Monday, December 28, 2015

Feliz Navidad Elena

Cinthia le llama, se enteró por Henry que Sebastián esta en Chiclayo.

Sebastián, ven con nosotros a celebrar la navidad. Gracias Cinthia, pero prefiero quedarme aquí, estoy tranquilo. Carambas hombre, ven; estoy con mi esposito y mis hijos nada más, tomamos chocolate y ya te vuelves a tu hotel, estás cerca. Ya está bien.

Sebastián toma otra ducha, se cambia de ropa. 

Piensa en Alejandra, seguro estará preocupada por los preparativos de navidad. Debería quedarse en el cuarto a esperar su llamada, cuando esté con Cinthia no podrá contestar el teléfono con comodidad, se arrepiente haberle aceptado la invitación.

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Adelaida pasa la navidad con su tía y prima; ellas le invitaron porque saben del conflicto que tiene con Verónica.

Hijita compraremos pollo. Está bien, pero Emiliano dice que va traer pavo – Adelaida se comunicó con su primo. Para mí compren pollo por favor – a Estrella no le gusta el pavo. Mija cómo eres de mal agradecida, nos están regalando la cena y tú con tus gustitos. No se preocupe tiita, yo también comeré pollo. Ya vez mamá, además la Cecy no sabe cocinar, el mismo Emiliano no va comer pavo, seguro que va picar de nuestro pollo.

Adelaida manda un mensaje de navidad a su amor secreto.

Mi bebé, estoy en la casa de mi tía, estoy pasando una navidad diferente. Deseo que tú la pases lindo al lado de tu familia. Muchos besos.

Recibe el mensaje de su amor secreto.

Mil gracias beba, estoy al lado de mis padres y hermanos; quiero que tú también estés con los tuyos. Estoy pensando mucho en ti, feliz navidad mi amor. Más besos.

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Sebastián se siente incómodo, Cinthia es una nueva amiga para él, y su esposo es un poco serio. Los niños están entretenidos contaminando el mundo; quisiera darles una clase de actuar responsablemente en el ambiente (una de las competencias que enseña en su área).

Cinthia se pone a orar al niño Jesús, su esposo le acompaña en el ritual. Timbra el celular de Sebastián.

Sebastián – le llamó Sebastián, y eso no le gusta, prefiere que le llame viejito -, Sebastián feliz navidad. Feliz navidad Alejandra, cómo la estás pasando. Muy bien, al lado de mi familia, mi mamá, papá, mis tías, tíos, primos y primas, ahora ya mis primos se van a poner a reventar los cuetes; ¿y tú? Estoy en la casa de unos amigos, ellos se han puesto a orar. Pero y tu familia, qué pasó. Decidí pasarla solo, pero mi amiga insistió y ahora estoy aquí con ella. Pero tu mamá, no es bueno que estés sin tus padres; ay Sebastián, tú pareces el Grinch; tenemos que hablar seriamente sobre eso. Jajaja, mañana te llegará tu regalo, tienes que estar atenta. Gracias, pero yo no te he pedido nada. Quería darte algo, te has portado muy linda este año conmigo. Tú has sido un buen amigo.

Sebastián quisiera prolongar la conversación, pero Cinthia terminó su oración y todos se han puesto a la mesa; por otra parte piensa que puede estar interrumpiendo a Alejandra, que debe estar con su familia para ponerse a la mesa. Alejandra se le adelanta.

Sebastián, ya vamos a cenar; ya te estoy llamando cualquier cosa, feliz navidad nuevamente. No te preocupes, nos estaremos viendo cuando regreses, feliz navidad Alejandra.

Sebastián se sienta a la mesa, le han servido pollo a la brasa.

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Adelaida abraza a su tía y llora.

Ay hijita, si tu padre estuviera con vida no estarías pasando esto. Si mi papá estuviera tiita, todo sería diferente; no importaría que mi mamá nos abandone, yo estaría con mi padre en su casa, le serviría.
Estrella abraza a las dos mujeres.

Ya no se pongan así, mi tiito se va poner triste de que estés así; mira que cuando fuiste al cementerio le prometiste ser feliz como él siempre te lo pedía. Sí primita, tienes razón, pero me recuerdo de lo que antes éramos y mira como estamos ahora.

Estrella pone música: Júrame de Sociedad Privada; baila, baila muy sexy. Adelaida y su tía lo festejan.

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“Júrame que tu amor será para siempre, júrame que estarás siempre a mi lado…”. Sebastián escucha la música que viene de afuera. Él no tiene radio y tampoco en su celular grabó nada. Le gustó la canción, es la primera vez que la escucha.

“Qué bonito es amarte, qué bonito es besarte…”. Seguro que a Alejandra no le gusta esa música; cuando la vea le voy a poner esa canción porque en las calles se escucha este tipo de música, de esa manera se recordará más de mí, como debe recordarme cada vez que escucha a “Clavito y su chela”.

