Tuesday, January 14, 2014

Elizabeth no cree en el amor

Si no vas conmigo le voy a contar a todos lo que ayer hicimos. Vamos – Elizabeth acepta ir -.

Pablo tiene 26 años. Es el más bravo del grupo y por eso lo respetan. El día de ayer, después de haber tomado toda la noche, se llevó a Elizabeth a su  casa y se aprovechó de ella. Fue la primera vez de Elizabeth; ella había tenido enamorados, pero a sus 24 años nada más que abrazos y besos. Estaba borracha – se había permitido ese estado porque volvía al pueblo después de años – y si bien temía lo que Pablo podría hacer con ella, algo le animaba a sobreexponerse; quizás era que Pablo es el líder y, así como el resto, también lo admira.

Pero es el miedo, es la poca autoestima que tiene lo que la hace ceder ante la violencia de Pablo. Tiene miedo al qué dirán, tiene miedo a que Pablo – porque Pablo es capaz de las peores cosas – les diga a todos que se la llevó a la cama el día anterior y le hizo de todo.

Pablo la abraza como si fuera su mujer, la lleva por la pista; se ríe cerca a su cara y ella aguanta su mal aliento. Pablo responde a la gente que le saluda y está preocupada por su simpatía. Pablo sigue bebiendo y le invita, y ella acepta para no enojarlo.

Elizabeth está nerviosa. Se siente mal, no porque no es capaz de sobreponerse a la autoridad de Pablo, sino porque piensa que lo que él le va hacer, le va gustar como sucedió en la noche anterior. Se siente una mujerzuela. Piensa en William y en Sebastián, ¿a quién le dolerá más?, se pregunta.

Desde ayer, Elizabeth no cree en el amor.  

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