Thursday, May 26, 2016

Poemas para Elizabeth

Un día más, o quizás, un día menos. Como siempre la educación en manada: dictar clases a treinta y cinco niños, todos ellos aflorando una serie de gestos que pueden representar a casi todos los sentimientos, valores y principios, desde los más nobles hasta los viles – no se dice más viles, porque se está refiriendo a niños. Sebastián termina su trabajo, cansado, con un cierto dolor en la garganta porque alzó su voz más de lo debido, estuvo tratando con los más pequeños y para lograr su atención, debe alzar la voz. Sale del colegio.

No tiene el celular a la mano, lo dejó apagado en su habitación; piensa que debe comprar un reloj y de esa manera podría desentenderse para siempre del celular, así no esperaría la llamada de Alejandra que nunca llega. Debe ser las cinco y unos minutos, quisiera saber la hora con exactitud, se entrevistará con Elena a las seis y media en Santa Anita y no quiere llegar muy temprano, pero ya está fuera del colegio y tiene que tomar el carro.

Tiene dolor de cabeza, esto ahora le es frecuente, siempre pensando en dónde está ella, qué es lo que ha comido, con quién se acompañó a almorzar, estará con su enamorado, irá a la universidad, la volverá a ver y cuándo será eso; todas esas preguntas que se hace, sin ninguna respuesta, son las que le han generado ese estado de sonámbulo que ya es evidente para todos: “El profesor Rivas no está bien”, “Sebastián tiene algún problema”…

Llega al Mall, espera en Movistar como quedaron, pregunta a alguien por la hora y éste – con gesto de desconfianza - le responde que son las seis y media, cuando ve subir por las escaleras eléctricas a Elena. Sigue tan hermosa como siempre, delgada, con sus cabellos ensortijados y la piel canela más clara que la de Alejandra. Y es que no puede salir de su pensamiento Alejandra, no puede dejar de pensarla y si hará una descripción de una mujer siempre la tendrá como referencia. Elena es mayor que él, pero eso no hubiese sido el impedimento para poder casarse; el impedimento que terminó con sus ilusiones fue una mentira.

Se besan de saludo. Elena se emociona de verlo; nota que se le está cayendo el cabello, pero no le toca el tema; piensa que quizás ella también tendrá alga desventaja propia de la edad, piensa que podría verse un poco subida de peso; pero sabe que no es así, ella está flaquísima como siempre se lo dice Camucha.

¿Y Freddy? Feliz con el bebe, está con la idea del matrimonio – ella sonríe como nunca y le contagia. Te vez linda. Gracias, pero qué vamos hacer aquí, ¿te parece si comemos algo?; yo invito, ayer me pagaron. No te preocupes, yo invito; lo que gustes. Pizza. Perfecto.

Entran a Pizza Hut y piden una pizza vegetariana y una jarra de limonada frozen. El lugar es adecuado para conversar.

¿Y qué planes para mañana? Freddy y yo tendremos el día libre así que estamos pensando ir a Chosica, nos acompañará Maritza. Que bueno, ¿él sabe que estas aquí conmigo? – Sebastián piensa que podría traerle un problema a su hermana. Por supuesto, Freddy sabe que eres mi hermano. ¿Y mejor amigo de Henry? Sí, claro que lo sabe; yo se lo he contado todo, no tiene ningún inconveniente contigo y tampoco con Henry, además tiene que entender que tengo dos hijos con mi ex esposo, siempre Henry y yo tendremos algo que decirnos; ¿cómo lo has visto? Está bien, ha cambiado bastante, pero creo que en general está bien. Sí, yo le he visto más estresado, por sus deudas, pero en general creo que su situación no es tan mala; en cambio a ti, te veo mal. ¿Cómo así?, ¿es porque me estoy quedando calvo y estoy panzón? No es eso, te veo muy triste y luego los poemas que has escrito, los leí todos y solo identifiqué dos de los que me dedicaste, los otros son poemas tristes y la carta, la carta es fulminante. La mayoría los escribí para Alejandra, ella pudo leerlos y sé que sabe que son para ella. ¿Te dejó? Todos los días me deja esperándola.

El mozo trae la pizza. Elena sirve.

