Friday, January 31, 2014

El examen

Mensaje de Elena: Antonio, ¿podemos vernos?

Antonio no se dio cuenta del mensaje, estaba muy entretenido con la conferencia del profesor Pease. Salió con ganas de dormir en el carro, ya que en la mañana había ido a notificar hasta Lurín y estuvo todo el día en la calle. Solo cuando despertó, por el Puente Nuevo, tomó interés por su celular. Pensó que no debería responder, quería dormir porque el día siguiente tendría el examen para profesores. Estuvo muy preocupado porque su trabajo y unos problemas en casa no le dieron el tiempo suficiente para estudiar, quería leer un poco el DCN y echarse a dormir para estar fresco para el examen, pero el deseo le dominó el pensamiento.

Mensaje de Antonio: ¿Dónde estás? En cinco minutos llego al Puente Nuevo.

Mensaje de Elena: Estoy en la fuente de soda, ¿me recoges?

Tanto Elena como Antonio tienen la costumbre de escribir con cierta corrección, siempre usan ambos signos de interrogación, no les importa si es el celular o el facebook.

Antonio vio a Elena en la fuente de soda, se alegró de verla después de mucho, estaba linda. La saludó con un beso y se sentó a su lado.

¿Demoré mucho? No, me acabo de comer una empana y un refresco. Ah qué bueno, entonces me acompañarás con algo. No, ya no quiero comer, estoy satisfecha. Yo no he comido nada desde mi almuerzo, ¿te molesta si pido algo? Claro que no, ¿quieres comer aquí? No, quiero ir a comer un caldo al frente. Ya, vamos.

Antonio paga la cuenta y cruzan para el restaurante. Mientras él come, ella lo mira y se da cuenta que Antonio no ha cambiado nada, ella siente que está envejeciendo y se preocupa que no vea eso en Antonio.

¿Por qué me miras tanto? Porque te veo igual, pasa el tiempo y sigues igual. No creas, cuando veo a mis compañeros en la U me doy cuenta que estoy envejeciendo. Además  ahora que estoy en el estudio me paltea mucho ser el mayor de los practicantes. Pero nadie notará que tienes treinta y cinco años. Quizás tú no lo notes, pero Elizabeth sí. ¿Por qué lo dices? Porque cuando le pregunté si me quería, me dijo que me quería como su hermano mayor. Jajajaja.

Llega la mesera y comienza a limpiar la mesa – como diciéndoles ya terminaron, ya se pueden ir -. Antonio paga y le pide una bolsita de cancha y la mesera sin gracia se va y trae una bolsita.

Cruzan la pista juntos, ella le coge de la mano y él la rechaza recordándole que puede que alguien conocido los vea. Elena no entiende que sea por eso, piensa que el problema es Elizabeth.

¿Qué vas hacer mañana? Voy a dictar clases de lógica a Pamela – no le cuenta lo de la evaluación. Quería ir a la montaña – Antonio quería sacarle en cara las tantas veces que le pidió y esperó para que se animara ir a la montaña con él. Me hubiese gustado ir contigo, pero no puedo, he quedado con Pamela, ella tiene examen el lunes en su universidad. No te preocupes Toñito – Elena quería proponerle ir el próximo domingo, pero temía que también le rechace así que ya no insistió.

Era ya las diez, llegan a la habitación de Antonio, hacen el amor, conversan echados desnudos.

Ya me tengo que ir. Sí lo sé, cuánto me gustaría que algún día duermas conmigo. Puede ser alguna vez, cuando Henry se vaya de viaje, podría ser. ¿Sí no?, ¿y cuándo se irá de viaje? No sé. Nunca, Henry no viaja más que una tortuga en una maseta. Pero una vez salió de viaje por su trabajo. Y esa vez fue el año que me abandonaste. Perdóname, tienes que entenderme. Claro, yo entiendo.

Ella se incorpora, Antonio la mira y es cierto, Elena se ve mucho mayor, es una mujer de cuarenta años. Ella se viste y le pide las llaves.

No te molestes Toñito – esto lo dice con un tono juguetón -, quédate así nomás, yo abro las puertas y subo con tus llaves.

Antonio está preocupado, no leyó el DCN y sabe que de allí vendrán muchas preguntas. Tiene miedo de fallarle a Elizabeth, puesto que le aseguró que esa evaluación es sencilla y que saque una nota deficiente le pondrá en una situación incómoda cuando le pregunte.

Está cansado, además, que como la teoría lo dice, se ha puesto melancólico porque ha hecho el amor, decide dormir y no desesperar.

Wednesday, January 29, 2014

Feliz cumpleaños Antonio

El 19 de agosto de 1997, mi cumpleaños número catorce, cruzaba la avenida Universal y vi a Elena, ella me sonrió, yo le sonreí. El carro arrancó y no la volví a ver. Nunca antes me había interesado por una chica, al menos que yo recuerde. Desde entonces iba a esa avenida los domingos de mañana, me paraba en la esquina pensando que podría verla cuando compre el pan, porque en esa esquina había una panadería. Desistí después de unos tres domingos.

Antes mi casa tenía un balcón, y cada fin de semana me quedaba viendo la gente pasar a la iglesia que tenemos al frente. Sucedió que después de cinco años vi a Elena cuando entraba en ese templo; parecía una virgen, llevaba un vestido color arena, descubiertos sus hombros, delgada, hermosamente delgada. Fue entonces cuando decidí visitar a la iglesia que tenía al frente.

Era la “Iglesia Adventista del Séptimo Día”, así que tenía que asistir todos los sábados para ser miembro de esa comunidad. Allí conocí a Abraham, un joven de unos veinte años que me enseñó unas lecciones bíblicas llamadas la “fe de Jesús”; él me daba los estudios bíblicos en las tardes del sábado.

Los primeros sábados que fui no  vi a Elena, entonces pensé que sería una invitada  - así le llaman a las personas que no son bautizadas, pero que frecuentan la iglesia -, entonces seguro que la volvería a ver. Poco a poco iba entendiendo cómo eran los ritos y costumbres de la comunidad adventista y me gustó. Abraham era muy querido y admirado por todos y pensé que podría tener el mismo éxito que él siendo adventista.

La iglesia organizó las parejas misioneras, o sea pares de hermanos que deberían acompañarse en su actividad evangelística, y yo quería ser pareja misionera de Abraham, pero me tocó un chico para más tonto: Eduardo. No me gustaba Eduardo para nada porque hablaba lento y poco, vestía muy mal y no estudiaba solo trabajaba ayudando a su padre. Así que hablé con Abraham – porque él era el líder del grupo pequeño – para que me cambie de pareja misionera – voy a insistir en decir “pareja misionera” para que esa gente que busca cosas envenenadas no diga nada luego -, y él me dijo que Eduardo se estaba reincorporando a la Iglesia y que además que yo no tenía pareja misionera ya que no era bautizado, la pareja misionera de Eduardo era Abraham.

Ese sábado en la tarde – en la tarde las iglesias adventistas tienen un programa llamado Jóvenes Adventistas - Eduardo me hizo el habla.

Antonio, ¿qué tal el estudio? Ha bien – no quería hablarle porque me parecía aburrido. ¿Qué estudiaron hoy? Acerca del sábado. Ah ya, yo tengo aquí unos textos que puedo compartir contigo – saca de un maletín negro una revista y me lo da, y me contento porque pienso que me lo va a regalar -, te presto esta revista, es acerca del sábado. Gracias… ah… ¡sabes!, el próximo sábado es mi cumpleaños, ¿quieres venir a mi casa?, te invito a almorzar – se me ocurrió invitarlo porque mi madre me dijo que invite a mis amigos, pero aún no tenía muchos amigos.  Gracias, ¿qué sí?, ya entonces te voy a traer algo. No, nada que ver, no tienes por qué.


El 19 de agosto del 2002 fue el sábado más contradictorio de mi vida. Llegué temprano a la iglesia, me había olvidado de Elena cuando de pronto la veo entrar. Llevaba en brazos un bebé y a su lado estaba Eduardo, su esposo. 

