casa de los Rivas. Está encofrado, se está construyendo como se lo prometió Sebastián.

De verdad, ¿tú estás haciendo esto? Sí, no todo, pero estoy utilizando mi dinero para que mi padre me dé este cuarto – los dos se encuentran en lo que antes era el balcón. Pero no podré visitarte siempre, tus padres se molestarían. Me visitarás siempre, no habrá problema. Al menos que venga a visitarte estando muerta. Hecho, y yo te prometo que no haré el amor en esta habitación si no es contigo.

Sebastián se pone a barrer. Sería bueno tener un armario para los libros aquí – piensa -, voy a pedir a Henry que empotre el mueble.

********
Está espaciosa y la ventana es grande como me gusta – Elena entra a la habitación. ¿Te gusta? – Sebastián le acaricia el cabello y mira fijamente. Sí, me gusta mucho – Elena suspira.

Sebastián no hizo el amor con Elena allí, el cuarto donde ellos harían el amor solo es un pensamiento. Cuando él ya se iba a mudar aconteció la muerte de Elena y por eso decidió alquilar la habitación donde ahora vive.

********
Elena, hice unos cambios; espero no te moleste. Ahora vendrás a esta habitación, también es espaciosa y tiene una ventana grande como te gusta. Voy a comprar unas cortinas como las que elegiste cuando fuimos averiguar. Además, pondré el estante de libros aquí, compraré libros de programación para que estudies cuando no esté. Elena, por favor no olvides tu promesa de que vendrías siempre después de tu muerte.

Sebastián llama a Elena, ella no contesta. Es que en diciembre, ella no puede contestar; en diciembre, ella no puede ir siempre al cuarto de Sebastián; en diciembre, Elena se dedica a sus hijos.

******   

Alexandra mira fijamente a Sebastián. Él la acaricia como jugando para que ella no se dé cuenta. Piensa que ella se parece mucho a Elena, no físicamente, pero sí en su trato. Alexandra como Elena le anima. A pesar de su tristeza; Alexandra, al igual que  Elena, le hace sonreír y a veces le provoca carcajadas.



Tuesday, December 15, 2015

Quisiera volver con mis anteriores amigos

Quisiera volver con mis anteriores amigos
Que no despreciaban mi pobreza
Que lo que les ofrecía no les era insípido
Que agradecían mis gestos.

Quisiera volver con mis anteriores amigos
Que no me decían mentiroso
Cuando les decía que tengo problemas
Porque no pensaban que todo lo puedo.

Quisiera volver con mis anteriores amigos
Que festejaban mis triunfos
Que comprendían
Mis momentos de vanidad.

Quisiera volver con mis anteriores amigos
Porque ellos no detenían mi tiempo

Y no se llevanban mi juventud.


Recuerda que cuando te llamo, es porque quiero escucharte.

Monday, December 14, 2015

Escribe un poema para Alexandra

Sebastián se levanta a las ocho, pisa suelo, coge el celular que está en su mesa de noche, camina hacia la ventana y busca el número de Alexandra. Quiere marcar, quiere escucharla; pero desiste, desiste porque sabe que ella es de dormir mucho y debe serlo más un día domingo.

Se pone en la computadora, mira el perfil de Facebook de Alexandra y se concentra la foto de portada en que ella está junto a Víctor. Alexandra usa un vestido blanco que parece de fiesta de promoción y él lleva un terno beich holgado.

Mira la imagen de Víctor y le envidia, envidia su juventud, que sea más alto que él, que sea delgado y de buen porte; es más moreno que Sebastián, pero su color se ve mejor que el amarillo mongol de nuestro amigo, lleva los cabellos medio ensortijados, sus ojos son grandes y tiene una expresión de desinterés que contrasta con el rostro preocupado de Sebastián.

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¿Y ese chico? – Sebastián pregunta a Alexandra por la foto del cover de su Facebook. Es una foto de mi fiesta de promoción; él es Víctor, fue mi enamorado en la secundaria. ¿Y por qué lo has puesto? Porque le he visto nuevamente y sostuvimos una bonita conversación y quiero que sepa que siempre lo voy a considerar muy especial. ¿Todavía te gusta? Sí, creo que sí – Alexandra piensa que puede ser sincero con Sebastián -; si él diera el paso, volvería; me gusta mucho y creo que podría amarlo. ¿Hicieron el amor? No.

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Le duele la cabeza, se le tensa la nuca y sus piernas tiemblan; piensa que debe ser párkinson – quizás heredó el párkinson del tío Lobo.

