Hay cosas y cosas, pero a ese tipo… y lo voy a decir así
Marleny, ese tipo es un asco. Es que yo bien creída que podía cambiar, porque
tampoco es que pensaba que era un santo, pero algunos detalles me hicieron creer
que era una persona quien uno puede querer, estaba ilusionada.
¿Qué hizo?
¡Qué hizo!, para comenzar, lo más sensato es preguntarse qué
no hizo.
Mira Sofía, todo el mundo te dijo que era un grosero, vulgar
y además feo.
Es que cuando una está ilusionada como que no ve bien las
cosas.
Tú lo has dicho, ese tipejo es una cosa, y una cosa rara,
hasta me parecía que no se bañaba, cuántas veces me di cuenta que llevaba las
mismas medias.
Pero pobrecito, se daba de semental con sus amigos, seguro alardeando
de aquello que minúsculamente daba.
Para tantos amigos que tiene, solo el tarado de Juan que le
celebra sus energúmenas ocurrencias.
Mira, no voy a caer en vacíos, lo que sí me da vergüenza es
tan solo recordar que estuve con él; es que aj y recontra aj… Yo ahora que lo
veo, con esa cara tan asquerosa, no lo soporto; hasta pensé en cambiarme de
universidad. Y no es que esté afectada por él, sino que estoy enojada conmigo
misma por haber sido tan estúpida de salir con él.
Pero todo el mundo te miraba y te llamaba la saladita, por
haber caído tan bajo.
Ay pero que tonta he sido, de verdad, he sido una tonta.
Figúrate que me regaló una rosa de a sol para Valentine's Day, y yo embobada,
pensando que era delicado y de noble corazón.
Y luego, qué, qué porquería, hablando de ti con sus amigos
¿verdad?; porque eso es lo que te ha chocado; ese tipo no tiene vergüenza, no
tiene pudor, muy provinciano se puede ser, pero muy animal no.
Ay, Marito –el hermano menor de Sofía entra-, papacito;
papa, pasa, te he traído tus cakes.
¡Gracias Sofi! – el niño pregunta – ¿y me vas a comprar mi
cheese tris?
Todo papacito, para el amor de mi vida todo, pero prométeme una
cosa, prométeme que nunca vas hablar mal de una mujer.
Te lo prometo Sofi.
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