Monday, January 27, 2014

Aberración sexual

No me gustó la última vez, me parecías egoísta.

Antonio no dice nada y se pone a ver el facebook, mientras Elena está en el baño lavándose los dientes, decide escribirle a Elizabeth.

Antonio Correa (8:40 pm)
Hola,
¿Qué es de tu vida?

Elizabeth Chávez (8:40 pm)
Hola Toñito, a los tiempos amigo.
Ya me habrás olvidado.

Antonio Correa (8:41 pm)
Cómo crees eso,
He pensado en ti, pero no te escribía
Porque te he visto muy contenta en tus fotos
Y no quería molestarte.

Elizabeth Chávez (8:42 pm)
Ay Toñito, te extraño mares.
No he podido comunicarme contigo porque la agencia
Y mi madre me tienen atareada.
Te prometo que cuando vuelva voy a llevarte algo.

Antonio Correa (8:43 pm)
No te preocupes,
Por favor cuídate, voy a cortarte
Tengo visita.

Elizabeth Chávez (8:44 pm)
Es Elena ¿?

Antonio Correa (8:44 pm)
No, es un asunto de la casa.
Me mandas un beso ¿?

Elizabeth Chávez (8:45 pm)
Beso.

Antonio Correa (8:45 pm)
Beso.

Antonio, siente la necesidad de hacer el amor con cariño. Piensa a Elizabeth en su casa, al lado de su madre, quizás leyendo un libro o viendo una película como acostumbra hacerlo según ella le cuenta.

¿Qué pasa?, ¿estás bien? – pregunta Elena. Sí, estaba pensando que he sido muy egoísta. No pienses en eso, estás muy estresado seguro por tu trabajo – Elena le acaricia la cabeza.

¿Con quién estabas conversando? – Pablo estaba furioso en el bar. Una amiga de Lima – Elizabeth se incomoda y responde cortante. Vámonos – Pablo se levanta y le jala de la mano.

Antonio recuerda que abajo la señora – esa que nunca fía – está vendiendo flores por el motivo de las fiestas. Baja, y le trae una rosa a Elena. Ella se pone como una niña y era lo que quería lograr Antonio. Elena es joven y bella y tiene un rostro de niña al igual que Elizabeth, piensa.

Elizabeth le pide a Pablo para hacerlo con cariño, pero a él no le importa. Mientras la tiene a ella de rodillas la mira de una forma maliciosa, riéndose. Elizabeth se avergüenza y le increpa por qué le mira así.

Antonio acaricia la curva del cuello de Elena con la yema de los dedos, le acaricia las pelusas de seda de sus largos brazos y recorre también su vientre plano. Le dice al oído, te quiero. Antonio hace el amor con Elena pensando en Elizabeth.

Pablo levanta a Elizabeth, pasa sus manos ásperas por sus muslos y manosea sus senos, luego la aparta y la queda mirando. Elizabeth se siente avergonzada, en otro momento le hubiera gustado la violencia de Pablo, pero ahora estaba pensando en su amigo Antonio y quería sentir ternura. Se tiende en la cama y se queda inmóvil esperando a que Pablo se eche.

Antonio agarra la mano a Elena, y la siente húmeda, pero es una humedad de rocío, fresca y tierna. La sintió sonreír e imaginó a Elizabeth cuando está china de risa.


Elizabeth siente a Pablo, ella mira el techo que no está tarrajeado y con su mano acaricia los vellos del pecho de Pablo para, en el último momento, pretender arrancarlos. 

Sunday, January 26, 2014

¿Puedo invitarte un par de chelas?

Son las nueve de la noche, y Jhonnatan está por terminar su trabajo, recuerda a su amigo y decide mandarle un mensaje.

Mensaje de Jhonnatan: Habla Mario, ¿en qué estás?

Mario demora en responder, así que Jhonnatan deja tirado el celular por allí y sigue en la faena. Pasado media hora se da cuenta que Mario le ha estado llamando y tiene un mensaje.

Mensaje de Mario: Estoy por el Puente Nuevo, ¿Qué fue?

Entonces decide escribirle.

Mensaje de Jhonnatan: ¿Puedo invitarte un par de chelas?

Desde el año pasado que no va a un bar y ya ocho meses que no ve a su amigo. Mario es su único amigo, al menos eso es lo que siempre le dice cuando están tomando.  

Mensaje de Mario: No me puedo negar, pero ven aquí.

De pronto Mario llama.

¿Y qué dices?, ¿vienes o no? Sí, pero no tengo más que veinte soles. Estamos igual, no importa vente nomás, para conversar. ¿Pero en tu casa?, no pasa nada, mejor vamos a Santa Anita, no quiero salir de estar encerrado para estar encerrado. Pero es igual, además en Santa Anita nos va costar más y en el bar igual vamos estar encerrados. Ya, pero espérame en el Puente Nuevo en cuarenta minutos. Oka.

Mario decide comer una hamburguesa, pues estaba llegando de una conferencia en la Casona de San Marcos y no había almorzado. Luego se da cuenta que ha usado mucho tiempo y decide quedarse esperando a Jhonnatan. Le timbra para saber si demorará, pero su amigo no le contesta. Se cansa y decide irse a su casa.

En casa, Mario le vuelve a llamar pero su amigo no contesta. Después de timbrarle varias veces, por fin Jhonnatan contesta.

¿Qué fue? Oe Mario; ya es muy tarde, no te molestes, ¿lo podemos dejar para el próximo sábado? Ya normal, pero pasa la voz pues, mejor, mejor, ya nos vemos.

Mario se molestó.

Saturday, January 25, 2014

En el pueblo de Luis

Mamá Chana está aquí, y ha traído a los bebes – grita emocionada la Gata.

Querida, pasa, pasa, por favor pasa manita, y Luis ¿ons ta? – Paty pregunta por su hermano menor.

Aquí estoy manita – Luis abraza a su hermana y presenta a sus hijos -, este es Julio y él, Jaime, el mayorcito.

Pero qué grandes están papá, mira que has sido un ingrato, años que no nos vemos y ahora me vienes con dos hijos, ¿y tú mujer? – Paty pregunta por la madre de los niños e incomoda a Chana.
Ahora estoy con Chana, ella es mi mujer ahora – aclara Luis.

Sí pues, la Gata me contó y casi casi me caigo de espaldas, pero bien merecido se lo tiene la Socorro – es el apodo de la madre de los hijos de Luis -; es que tú no tienes carácter pues, imaginar que te dejó abandonado con dos hijos – Luis se pone rojo y sonríe nervioso -, cachudo tenías que ser.

Chana querida, se bienvenida a mi casa, aquí todos somos familia así que no te sorprenda que las cosas la hablemos así directamente, porque tú que eres limeña no te vas a escandalizar, no manita ah, aquí las cosas son como un libro abierto, ya ahora viene mis otros hermanos, sobrinas y sobrinos y te vamos a presentar a la familia a lo grande, justo ahora estoy matando pato para hacer un guiso para chuparte los dedos.

Gracias, no se preocupe yo entiendo señora – Chana en verdad está por escandalizarse, pero su amor a Luis le ayuda a mantener la compostura.

Pero manita, no me digas señora, dime Paty, yo soy la mayor de mis hermanos, pero ahora que conozcas a mis hermanos tú me vas a decir quién parece el mayor, ¿ya? – Le hace la pregunta con una sonrisa cómplice.  

Si nadie se incomoda, podré dar mi opinión – Chana sonríe.

De pronto un griterío porque ha llegado otro de los hermanos de Paty, es Pedro, y viene acompañado de sus hijos más no de su esposa.

¿Otro cachudo?, estos hombres de ahora ya no llevan los pantalones – grita Paty -, ¿y donde está la Débora? – apodo con que llaman a la mujer de Pedro.

Cómo eres mal hablada no Paty, la Débora viene mañana, un problemita con la cajera la está demorando – Pedro abraza a su hermano Luis -, Qué milagro mano, cómo es las cosas, Lima te ha cambiado manito, hasta parece que has crecido – se burla porque Luis es chato.

Ella es Chana mi mujer – Luis hace lo propio.