Con el dolor escribe un poema para Alexandra, uno en que habla sobre sus ojos llorosos, en el que recuerda lo linda que se veía cuando lloraba, porque incluso en su llanto es linda, es linda en todo. Quisiera tener la oportunidad que ella llore en su pecho para acariciarla en ese momento. 

Se va hacia la ventana, recoge quedito la cortina para ver cómo está el día. Está desnudo, descalzo. Piensa que debería bañarse, pero le gana la pereza. Busca la prenda que dejó Alexandra, la huele, la echa en su cama y se pone encima de ella imaginando que le hace el amor a su musa. 



Sunday, December 13, 2015

Qué pasaría

Qué pasaría si vamos a una fiesta
A una fiesta perfecta
Y te ubicarías al centro
Donde serías el arreglo más hermoso.

Qué pasaría si me escucharas
El mejor discurso que nunca he pronunciado
Para admiración de otros
En honor a ti.

Qué pasaría si bebiéramos
Lo más caro del bar
Me contaras de tus tristezas
Y yo de mi soledad.

Y qué pasaría si te digo que te amo.





Saturday, December 12, 2015

El último beso


 
Será el primero
De los dulces
Que no me has ofrecido.

Será el último
De tu ejercicio
Manipulador.

El último beso
Será el primero.


Friday, December 11, 2015

Amor para siempre

Amor primerizo
Que parece eterno
Como los elementos de la naturaleza.

Que no es temporal
Como el sentimiento
Del corazón humano.

Que te arranca una despedida
E insiste para regresar.

Amor primerizo
Que te enferma
Y produce marcas
Para siempre.


Poema de Víctor para Alejandra.



Thursday, December 10, 2015

Cuando mis ojos te miran

Cuando mis ojos no pueden escribir,
No pueden escribir de tus encontrados sentimientos.

Cuando mis ojos no pueden caminar,
No pueden caminar a tu lado
si no es guardando distancia.

Cuando mis ojos no pueden tocar,
No pueden tocar tu rostro
Mas sí un cristal.

Cuando mis ojos se esfuerzan
Por ver tu felicidad que no te hace feliz.
A mis ojos 
les duele.



Wednesday, December 9, 2015

Bonitas lágrimas


Bonitas lágrimas

Que expresan bellos sentimientos
Que ofrecen un cuadro espectacular.

Toqué el cristal
Que me separaban
De tus lágrimas.

No son por mí
Pero yo las vi
He hice mía
Esas tus lágrimas.

Tú lloraste
Por él,
Yo lloré por ti.

Tuesday, December 8, 2015

Un puntillo

Antonio aún no termina con sus tareas del colegio, tiene que revisar los registros y llenar un aplicativo de recomendaciones de su tutoría. Se acerca a la directora para hacerle algunas preguntas con respecto a las fechas.

Va a la oficina y encuentra a la directora hablando por el celular, nota que le caen lágrimas. Antonio se retira, decide hacer más rápido las cosas y no molestarla.

******  
Esto de llenar notas podría determinar el futuro de algunos estudiantes, aunque en un colegio particular es raro que alguien repita; pero él es muy exigente, las calificaciones en su área son bajas y tiene como diez jalados.

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Se le acerca el alumno Junior.

Buen día profesor, quiero que me ayude. Pero tú estás muy bien conmigo. Profesor, quiero  pedirle algo, espero no lo tome a mal; pero por favor escúcheme. Te escucho – Antonio tiene curiosidad. El primer trimestre obtuve el cuarto puesto con 125, el primer puesto obtuvo 130; el segundo trimestre obtuve el segundo puesto con 127 y el primer puesto obtuvo 130 también; ahora tengo sumando el promedio que me va a colocar 129 puntos, no digo que no esté de acuerdo con su calificación, pero siempre he quedado atrás porque he tenido menos nota con usted. Este trimestre tendrás 15. Quiero que por favor me ayude, necesito tener dos puntos más para asegurar el primer puesto; a mí nunca me ha interesado esto de las calificaciones ni los puestos, usted lo sabe, yo me relajé en sus clases; pero acordé con mi padre para poder ir a estudiar a una universidad importante y él me ha pedido que obtenga el primer puesto; yo conozco a mi padre y si no lo logro no me ayudará. Podrías mejorar esa calificación. ¿Cómo? Si ganas el concurso de despedida, yo te pongo 20.

 ***** 
Antonio piensa en que debería ayudar a Bryan, estuvo toda la mañana esperándolo afuera; solo necesita un once. Recuerda las palabras de Keni.

