Saturday, April 26, 2014

El examen más importante

¿Que fue?, ¿estas bien? No, no puedo estar bien, Julio tienes que hacerte la prueba por favor. ¡Estas loco!, no tengo porqué, yo estoy bien, no dices que tu prueba salió bien, entonces para qué te haces problemas. Pero me lo hice recién, no podré estar bien si es que no lo haces. Pues no lo voy hacer. Si es por dinero yo lo pago. Mira, esto me esta cansando, creo que mejor ya no te contestaré. Dime una cosa, ¿estas sano? Sí. ¿Cuándo fue la última vez que lo hiciste? Hace un año – Julio recuerda que la última vez que lo hizo fue con un krishna muy apuesto -, fue hace un año y antes de ingresar al instituto me hice una prueba. Entonces, no hay problema, solo tienes que hacerte una prueba para que yo esté bien. Pero no te digo que ya me hice la prueba antes de entrar a Cibertec y no tenía nada. Por favor Julio, si no lo haces no podré estar bien– Julio corta la comunicación.

Julio entra a Cibertec, le daba pena Albert, tenía ya dos días con ese mismo asunto, si no se les hubiese roto el preservativo esto no le estaría aconteciendo.

¿Qué quieres ahora? Julio, casi choco el carro de la empresa, estoy muy intranquilo, me han llevado a psiquiatría y he tenido que inventar una aventura que me tiene tan agobiado por la incertidumbre de saber si es que no he contraído una enfermedad. Mi jefe me ha dicho que si gusto puedo volver a Lima y tomarme unos días libres, pero sería inútil ir a Lima si me dices que no te vas hacer la prueba. No lo voy hacer, no es que tenga miedo, yo estoy seguro que estoy sano, lo que pasa es que tú estás mal, y que me haga la prueba no te va ayudar. Yo sé que sí me va ayudar. Pero si ya te hiciste la prueba y dice que estás bien, ya no hay problema. Tengo que saber si tú estás sano, el sida se puede presentar después de dos o tres meses, no puedo esperar mucho tiempo, estoy atormentado; no puedo dormir, casi choco el carro. Está bien Albert – Julio suda al aceptarle -, pero no sé cuándo lo podré hacer, el trabajo, el instituto, estoy con tantas cosas; ah, y otra cosa, no tengo dinero para hacerlo. No te preocupes, yo lo pago, mira hay un laboratorio bien serio en Lima, se llama Roe, allí puedes hacerlo y fácil que te dan ese mismo día los resultados. Te corto, llegó el profesor.

Julio no quiere hacerse la prueba, comienza a tener miedo, recuerda que la que se hizo en el instituto no lo recogió, así que no pudo saber el resultado. Además, recuerda que tuvo relaciones sexuales con tres personas que encontró por internet y eso le hace pensar que haya una posibilidad de que tenga el virus, aunque él siempre lo hizo con protección, pero los temores de Albert parecen que se han apoderado de él.

Para colmo la próxima semana es de evaluaciones, si sigue con las dudas no podrá estudiar y tendrá bajas calificaciones que le harían perder la beca. Piensa que es mejor hacerse la prueba, además Albert lo pagará y será todo cosa de horas. Pero qué hay si tiene el virus, qué hay si esta enfermo, todo cambiaría, piensa que lo único que podría hacer es llorar, y quizás intentaría el suicidio, cosa que desistiría después porque se sabe tan cobarde como para acabar con su vida. El profesor le pregunta por un análisis computacional y él responde, ¡ya me lo hice!, todos ríen.

Julio sale hecho un zombi por la avenida Salaverry, no coge el carro con apuro como siempre lo hace, prefiere caminar hasta 28 de Julio, es un trayecto largo y oscuro como el que pasará al momento de ir al laboratorio y esperar que le digan si el resultado es negativo o positivo. Timbra a Albert para que le llame, su amigo llama.