Un gusto hermanita, un gusto, ¿limeña eres no?, ojalá no seas de mucho carácter nomás porque a Luis le han pisado el poncho por diez años incluso hemos conocido Lima solo por defenderlo de las garras de la Socorro.

Ay no sabes Pedro, - Paty interrumpe a Pedro - la Elizabeth a llegado al pueblo, está ya un mes dizque para cuidar a su mamá, pero la muy bandida está saliendo con su grupito ese, está con el Pablo, con ese fumón está saliendo. No sabes que ese fumón le estaba llevando en malos pasos a la Gata, por eso la mandé para el Luis, para que atienda a los chicos. - Se dirige a Luis - Ay hermanito, no me has dicho, ¿cómo se ha comportado la Gata? – La llaman Gata por sus grandes ojos azules.

Bien, ella está bien con nosotros, ahora que comienza el año escolar la vamos a matricular en un colegio particular – le promete Luis a su hermana.

Ay papá, muchas gracias papito, ves Gata, ahora te me pones a estudiar ah, nada de tonterías; figúrate Chanita, que está que me dice que quiere juntar su plata para ponerse glúteos – Paty se ríe.

Seguro ha estado viendo las fotos de los periódicos, pero no te preocupes así son las adolescentes – responde Chana.

Otro griterío porque llegó Mercedes, la hermana menor.

Meche, Meche, te presento a Chanita – se apresura Paty.

Ay que gusto me da conocerte Chanita, me han hablado maravillas de ti, qué bueno que estés aquí, nosotros estamos de tu lado, porque a la Socorro nadie la quería, ni sus hijos creo que la deben querer.

Tuesday, January 21, 2014

Tururú, tururú, tururú...

Lunes

Tururú, tururú, tururú…

Hola Chana, no sabes, estoy que me lleva el demonio hermanita, hoy Elizabeth ha puesto una foto en la que está acompañada con unos amigos me supongo, pero lo que me ha desestabilizado es que está muy pegada al lado de un pata apoyando su codo en las piernas de éste y está china de risa. Chana, por favor hermanita, llama que necesito conversar con alguien. Justo ahora que te necesito se te ocurre viajar.

Martes

Tururú, tururú, tururú…

Chanita, ¿por qué no respondes loca?, no sabes, me he dado cuenta que su codo no reposa en la pierna del muchacho, sino en su abdomen. Me parece que tienen mucha confianza. Lo malo es que no puedo saber quién es, qué relación tienen o si son primos. Por favor llama, que mi mamá está que me pregunta por ti. 

Monday, January 20, 2014

Duele verte con un tipo

Estaba por dormirme, así que decido ir al baño a mojarme un poco la cara, volteo y a mi costado está la señora que hizo de guía de turismo cuando visité el Museo de los Combatientes del Moro de Arica, me acerco y la sorprendo con la coincidencia.

Hola, qué coincidencia para más agradable – me dice Jaqueline -. Es un gusto verte, ¿vienes por el Ministerio? No, por mi cuenta porque me gusta la historia y aprovechando que es mi día libre. Qué bueno. Y tú… ¿por qué tan solo? Tenía pensado venir con una amiga, pero ella se echó para atrás cuando le dije que el simposio trataba de Moche y como es de Literatura. Pero que tontita, la historia es también de interés para los de literatura.

El simposio acabó eso de las ocho, fuimos al cafetín a tomar café. Jaqueline recibe una llamada y se pone nerviosa.

Ay, es mi esposo, siempre tan celoso, no me deja de llamar. Pero te debes sentir bien porque te demuestra que te quiere. No, me estoy cansando; está bien que te llame un rato para algún problema, pero cada hora; sabes, ya me cansé de él – decidió confesarme su problema -, lo que pasa es que me controla mucho y esto es desde que nuestro hijo se casó y nos dejó.

Se acerca un joven de limpieza y nos dice que es autoservicio, entonces nos paramos para ir a pedir y ella ofrece invitarme. Acepto encantado.

Mi esposo es un exagerado, no entiende que por mi trabajo tengo que estar relacionándome con mucha gente; ahora, yo le digo que me acompañe pero como él es un aburrido no quiere. ¿A qué se dedica? Es policía – pienso que debe ser infiel y por eso es  un celoso -, yo lo quiero, pero con todo lo que me acosa estoy pensando dejarlo. ¿Tanto así? En una oportunidad me ofendió bien feo porque salía con unas amigas por una guía de noche, no me dejaba salir, me cogió de la muñeca y me lastimó. Eso sí que es para preocuparse, ¿y pudiste salir? Sí, pero porque le grité y amenacé con denunciarlo, y aún así, me estuvo vigilando con su auto. Y él que es la autoridad todavía – me pongo de candelero -, cómo es posible, eso debe ser enfermizo Jaqueline, ¿no has buscado ayuda profesional? A nadie le he contado a qué punto hemos llegado con esto, estaba esperando que cambie pero no cambia, hasta me cela con mis familiares. Pues no te tiene confianza, mejor termínalo. Sí, eso voy hacer.

Me sirvo las galletitas que compró Jaqueline.

¿Y tú estás solo? No, estoy saliendo con una chica, pero no estoy enamorado de ella. Entonces, ¿por qué estás con ella? Porque la amaba, pero conocí a otra. ¿Y qué piensas hacer? Pienso seguir con Elena, así se llama la primera, y no decirle nada a Elizabeth, así se llama la segunda. ¿Por qué? Porque Elizabeth tiene enamorado y porque Elena ha sido mi primer amor y no creo justo que después de tanto tiempo que logré que me aceptara deba dejarla. Creo que tú también necesitas ayuda. Pues ahora que lo pienso, creo que sí.

La acompaño hasta el paradero del Metro y nos despedimos. Cruzo la Javier Prado con dirección al Jockey Plaza para de allí tomar un carro al Puente Nuevo. Llego a mi cuarto a las diez y prendo la computadora para ver el facebook.

Veo que Elizabeth a puesto una fotografía, me duele que ella está al lado de un joven y tiene su codo pegado a la pierna de éste. Me muero de celos, tengo ganas de llamarla, pero me contengo; me trato de tranquilizar pensando que es su primo. Me digo que soy tan enfermo como el esposo de Jaqueline. 

Sunday, January 19, 2014

Elizabeth, Jhonnatan y yo

Me llamo Mario. Ya lo sé, ¿cómo no saberlo si todos preguntan tu nombre? – pienso que es un reproche -. ¿Te molesta eso? No, ¿qué tal te pareció el profesor de Historia? – Elizabeth cambia de tema -. Malo, es malazo, ¡no lo escuchaste!; prácticamente nos ha dicho que sus clases serán ver videos, como hoy, y hacer resúmenes. Ya, hasta ahora no me gusta ningún profesor salvo el de comunicación. A mí también me agrada el de comunicación, ¿vamos a comer algo? Sí, vamos a comer algo, hace mucho calor aquí.

Cuando salíamos del salón se acerca Jhonnatan y me pregunta sobre un comentario que hice.

Mario, - Jhonnatan me llama de frente por mi nombre – me parece que dijiste que el derecho griego y romano tenía como base la religión. Así es, ¿cuál es tu nombre? – Sé su nombre pero me incomoda porque interrumpe mi conversación con Elizabeth y además no me agrada su aspecto -. Soy Jhonnatan, disculpa, un gusto; y, ¿cómo te llamas amiga? – le pregunta a Elizabeth -. Elizabeth, un gusto – le saluda así nomás y luego me pregunta por la duda de Jhonnatan -, sí Mario, ¿de dónde sacaste eso? Estoy leyendo el libro de un francés llamado Fustel de Coulanges, La Ciudad Antigua; y allí se demuestra que existió una religión muy antigua y particular de las familias griegas y romanas más añejas y que ellas determinaron las normas de trato al matrimonio y la propiedad privada. Pero solo es un libro, y no por eso puedes estar diciendo que la religión doméstica antigua es la base del derecho griego – Jhonnatan interviene -. Claro, pero Coulanges cita muchos textos antiguos con los que demuestra su teoría; además Toynbee, nos habla acerca de la importancia de la religión para el desarrollo de las civilizaciones.