Cuando hablabas de ella te sentía tan alegre, pero al leer el poemario, te he sentido tan vacío; pienso en que debes estar pasándola muy mal. En verdad sí, pero me fortalezco recordando lo que sucedió con nosotros y cómo me fue con Elizabeth. Eso es lo que te quería preguntar, ¿por qué se llama “Poemas para Elizabeth” y no lleva el nombre de “Alejandra”? Quería colocarle el nombre de Alejandra, pero justo días antes de querer cambiarlo ella me abandonó, fue el día en que me confesó que había vuelto con su ex enamorado, y decidí mantener el nombre de Elizabeth. Pero con ese título el Poemario pareciera una contradicción. Como todo en el amor.

Brindan con la limonada.

Porque serás un gran escritor. Porque cumplirás más años y seguirás siendo joven.

Sebastián va al servicio, deja su mochila y Elena aprovecha para buscar el celular de su acompañante.

No traje celular – Sebastián se da cuenta de la curiosidad de Elena. ¿Por qué? Porque desespero esperando la llamada de Alejandra que nunca llega. Quería ver tus mensajes. Sí lo sé, me hubiese gustado que los leyeras, me gusta que sepas de mí por tanto medios que fuera posible, pero no hubieses encontrado mucho, quizás algunos mensajes de tareas, ah eso sí, unos mensajes que le envié a Keni porque estaba peleado con él. ¿Y por qué te peleaste? Una tontería, sabes que soy renegón, pero ya pasó. He visto los videos y me agradan, Camucha se ha vuelto fan de Keni, dice que le recuerda a uno de sus ex. Bueno, dile que él ya tiene novia, así que no se haga ninguna ilusión. 




Tuesday, May 24, 2016

Lo bonita que es Alejandra

¿Y te pagaron? – Elena pregunta. Sí, ¿tendrás tiempo hoy? – Camucha suena alterada. ¿Qué pasa?, ¿algún problema? No, solo quiero que me acompañes a comprar zapatos, quiero comprarme unos que vi en jirón – se refiere a Jirón de la Unión. No sé, voy a llamar a Freddy y le preguntaré si llegará temprano para ver al bebe – en Lima no se dice bebé. Ya pues, quiero comprar mis zapatos y también una chompa, si me acompañas te invito pollito. Oye, pero no que estabas necesitada. Es que estoy en mis días – Camucha hace un gesto. Ya te entiendo, yo cuando estoy en esos días me da por comer mucho. Sí pues, pero al menos ustedes experimentan la menstruación, en cambio las chicas como yo, no tenemos ese tubo de escape. Jajajaja – Elena se ríe -, pero qué dramática resultaste Camucha. Bueno, te confesaré que me masturbo, pero… Oye, cochina, no me cuentes tus tonterías – Elena le corta -, más bien traite un sublime de la nevera. Está bien.

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Sebastián se levanta tarde, son las siete y media. A esta hora comienza sus clases en la universidad, es en balde ir porque el profesor después de las ocho considera falta. Si fuera un buen profesor iría, al menos escucharía la clase, pero ese profesor es tan malo como todos los que le tocaron este año, ninguno le motiva. Se queda mirando el techo, recordando a Alejandra.

“Qué bonito sería despertar y verte cómo te despiertas, sería bacanudo poder molestarte mientras duermes: acariciándote, tocando tus pies, pellizcando tus piernas, besando tus manos, enloqueciendo en tus alborotados cabellos.”

Está haciendo frío, pero le gusta ese contraste de su cuerpo desnudo frío y el cubrecama con el calor ganado de su ser; solo lleva medias, son las medias negras de vestir.

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Ay no sabes, en una época estuve saliendo con dos. ¿Cómo así? – Elena mueve la cabeza en señal de desaprobación. Es que estaba tan complicada, no podía definirme, salía con un ex del colegio, era pelotero, eso era lo que me gustaba de él, nadie lo notaba; el otro era un compañero de mi anterior trabajo, era muy serio, era mi mayor por diez años; esa etapa la pasé muy bien, yo hacía el amor con los dos el mismo día – Elena se sorprende más de Camucha -; ay no me mires así, era mi etapa de adolescente; en esa época no estaba tan estresada como ahora, pero la paraba muy cansada. Con razón no estudiaste todo ese tiempo y perdiste el año en la universidad. Sí, pero era muy feliz con los dos, era una cosa así de televisiva; pensaba que algún día se enterarían y se pelearían por mí. Jajajajaja, pero cómo eres Camucha, tú eres peor que tu hermana. Ay no hijita, tú no sabes lo último de la Susy. A ver cuéntame – Elena quiere escuchar lo que hizo la Susy ahora.

