Friday, July 11, 2014

Antonio se levanta

Antonio recuerda a su amigo de la universidad y piensa que estará triste porque perdió la selección naranja; pero también se contenta porque Arturo ha perdido sus cien soles. Carmen mira que no ha probado nada, piensa que quizás el lomo le ha salido mal.

¿No te gusta? Perdóname Carmen, pero no tengo hambre; en la mañana estuve en Chosica y comí algo. ¿Qué comiste? – Carmen se preocupa. Comí una empanada y un helado. ¿Para qué fuiste a Chosica? Para distraerme un poco, tengo estrés. ¿Y has ido al doctor? No, ¿para qué? ¿Entonces cómo sabes que tienes estrés? Porque me siento estresado.

Carmen le hace cosquillas e intenta desestresarlo, pero Antonio recuerda más a Elizabeth; ella es la única que le ha hecho ese tipo de cosas.

¿No te gustó? Tengo que irme, voy hacer un trabajo; gracias y nuevamente perdóname, estoy seguro que ese lomo está muy bueno; pero ahora no tengo apetito. Entonces llévatelo, lo voy a colocar en un taper. Está bien.

Elena le estuvo llamando, le timbra para que ella le llame. La habitación está oscura porque apagó las luces y cerró las cortinas. Piensa que es muy egoísta con Elena, así que decide interesarse un poco por ella. Pone el altavoz del celular para poder hablar mejor;

Elena, discúlpame por no contestarte, dejé el celular en la cama y me fui a comer algo – Antonio se quita la ropa y se echa en su cama. Ya loquito, ¿y cómo estás? Bien – lo dice sin ganas -, ¿y tú cómo estás? Estaba molesta contigo, porque te olvidaste de mi cumpleaños, pero ya se me pasó. Es el primer año que se me pasa, los otros años eras tú quien me pedía que lo olvide; ¿qué hiciste? Pues, aquí con los compañeros de trabajo, compraron una torta, me cantaron el happy birthday y muchos abrazos. ¿Te abrazaron tus colaboradores? Claro, uno de ellos me abrazó tan fuerte que parecía que me iba romper los huesos. Qué bueno que no lo vi, me hubiese muerto de celos. ¿Por qué? – lo dice muy interesada. Porque soy un inseguro.

En realidad Antonio no piensa en lo celoso que podría ponerse al ver que abracen a Elena, sino que imagina en cómo la han de abrazar a Elizabeth en el día de su cumpleaños, y cuán celoso se pondría si la viera así.

¿Estás allí? Sí – Antonio recuerda que Elizabeth le dijo que la línea de claro dura más. ¿Y cómo estás ahora mismo? Estoy en la cama, desnudo – a Elena siempre le gustó verlo desnudo. ¿Tan temprano en la cama? No tengo ganas de nada.

Antonio se puso a llorar, piensa en las veces que Elizabeth abraza y besa a William, piensa en todos los hombres a quien se entrega y que ahora mismo hace el amor con un desconocido.

No llores, ella no vale la pena. No Elena, Elizabeth si lo vale; si no lo valiera, no me fijaría en ella – Elena no sabe a lo que se dedica Elizabeth. Pero no te ama; te podrá querer como a un amigo, pero nunca te amará. ¿Cómo tú?, ¿te recuerdas cuántas locuras hice por ti? Pero tú sabías cuál era la situación.

Elena odia tremendamente a Elizabeth y desea que se aleje de la vida de Antonio. Solo la ha visto un par de veces al lado de él, y aunque tiene un rostro agradable, la ha odiado desde que Antonio le dijo que se había enamorado de ella.

¿Y qué comiste? Nada, no tengo hambre. ¿Por qué? Porque no he visto a Elizabeth, porque ya no me escribe, no le interesa mis mensajes. Déjala, no tiene caso que insistas. No puedo, no puedo. ¿Por qué Antonio? No lo sé Elena, no lo sé; cuánto quisiera no sentir esto… no sabes cuánto deseo volver atrás cuando te amaba. Me da mucha pena la situación en que te encuentras, quisiera estar en Lima para abrazarte y consolarte; sal de la cama y camina. Ya lo hice en la mañana, ya no puedo caminar más, ya no puedo más. No te pongas así, levántate, no permitas que esto te perjudique. Ya lo permití, no puedo, no quiero, ya no quiero nada. ¿Ya no me amas verdad? No – Antonio llora al decir esto. ¿Pero me quieres? Sí, te quiero mucho Elena, eres la única que me consuela. Entonces si me quieres, levántate, come y sigue adelante, no te dejes vencer por esto; voy a cortar, viene mi supervisor. Chao Elena.

Antonio se levanta llorando, siente el frío - el invierno se ha intensificado -, abre el taper y come. Carmen siempre ha cocinado muy bien, pero este lomo no tiene sabor.  

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