Elizabeth nos observa admirados a ambos, Jhonnatan no se amilana ante mis argumentos, además también ha leído y presenta otras ideas interesantes. Desde entonces nos convertimos en un grupo los tres: Elizabeth, Jhonnatan y yo. 

Saturday, January 18, 2014

Perdóname

Perdóname, hice lo que me dijiste que no debo hacer. No voy a escribir más porque me duele la cabeza; pero no quería dejar de dedicarte algo.

Esta canción está bonita, es para ti.


Friday, January 17, 2014

Me dejas en la zozobra

Cuando vuelvas, tendré una jarra así y compartiré contigo.
Es verdad, es lo que has entendido: Elizabeth eres tú. Te aseguro que no he considerado ofenderte con mis palabras; por el contrario, he querido alegrarte al enterarte de mis sentimientos. 

Pero no quieres darte por aludida, pues no me has llamado. ¿Debo entender que no me amas?


Me dejas en la zozobra, en la zozobra que me empuja a la soledad de existir a lo sumo, hasta la cumbre cimera, donde te espero. 

Thursday, January 16, 2014

¿Quién es Elizabeth?

En Lima hace mucho calor, qué tal por tu lado. 
En esta zona de avanzada que te estoy ganando, entra en juego la duda de que hayas entendido, ¿quién es Elizabeth?

Decido hacer un alto para no encontrarme con rarezas y portentos donde no los hay. No quiero exagerar. Es suficiente con esperar que te manifiestes nuevamente.

Puedes llamar e ingenuamente preguntar.
  • ¿Quién es Elizabeth?

Te voy a responder sin ningún miramiento.
  • Eres tú. 

Wednesday, January 15, 2014

La niña Mirella


Son las cuatro y aún no he comido nada, iré a ver a mi mamá y aprovecharé en servirme algo de la cocina.

Buonasera mamma. ¿Y esa novedad? ¿Cuál novedad mamá?, soy tu hijo. La novedad que te has acordado que tienes madre. Pero si yo siempre te recuerdo, nada más que no lo puedes saber porque estoy trabajando o estudiando. Sí, tú siempre… ¿ya has almorzado? Sí mamá. Pero allí hay para que te prepares tortilla, - los lunes mi madre siempre hace lentejas y como no me gusta, prepara tortilla pensando que voy a venir -. Ya, entonces me voy a freír un poco para no despreciarte.

De pronto la niña Mirella – mi sobrina – se acerca y me pide plata para comprar “algo”.

¿Cómo que algo?, plata, plata, eso nomás sabes pedir – la niña me mira sorprendida -, siempre es lo mismo contigo niña, no hay otra cosa que no me puedas pedir. Me compras mi chistris. No, ni siquiera me has saludado y quieres que te compre tu chistris, pues no te compro nada.

Ella abre sus brazos para darme un abrazo, la abrazo, la cargo y le doy una moneda de cincuenta céntimos para que compre su chistris.

Mirella se apura a llamar a Paola para que le lleve a comprar, cosa que me demanda darle otro cincuenta céntimos a mi sobrina mayor.

Paola me da un beso y me agradece. Entonces le pido un beso a Mirella y ella me condiciona.

Pero me das para comprar mis papitas lights. Pero qué niña para más convenida, suficiente tengo con tu abrazo de oso.

Mirella jala a Paola y salen a comprar.

Pero no le compren a la señora de la esquina porque no me fía. Cómprenle a la señora María que ella sí me fía.

Parece que no me han escuchado. Me sirvo la tortilla con arroz blanco, cebolla y tomate. Mientras como, reviso mi celular y leo los mensajes de Elena, todos terminan con “un abrazo”; entonces decido enviarle un mensaje.

Mensaje para Elena: Ya me cansé de abrazos, ahora quiero beso.  

Tuesday, January 14, 2014

Elizabeth no cree en el amor

Si no vas conmigo le voy a contar a todos lo que ayer hicimos. Vamos – Elizabeth acepta ir -.

Pablo tiene 26 años. Es el más bravo del grupo y por eso lo respetan. El día de ayer, después de haber tomado toda la noche, se llevó a Elizabeth a su  casa y se aprovechó de ella. Fue la primera vez de Elizabeth; ella había tenido enamorados, pero a sus 24 años nada más que abrazos y besos. Estaba borracha – se había permitido ese estado porque volvía al pueblo después de años – y si bien temía lo que Pablo podría hacer con ella, algo le animaba a sobreexponerse; quizás era que Pablo es el líder y, así como el resto, también lo admira.

Pero es el miedo, es la poca autoestima que tiene lo que la hace ceder ante la violencia de Pablo. Tiene miedo al qué dirán, tiene miedo a que Pablo – porque Pablo es capaz de las peores cosas – les diga a todos que se la llevó a la cama el día anterior y le hizo de todo.

Pablo la abraza como si fuera su mujer, la lleva por la pista; se ríe cerca a su cara y ella aguanta su mal aliento. Pablo responde a la gente que le saluda y está preocupada por su simpatía. Pablo sigue bebiendo y le invita, y ella acepta para no enojarlo.

Elizabeth está nerviosa. Se siente mal, no porque no es capaz de sobreponerse a la autoridad de Pablo, sino porque piensa que lo que él le va hacer, le va gustar como sucedió en la noche anterior. Se siente una mujerzuela. Piensa en William y en Sebastián, ¿a quién le dolerá más?, se pregunta.

Desde ayer, Elizabeth no cree en el amor.  

Monday, January 13, 2014

En el pueblo de Elizabeth

Katherine se encuentra con Elizabeth, después de meses que no se ven.

Amiga – emocionada Elizabeth abraza a Katherine y le da un beso -. Ay amiga qué novedad verte, y esa novedad, tú por aquí – le responde los mismos gestos -. Pues nada visitando a la familia. Pero por qué no me dijiste que te venías, hubiésemos venido juntas. Es que fue algo de improviso. Pero te pasas por qué no me has llamado. Es que no tengo tu número, me robaron. Pero cómo, ¿estás bien? – Katherine le mira por delante y atrás con rostro preocupado -, ¿te hicieron daño?

Eso ya fue hace meses; felizmente que no me hicieron daño, aunque sentí unas manos. ¿Manos? Sí, porque me rebuscaron toda; en ese momento, me sentí ultrajada. Me imagino.

Katherine hace un gesto como que no le cree, y decide contar que también le robaron para que  Elizabeth sepa que a ella también le sucede cosas interesantes.

A mí también me robaron un celular, pero no fue de esa manera, me lo sacaron de la cartera. Ya – Elizabeth responde sin ningún interés -, qué bien por ti que te lo robaron de la cartera, pero te imaginas a mí; que un tipo me agarró del cuello y otros dos me comenzaron a rebuscar toditita.

¿Y dónde fue eso? En la Colonial. Ay no, por donde vivo. Ah qué tu vives por allí. Sí por Faucett. Sí yo estaba por Faucett. Anda ¿sí?, pero mi zona es tranquila. Pues yo estaba aterrorizada, hasta pensé que me violarían – Katherine agranda los ojos -; sí, pero eso no era lo peor; resulta que los tipos estos eran feos; no pienses mal, pero imagínate; aparte de soportar la humillación del ultraje, tener que recordar esos rostros tan feos.

Pero hay que tener en cuenta que ahora en todas partes roban, a mi me robaron en el bus; con el viejo truco del cabello sucio. ¿Y cómo es ese truco?

Bueno, te cuento – se emociona porque Elizabeth se muestra interesada -; estaba en el bus, sentada al lado del pasadizo, andaba escuchando música y de vez en cuando, para cambiar de emisora, sacaba el celular de mi bolso colgante. Ya – Elizabeth se arrepiente de haberle prestado atención-. Y en eso sube mucha gente en un paradero y un tipo se para al costado de mi asiento; y después de un rato, me pasa la voz con cara de asco, me tocó la nuca con una especie de pasta pegajosa y asquerosa. ¿Qué era eso? Creo que era una galleta que él estaba masticando. Aj – Elizabeth hace un gesto sincero de asqueada -. Abro mi bolso para buscar papel higiénico y no tenía… antes de cerrarlo me pasa la voz ese señor y me ofrece amablemente papel; y mientras me distraía, parece que otro señor me sacó el celular. Y yo ni cuenta. ¿Y cómo te diste cuenta? Cuando quería poner play al cel, y veo que los señores se estaban bajando. Qué asquerosa experiencia, hay prefiero la forma en como me robaron, al menos me sentí deseada.


