Rita y Sandra están en el mercado, miran con interés a
Antonio.
Señoritas, ¿ustedes me puede decir dónde es la casa del Juez
Alberto Najera? – Antonio pregunta a las “damas” -. ¿El juez Najera? Sí – responde Antonio-.
Pero el juez Najera ya no vive, él murió hace mucho – comenta Sandra -. Así es,
el pobre murió de la vergüenza porque su esposa la engañó – añade Rita -, es que
fue la comidilla del pueblo. Sí pues – Sandra no se quiere quedar atrás -, el
juez encontró a su mujer con su hermano. ¿Me pueden decir dónde es la casa del
juez? Sí, sales a la esquina, llegas a la calle Grau – Antonio recuerda a
Luis cuando discutieron porque Grau no puede estar en los Andes – te vas
derechito hasta antes de la Comisaría, en la esquina la tercera casa, es de dos
pisos, pero el segundo no está techado. Es color verde, la casa más pequeña.
¿Usted es pariente del juez? No, solo vengo a traer unos documentos de Lima,
muchas gracias – Antonio se aleja y no se permite escuchar más.
No sabes, acabo de tener un deja vu. ¿Qué es eso Sandra? Ay, yo ya antes he estado conversando con este chico. No hables tonterías, mejor pon atención, porque lo que te estoy por contar es una bomba. Desembucha, no tengo mucho tiempo, tengo que hacer el mercado - Sandra levanta su bolso-. La Elizabeth está embarazada del macho. Y tú cómo sabes. Porque mi papá me lo dijo. Y, ¿cómo tu papá sabe? Porque mi papá sabe ver pues, dice que una mujer preñada camina de una manera distitnta pues. Ay tu papá está borracho, la Elizabeth camina como una mamacha rara, y así se cree la muy limeña. Te estoy hablando en serio. Puede ser, pero estoy segura que no nacerá.
No comments:
Post a Comment