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Sebastián se levanta, se quita las medias y las pone en el tacho, se pone las sandalias. Prende su computadora, pone música de James Blunt y se va a la ducha. Se baña rápido porque está haciendo frío. Sale de la ducha y se mira en el espejo… cree estar gordo, en realidad está panzón.

Escribe a Keni un mensaje para que le ayude con circular el último video que hicieron juntos. Se echa nuevamente a la cama, siente frío, se reincorpora, saca unas tobilleras y se las pone y se echa nuevamente a la cama para pensar en Alejandra.

“Si tuviera un deseo, si tuviera que elegir entre el amor, la salud y el dinero; no me importaría nada, elegiría estar contigo, Alejandra. Cuánto me gustaría al menos una vez que me ame la persona que amo”.

Suena su celular.

Hola. Sebastián – es Elizabeth -, ¿Sebastián me escuchas?, Sebastián por favor me puedes mandar el trabajo de Ética hoy. Holo Eli, lo que pasa es que aún no lo he terminado, pero hoy no iré a la universidad así que tengo un par de horas libres y lo acabaré. Ya pues Sebas, necesito presentarlo hoy a más tardar a las once de la noche. No te preocupes, ahora me pondré hacerlo.

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¿Y por qué no le llamas? Porque él está enamorado de otra – Elena suena resignada. ¿Y conoces a la otra? Sí, se llama Alejandra, la he visto una vez cuando pasé por su casa. ¿Es más linda que tú? No, modestia aparte – y es verdad, Elena es mucho más bella que Alejandra –, yo soy más bella que ella, nada más que ella es muy joven, es diez años menor que Sebastián, o sea doce años menor que yo. ¡Guau!, pero si es una bebita. Es una linda niña, Sebastián me ha contado mucho de ella, en una ocasión cuando le llamó, estando él en el servicio, le respondí y escuché su voz, tiene una voz curiosa, le tenía cólera, pero luego de todas las cosas lindas que Sebastián me ha dicho de ella, solo le agradezco porque ayudó mucho a que Sebastián cambiara; antes él era más melancólico, solo pensaba en la muerte; estaba mucho tiempo en que haría un libro, no había cuándo, pero solo lo pudo hacer con Alejandra; se le ha abierto muchos panoramas ahora y creo que es por ella, ella es como una vitalidad, a pesar que le ha abandonado, Alejandra le ha sabido un punto de inflexión para bien. ¿Admiras a esa chiquilla? – Camucha abre la boca. Sí, Sebastián siempre me cuenta de ella y solo me dice cosas extraordinarias, debe ser porque es muy joven, es graciosa y divertida.

Ingresan a la zapatería.




Friday, May 20, 2016

Agonía

Recuerda que mi espíritu te acompaña
En esta hora de Getsemaní
En que no ves la Luna
Ni las estrellas

Reconoce la calidez de mis palabras
Y su instrucción en tu silencio
En esta noche pesada
Por el conflicto que enfrentas.

Deja que mis gestos te abracen
Y consuelen tu dolor
Que provoca la tristeza
Que nunca antes te vi.

Recuéstate en mi pecho
No para aprovecharme
Sino para infundirte mi fortaleza
Para convencerte que no te dejaré.

Se tierna
Y déjame ser tierno
Que ambos usamos cóncavos
En esta noche de agonía. 









Wednesday, May 18, 2016

Adiós


Sebastián baja del auto, su amigo se despide con un gesto y él solo le mira.

Sebastián cruza la pista y entra al restaurante, cuando se encuentra con la señorita recuerda que ella le pagó con una moneda falsa la última vez y eso le da cuenta de que no tiene dinero, que se gastó el último sol que tenía en una avena. Sale del restaurante simulando apuro.

Llegó al colegio, saluda a sus colegas y registra su asistencia. Tiene cuarenta y cinco minutos libres, se sienta a escribir un a carta a Alejandra en la computadora de la sala de audiovisuales.  