Bueno me despido amiga, voy a la agencia a recoger unas cosas – Elizabeth quiere deshacerse de Katherine-. Ay, ¿y en Lima dónde estás viviendo? En Mangomarca, ¿conoces? No – Elizabeth se dice así mismo, qué bueno -, ¿me das tu celular?, cosa que te llamo para vernos un día. Ya, es el 993200783, tímbrame para grabar tu número. Ya te timbré, - Elizabeth mira el número y no lo graba -, ¿lo grabaste? Sí ya lo grabé, chausito – le da un beso -. Chausito amiga, ya te visitaré, tenemos que hablar de tantas cosas. 

Saturday, January 11, 2014

Elena versus Elizabeth

Por favor con la señorita Luz. Sí, ¿con quién hablo? ¡Luz!, soy yo Pedro. Ay no te reconocí, me hablaste como hombre - ríe -. Ya mujer, te estoy llamando porque quiero ir a visitarte por lo del concurso. Ah sí, ya pues ven nomás, estoy en el Mall de la Colonial. Ya pues, entonces voy para allá.

Pedro pone música y se mete a la ducha. Se coloca rápidamente la ropa y baja apurado. Ah olvidado sacar dinero, solo tiene doce soles, pero ya está en la avenida y regresar sería retrasarse más. Decide no desayunar porque quizás Luz le cobre. Sube al Puente Nuevo y toma un carro que se va a Caquetá, de allí toma un carro para la Plaza Dos de Mayo y por último la combi que va todo Colonial, llega en una hora. Tiene hambre, y por eso decide comprar una galleta soda.

Busca el lugar donde se está dictando la charla, y entonces llama Luz.

¿Dónde estás? Aquí en el Mall. Ya espérame, yo voy por ti allá.

Espera y la ve llegar, está linda como siempre.
Y qué haces con ese sombrero ridículo. A es para protegerme del sol. No te pases, pareces un paisano con eso. Soy paisano. Ah ya, pero pareces más paisano. Yo a ti te veo muy bien. Ay no, estoy malita. ¿Cómo así? Ya te contaré, vamos puedes entrar una hora todavía.

Pedro, se aburre con la clase, piensa en tener una conversación con Luz. El profesor se despide y la gente sale con apuro.

¿Y qué tal? Bien, muy bien. Vamos a comer algo. Ah, salí apurado y solo traje diez soles. Perfecto, eso te alcanza para tu menú.

¿Y cómo así me cuentas que estás enamorado de otra?, ¿y Elena? No sé, la verdad es algo raro; pienso que sigo enamorado de Elena, lo que pasa es que me he interesado por alguien más y no sé si es amor. O sea, ¿sigues enamorado de Elena? No sé, hace poco la vi, y la vi hermosa como siempre, pero ahora no estoy tan desesperado por buscarla; en cambio, estoy muy pendiente de Elizabeth. ¿Y cómo es ella?, a ver, ¿la tienes en tu facebook?, la voy a buscar – saca su tablet. Sí, pero no la vas a identificar porque tiene otro nombre. Pero dime quién es para verla, ¿es más bonita que Elena? No, es más creo que es fea. ¡Fea!, pero si piensas que es fea, entonces no te gusta. Sí me gusta, pero sé que no es bonita como Elena.

A ver, yo recuerdo a Elena, ella es delgada. Elizabeth es gorda. Elena es morena. Elizabeth es blanca. Elena tiene un cabello ensortijado largo y bonito. Elizabeth tiene el cabello lacio, negro y nada fuera de lo común. Elena tiene unos ojazos hermosos. Elizabeth tiene unos ojos achinados y medio amarillentos. Elena tiene los labios perfectos; ni muy grandes, ni muy chicos; tiene unos labios hermosísimos. Pues Elizabeth tiene unos labios muy largos y grandes sí, pero no son simétricos. Elena tiene la cara de una muñeca. Ja… Elizabeth tiene la cabeza cuadrada, su cara está llena de lunares y pecas.

Pues tienes razón, Elizabeth es fea; por como la describes ha de ser muy fea. Sí Elizabeth es fea, pero su personalidad es mejor que Elena.

A ver, yo he conocido a Elena y me ha parecido una chica muy amable. Elizabeth es cordial. Elena es tranquila. Elizabeth es divertida. Elena es callada. Elizabeth es comunicativa. Elena es poco gestual. Elizabeth es un amor, cuando te conozca te va da un abrazo y un beso y te va sonreír en todo momento.


Entonces Elizabeth es mejor que Elena; y como la describes así, puedo pensar que estás enamorado de ella. No lo sé, creo que estoy confundiendo las cosas, ella es muy joven. Pero tú no eres un viejo. Sí, pero a lado de ella, y como se comporta, me siento un viejo. Viejo mis zapatos, tú no estás viejo; fácil que Elizabeth se puede enamorar de ti. Esa es mi duda, ¿se podrá enamorar de mí? 

Friday, January 10, 2014

¿Quién es William?

Son las cinco, el sol sigue brillando, de pronto suena la ventada por el golpe de la piedrita que Elizabeth ha lanzado. Sebastián corre la cortina y la ve sonriente, dándole un beso. Ese beso le dolió, porque es un beso a la distancia y no se lo va dar cuando suba, solo está bromeando.

¿Por qué eres mala? ¿Por qué? No me has contestado las llamadas. Es que he estado muy ocupada; ábreme, tengo que irme pronto.

Sebastián le tira las llaves. Mientras ella sube, él se pone un short porque estaba sin ropa. Se saludan con un beso, Elizabeth se pone un poco tímida porque él está con el dorso desnudo.

Estaba por bañarme, ¿me esperas un rato? No, ya me tengo que ir, solo vine a despedirme, quiero agradecerte por todo lo que has hecho por mí; has sido el mejor amigo que he tenido y quería agradecértelo con este pequeño presente. Gracias, pero no tenías por qué hacerlo. No, claro que tenía que hacerlo, tú me has dado mucho y lo has hecho sin ningún interés – Sebastián se dijo así mimos que su interés era ella -, espero que te guste, ábrelo.

Es el libro “La Historia de la Corrupción”, Sebastián quería comprarlo aquella vez que ambos fueron juntos a la feria, pero como no le alcanzaba no lo pudo llevar. Dicho libro costaba por lo menos cuarenta soles y se preocupó porque Elizabeth haya hecho ese gasto.

¿Pero por qué?, a ti te falta dinero ahora y compras esto. Tú lo querías y era lo único que pensé que podría regalarte, eres muy quisquilloso con las cosas y no podía arriesgarme, ¿te gusta verdad? Claro que me gusta –le hizo sentir mal porque pensó que era demasiado sacrificio -. Entonces léelo porque seguro que nos volveremos a ver cuando lo hayas terminado.

Sebastián la miró de frente por última vez y se prometió que terminaría de leer el libro antes de la quincena, después de sus evaluaciones. Ella le alzó los brazos y él le respondió. Sintió el cuerpo rollizo de Elizabeth y lo sintió tierno.

Ya me voy. Te acompaño. No, me esperan… abajo está William –a Sebastián se le sacude el alma - ¿Quién es William? Mi enamorado pues. Ah, William.., claro, William. 

Thursday, January 9, 2014

¿Qué voy hacer?

Terminé tarde porque el director quiso que le acompañe a comprar un nuevo proyector, lo bueno es que me ha dado una propina y con eso voy a recargar el celular y cenar algo rico. Pero para qué recargar el celular, si la única persona a quien quiero llamar es Elena y ella no va contestar.