Mira, he visto en internet que Roe tiene una sucursal en el Metro de Hacienda, además no hay necesidad de volver por los resultados ellos te dan una código con su clave para que puedas verlo desde internet. No quiero hacerlo. ¿Pero por qué? Porque estoy sano, y porque esto no te va ayudar. Sí me va ayudar, mira estoy peor, tengo que pararme y sentarme a cada momento, estoy tomando tranquilizantes y aún así no puedo estar bien, si te haces la prueba y sale bien será un alivio. Albert, es que no me gusta que me introduzcan nada, tan solo pensar que me van a pinchar el brazo me da miedo, no quiero, solo lo haría si es que es una obligación del instituto o quizás para mi viaje a Italia, pero no quiero hacerlo por una cosa que es tu problema y no mío, solo hemos tenido sexo una vez y ni siquiera terminé y piensas que te vas a contagiar. Pero se rompió el preservativo. Sí, pero yo la saqué rápido. Por favor hazte la prueba. ¿Cuánto cuesta? Yo lo voy a pagar. Dime ¿cuánto cuesta? Setenta soles. Está bien, pero tienes que venir a Lima, porque yo solo no lo voy hacer. Ya, puede ser este sábado. Mejor, tengo más tiempo el sábado – Julio se odia por aceptar.

****

¡Mozo, estos cubiertos están sucios! – una señora antipática se dirige a Julio – A ver, no el tenedor es así, pero los voy a cambiar – Ahora le voy a escupir el próximo tenedor y ojalá y se infecte de algún virus, piensa maliciosamente, pero se arrepiente porque cree que puede ser VIH. Aquí tiene señora. Gracias jovencito – la señora le mira con cierto interés.

¿Qué pasa?, estas muy distraído, hace rato esta que te llaman de la otra meza y tú estas bien parado. Disculpa señor, ahora voy.

Le voy a pedir a Albert que después de hacerme la prueba me invite un Norky’s, hace mucho que quiero comer un pollo del Norky’s y puede que este generoso en su estado. ¡Pero qué digo!, si después que me hagan la prueba no tendré ganas de comer, seguro me pondré a llorar como la otra vez, pensando en que no debería ser maricón, rogándole a Dios que me haga heterosexual. Suena el celular de Julio.

¿Qué fue cholo? Dime, ¿ya estás en Ciber? No, recién salgo del restaurante, pero estoy a quince minutos – es Juan, mejor amigo del instituto -. Cholo, dile al profesor que no podré ir hoy, voy al doctor. ¿Estás mal? No tengo que hacerme unos exámenes de rutina.

Llega a Ciber y se encuentra con Edgar.

Pide otro folder. Toma aquí tienes. Puta, es negro. ¿Qué tiene? Nada, que no me gusta ese color – Julio presintió algo malo. Hoy hay examen. ¡No jodas!, pensé que era para la próxima semana. Pero tú la conoces, no te hagas problemas. De todas maneras hay exámenes más importantes.

Monday, April 21, 2014

La cicatriz

¿Hace mucho frío verdad? Sí, mucho frío – Antonio suspira -. ¿Y qué hacemos? Conversar, ¿no quieres conversar?, siéntate, por favor siéntate – Adelaida se sienta y se pone nerviosa -. ¿Cuántos años tienes? Treinta, ¿tú? Veinticuatro.

Antonio la admira: el cabello lacio que parece de seda, su rostro trigueño claro le recuerda la piel de Elizabeth, su rostro ingenuo le asusta porque parece verla en su esencia. Adelaida, tiembla y esta esperando que Antonio empiece, ella solo ha ido por eso aunque después se va arrepentir.

Eres más bonita en persona que por foto. Gracias, tú también te vez mejor en vivo. Ya… - piensa y sonríe maliciosamente -, ¿qué quieres hacer? Dime tú. ¿Te puedo tocar? Sí claro – Antonio le toca las piernas y le besa el cuello -. ¿Te puedo quitar esto? – le quita la chompa -. Quítate tú también – Antonio se quita la chompa y el polo -. Ya, ahora tú. No yo no. ¿Por qué?, vamos quítate el polo. Primero quítate los pantalones – él se quita los pantalones y se queda en calzoncillos -. Ahora tú. Puedes apagar la luz por favor. Ya – Antonio se apresura.

Adelaida se pega hacia la pared, le coge de las manos y le pide que la acaricie. Antonio le acaricia las piernas, sube por sus glúteos y se acerca al vientre, hasta que ella le pide que se detenga.

Allí no por favor. ¿Por qué? Es que tengo una cicatriz. ¿Y cuál es el problema? Que se ve feo. Tú eres hermosa, no hay problema.

