Wednesday, May 21, 2014

Sebastián conversa con Antonio

¿Y cómo así la volviste a ver? Cuando ingresé a la universidad por segunda vez, ella se estaba preparando en un programa de ingreso directo y necesitaba pasar un examen de lógica; me llamó a casa y me pidió que la ayudara y cómo no hacerlo – Antonio sonríe al recordar las muecas de Elizabeth.

¿Pero tú seguías amando a Elena? Sí, pero Elizabeth era la oportunidad de dejarla; cuando la volví a ver, aun me parecía una niña, no había cambiado mucho: pecosa, blanquita, gordita y muy feliz; tenía ya 24 años. ¿Estuviste pensando en Elizabeth desde el colegio? Nada que ver – Antonio toma un vaso seguido -, yo solo me ilusioné, pero tuve mucho respeto y jamás intenté nada; y cuando la volví a ver tampoco tenía ninguna mala intensión. Pero poco a poco se ganó tu cariño. Sí, así comienza todo, primero mi aprecio, mi cariño, luego me comencé a preocupar por sus problemas y de pronto me di cuenta que ya no necesitaba tanto de Elena, que esperaba los sábados o domingos para verme con Elizabeth.

Al comienzo me vi contrariado, desde los catorce años perdidamente enamorado de Elena y de pronto enamorarme de otra; estuve con varias mujeres hasta eso, y siempre se lo dije a Elena; ella nunca se inmutó por las otras, pero por Elizabeth sí. ¿Tú le contaste que te habías enamorado de Elizabeth? No, le mentía, y nunca antes le había mentido; me dolía eso, porque a pesar que me trató muy mal, ella no me mintió nunca y nuestro trato era decirnos la verdad. ¿Y por qué mentías? Porque ella no paraba de hablar mal de Elizabeth; y entonces decidí no contarle ya nada. ¿Y cómo así la conoció? Parece que nos vio una vez entrar a mi cuarto, me reprochó eso… Elena pensaría que tenía algo con ella, porque nos quedábamos hasta tarde. ¿Solo estudiando? Sí, solo estudiando, aunque a Elizabeth no le interesaba mucho lo que le enseñaba, más bien le gustaba que le cuente historias, que le cuente de mi vida, escuchábamos música, pensé que se estaba enamorando de mí, y un día me mandé medio en serio y medio en broma. ¿Entonces? Se asustó y me dijo que solo podía quererme como un hermano mayor, y me confesó que salía con un chico llamado William que estaba en su pre.

Ahora lo entiendo todo - Sebastián alza su vaso -, con razón todos pensábamos que eras loco, se te daba por estar aislado, hablar solo. Sí, y justo fue el primer año que decidí comenzar estudios. ¿Cómo ha pasado el tiempo no? Cuando te conocí eras un irresponsable y me preocupabas. ¡Ya!, más bien tú me preocupabas porque me salías con que te ibas a morir, que Elena se fue a Moquegua, que no te dejaba de llamar, que Elizabeth era una creación, y que te gustaban los cadáveres, que eras necrófilo. Sí no, no entiendo cómo era tan estúpido en esos tiempos.

Un niño coge la mano de Sebastián, él se alegra de verlo y lo carga.

Este niño salió a su tío. Sí, para meándose nomás - Antonio alza su vaso y hace salud a Roger. Jajajaja - Sebastián ríe. 

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