Mario camina descalzo, prende la computadora y escucha
Estopa, camina a la ducha, con el dolor de espalda que le genera su dependencia
emocional, quiere dejar de querer en exceso.
Camina hacia la cama y se viste. Ve el celular, son las diez;
dice una grosería.
Pone la foto más linda de Elizabeth y la besa, toma su
mochila y se va al centro.
Camina por el jirón y se pregunta, ¿qué hago caminando solo?
Llama a Elena y ella le acompaña en su trayecto rumbo a la ONPE.
Se reúne con la doctora y le entregan los libros. De regreso
llama a Ángela y conversa sobre su estadía en Arequipa. Sigue caminando solo.
Llega a su cuarto, se quita los zapatos y las medias, y
camina descalzo, hace frío pero quiere sentir piso. Su dependencia emocional es
una raíz azul que se entierra en la mitad de la espina dorsal y se ramifica
rumbo hacia la cabeza.
Va a comer, deja la mitad de su plato. En su trabajo está
muy concentrado en Elizabeth. Busca ayuda en la picardía de sus compañeros. Sonríe,
pero sigue deseando estar con ella.
Llega la noche, ahora su dolor de cabeza se intensifica en
la cima. Quiere llamarla, pero teme que no le conteste. Hace un paseo con la ausencia de Elizabeth rumbo al Óvalo
antes de regresar a casa.
Abre su habitación, se quita la ropa para sentir frío y se pone a escribir una carta de despedida.
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