Saca el regalo para Alejandra, lo coloca en la mesita de noche, se echa en la cama y piensa mirando su cuaderno de notas donde escribió la dirección de Alejandra.

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Adelaida se acuesta, sueña con su mamita. Ella le cuenta historias para que se duerma.

Mamita cuéntame una historia, pero que sea de terror. No hijita, te vas asustar. Yo no me asusto. Está bien – la abuela acepta.

Era una joven muy guapa que se enamoró del jardinero de su casa, pero sus padres se enojaron mucho porque el jardinero era un borracho – Adelaida imagina al jardinero con el rostro de su padre -; sus padres le pedían que no saliera con él y que no lo vea, pero ella desobedeció y siempre que salía con el jardinero ella gastaba su dinero. Un día sus padres dejaron de darle dinero y el jardinero la golpeó y pidió que le traiga dinero para su cerveza sino la dejaría; ella que estaba tan enamorada buscó dinero, hasta le robó a sus padres; y así el borracho le exigía cada vez más, y llegó el día que no le pudo dar, ese día el jardinero la golpeó tanto que la mató, en su desesperación por conseguir plata, se dio cuenta que la mujer tenía un anillo de oro, pero no lo podía sacar así que le cortó el dedo para llevárselo. Pasó el tiempo y el jardinero ya era un hombre de edad con familia, que trabajaba en un cementerio, un día después de terminar su trabajo se encontró con una hermosa mujer, ella le pidió que le acompañara porque le daba miedo el cementerio, el jardinero la acompañó y en el trayecto se dio cuenta que la mujer – que estaba vestida de blanco – no tenía un dedo, cuando le preguntó que le había pasado, la mujer le miró fijamente y le dijo, ese dedo me lo quitaste tú. El jardinero murió botando espuma.

Adelaida se asustó, abrazó a la abuela y le hizo prometer que no se iría sino hasta que se durmiera.

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Sebastián se levantó a las seis, pero se quedó pensando en Alejandra hasta las ocho; toma una ducha, se cambia, coge su mochila, coloca el regalo y sale. Camina por la Balta en busca de un restaurante que le ofrezca desayuno, todos tienen en sus carteles desayuno, pero ofrecen segundos, además que no le gusta ninguno porque todos ofrecen ceviche, le parece una mala alternativa el restaurante que ofrece todo tipo de comida e incluso el ceviche.

Ingresa a un restaurante y pide anís y galletas, tiene dolor de estómago. Sale del restaurante y para un taxi, el taxista le cobra ocho soles. Llega a la casa, llama a Alejandra.

Alejandra sal de tu casa, el joven que lleva tu regalo está afuera. Ya Sebastián.

Alejandra sale y ve a Sebastián, lo mira como si nada extraordinario hubiese pasado.

Sebastián, tú aquí; pasa. Hola Alejandra, quería darte una sorpresa. Pasa, mis padres están arriba, estoy limpiando el desorden de ayer, siéntate, quieres algo para tomar. No gracias, ¿te incomodo? No, solo que no lo esperaba. Ya, vine a traerte este regalo – Sebastián está por sacar el regalo de su mochila. Espera, mejor me lo das afuera. Ya.

Salen, él le entrega el regalo, ella rompe el papel, dice algo que le hace entender a Sebastián que lo que compró no tiene mucho valor y además le demanda de hacer algo que le aburre – es un juguete para niñas.
Sebastián, voy a salir con mi familia. Entiendo – Sebastián se siente tonto. Ya, te llamo en la tarde a ver si salimos. Ya, esperaré tu llamada. Chao – le da un beso sin mayor gesto y se mete a su casa.

Sebastián camina pensando que fue una mala idea de viajar para eso. Llama a Elena, pero no contesta. Le escribe un mensaje de texto.

Deberías estar conmigo ahora, contesta por favor.

Elena le timbra.

Lo siento Sebastián, pero no quiero conversar contigo. ¿Por qué? Te debo demasiado y si no te lo pago no voy a volver a verte. No me debes a mí, y esa cuenta lo vamos a pagar juntos. No Sebastián, ya te debo demasiado. Si me hubieses dejado de hablar por las cuentas nunca hubiésemos pasado los diecinueve años que hemos pasado, no tiene que ser así; el dinero se consigue.

Elena se despide. Sebastián vuelve a timbrar.

Disculpa Elena, quería contarte que logré el nombramiento. ¿Y qué significa eso? Que ahora tendré un mejor trabajo, que trabajaré para el Estado y voy a tener un trabajo seguro. Felicitaciones Sebastián, me alegro por ti, tú te lo mereces. Elena – Sebastián hace una pausa -, también quería contarte de alguien. Lo sé, leo los post. No sabes cuánto sufro. 





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