Friday, December 18, 2015

Adiós Alejandra

Sebastián y Alexandra hacen el amor por última vez.

Creo que me estoy enamorando y esto terminaba nuestra convención – Alexandra recuerda la diferencia entre contrato y convención que Sebastián muy didácticamente le explicó. No te preocupes Alexandra, sé en qué quedamos. Viejito – Alexandra abraza a Sebastián -, no te vayas, aquí estarás bien. No sé qué hacer – Sebastián quisiera gritarle que le deje en paz -, todo depende de mi economía, sacaré cuentas y si me alcanza me iré. Sé que no te vas a ir, te vas a quedar y yo siempre te voy a ver – Alexandra le mira con una inocencia. Quiero irme Alexandra – a Sebastián, Alexandra le parece un delirio manipulador.

Bajan en la esquina del Pollo, él no le acompaña hasta su casa porque tiene miedo a la madre de Alexandra que le gritó la última vez que le vio: No cree que es demasiado mayor para estar saliendo con mi hija, ella solo tiene veintiún años. Disculpe señora, yo solo soy amigo de Ale, me va entregar algo que necesito y ya me retiro. Pues, no crea que va salir, ya es muy tarde.

Alexandra le abraza, le da un beso y se despide diciéndole como a él le gusta.

Sebastián cruza la pista, Lima está a tono con su tristeza, llueve – para el caso lo mismo es decir que garua -, es una noche particularmente oscura. Toma un carro para la Chimú, baja y camina en sentido contrario a su cuarto. Quisiera desnudarse y andar como un loco. Timbra a Elena, pero nadie contesta.

Llora.

Por qué me sucede esto siempre en diciembre, debería mandarte a la mierda Alexandra.

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Sebastián prepara refresco de manzana. Azúcar, manzanas, esencia, más azúcar porque a Alexandra le gusta azucarado, hay que ponerle hielo a lo frozen, licúa. Deja la pequeña jarra en el refrigerador y se lleva dos vasos, cuando ella le indique que está en camino le dará alcance para ir juntos a recoger la bebida.

En su habitación, se pone a leer un libro enigmático que le recomendó Luiz – La Teoría del Derecho conforme a la ley de las razas -, se entera que el estudio preliminar es de Raúl Zaffaroni y le agradece para sus adentros a Luiz porque la chutó esta vez.

Alexandra llegó.

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Quería verte – Víctor sonríe coquetamente. ¿Y para qué? – Alexandra le sonríe cómplice. Quería preguntarte por qué colocaste nuestra foto de la fiesta promoción en tu portada, quería preguntártelo personalmente. Recordé los buenos momentos que pasamos aquella época, ¿te molesta? No, me gusta, y más porque tú me sigues gustando y quisiera que fuera como antes.

Alexandra mira a Víctor con la misma ingenuidad que le mira a Sebastián, no es que ella lo haga adrede, ella es así de espontánea; es tan linda Alexandra que yo – que soy quien escribe la historia – también me he enamorado de ella. Alexandra baja la mirada y Víctor repara en sus pestañas risadas, le coge la mano, quisiera besarla, pero se abstiene porque no quiere ser agresivo.

¿Quieres ser nuevamente mi enamorada? – propone Víctor. No puedo responderte eso ahora, yo tengo un pacto con alguien, y quiero cumplir ese pacto; después de eso, si tú me esperas. ¿Cuánto tiempo? No sé, quizás si me das un mes, para acomodar unas cosas. Te dejo en tu casa – Víctor se cuestiona qué es lo que tiene que acomodar Alexandra.

Se despiden.

Está bien, voy a esperar ese mes.

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Alexandra se baña, se pone lo más hermosa posible. Va hacer el amor por última vez con Sebastián, como lo habían convenido. Le devolverá el anillo y no habrá nada que explicar.

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Sebastián, vengo a entregarte tu anillo. Perfecto, es como lo pactamos.

Sebastián le coge los cabellos suavemente, le acaricia la mejía y la besa. Piensa en acabar con toda su lujuria en  ese último acceso carnal con la niñata Alexandra; pero la mira tan inocente que no le provoca mayor desmedida, se decide por hacerlo tiernamente.


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