Es la tarde de un 24 de diciembre, pero a Henry no le
importa; a lo mucho en casa habrá chocolatada y un panetón seco. Henry busca a
sus amigos para jugar. Todos tienen bicicleta menos él, hay chicos que están
muy contentos porque tienen bicicleta nueva.
Hola Henry, ven súbete aquí – Alex le paseará a Henry.
Vamos a los condominios. Ya, pero vamos a bajar esa bajadita
– con la redundancia -, quien no baja, ya sabe, castigo. No, no se vale, yo
estoy con Henry – Alex protesta, pero nadie le escucha y todos se tiran
disparados por la bajadita.
Henry tengo miedo. Tírate con fe – Henry nunca ha sido un
cobarde y menos ahora con todos esos hijitos de mamá. Está bien, lo hago por
ti.
Agarran mucha velocidad, Alex piensa que es mucha así que frena
y antes de terminar la bajadita vuelan y se van de cara.
Alex se rompió la cabeza y Henry se raspó fuertemente la
frente. Los demás niños impactados, no saben qué hacer al verlos tan mal. Unos
señores se acercan, los cargan, meten a un taxi y llevan al Bravo Chico.
******
Tienes que tocar la puerta. Ya, pero de otra casa, esta tía
es una rechucha, es capaz de ir a mi casa. Yo gané y yo elijo la casa – Enrique
le exige a Alex. No te preocupes, yo voy contigo, si nos pesca, digo que fui
yo; igual si va a mi casa la América no va decir nada, a ella no le interesa –
Henry apoya a su amigo.
*******
Esa navidad fue una de las más tristes para Henry, Alex
recibió la visita de sus parientes; pero a él nadie lo visitó. Estaba en
emergencia tirado en una cama, y cuando sonaron los cuetecillos – señal que ya
era navidad – se hizo el dormido.
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