Voy al parque principal para comer un caldo de gallina, me envuelve la tristeza de estar solo, igual tengo un saldo de dos soles en el celular y le envío un mensaje a Elena preguntándole cómo está, pero no me responde.

Tan ocupada debe estar; o peor, tan poco le intereso, no entiende de mi necesidad de saber algo de ella. Ya son cinco días que no sé nada. Qué le habrá sucedido, cómo estará su madre – estaba enferma y ella la está atendiendo -, estará trabajando, estará sola o con Eduardo, pensará en mí. No, en mí es en lo que menos piensa, sino hace rato que me hubiese escrito algo.

Ya no estoy triste, ahora estoy molesto. La señorita del restaurante se acerca y me pregunta por lo que me voy a servir; le pido un caldo solo, para llevar. No voy a comer allí solo, mejor lo llevo y como en mi habitación escuchando música.

Son cinco soles. Aquí tiene, me puede dar una bolsita más de cancha por favor.

Cruzo la pista, voy a Inkafarma para comprar un cepillo de dientes y Kleenex, necesito kleenex porque voy a llorar. Luego en la tienda, - no el de la esquipa porque esa señora nunca me fía y no se merece ser mi casera, sino en la tienda de doña María – compro una San Luis helada. Voy a la casa de mi madre para que me preste un pocillo, porque el caldo de gallina me gusta comerlo en pocillo, y una cuchara facusa hotelera – esas cucharas de casa yo las compré -. Luego a mi cuarto.

Ya tengo todo, pocillo, cuchara, caldo, agua, cepillo y kleenex. Abro el facebook, tengo el chat desconectado, solo abro el facebook para ver las fotos de Elena mientras escucho alguna canción de Corazón Serrano o de algún grupo de cumbia. Veo la foto de Elena cuando era niña y me contenta porque la veo tan inocente, tan buena, tan inmaculada y pienso que no es que me desprecie, lo que pasa es que es así de inocente que no quiere contestarme porque piensa que no debe, que quizás tenga algunos miedos porque es aún una niña. Pero luego veo otras fotos en la que está con sus parientes y con mensajes que me ponen celoso, porque comentan sobre su belleza, y me atormento viendo a los tipos que le han escrito tal o cual comentario subido de tono, busco el perfil de estos tipos y me consuelo cuando veo que son feos y desmerecen toda atención de Elena.

Terminé mi caldo, ya escuché dos veces “Alejate” - pienso que Elena me está consumiendo la juventud,  la poca que me queda -, y voy a cepillar mis dientes. Tomo dos vasos de agua – he puesto música de Mozart como fondo -  y sigo mirando las fotografías de Elena.

Se olvidó de mí, se olvidó lo que siento en mi interior. ¿Por qué eres así Elena?, ¿por qué me has dejado en esta amplia habitación?, ¿por qué Elena?, ¿por qué?

Me he embriagado de la tristeza, son cinco días que no sé nada de ella, ciento veinte horas, siete mil doscientos minutos, qué terrible, has un alto y deja pasar un minuto… Ahora me entiendes, es mucho tiempo. Me pongo a llorar, tengo kleenex, no hay problema, hay que llorar.

Wednesday, January 8, 2014

Norma se va al cielo

¿Qué edad tiene? Cuarenta años. Y ¿nunca ha estado con nadie? Ella tuvo un enamorado cuando estaba en la secundaria, pero él murió y desde entonces nunca se ha interesado por nadie. Hay mujeres así, las mujeres son muy complicadas, es bonita tu hermana.

El año pasado, mis hermanas y yo tomamos juntos, fue la primera vez que nos atrevíamos a tomar. Ellas saben que yo no soy de tomar y por eso me insistieron, creo que querían saber cómo soy de ebrio, pero ellas tomaron más que yo porque hubo momentos en que las dejé cuando recogía el pavo y también para cargar algunas cosas con mi padre. La cosa que los tres más mi prima Marisol quedamos ebrios para eso de las 12, a la llegada del año nuevo, escuchando el estruendoso cántico de los pirotécnicos, Norma comienza a llorar diciendo que se va a morir, yo solo miro como Angela y Marisol la consuelan. Norma decía una cosa que tenía guardado por mucho.

De mi siempre se esperó lo mejor, siempre quisieron que sea la mejor, que tenga una buena profesión, una familia bonita, pero no tengo nada, no tengo ni profesión ni familia ni nada. Estoy vacía, estoy vacía, voy a morir.

Me dio mucha pena ver así a Norma, yo estaba borracho, y no podía hacer nada, Ángela comenzó a llorar y deliraba diciendo que Norma se iba a morir; Marisol le gritó pidiéndole que se calle, pero Ángela nos contó que Norma tenía cáncer. Las veía a las tres y pensaba que todo me lo estaba imaginando. En ese momento llegó mi madre y le gritó a Ángela para que se calle.

Norma se fue a su habitación, ella siempre fue muy independiente y lo del cáncer era una cosa que no se lo había dicho a nadie, Ángela lo supo porque leyó sus resultados sin su consentimiento. Mi madre no lo sabía, y cuando lo escuchó de Ángela, pensaba que ella estaba inventando, porque Ángela siempre ha sido buena para las dramatizaciones, y sobre todo porque mi madre no quiere entender que su hija tiene cáncer.

¿Se va morir? Sí, se va morir, pero se va morir de amor.

Dicen que nadie se muere de amor, pero mi hermana mayor se está muriendo de amor. Tiene cáncer a las mamas, grita porque le duele los senos, lloraba las veces que se le caían los cabellos, pero toda su vida de joven se la pasó llorando a Luis. Mi hermana mayor no tuvo hijos porque siempre amó a Luis.
En su habitación hemos encontrado una serie de recortes periodísticos del joven que murió en la motocicleta. Además, conservó una chaqueta, una fotografía y unas cartas de amor que Luis le había escrito. Sentí un golpe recio cuando leí una carta que ella le había escrito aquel joven.

Querido Luis,

Voy a pensar que eres un ángel para mí, no te voy a decir adiós. Perdóname porque no fui a tu entierro, pero entiéndeme que si iba era como decirte adiós para siempre y eso no quiero.

Vamos hacer de cuenta que te has ido de viaje, estás viendo cosas muy bonitas y conociendo gente buena. Me estoy poniendo celosa porque te vas a encontrar con algunos parientes y amigos, pero también conocerás otras personas lindas. Voy a recordar que me prometiste que nunca te enamorarías de otra que no sea yo.

Hoy es 5 de mayo 1989, con tu ayuda voy a ser buena y llegará el día en que estemos juntos, cuando Dios me lleve al cielo.

Un poquito más de Norma, has clic aquí



Tuesday, January 7, 2014

El profesor de historia

Llego con cinco minutos de retraso, y detrás de mí llega la profesora Diana y me dice cerca al oído, al ver que estoy registrando mi ingreso. Ponle que son las siete y cuarenta. No puedo, el que llegó antes puso que entró a las siete y cuarenta. Entonces, ponle siete y cuarenta y dos. No porque ya me han visto que he llegado tarde. Ya entonces déjame escribir primero. Pero ya le puse mi nombre. Hay tú siempre eres así, después no te estés quejando que te han descontado. Volteo, la saludo sin beso y me voy a la sala de profesores.

Rosa – profesora de física – me saluda con efusión. Toñito, ¿hoy te toca con primero verdad? Sí, para variar son cuatro horas. Hay que pena, pero si alguien te molesta me lo mandas a mi aula que yo allí los tengos, esos chicos ya me conocen. No te preocupes, yo los controlo bien. Me pongo a leer el libro de Klarén, tengo cinco minutos y repaso un poco de la cultura Moche que es el tema que dictaré a los de primero. Toca el timbre y veo al instructor que me hace una veña como diciéndome ya te toca entrar a salón, le sonrío y cargo el proyector, la laptop y mi mochila. Siempre estoy con la mochila en la espalda. Es que tengo allí mis libros, anotaciones y registros y no me gusta dejarlos. Me siento cómodo teniendo todo a la mano. Rosa se apura.

Nos vemos más rato para desayunar. Claro, pero traemos la comida aquí. Ya.