Para leer la carta, hacer clic al siguiente enlace:

http://elprincipedecleves.blogspot.pe/2015/12/carta-de-mario-arias.html





Tuesday, May 17, 2016

Un día sin Alejandra

Un día leerás esta carta, en la cual me despido para siempre.
Se despierta temprano, un minuto antes que el reloj suene, será su reloj natural que siempre hace que se avive antes que suene la alarma. Se queda mirando el techo, piensa en Alejandra.


Siente el frío de su desnudez con el contraste del abrigo de su colcha, se encoje y repite el nombre de Alejandra; ora, ora a Dios para que le permita algún día amarla, piensa que quizás Dios es un demonio que podría hacerle el favor de que ella volverá y esta vez para amarle.

La directora le ha felicitado por su buen trabajo, sigue con los videos, le ha ido bien en la universidad y pudo apoyar a Elizabeth; se estresa de todo el trabajo, pero es lo mejor, al menos eso le distrae de no tener a Alejandra como él quisiera.

Todo sería perfecto si Alejandra estuviera conmigo, si ella me amara como yo la amo; si fuera así, ella estaría aquí en mi cama. Sería genial, la abrazaría y acariciaría, le hablaría mil cosas para que sonría, le molestaría para que me muestre su rostro de enojada, luego la haría reír para embriagarme de lo bello que son sus gestos.

Sería perfecto que Alejandra me amara, juntaría todo el dinero de los libros y con ello nos iríamos al Cusco, porque me gustaría que fuera conmigo a ese símbolo del orgullo nacional; lo malo está en que a ella no le gusta caminar, pero igual, si ella me amara, caminaría a mi lado.

Se pasa el tiempo, tiene que salir, hoy tiene clases en la mañana y en la noche. Se quita las medias, se coloca las sandalias y va directo a la ducha, no hace mucho frío. Hace caer el agua en su nuca, retumba en su cabeza el nombre de Alejandra; ella dormirá hasta tarde, piensa.

Toma un colectivo en la Chinchaysuyo, llega temprano. Se aburre con las clases, el docente no tiene didáctica, no tiene conocimiento, no tiene nada. Hace la tarea que el indica el docente, le entrega el documento y le pregunta si se puede ir, apenas son las once; el docente – que se incomoda con la presencia de Sebastián – asienta.

Se va a la biblioteca, quisiera llamar a Alejandra, pero no quiere molestarla. Se pone a leer un libro sobre derecho de familia. El tiempo pasa rápido, sale de la universidad rumbo a su trabajo.

Dicta con mucha pasión su clase sobre la reforma protestante, recuerda que fue adventista y que creía en Dios, y que ahora – que piensa que Dios existe – no cree que Dios pudiera ayudarle en nada.

Tiene una hora libre, lee un libro de historia sobre la Revolución Industrial, las últimas tres horas pedagógicas las tiene con los cuartos. Piensa en un momento, mira los mensajes que le envió a Alejandra para que le perdone, y se dice que fue en balde, que mejor no le hubiese escrito nada, que jamás tuvo que pedirle perdón, igual siempre ella le abandonó.

Después de su hora libre y el recreo dicta la clase al cuarto “B”, termina y sale apresurado del colegio para llegar temprano a su clase. Es más de lo mismo, un profesor que no dice nada interesante, una práctica con el código; termina rápido y le pide al docente para irse, éste asienta.

En el trayecto se queda callado, nadie está con él; se siente completamente solo, quisiera estar con Alejandra, quisiera recibir su caricia, como cuando de la nada le tocaba la oreja o reposaba su cabeza en su pecho; pero eso que ahora desea tanto jamás volverá a ser. Su corazón llora. 




Wednesday, May 11, 2016

La maestra Alejandra

Ella es una buena maestra. Te enseña a enamorarte.

Con la primera lección, te enseñará a querer protegerla; con su llanto de niña, te capacitas en cuidarla y suplir sus necesidades.

La segunda lección, la competencia es ser feliz sin pensar en el futuro; te capacitas en olvidarte de los tuyos, en desinteresarte de las cuentas, que no importa si te lleva a la banca rota.

Tercera lección, la competencia a desarrollar: Tu tiempo es de ella, no tuyo; y su tiempo es de ella, no tuyo. Te capacitas en esperar sus llamadas; si vas a llamar, tiene que ser con mucho cuidado porque quizás y esté indispuesta. Así mismo, debes comprender que los sábados solo la podrás ver un par de horas, no llames porque se puede enojar; y los domingos no la verás.