Él le quita lentamente el polo, ella oculta la cicatriz con sus brazos, él trata de despreocuparla, no mira la cicatriz, la abraza y comienza acariciar para que así baje los brazos. Ella se voltea para evitar que vea la cicatriz.  Se acercan a la cama, ella se echa boca abajo, Antonio la besa por la espalda y le toca las piernas, luego intenta ponerla frente a frente, pero ella se niega y le pide que lo hagan por atrás.

Pero yo no lo hago por allí. Puedes intentar – voltea la cabeza y acomoda bien su cabello -. Supéralo, no puede ser tan feo. Es muy grande y no me gusta que nadie lo mire. Te prometo que no lo voy a mirar, solo relájate. Está bien.

Antonio la besa el cuello nuevamente y la acomoda, baja a sus senos y se encuentra con la horrorosa cicatriz, le parece repugnante y ya no tiene ganas.


No puedo. Ya, - Adelaida se cubre los pechos - no te preocupes, te dije que no deberías mirarlo. Perdóname, pero… No, no lo malogres más, entiendo, se ve horrible; es mi culpa, debería habértelo dicho antes que vinieras a Tarma.

Sunday, April 20, 2014

En la Catedral

En la catedral esta una pareja de esposos, se besan, miman a su pequeño en brazos y ríen. Parecen ser felices, parece que todo marcha bien entre ellos. Mario ve pasar a la gente por la calle Lima, esta pensativo, quiere llamar a Elizabeth, pero no tiene un pretexto. Ya la llamó el día anterior con el tema de un saludo de amigos, pero porqué molestarla otra vez, con solo un simple saludo.

De pronto llama su primo, es la oportunidad para poder distraerse pensando en el problema de otros. Juan trabaja en una mina de Arequipa y le cuenta – desesperado – que le han encontrado mucho plomo en la sangre.

Pero todos los que trabajan en la mina han de tener plomo, ¿verdad? Sí, pero a mí se me ha encontrado mucho, y estoy mal, me duele la cabeza, tengo ganas de vomitar, he ido al tópico y me han dado pastillas y más pastillas. ¿Y qué piensas?, ¿vas a dejar tu trabajo? No sé, me pagan muy bien, pero me hace daño; sabes, yo trabajo con cianuro y mercurio.

Mario se distrae viendo a la pareja, ellos siguen contentos besándose, se abrazan, el varón le dice algo al oído a ella.

¿Me escuchas? Sí, mejor vuelve a Lima, hazte tus chequeos, me supongo que cualquier cosa tienes un seguro. Sí, he pensado en volver. ¿Y tú cómo estás?, ¿cómo así llegaste a Tarma?

Mario vuelve a ver a la pareja, ve que la mujer llora.

Vine con el objetivo de desestresarme de Lima. ¿De Lima?, ¿no será de Elizabeth? Sí, quiero poder ordenar mis ideas con respecto a ella. No sé qué me pasa, la veo, siento que la quiero, pienso que la amo, pero luego entiendo que no es así; y no quiero estropear la imagen que tengo frente a ella. ¿La imagen del hermano mayor? Quizás esa idea tenga ella de mí.

El hombre se incorpora, ella le coge el brazo y él bruscamente se suelta. Todos en la calle Lima están admirados de los mantos de flores y pareciera que nadie da cuenta – excepto Mario – de la pareja. La mujer se va. Mario se acerca a la puerta posterior de la Catedral, donde los esposos estaban sentados, se acomoda en el piso recostando su cabeza en la columna.

Monday, April 14, 2014

En el paradero

Ella baja, él la espera. Ella está con sus amigos, él la sigue esperando. Ella ríe, se ve hermosa; él
avanza para no incomodarla. Los separa unos cincuenta metros de distancia, ella lo mira; él la mira y la sigue esperando. Ella, quiere dejar a sus amigos para ir con él, pero sus amigos logran convencerla para quedarse.

Él avanza, pensando que ella le dará el encuentro en la otra esquina. Ella piensa que él se irá. Él está celoso, pero se siente tranquilo porque son celos que puede controlar y le gusta sentirse enamorado.

