Wednesday, April 26, 2017

Contaminación sonora

El señor de atrás trata de escuchar su llamada de negocios, una señora que tiene su bebé en brazos dándole de lactar mira molesta al saxofonista brasileño que se paró cerca de ella y grita su discurso.

Señores – dice señores, pero suena como no puedo escribirlo – espero que les guste la esta canción, yo viene de Brazil, yo viene hace poco, pero ya estoy falando el espanhol. Cuando yo vine, no sei nada espanhol, pero ya estoy falando el espanhol. No tengo ni un ano aquí en Perú, y ya estoy falando espanhol – lo dice con ganas de que le aplaudan. 

El brasileño, comienza a tocar su saxofón, lo hace fatal, para Sebastián eso es contaminación; pero para los otros pasajeros, es música angelical. Solo porque quien lo toca es un extranjero que habla el español totalmente mal; no se le juzga por ser extranjero, pero no entiendo por qué somos así de generosos a pesar que viene hacer basura de mierda; es que los peruanos seremos así de idiotas, no solo se resigna a vivir con la basura, sino que también se obliga a lidiar con la contaminación sonora tan solo por no serle fastidioso al visitante del vecino más grande del mundo – piensa Sebastián para sus adentros. 

El brasileño hace una pausa y les habla como si fuera una súper estrella en un gran concierto, motivando con sus compinches – unos peruanos que le guardan – para que aplaudan los pasajeros. 

La señora que tiene a su hijo en brazos ya se olvidó de su pequeño, el señor de negocios, canceló su llamada y ahora escucha como si tuviera mucha sensibilidad a la música aplaudiendo la contaminación sonora. Sebastián quisiera protestar, pero se reprime, igual es uno más de esta sociedad hipócrita, que es capaz de aguantar vivir con la basura para no liarse con nadie, solo que se lía con él mismo. 





Friday, April 21, 2017

Trámite 2

Llega a la entrada de La Cantuta, sube a una moto, el señor le explica que solo le podrá llevar hasta el puente y que de allí deberá cruzar a pies, para luego tomar otra moto.

¿Y cuánto me costará? Aquí le cobramos cincuenta céntimos nomás joven, allá le cobrarán ochenta, pero ya para mañana cobrarán cincuenta, no podemos perjudicar la economía de los estudiantes. ¿Y entonces por qué hoy no cobrar cincuenta? Es que así hemos quedado en nuestra reunión.

Baja, ensucia sus zapatos al cruzar el puente, sube en la otra moto.

Corre, ingresa a registro y felizmente solo hay un joven en la cola; en menos de diez minutos – súper, la gente está trabajando, ironía.

Señorita – en realidad es una señora que fácil y está a punto de jubilarse – vengo por mi tarjeta informativa. A ver joven, déjeme ver… a ver… joven aquí no sale su nombre. ¿Qué quiere decir eso? Que tiene que volver de aquí a diez días, ahora pondré su nombre en la lista y de aquí a diez días estará lista su tarjeta. Pero cómo es posible, vengo desde muy lejos y ya han pasado más de veinte días de que ustedes están supuestamente revisando ese expediente y me dice que debo ahora esperar otros diez días más. Tenemos muchos expedientes que revisar, usted no es el único. Pero entonces me hubiesen dicho que vuelva dentro de un mes. Mire joven, si usted quiere reclamar, hable con el señor Nick, él le puede dar razones, quizás y puede hacerle su tarjeta para hoy si tanto le apura. ¿Dónde lo encuentro? En el segundo piso es su oficina.

Sube las escaleras, reconoce al señor Nick, tres administrados también le están pidiendo que agilice los trámites. La secretaria del señor Nick, una mujer de gestos antipáticos, se le acerca para decirle que se le acabaron los papeles, que no puede avanzar, que no se comprometa con más expedientes porque ella tiene mucho trabajo y que no podrá hacerlo. El señor Nick parece que no tiene ninguna autoridad frente a su secretaria, quien le contesta mal cuando él le da una solución para los papeles y le pide que apresure su trabajo.

¿Dígame usted? Señor Nick, vengo por mi tarjeta informativa, ya son más de veinte días atrás que lo solicité y hoy que me acerco a ventanilla me dicen que no está. Hemos tenido un problema con el trabajo, hubo unas huelgas y luego lo del huaico, no tiene retrasados, pero le prometo que estará para mañana, déjeme ver su nombre. Soy Sebastián Rivas. Pero aquí hay un error en su segundo apellido. Sí, pero eso ya lo tramité hace dos años. ¿Lo hizo para su segunda especialidad? Cómo así, acaso no es suficiente que haga la rectificación una sola vez. No joven, tiene que rectificarlo también para esta especialidad. Pero eso me demorará mucho, ¿y por qué no me lo dijeron antes? Eso es responsabilidad suya. ¿Y ahora cómo hago? En trámite documentario, allí le darán la referencia, pero ya está todo cerrado. Bueno, un momento – Nick llama a una colega y le pide los requisitos.
  • Fut solicitando rectificación de nombre.
  • DNI (copia)
  • Partida de nacimiento (copia)
  • Constancia de ingreso (original)
  • Resolución de ingreso. 
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¿Y por qué se molestó? Porque él es así, siempre para renegando y cuando se molesta no escucha a nadie. Sí, pero algo tuvieron que hacerle. Nada, solo que David le llamó por su nombre y lo identificó y por eso se la cobró con todos. Bueno, ya se le pasará – Rebeca conversa con su estudiante -, tranquilo. Es que ahora no quiere aceptarme la tarea extra con que me apoyaría, voy a jalar. Si él te lo mandó te lo aceptará, solo recuérdale que así acordaron; Sebastián no es malo, estará enojado pero cumple lo que promete.