Demoro un par de minutos en instalar el proyector, el año pasado tenía una sala de innovación pedagógica, pero ahora no porque se ha incrementado dos secciones, en primero y segundo de secundaria. Así que debo andar con el proyector y la laptop de un lado a otro. Felizmente tengo laptop, porque la directora nos ha facilitado una pesada y lenta pc Pentium 4; no me quejo por esa máquina del siglo pasado, al contrario estoy alegre porque así mis colegas desisten de utilizar el proyector, desanimados por todo lo que tienen que cargar. Acaparo casi toda la semana el proyector, pero no me siento malicioso por esto porque – humildad aparte – soy el único que hace diapositivas con criterio. Mientras que los otros profesores hacen cualquier zafarrancho, o lo más común pasar un video.

Mientras estoy colocando el proyector escucho a los niños, algunos utilizan un lenguaje soez, pero como lo hacen en voz baja hago como que no los he escuchado porque es hacer hígado por algo que no tiene solución. Pero Arturo es muy escandaloso y le sale un “puta madre” en voz alta.

¡Qué sucede con usted!, ¡no tiene respeto! ¡¿Qué profesor?! ¡¿Cómo que qué?! Acaba de decir una grosería, y eso no se lo voy a permitir, crees que no me he dado cuenta, cómo es posible que un niño, un niño de primero de secundaria, - y lo digo en un tono dramático asustando al resto – tenga ese lenguaje coprolálico, chabacano, vulgar – y me río para mis adentros - . Pero yo no dije nada profesor. Me indigna lo cínico que es usted, su cuaderno de control, escriba allí: El niño utiliza un lenguaje grosero, hoy dijo… escribe allí la palabra que dijiste – todos comienzan a reír -. Pero profesor. ¿Quieres que te lleve a la dirección? Ya, pero es usted un exagerado, todos hablan así. No me conteste, y no se justifique. - Qué bueno que no se me sublevó, pienso -. Bueno, todos saquen sus cuadernos hoy hablaremos de Moche.

Les muestro un par de imágenes a manera de motivación y les hago preguntas para saber si saben algo de tal cultura. Nadie responde nada. Me refiero al Señor de Sipán y un estudiante me pregunta si conozco al que lo descubrió, y les digo que tuve la suerte de conversar con Walter Alva en un viaje que hice a Lambayeque. Los chicos se emocionan porque piensan que estoy muy enterado del asunto. Luego, como para relajarlos un poco, digo en tono serio, voy hacer una observación – todos se ponen rígidos, coloco mi mano en mi cabeza como haciendo saludo de oficial con boina y paso mi vista por toda el aula -, los chicos se quedan quietos, algunos ríen, pero con un miedo a que les diga algo. Les parezco gracioso y a la vez estricto. Arturo me mira y me sonríe, como diciéndome te crees el gracioso, y yo le miro enojado y le alzo la voz.

¡Siéntese bien!
Ahora saquen todos los mapas que les pedí. Solo han traído cuatro niños. Es posible que solo cuatro niños de los treinta y uno que son, tengan sus mapas. Son unos irresponsables. Ahora sí que les pongo su cero cinco.

Arturo alza la mano: Es cero ocho. Cómo que cero ocho. Sí, la directora dice que es cero ocho, la nota mínima es cero ocho. Pues no, es cero cinco y eso que les estoy mal acostumbrando porque si no han trabajado nada es cero cero.

Observo los mapas que trajeron y solo los que hizo el niño Manuelito me gustan. Le llamo Manuelito porque es el más pequeño del aula y además me parece muy noble y gracioso. Cada vez que le digo Manuelito se pone feliz, le brillan los ojos.

Deben aprender de Manuelito, miren él ha traído los mapas según lo indicado, para no hacerme hígado y para que luego no digan que no les doy oportunidades, vamos a fotocopiar los mapas de Manuelito para todos y así hacer el ejercicio; pero eso sí, deben agradecer a Manuelito. Y todos aplauden a Manuelito, aunque escucho a Pamela – una gordita envidiosa que está luchando el primer puesto contra Manuelito -, pero esos mapas los dibujó su mamá. Y Manuelito se apresura en negarlo. Pamelusca – le digo así, porque lleva el nombre de mi sobrina y así le llamo a ella también – no seas envidiosa – se lo digo con un acento que hace reír a todos -.

Pasó las dos horas rápido, volveré para las dos últimas; en la puerta está el profesor de computación, Nestor. Los chicos le pifian y me piden que me quede. ¡Sección de pies! – alzo la voz y todos al unísono se paran - ¡chao! Ellos responden, también al unísono, ¡chao!

Monday, January 6, 2014

La chata Karina

En el colegio, era un chico tranquilo hasta segundo año, no le molestaba a nadie, hacía mis cosas como podía, era bueno en lenguaje, pero en matemática era malazo, no le entendía. Tenía a dos amigas que siempre me ayudaban con mis tareas, creo que les gustaba porque era bien callado – solo contigo soy fluido – y las defendía cuando alguien las molestaba. Una de ellas era Karina, le decíamos la Chata, era un mate de risa, siempre metida en problemas, era inteligente; pero estaba de enamorada de Walter, a quien habían expulsado del colegio, y salían a discos y todo.  Un día el coordinador de normas hizo una requisa y le encontró en la mochila una botella de pisco y cigarros, llamaron a su mamá, la expulsaron por una semana. Fui a visitarla, la encontré limpiando su vereda y me invitó a comer a su casa, ella vivía cerca de mi casa, ahora vive en Estados Unidos. Ese día me contó que había terminado con Walter porque le encontró chapando con otra, y ella se puso así media llorosa y me salió lo gilero y la besé; y así nomás se hizo mi enamorada, no le dije si aceptaba ni nada, solo era un hecho porque desde entonces agarrábamos en el recreo, salíamos juntos, iba a su casa hacer mi tarea – aunque en realidad era para que ella lo haga, pero hacíamos buen equipo, ella hacía las tareas y yo dibujaba -.

Pipo – mi padre – me llevaba a trabajar todos los fines de semana, no me molestaba acompañarlo porque me gusta siempre estar haciendo algo; en una de esas fuimos a Pisco y nos quedamos una noche y él me quería llevar a un prostíbulo, pero yo no quise, le conté que tenía enamorada.

¿Y te la has tirado? No, porque solo somos enamorados. No seas huevón, déjate de mariconadas, ya tienes edad para tirar. A mira, recién me entero. Mira pendejo no me contestes, vamos a que conozcas a unas amiguitas, yo invito. No quiero.

Me jala para llevarme, me suelto y me salgo del cuarto y me voy a la plaza y me quedo allí hasta el día siguiente, pensando en que quizás podría tener sexo con la Chata el próximo fin de semana.

El siguiente fin de semana, la Chata y yo fuimos a una disco cerca de la Universal, bailamos – nos gustaba mucho la salsa romántica – y tomamos regular, yo más que ella, y ya estaba ebrio, cuando de pronto veo que alguien me empuja y veo que es Walter, la Chata sale en mi defensa porque piensa que Walter me va a pegar, pero mi reflejo es rápido y le lanzo la botella que tenía en la mano, para mi mala suerte Walter lo esquiva y me lanza otra botella y como estaba mareado no puede esquivarla, me cayó en este lado por eso tengo esta cicatriz, me pico y peor agarro una silla y para esto ya habían venido los de seguridad y nos sacan. La Chata gritando como loca, diciendo se están peleando por mí – estaba borracha y le alardeaba a la chica de Walter que nos estábamos peleando por ella -, me lleva a su casa para limpiarme.

Te pasaste Lalo, te pasaste, cómo se te ocurre hacer eso, es que estás borracho. Sí, tú también estás borracha, qué no te has dado cuenta que me has demostrado que te sigue interesando Walter. Para nada, ¿por qué dices eso? Porque le has estado molestando a la enamorada de Walter. A es que esa chiquita… No seas sin vergüenza, esa chica es tan chata como tú. Nada que ver, no viste que llevaba tacos, esa chiquita estaba que me miraba mal, y solo le quería sacar pica, porque me cayó mal. No, no, a ti te sigue gustando Walter. No, si yo te quiero a ti. Entonces, ¿me lo demuestras? ¿Cómo?, qué quieres decir. Quiero hacer el amor contigo. No jodas Lalo, ya vámonos que es muy tarde. Mierda, si Pipo me ve así me va a pegar. Ya ves, por eso mismo vamos a mi casa, te limpio y te cambias de polo y solucionado, te vas a tu casa.

