Monday, January 20, 2014

Duele verte con un tipo

Estaba por dormirme, así que decido ir al baño a mojarme un poco la cara, volteo y a mi costado está la señora que hizo de guía de turismo cuando visité el Museo de los Combatientes del Moro de Arica, me acerco y la sorprendo con la coincidencia.

Hola, qué coincidencia para más agradable – me dice Jaqueline -. Es un gusto verte, ¿vienes por el Ministerio? No, por mi cuenta porque me gusta la historia y aprovechando que es mi día libre. Qué bueno. Y tú… ¿por qué tan solo? Tenía pensado venir con una amiga, pero ella se echó para atrás cuando le dije que el simposio trataba de Moche y como es de Literatura. Pero que tontita, la historia es también de interés para los de literatura.

El simposio acabó eso de las ocho, fuimos al cafetín a tomar café. Jaqueline recibe una llamada y se pone nerviosa.

Ay, es mi esposo, siempre tan celoso, no me deja de llamar. Pero te debes sentir bien porque te demuestra que te quiere. No, me estoy cansando; está bien que te llame un rato para algún problema, pero cada hora; sabes, ya me cansé de él – decidió confesarme su problema -, lo que pasa es que me controla mucho y esto es desde que nuestro hijo se casó y nos dejó.

Se acerca un joven de limpieza y nos dice que es autoservicio, entonces nos paramos para ir a pedir y ella ofrece invitarme. Acepto encantado.

Mi esposo es un exagerado, no entiende que por mi trabajo tengo que estar relacionándome con mucha gente; ahora, yo le digo que me acompañe pero como él es un aburrido no quiere. ¿A qué se dedica? Es policía – pienso que debe ser infiel y por eso es  un celoso -, yo lo quiero, pero con todo lo que me acosa estoy pensando dejarlo. ¿Tanto así? En una oportunidad me ofendió bien feo porque salía con unas amigas por una guía de noche, no me dejaba salir, me cogió de la muñeca y me lastimó. Eso sí que es para preocuparse, ¿y pudiste salir? Sí, pero porque le grité y amenacé con denunciarlo, y aún así, me estuvo vigilando con su auto. Y él que es la autoridad todavía – me pongo de candelero -, cómo es posible, eso debe ser enfermizo Jaqueline, ¿no has buscado ayuda profesional? A nadie le he contado a qué punto hemos llegado con esto, estaba esperando que cambie pero no cambia, hasta me cela con mis familiares. Pues no te tiene confianza, mejor termínalo. Sí, eso voy hacer.

Me sirvo las galletitas que compró Jaqueline.

¿Y tú estás solo? No, estoy saliendo con una chica, pero no estoy enamorado de ella. Entonces, ¿por qué estás con ella? Porque la amaba, pero conocí a otra. ¿Y qué piensas hacer? Pienso seguir con Elena, así se llama la primera, y no decirle nada a Elizabeth, así se llama la segunda. ¿Por qué? Porque Elizabeth tiene enamorado y porque Elena ha sido mi primer amor y no creo justo que después de tanto tiempo que logré que me aceptara deba dejarla. Creo que tú también necesitas ayuda. Pues ahora que lo pienso, creo que sí.

La acompaño hasta el paradero del Metro y nos despedimos. Cruzo la Javier Prado con dirección al Jockey Plaza para de allí tomar un carro al Puente Nuevo. Llego a mi cuarto a las diez y prendo la computadora para ver el facebook.

Veo que Elizabeth a puesto una fotografía, me duele que ella está al lado de un joven y tiene su codo pegado a la pierna de éste. Me muero de celos, tengo ganas de llamarla, pero me contengo; me trato de tranquilizar pensando que es su primo. Me digo que soy tan enfermo como el esposo de Jaqueline. 

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