Lo que necesita ese chico es una motivación, qué es un puntillo. Pero es un vago. Yo también era un vago y ahora soy tu amigo. Pero sigues siendo vago. Ya pues Antonio, piensa que ese chico podría ser yo. Si tú hubieras sido mi alumno te jalaba y ahora ya no seríamos amigos. Si yo hubiera sido tu alumno te mandaba a la mierda, yo en esa época era un rechucha, no me importaba nada. Pero yo sí te hubiese hecho la vida cuadritos, hubiese llamado a tu padre, te hubiese hecho informes y te jalaba y si el director tendría planes de mejorarte la nota, lo denunciaba. Y si tú lo denunciabas yo te mandaba la moto.

Antonio piensa que Bryan podría ser el vago de Keni.

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Quiero decirles una cosa, un profesor nunca jala, un profesor jamás podría jalarte – al menos que sea un maldito, ese ya no es profesor -, pero un profesor no puede jalar a un estudiante; si tú sales jalado es porque te lo mereces. Pero eso sí, un profesor te puede aprobar. Dirás, qué curioso, pero es así, se llama discrecionalidad; el profesor no te puede jalar, pero sí te puede aprobar. No te puede jalar porque el profesor te tiene que poner las notas que tienes, si al profesor le caes mal, si fuiste molestoso y el profesor no te quiere, el profesor te pondrá la nota que te corresponde, no te puede bajar puntos, ya ahora no hay el criterio subjetivo, eso de actitudinal ya fue, o mejor dicho, lo de actitudinal para jalar ya fue; si un profesor te jala por actitudinal está mal, lo denuncias y sale perdiendo. Todo lo contrario es cuando te pone un punto más, el profesor por criterio propio puede apoyarte con un punto; él puede discernir que te lo mereces por cuanto has ido in crescendo; él puede decirse, éste alumno ha ido mejorando, le falta un punto, yo le pongo ese punto porque me ha demostrado que ha cambiado.

Ahora dirán, por qué les digo esto; ya se acerca la navidad; y a mí como a cualquier persona, le nace el espíritu navideño; crece en nuestro corazoncito – sus estudiantes le miran sorprendidos al profesor Rivas – un no sé qué, que te impulsa a ser generoso, hacer el bien, ser más noble; entonces a mí se me ennoblece el corazón y puedo ponerte un punto más; pero eso depende de cómo te comportas, porque no le voy a poner el punto aquel que me ha estado haciendo bulla, no le voy a poner el punto aquel que en clase no hizo nada, se dedicó a la chacota, no trabajó.

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Bryan se limpia la cara, está preparado para el suplicatorio.

Es un puntillo profesor, solo uno – Bryan agacha la cabeza, en señal de súplica. Bryan, te relajaste todo este año, tú crees que te lo mereces. No profesor, pero quiero salir pronto; mi papá me va ayudar para estudiar en un instituto. No creo que te pueda ayudar Bryan, tú no solo no tienes buenas calificaciones, sino que también te has portado mal. Por favor, ayúdeme; solo es un puntillo; deme la motivación para seguir adelante – Bryan se hace el gracioso y el profesor Rivas recuerda a su amigo. Presentarás una exposición en el día del logro y de eso depende.

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Junior perdió el concurso, mira al profesor Rivas y agacha la mirada.

Junior – el profesor Rivas le pasa la voz y éste se le acerca. Profesor, perdí. No, lo hiciste bien, el chico hizo trampa. Usted también lo vio. Sí, él siempre hace trampa. Profesor, ¿ya no me apoyará? Junior, sabes a quién me recuerdas, me recuerdas a mí; no por el deporte, yo he sido muy malo en deporte, sino por tu personalidad, eres serio, inteligente, eres lógico, creo que te pareces a mí cuando era estudiante. ¡Guau! – Junior se echa para atrás del asombro. Sí, te voy a poner veinte porque tú te lo mereces, tú eres mejor que Hernández; él es memorista, él usa la mayor parte de su tiempo para alcanzar esas calificaciones, en cambio tú utilizas menos tiempo, estás en la academia y además eres un buen deportista; tú eres mejor que él.

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Bryan se acerca al profesor Rivas.

Profe – Bryan se acerca con angustia. ¿Qué pasó Bryan? No pude hacerlo, no va encontrar mi nombre en la lista, tuve que salir acompañar a mi mamá y por eso no vine para el día del logro. Bueno, las oportunidades están para tomarlas o dejarlas. Pero profesor – el profesor Rivas le corta. Bryan tengo que salir. ¿Entonces no era cierto lo del espíritu navideño? - Bryan lo dice despacio.

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Antonio abre el sistema para los quintos. Coloca el veinte a Junior; busca la casilla de Bryan y le retumba la voz de Keni, es un puntillo, solo un puntillo. Pone once.