Querida Elizabeth,
El azar nos unió alguna vez, ahora nos ha puesto en distintos caminos, distintos espacios, y no necesariamente tiene que ser malo. Ahora, esa distancia se puede salvar con una visita, con que nos contemos la vida.
El azar nos unió alguna vez, ahora nos ha puesto en distintos caminos, distintos espacios, y no necesariamente tiene que ser malo. Ahora, esa distancia se puede salvar con una visita, con que nos contemos la vida.
Cuéntame cómo te va con tu madre,
sabes que la siento como si fuera mi pariente. Tu simpatía, hace que la vea con
mucha simpatía. Me gustaría conocerla y hacerme grato para ella.
Cuéntame de William, dime si sigues
con él. También, él me es simpático, porque si tú lo amas es porque mucho valor
debe tener. En otro tiempo y espacio, seguro – él y yo - hubiésemos sido
amigos.
Sé que aún estás en Lima, así que
no te pregunto por tu lindo pueblo. Pueblo con solcito alegre, no como el viejo
y perezoso sol de Lima.
Qué confíes en mí, es tan grato como cualquier caricia que no te atreves a darme. Cuando quieras hablar de lo que sea, no dudes que puedes sentarte a mi lado, recuerda que soy tu amigo. Y Si ya no quieres hablar de eso, no importa; ven y siéntate a mi lado, seguiré siendo tu amigo.
Tuyo.
Tuyo.
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