¿Y cómo así la volviste a ver? Cuando ingresé a la
universidad por segunda vez, ella se estaba preparando en un programa de
ingreso directo y necesitaba pasar un examen de lógica; me llamó a casa y me
pidió que la ayudara y cómo no hacerlo – Antonio sonríe al recordar las muecas
de Elizabeth.
¿Pero tú seguías amando a Elena? Sí, pero Elizabeth era la
oportunidad de dejarla; cuando la volví a ver, aun me parecía una niña, no
había cambiado mucho: pecosa, blanquita, gordita y muy feliz; tenía ya 24 años.
¿Estuviste pensando en Elizabeth desde el colegio? Nada que ver – Antonio toma
un vaso seguido -, yo solo me ilusioné, pero tuve mucho respeto y jamás intenté
nada; y cuando la volví a ver tampoco tenía ninguna mala intensión. Pero poco a
poco se ganó tu cariño. Sí, así comienza todo, primero mi aprecio, mi cariño,
luego me comencé a preocupar por sus problemas y de pronto me di cuenta que ya
no necesitaba tanto de Elena, que esperaba los sábados o domingos para verme
con Elizabeth.
Al comienzo me vi contrariado, desde los catorce años
perdidamente enamorado de Elena y de pronto enamorarme de otra; estuve con
varias mujeres hasta eso, y siempre se lo dije a Elena; ella nunca se inmutó
por las otras, pero por Elizabeth sí. ¿Tú le contaste que te habías enamorado
de Elizabeth? No, le mentía, y nunca antes le había mentido; me dolía eso,
porque a pesar que me trató muy mal, ella no me mintió nunca y nuestro trato
era decirnos la verdad. ¿Y por qué mentías? Porque ella no paraba de hablar mal
de Elizabeth; y entonces decidí no contarle ya nada. ¿Y cómo así la conoció?
Parece que nos vio una vez entrar a mi cuarto, me reprochó eso… Elena pensaría
que tenía algo con ella, porque nos quedábamos hasta tarde. ¿Solo estudiando?
Sí, solo estudiando, aunque a Elizabeth no le interesaba mucho lo que le
enseñaba, más bien le gustaba que le cuente historias, que le cuente de mi
vida, escuchábamos música, pensé que se estaba enamorando de mí, y un día me
mandé medio en serio y medio en broma. ¿Entonces? Se asustó y me dijo que solo
podía quererme como un hermano mayor, y me confesó que salía con un chico
llamado William que estaba en su pre.
Ahora lo entiendo todo - Sebastián alza su vaso -, con razón
todos pensábamos que eras loco, se te daba por estar aislado, hablar solo. Sí,
y justo fue el primer año que decidí comenzar estudios. ¿Cómo ha pasado el
tiempo no? Cuando te conocí eras un irresponsable y me preocupabas. ¡Ya!, más
bien tú me preocupabas porque me salías con que te ibas a morir, que Elena se
fue a Moquegua, que no te dejaba de llamar, que Elizabeth era una creación, y
que te gustaban los cadáveres, que eras necrófilo. Sí no, no entiendo cómo era
tan estúpido en esos tiempos.
Un niño coge la mano de Sebastián, él se alegra de verlo y lo carga.
Este niño salió a su tío. Sí, para meándose nomás - Antonio alza su vaso y hace salud a Roger. Jajajaja - Sebastián ríe.
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