Él la espera en el paradero, pero ella no llega. Se pone triste, pero no se atormentará como cuando estaba enamorado de Elena, este amor es sano. Él esperó quince minutos – que le parecieron una hora -, y decidió irse a casa.

Saturday, April 12, 2014

Separatidad humana

Nombre: Yony Castañeda Arias.
Edad: 35 años.
Estado civil: casado.
Estatura: 1.72
Educación: Superior (Ingeniero Industrial).
Dirección laboral: Ishihuinca, Caravelí – Arequipa.
Puesto: Director de contrataciones.
-------
¡Qué fue! Nada lo de siempre, las mismas preguntas, el pinchón en el dedo y negativo. ¿Negativo?, ¿no que eras sillao? Pero qué mierda dices huevón, acaso te he levantado.

Yony recuerda a Rosa. Coge el celular que usa para sus encuentros y se fija que ella ya desistió con las llamadas. A él nunca le interesó aquella hermosa mujer, solo era un momento, satisfacer la necesidad animal de cazar una presa, usar sus fuerzas vitales para escapar de la rutina del trabajo y la familia. Para Yony lo más importante es ganar el suficiente dinero para pagar la manutención de su hijo y comprarle el Yaris que le ha prometido a su ex-mujer, Elena.

¿Mañana a Lima? Sí, ya me cansé de esta cárcel – para Yony la planta es como una cárcel, se queja de las cámaras -, no sabes como estoy que cuento las horas para hacer lo que yo quiera sin que nadie me esté mirando, solo falta que nos pongan cámaras en los baños. Oe cholo mira esto. ¡Pero qué mierda hace ese wey! – el vigilante ríe -, no puedo creerlo, se está tirando un perro. Corrígete huevón, es una perra. Estos caravileños son la cagada, puta qué asco. 

Thursday, April 10, 2014

La foto del niño Mario

En aquella foto Mario tiene tres años, está cargado por su padre y al costado sonríe su madre. Mario era feliz, y feliz – en apariencia – se mostraban sus padres.

La señora con un vestido blanco, que me sorprende porque no creo que en esa época se utilizaría tan conservador - debe ser porque la madre de Mario es provinciana -, y unos aretes demasiado grandes. Tiene una sonrisa encantadora, la misma sonrisa que sacó su hijo y con la que gana muchos amigos.

El padre lleva una camisa blanca, es delgado y se nota mucho mayor que su mujer. Mira a su pequeño, tan cabezón como el padre. Pareciera que le está diciendo algo en su mente.

El niño está encantado porque le están ponchando con la cámara, tiene los ojos saltones que con el flash han cambiado a un color verde.

1991, según la teoría, estaría despertándose el pensamiento del niño Mario.

Wednesday, April 2, 2014

El muy recordado cuarto

Tengo que entrar una hora al cuarto de secundaria, los chicos de ese grupo son los más pesados, aunque para algunos profesores son el grupo más llevadero, porque ellos están bien contentos con que no se haga clases. Entro adusto y los amenazo.

Buenos días niños – les llamo niños a pesar que son adolescentes, se ponen de pies y responden -. Buenos días profesor Rivas – noto que Sofía no se ha parado y se hace a la que no me vio, me mira con una sonrisa pícara y me saluda a la volada -. Usted se queda parada. ¿Pero por qué? Porque no me ha saludado. Pero le acabo de saludar. Sí, pero no como se debe niña - comienza a dar razones riéndose - se puede callar que tengo que comenzar mi clase.

Es una hora pedagógica, he preparado una presentación de treinta minutos y posteriormente pedirles un ensayo para evaluarlos.

Pongan como título “Teoría del Estado”; alguien me puede decir qué es “Estado” – nadie responde -; a ver, Fernando, dime qué es el Estado. ¿El estado es el gobierno profesor? Sí, el gobierno es parte del Estado, a ver, piensa en el Estado peruano, dime para que exista el Perú como Estado, qué debe haber. Ah… me supongo que debe haber personas y territorio. Perfecto, Fernando nos acaba de decir los tres elementos clásicos del Estado: la población, el territorio y la soberanía.

El grupo comienza a festejarlo, pero lo hace con intención de sabotear la clase. Walter le lanza un cuaderno a Fernando en un momento que no lo veía. Fernando no dice nada, pero Sofía – que busca molestarme – lo acusa.

