A ver, si fuera una niña como Sofía, creo que debe ser un
bolso fino, pero sencillo. Es una niña de diecisiete años. ¿Y cómo es ella? Es
delgada, es una niña pretensiosa, es una hermosa pequeña. ¿Qué tal este? Puede
ser, aunque me parece que es muy llamativo. ¿Y a ella no le gusta ser
llamativa? Sí, lo es, pero es para que vaya a la universidad. Ya entonces el
negrito. El negrito, me parece mejor.
Llaman a la dependiente y ella les saca el bolso. ¿Qué te
parece? No sé, quizás el rosado se vea mejor, ella tiene piel clara. Pero tiene
algo de fucsia; además, no decías que querías algo seriecito. ¿Te gusta? Me lo
llevaría si tuviera la edad de tu sobrina. ¿Cuál es su precio señorita? S/
79.00. No me hace una rebaja – Sebastián siempre pide rebaja. Se lo
dejamos a S/.75.00. Lo llevo.
Sebastián busca su billetera, pero se olvidó en el otro
pantalón.
¿Pasa algo mi amor? Dejé mi billetera en el otro pantalón.
No te preocupes, yo te presto. No, yo tengo efectivo aquí – Sebastián solo
cuenta con S/ 60.00. ¿Me prestas S/ 20.00? Toma mi amor.
Sebastián está muy contento porque ha comprado el bolso más
lindo de la tienda para su linda “sobrina”. Elena se ha puesto contenta porque
ha podido ayudar a Sebastián.
¿Te invito a comer chifa? Ya – Sebastián tiene hambre,
estuvo como guía hasta las cuatro y no comió nada -, pide tú que estás que
aciertas en todo. Pues, quiero invitarte arroz frito. Suena como me gusta,
sencillo y consistente. Te va gustar.
Sebastián come con mucho gusto, mira a Elena y sonríe
provocativamente.
¿Qué pasa? Que te vez linda. Gracias – Elena sonríe
provocativamente también. Y cómo así conoces a Sofía. Todo una odisea lo que le
pasa a Sofía, pero sé que saldrá adelante. Ella no conversa mucho con nosotros.
Pero ahora va a cambiar, a ver si la apoyas. Claro.
Elena se queda mirando el bolso que compraron y piensa que
le hubiese gustado tener una hija.
¿Hija de quién es Lucía? De mi hermana mayor. Ha claro, ¿ingresó
a la universidad tan pronto? Sí, está en la UPC. Qué bueno. ¿Ella era la
engreída de Chana? Sí, ambas se parecen físicamente, aunque en carácter son
distintas; Chana era de más fuerte carácter.
Elena paga la cuenta, caminan agarrados hasta la Plaza
Mayor.
No quiero despedirme de ti – Sebastián se lo dice en serio. Mi
trabajo, por los contratos, parece que siempre serán en provincia, además me
hace bien estar fuera de aquí. No quiero que te vayas, sabes que me estoy quedando
muy solo. Lo sé, me gustaría quedarme por mis hijos y por ti; pero no puedo.
Sebastián piensa que no debe ser tan tonto de ponerse
triste, que el tiempo que le da Elena es oro y debe aprovecharlo en todo
momento.
¡Espera!, ¿lo sientes? – Sebastián para de pronto. ¿Qué es? –
Elena se preocupa. Somos tu y yo caminando por la Plaza Mayor, ¿sientes lo rico
que es el aire frío? Sí lo siento rico – Elena agarra la cara de Sebastián y lo
acaricia como si fuera un niño; él cierra los ojos e intenta sentir con más
intensidad ese momento.
---
Elena se siente tonta, ha recordado que Lucía tiene veinte
años.
¿Qué pasa? Que me has mentido otra vez. No te entiendo. Me
dijiste que nunca me mentirías y lo has hecho otra vez – Sebastián no le mentía
desde hace mucho, pero no podía decirle para quién era el bolso. ¿De qué
hablas? Lucía tiene 21 años.
---
¿Ya no quieres ir a casa? Te amo, pero sabes que el amor no
puede vivir sin confianza. Yo también te amo, a Elizabeth la estoy olvidando,
tú me ayudas mucho. Me voy el martes. Elizabeth ya se fue de mi vida. La verás
nuevamente. Solo quiero despedirme de una manera especial. Sebastián, no es por
mí, es por ti. Ella se lo merece. La verdad sí, ella se lo merece, es tan linda
y joven; tiene tu amor y eso dice mucho, eso dice que ella se lo merece.
Sebastián se ve como un niño, tiene los labios bien pegados
y los ojos lo más abiertos, está parado frente a Elena como un soldadito.
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