Luis mira al profesor Rivas pasar, está amargo.





Tuesday, April 18, 2017

Tramite 1

Se levanta temprano, no es un día de prácticas, pero tendrá que ir hacer trámites a Chosica, a su alma mater – que le trata como madrastra -, La Cantuta. No tiene más que veinte soles, piensa que quizás le pidan hacer algún pago extra y no podría avanzar con su trámite; decide ir a visitar a Nella y pedirle prestado. Se apresura en tomar la ducha y vestirse, se pone jeans y polo, en la tarde volverá para cambiarse por algo formal y así poder ir a dictar, hoy le toda las tres últimas horas, con su tutoría.

Entra a su casa, la puerta está abierta, seguro que su padre salió a comprar el pan y la dejó junto nomás. Saluda a su madre y le pide cien soles, que pronto los devolverá, ya falta poco para que le paguen, igual volverá a pedir prestado porque con lo que le pagan – sueldo mísero de profesor – no le alcanzará para el mes, al menos no para este mes que debe cancelar la segunda  y última cuota de la universidad – solo se ha matriculado en dos cursos. Nella, nota lo estresado de su hijo, ni siquiera hace caso al detalle para lo que gastará Sebastián, saca de su “secretera” – una cajita de música betoviana -, le entrega y le pide que se cuide y si llega temprano que pase para almorzar.


Sebastián toma- en un carrito ambulante - una quinua con leche – le preocupa que la leche le haga daño – y un pan con palta. Camina hasta Pte. Nuevo para tomar un mini band. El trayecto pasa por Ramiro Prialé y luego la Carretera Central. Piensa que con suerte viajará una hora, pero se equivoca, el viaje duró dos horas, Ramiro Prialé estaba congestionado. Llama a su amiga que trabaja en trámite documentario y le pregunta hasta qué hora atenderán, ella le dice que a las doce y treinta todos – mejor que suizos, para eso sí – dejarán de atender. 

Sunday, April 9, 2017

Un ángel llamado Víctor

Sebastián sale de la ducha – su vida transcurre más tiempo en la ducha que junto a Alejandra. Se seca con minuciosidad el cabello, piensa que cuando su cabello está seco se nota menos su calvicie. Se pone unos jeans clásicos y un polo amarillo – que no le gusta a Alejandra porque le hace ver más viejo.

Va a Plaza Vea, sube al Deli Vea, se sirve una causa rellena y una botella de chicha. Se pone a mirar a la gente cruzando la pista, el semáforo no funciona – no funciona como casi nada en Lima. Sonríe, sonríe pensando en el discurso que haría Alejandra por el desastre que parece ser San Juan de Lurigancho, y piensa que le diría – para enojarla – que mejor se cambie de distrito; pero como ella es muy social, terminaría diciendo que no quiere irse, que solo critica el distrito porque le gustaría que esas cosas cambien, que igual en San Juan está su familia y amigos.

Baja, lleva la botella a medio terminar por la tapa. Una señora se fija que es el profesor que jaló a su hija el año pasado, le barre con la mirada, él no se da cuenta. Sonríe, sonríe porque ha recordado a la chiquilla que ama, la ha recordado con todas sus muecas, soñó con ella en el auto de su padre.

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Alejandra duerme, sus labios grandes parecen un bombón, Víctor acaricia su rostro, suavemente toca sus párpados, sus mejía, su cuello; no tiene un rostro griego, pero su juventud la hace ver tan hermosa, en verdad es hermosa, es tan hermosa que da ganas de solo contemplarla por horas. La deja descansar a la perezosa, él se viste.

¿Te vas cholito? No te preocupes mi amor, descansa – Alejandra ve la imponente espalda de su amante, se contraría porque no tiene alas, le abraza. No me dejes, por favor no me dejes. Ya me tengo que ir. Pensé que tendrías alas. ¿Por qué tendría que tener alas? ¿Acaso no eres un ángel? – Víctor voltea y una luz fuerte despierta a Alejandra.

Llora.

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Que bacanudo fue verte de nuevo, poder tocar tu rostro, eso fue lo mejor que me pasó en días.