Son las once de la noche, Antonio revisa el facebook para
saber de Elizabeth. Ella no ha posteado nada nuevo, la última foto que tiene es
en la que se encuentra con otros jóvenes de su edad, entre ellos Pablo –
Antonio encontró el perfil de Pablo entre los contactos de Elizabeth -.
Piensa en escribirle algo, pero se abstiene. Se pone a
contemplar las fotografías, se detiene en una cuando Elizabeth era una niña, la
copia en el escritorio y la pone como tapiz. Piensa que si Elizabeth tuviera
una hija con él, le gustaría que se parezca a ella como en esa foto.
Pasa mucho tiempo contemplándola, le gusta su sonrisa y
sonríe y hace gestos como si estuviera hablándole a su hija.
Hola nenita, ¿cómo estás Isabelita?, mi amorcito esto te
trajo papá – saca una chocoteja que su madre le había regalado -, ¿me das un
beso mi amor?
La imagen es muy expresiva, y cree que la niña se esta
poniendo contenta de los gestos que le hace. El no es muy gestual con sus
sobrinas que son pequeñas, pero sería un padre consentidor, cometería el error
de consentir algunos caprichos y no le importaría nada con tal de ver feliz a
la pequeña Elizabeth.
Tiene necesidad de llamarla, pero resiste. No quiere ser
evidente.
Elizabeth no ha llamado a William para decirle que está de
regreso, piensa que después de lo sucedido en su pueblo, debería ser sincera
con él y terminar la relación. También, quisiera conversar con Antonio, contarle
su secreto, él es una persona madura y le aconsejará; además que Antonio
siempre la hace sentir bien; es su confidente y a pesar que se olvidó de él este
último mes, él comprenderá después que sepa lo acontecido.
Es la una de la madrugada, el ómnibus tuvo un desperfecto y
llegó muy tarde, no sabe dónde alojarse; las llaves de su cuarto las dejó en
Carmen, y ella ya se habrá ido en su patrona. Piensa en llamar a Antonio.
No comments:
Post a Comment