Profesor, el niño Walter le ha tirado un cuaderno a Fernando. ¿Eso es cierto Fernando? No profesor, solo estamos jugando. Fernando – esto lo digo con una entonación curiosa – si un chico te golpea una vez, lo va hacer toda la vida, así que tienes que denunciarlo – todos se ríen y él también. Nada profesor – sonríe nervioso, le tira el cuaderno a Walter -, solo estamos jugando.

Fernando me parece tonto porque no le responde a Walter como debe, antes tenía pena por él porque me recordaba que fui víctima de bullying y me identificaba, pero como nunca reacciona y las veces que trataba de apoyarlo siempre encubría a sus compañeros, me comenzó a dar igual su situación.

En una ocasión, los chicos colgaron un video en que le estaban golpeando. Vi dicho video porque tenía a uno de esos niños como contacto y conversé con Fernando y le dije que le ayudaría. Él me dijo que no era nada, que solo estaban jugando.

No, no Fernando, no están jugando. Sí profesor, yo también les molesto. No, pues Fernando, tú no molestas a nadie. Profesor, es mi problema, no se meta en mis asuntos. Pues sí me meto, cómo es posible Fernando, ¿vas a dejar que toda la vida te estén molestando? Ya le dije que nosotros nos jugamos así, qué quiere que le diga. Pues como no te puedo ayudar, voy a pedir que la psicóloga converse contigo, quizás ella te pueda ayudar. Pero no necesito de la ayuda de nadie. Bueno, yo solo voy a conversar con la psicóloga y ella conversará contigo. Ya, prométame una cosa, no quiero que le cuente lo del video a nadie, yo voy a conversar con la psicóloga y ese es mi asunto, por favor. No me parece, pero si así lo quieres no se lo voy a contar a nadie.

En la salida conversé con Javier, quien fue uno de los agresores de Fernando.

Javier, ayer vi un video que en que tú le echabas basura a Fernando. No profesor, no he sido yo. Te digo que he visto el video. Pero no fui yo profesor, usted está equivocado, yo no fui – en el video no salía su cabeza pero era él, porque era su cuerpo y su voz, su forma como ríe -, yo he visto ese video y yo no soy ese chico. ¿Entonces quién es? No sé, si usted quiere saberlo averígüelo – lo dice con un cinismo -. Por eso mismo te estoy preguntando – me molesto con él -. Pues no se lo voy a decir, ese no es asunto suyo, no era su hora – me responde malamente.

Si conversé con Javier es porque pensaba que era el más sensato del grupo, pero me equivoqué. Era un cínico, no le interesaba nada. Al conversar con él me di cuenta que con ese grupo no pasaba nada. En ese momento me dije que la educación no puede ser para todos, porque no todos están dados para la educación. Me di cuenta que hay personas que no aprenden, que pueden llegar a adquirir algunos datos, información y conocimiento. Pero aprender no, el aprendizaje tiene que ver con actitud, y estos chicos tenían una mala actitud frente a todo, a sus profesores, padres y a ellos mismos. Qué indignante el cinismo de ese niño.

No te hagas hígado, no vas a lograr nada, solo jálalos – me recomienda el profesor Wilfredo -. Pero no estoy hablando de sus conocimientos, estoy hablando de cómo se comportan. Pero ponles en actitudinal cero cinco y así jalan, porque nadie responde en ese salón. Claro van a jalar, no me responden y tampoco quieren trabajar, pero debemos hacer algo por Fernando y por todos ellos. Mira, ya tengo dos años, todo el mundo sabe que Fernando es víctima de bullying, ¡¿alguien ha querido hacer algo?!, sí, el profesor Gilberto le ha defendido varias veces, ha llamado a los padres para conversar, y ya se gastó mucha saliva y papeles, para nada, porque a los padres de Fernando no les interesa, porque a los padres de todos esos chicos no les interesa, y Fernando que es el más interesado, se deja.