Siéntate, voy a traer agua - agarro un adorno del mueble y lo aplasto sin querer, lo dejo sobre la mesita de centro - ¡Ay!, el búho de mi mamá, ¿qué le ha pasado? No sé, yo solo lo toqué e hizo traz. Qué, no seas conchudo Lalo, mi mamá me va a matar – Me va limpiando la cabeza - , creo que vas a necesitar puntos. No, cómo crees no es nada. Pero está sangrando harto. Por eso debe ser que a pesar que me estás mostrando las tetas no se me para. Oye, no seas mañoso – se acomoda su polo-, ya está, ahora sí, con este parche estará bien. Y tú crees que nadie se dará cuenta. Les dices que te hiciste una pequeña herida. Con tremendo trapo en la cabeza les voy a decir que es “una pequeña herida”. Ay no sé, diles que te hiciste una gran herida pues.

En mi casa todo estaba a oscuras, sería eso de la una de la madrugada, entonces decido entrar por el techo, pero cuando estoy encima, veo que Pipo esta abriendo la puerta. Me mira allí, me carajea y saca su correa y me tira de alma, caigo en el sofá. Me sigue lanzando los correazos, mientras mi madrastra gritaba: Qué clase de hijo tienes, ha salido a su madre, este chico está metido en drogas, mira la hora que llega, seguro nos está robando, con qué plata está tomando, porque ahora nadie invita. Y me lanza un cucharonazo que me cae en la espalda. Y yo: No Pipo, ya Pipo, mierda, duele Pipo, duele, mierda, conchatumadre, Pipo ya pe, ya pe Pipo. Me marcó toda la espalda, lo odié mucho ese día, felizmente que no me golpeó en la cara. Al día siguiente, mi madrastra me deja encerrado y me amenaza para no salirme por el techo.

Pero tengo que salir. No, mejor descansa que tu padre te ha maltratado bien, voy a comprar la merca y luego me ayudas a cocinar. Ya – ya vas a ver conchatumadre, pienso -.

Descansé el sábado y el domingo, aunque es un decir porque América – mi madrastra – me hizo limpiar la casa – la dejé reluciente -, cocinar – la muy conchuda se chupaba los dedos por mi sazón – y lavar la ropa – también sus interiores con su inmundicia –.

El lunes vi a la Chata junto a Eli – mi esposa -, Eli me sonrió y en ese momento me enamoré de ella. Me dice que ella siempre sonríe así, pero a mí me sonrió de una manera especial, me sonrío y me di cuenta que era para mí. La Chata se me acercó.

Sabes, creo que debemos dejarlo allí, mi mamá dice que no eres sano. Ya está bien. Yo sé que esto te va a doler, pero así son las cosas, Lalo, lo que pasa es que eres un impulsivo y yo no puedo estar con alguien impulsivo. No te preocupes, creo que es lo mejor. Ah, y lo del búho, son veinte soles. Ya, yo te los pago – estoy viendo que Eli se va, le doy los veinte a Karina y le pregunto por su amiga -. Ah es una monga del cuarto año.

Saturday, January 4, 2014

¿Con quién hice el amor?

Me puedes tomar una foto con el cuadro. Claro, pero te diré que ha habido problemas con la gente que se toma foto con este cuadro. ¡Qué! ¿Les ha visitado? Así es, les ha visitado en las noches. Ya, pero eso es lo que más quiero y si quiere hacer el amor, mejor. Bueno.

Me toma tres fotos, salgo del salón y siento un dolor de cabeza. Tomo el carro de regreso a Lima, son las siete y espero que Elena deje el dinero en casa y así no verla.

Son las ocho y media, estoy en Evitamiento y me doy cuenta que me voy a demorar más. Me duele la cabeza, pienso que es por el cambio de altitud. Elena llama.

¿Qué pasó?, ¿por qué no me esperaste? Tenía que salir urgente a ver a mi tío. Tengo los cien soles, pero no los dejé porque quería dártelos en persona. Pero le hubieras dejado a mi papá, no tienes que dar explicaciones. Quería verte, y si dejaba el dinero ya no tendría motivo, ¿te demoras mucho? No, ya estoy cerca del Puente Nuevo. Te espero.

Estoy muy cansado, quiero dormir. Me duelen los pies de todo lo que he caminado. Bajo del carro y me doy cuenta que me falta mi sombrero, soy un tonto, otra vez perdí mi sombrero. Timbro a Elena para que se acerque a mi casa.

Hola – ella me sonríe tímidamente -. Hola, ¿me das el dinero? – Es la primera vez que me muestro seco con ella – estoy cansado quiero dormir. Ya, pero quería conversar contigo, hace mucho que no nos vemos, ¿subimos? No, no quiero que subas, si me quieres decir algo, dímelo aquí.

Estoy muy cansado, quiero escribirle a Elizabeth, pero tengo miedo que no me conteste, eso me angustia. Elena esta en el baño, me ha pedido que apague las luces, y cuando sale deja la luz del baño; le hago notar su olvido y me dice que no se ha olvidado que así le parece mejor. Ella se echa tímida en a mi lado, y se da cuenta que tengo dos almohadas en mi cama. 

¡Qué bueno que compraste otra almohada! Compré dos, la otra la eché a la basura, estas son dos del mismo tamaño y modelo; los compré hace seis meses. Para tu cumpleaños, me supongo. Sí – ella comienza acariciarme el pecho –, pensé que vendrías ese día. Quería venir, pero en el trabajo me hicieron quedar hasta muy noche, sigo trabajando para Clarita y ahora nos ha ido bien, estamos entrando a eventos importantes.

Ya me hizo entrar plenamente en la situación con sus caricias, pero recuerdo los consejos de Maximiliano y me aguanto hasta que ella lo desee plenamente. Le quito lentamente la blusa, la miro con cierta agresividad, no con amor sino con lujuria. Estoy sudando, ella me limpia el sudor. Me duele la cabeza, sin embargo estoy bien empalmado; ella se deja llevar por la excitación y me pide que la haga mía. Me pasa por la cabeza pedirle algo diferente, pero no puedo porque cuando la veo estoy viendo a Elizabeth. Pienso si será que Elizabeth pierde su rostro ingenuo y dulce cuando está en la cama.

De pronto estoy en un acto meramente fisiológico, ya no le miro la cara. Mientras me muevo al ritmo lujurioso, sigo pensando en Elizabeth, en su sonrisa y contrasto su piel clara con la piel morena de Elena.
Suena el celular.

¿Sí? – estoy sudando y con el corazón acelerado -. ¡Eres un idiota!, ¡crees que esa chiquilla tonta te va a tomar en serio! Más en serio que tú, sí. ¡Jódete! Adiós.


Noto que mi cama está sucia, ¿con quién hice el amor? ¡Dios!, hice el amor con Enrique Guzmán y Valle. 

Friday, January 3, 2014

Deuda cancelada



Primer abrazo, qué rico abrazo.

Segundo abrazo, es un abrazo fresco. 

Tercer abrazo, estos abrazos son suaves, pareciera que estoy abrazando un peluche.

Pienso que podría comprar un peluche para poder abrazarlo pensando en ti.

Solo falta el beso.


Thursday, January 2, 2014

¿Por qué no quieres hacer el amor?

Marcela: ¿Quieres hacer el amor?

Joaquín:  No, solo quiero tocarte, solo quiero tocar tu piel.

Marcela: ¿No te excito?

Joaquín: Bastante, me excitas bastante… tu piel blanca me excita bastante.

Marcela: Entonces, ¿por qué no me quieres hacer el amor?


Joaquín: Porque… porque eres gorda y yo soy flaco.