Cuarta lección, la competencia a desarrollar: Guarda tu distancia, mi familia es mi familia, mis amigos son mis amigos, tú eres alguien aparte. Te capacita a que entiendas que nadie debe saber que ella estuvo contigo, que tú eres un punto aparte de todo lo que es importante para ella; quizás seas algo así como un pequeño defecto que no se atreve a confesar.

Pero también tiene cátedra para desenamorarte.

Primera lección, te dejará todas las veces que quedará contigo.

Segunda lección, despreciará tus presentes y gestos.

Tercera lección, será franca contigo y te dirá que no le llames, porque le incomodas.

Cuarta lección, te dirá que no tiene tiempo para estar contigo.

El curso “enamórate” es el más fácil, no hay pierde; solo tienes que dejarte llevar, no tendrás que esforzarte. El curso “desenamórate” es muy difícil, probablemente y no lo pases, dolerá mucho. 


Tuesday, May 10, 2016

La forma en que me haces llorar


Sebastián se levanta muy temprano, unos perros ladran y piensa que algo malo le tocará el día de hoy. Mira el reloj, aún no son las seis. Toma cuenta que no tiene medias, y que sus pies están helados; se levanta, busca unas medias, se las pone y regresa a su cama.

Piensa en Alejandra, en el bonito día que tendrá hoy, que seguro todos sus días son bonitos. Quizás los días de Alejandra han sido bonitos solo cuando él no ha estado en esos días, por es que ella no le busca, a ella no le importa que él esté solo.

Se le inundan los ojos, se limpia y va a la ducha. Hace caer agua a su nuca y piensa en que ella y él son muy diferentes.

Ella se levantará muy tarde, porque su trabajo comienza a las nueve, y desesperada acomodará sus cosas para salir solo tomando un jugo y una rosquilla. Él se levanta temprano, a pesar que su trabajo es de tarde; leerá un poco de las noticias, verá su cuenta de youtube si algo nuevo pasó, revisando el Facebook, que quizás Alejandra se recordó de él y se lamentará por estar pendiente de ella; bajará a tomar el desayuno en la esquina, leche de soya y un par de panes con tortilla o queso, todo a tres soles.

Ella en el trabajo estará sonriendo, sus amigos le harán reír, ella se sentirá la chica más guapa, la más joven, hará sus muecas huecas que le ponen contenta. Él estará renegando con sus estudiantes, serio, estresado porque tiene mucho que hacer y no le queda tanto tiempo para leer; preparará los ensayos que su amigo le ha pedido y luego revisar el trabajo de investigación de Elizabeth.

A ella estará con su novio, irán al cine – porque un día que no vaya a la universidad no cambiará nada -, comprarán canchita cara, gaseosas en vasos grandes. Le dará cariño a su amado, le limpiará la boca de algún residuo, le dará un beso suave y acomodará sus cabellos. Él saldrá cansado de su trabajo – un poco contento porque creerá que hizo un buen trabajo con los chicos de quinto, ellos le animan mucho porque están muy atentos a su clase -, pero luego se sentirá solo caminando hasta la Wisse para ir a la universidad, tomará una mototaxi porque no quiere ver a Alejandra llegando con su novio.

Ella se irá a un hospedaje, hará el amor con Víctor; se cuestionará porque su amante es muy experimentado, se sentirá vacía, porque sabe que su torpeza no es producto de su juventud, sino porque no ama a su acompañante, sabe que solo es una obsesión, un enamoramiento que le ha anquilosado el cerebro. Sebastián pasará por el salón de Alejandra para al menos verla, al no encontrarla se pensará en que algo le ha pasado, que quizás peleó con Víctor, que quizás le necesita y que puede llamar en cualquier momento; pero como no llegará esa llamada, poco a poco se disipará su preocupación y volverá a la realidad que le toca, se dirá que es mejor así, que muy pronto no sentirá lo que ahora, que llegará el día en que Alejandra no signifique nada para él.

Sebastián sale de la ducha mojado porque está sonando el celular, es Elizabeth.

Cholito, si no quiere verte, es porque no le interesas; olvídala ya.