Sunday, May 27, 2012


Es imposible saber si son los años o el amor lo que nos hizo distintos, pues ha pasado un buen tiempo y nos encontramos nuevamente enamorados. Aunque con la misma concepción de la vida: yo con la novedad de la literatura y las clases en el colegio; tú, con el trabajo duro y las agitaciones del hogar; hoy ya no peleamos como antes.

Ahora tenemos un espacio de contemplación propio de ancianos. Sentados, conversando, refrescándonos y contándonos la vida. Tal como lo imagino será nuestros días de ancianos; aunque tú con familia y yo solo, siempre esperando un poquito de ti. Espero no te incomode que los años hagan mella a mi apariencia, porque aún encanecida y con arrugas no dejaría de ver la belleza que para mis ojos tienes ahora. Ruego a Dios – al dios que ya te demostrado su existencia – que me permita disfrutar de tus consideraciones.

No quiero estropear esta situación con un saludo impertinente, quiero que sepas que no te estoy declarando lo que ya sabes. Quiero que sepas que sólo me basta esta visión irreal que he alcanzado de pura suerte.  Porque sabes que el azar me ha sido propicio, cuando llegué a la vida en el seno de una familia sin fortuna pero con mucho deseo de forjarse mejores condiciones, cuando te vi de pura casualidad en la avenida de tu casa y cuando volví a verte al frente de mi casa. Más, es la bulla.