Profe ya me cansé. ¿Y qué quieres que haga? Para sentarme pues profe. En primer lugar, no soy “profe”, soy el profesor Rivas ¿ok? Y en segundo lugar cómo no te vas a cansar si no te estás parando bien, ¡ponte bien! Ay profesor Rivas – con entonación irónica y golpeando el piso con el pie -, ya  me cansé, usted no tiene derecho a tenerme toda una hora de pie – sé que no tengo derecho, que es un abuso, pero esta niña lo que quiere hacer es dormir -. Te vas a sentar, pero si te duermes la próxima clase te tengo parado las dos horas. Ya profe…sor Rivas.

Entonces tenemos los elementos del Estado, y con esos elementos alguien podría definir qué es Estado, dime tú Max.

No sé… - se ríe -. Pero si decimos que el Estado tiene tres elementos podrías definirlo en base a eso. Ah ya, ya… el estado es el conjunto de la sociedad, el territorio y la soberanía – el resto se ríe -. Muy buena respuesta, entonces un estado está constituido por esos tres elementos, dime, ¿Podrá haber un Estado sin territorio? No sé. ¿Alguien puede contestar? Sí – contesta Sofía -. Sí – se apura en decir Marisol -. Sí – le acompaña María Paz. Y, ¿por qué dices que sí? Sofía. Ah no me equivoqué es no. ¿Y por qué no? No sé – me mira como si se hubiese vengado de haberla hecho parar, pero no le doy el gusto y no me inmuto -. Pues, les diré que no hay Estado sin territorio, si decimos que el Estado está constituido por estos tres elementos, a la falta de uno de ellos ya no podemos hablar de Estado.

En ese momento Jhonnatan bosteza y todos ríen. Me molesto, no le voy hacer caso. Voy a continuar.
En el caso de los judíos; antes de 1947 en que la ONU emite una resolución para dividir Palestina y darles un territorio, no tenían un Estado; existía la nación judía, pero no el Estado judío.

En ese momento, me doy cuenta que Sofía se ha puesto a dormir, y le pido que se ponga de pies.

¿Por qué? Porque te estás durmiendo. No me estoy durmiendo, no sea mentiroso. Sofía, puedes ir al baño a lavarte la cara para que puedas estar más atenta. No quiero. Retírate del salón y llama al auxilar – estoy muy molesto y se lo digo alzando la voz -. No quiero, mi papá paga su plata para que usted me enseñe, así que no me voy a retirar. Pues no voy a dictar clases si no es que te retiras. A ver sáqueme usted. Mira, no lo vamos a discutir ya conversé contigo, te pido que te retires y llames al auxiliar. No, profesor, no voy a llamar al auxiliar, ¡¿para qué lo voy a llamar?!, ¡llámelo usted!

El resto le grita para que se retire, no lo hacen porque piensen que estoy en razón, sino que están aprovechando para hacer bulla y reírse.

¡Se pueden callar!, no voy a permitir que una niña me incomode de esa manera, está bien, iré yo mismo. Llámelo – Sofía hace gestos de triunfo -.

El auxiliar desde la puerta la llama.

Sofía, hijita ven para acá. Por qué profesor, yo no voy a retirarme, mi papá paga su plata para que me enseñen y no puedo perder clases. Así es hijita, pero usted no puede estar incomodando la clase de sus compañeros. Pero si no estoy incomodando a nadie. Sí, ella no está incomodando solo se está durmiendo – dice Jhonnatan -. Por eso mismo estás incomodando al profesor y así él no puede hacer su clase. Pues no me voy a ir de aquí.

En ese momento suena el timbre y todos salen de prisa, Sofía se apresura con sus compañeras. El auxiliar no puede hacer nada, mueve la cabeza y me aconseja que escriba en el anecdotario el comportamiento de la niña, que mandará a llamar a su padre.

“El día de hoy la niña Sofía no me saludó de la manera correcta, por eso le pedí que se quede parada. Después de quince minutos, la niña pidió que le dispensaran y por eso le permití que se sentara. Sin embargo, a pesar de que estaba en falta decidió dormirse – como tiene acostumbrado hacerlo, por lo que tiene varias anotaciones en su cuaderno de control – y ante la llamada de atención y respondiendo de una forma inadecuada, se le pidió que llame al auxiliar para que converse con él, negándose y argumentando, “mi papá paga su plata para que me enseñen y no puedo perder clases”, lo mismo que le respondió al auxiliar cuando le pidió que vaya con él a su oficina”.