Henry se levanta tarde, no tiene
trabajo; será un día pesado, tendrá que hacerse cargo del más pequeño de sus
hijos y limpiar el apartamento.
Buenos días Juan. Buenos días
papá – el niño se alista para ir a la iglesia con su madre. Henry, llevo a los
niños a la iglesia; voy a llegar tarde porque veré a Sebastián, tomaremos un
café – Elena recoge de la cama el vestido que usará y al levantarlo Henry
siente el olor a flores que deja el detergente en la ropa.
Henry hace como que no escucha a
Elena. Se va al baño a tomar una ducha, quiere sentirse limpio, ayer hizo el
amor con Camila y piensa que Elena le está reprochando con su indiferencia.
El agua cae, no está fría, toca
su sexo, piensa en masturbarse como lo ha hecho más veces durante este último
año en que Elena ya no tiene nada con él; pero ahora está tranquilo porque ayer
hizo el amor. Sonríe, se siente un chiquillo, fue una buena aventura, se dice.
*****
Negro, hazme las tabas para ver a
Pilar. Nada Chino, tengo que hacer cosas. Negro no la cages, vamos un toque
al Puente Nuevo pues. No huevón, hoy Camila me ha llamado para preguntar si
estuviste conmigo y tuve que mentirle y ya no me gusta eso. Puta Negro,
perdóname que te meta en esto, pero gracias; es que Pilar está que me exige cada
vez más. Ya huevón, pero no me metas en tus huevadas, porque Camila piensa mal
de mí; ya se ha dado cuenta que te estoy tapando nomás. Vamos por unas rubias pues.
Puta qué relajo, será pues – Henry acepta - en treinta minutos en "El Calero".
*****
Henry está en un “amarillo”, pasa
por la Cooperativa Huancayo y ve por la calle a un joven delgado y recuerda a
Sebastián; él siempre estaba obsesionado por seguir siendo delgado. Suena su
celular.
¿Qué fue? Negro, vente a mi casa;
Camila me está haciendo guerra, no puedo salir; vamos a tomar aquí. En tu casa,
no huevón; cómo voy a tomar en tu casa. No hay problema, así conoces a Camila;
ella es chévere. Nica Chino, tanto que le he mentido por tu culpa, paltea. Ven
carajo, vamos estar debajo de mi casa.
Cruza el Puente Nuevo y va hasta “Hacienda”.
Ya llegué a Hacienda, ¿dónde está
tu mansión? Yo te recojo.
El Chino llega; mira a su amigo
todo desarreglado y se da cuenta que él está en las mismas condiciones. Será
que son obreros y por eso así será que estarán siempre.
Hola Negro, mira Pilar se ha
molestado, pero Camila me jodió con las niñas y está que me amenaza que me va
dejar. Oye, pero Camila no se molestará si voy a tu casa. No huevón, no te
hagas paltas, vamos.
Llegan a la casa, Jhonnatan vive
en un apartamento, en un segundo piso con un gran balcón. El Negro pasa con
mucha pena. Camila lo mira y tiene miedo.
Camila, él es mi amigo de la
iglesia, el Negro. Hola Henry – él le da la mano, pero ella se apresura y le da
un beso en la mejilla. Hola Camila, prácticamente ya nos conocíamos.
*****
Camila invítate algo pues hijita.
Claro, Camila se pone a la cocina y calienta un guiso.
Camila cocina riquísimo, te vas a
chupar los dedos. Elena también cocina muy bien. Oye y qué fue de Sebastián.
Nada, está cagado, hace casi un año que no sé de él. Yo le he visto hace poco,
hemos tomado un par de chelas dice que está estudiando Derecho. Sí, ese huevón
siempre estudia nomás. Ya no son amigos. No quiero hablar de eso ahora; pero
siempre vamos ser amigos.
Camila sirve los guisos en las
mejores vajillas que tiene. Se acerca al Negro y le mira sonriendo. El Negro le
sonríe. Jhonnatan ni cuenta se da. Se sirven bastante ají.
¿Qué tal está? Está muy bueno –
se apresura en contestar Henry. Gracias, pero no lo estarás diciendo por
compromiso. No, esto está rico. No jodas mujer, tú sabes que cocinas de mil maravillas – el Chino
molesta a su mujer.
****
Ya están picados, es mejor que
Henry vaya a su casa. ¿Te quieres ir Negro? Sí ustedes quieren que me vaya –
Henry quiere quedarse y seguir tomando. Nada mi Negro, esta es tu casa, vamos a
tomar un parcito más. Pero ya todo está cerrado. Camila, no jodas mujer; baja y
traite un par más. Chino, ya es tarde – Camila tiene miedo que el Negro tenga
problemas en su casa. Tu mujer tiene razón, a esta hora – son las dos de la
mañana – ya nadie atiende. Camila no la cages, el Negro quiere quedarse y tú lo
estás echando a mi amigo. No digo eso Jhonnatan, pero puede que su mujer se moleste.
No Camila, Elena y yo ya hace tiempo que estamos separados; vivimos juntos sí,
pero ella y yo no tenemos nada – Henry se pone a llorar.
Camila ve a Henry y le parece un
niño a quien quisiera abrazar. Se sorprende cómo aquel hombre a quien se
entregó sin ningún miramiento, ese hombre que se portó mejor que Jhonnatan en
la cama, cómo puede verle, ahora, tan débil, como si fuera un niñito.
El Chino se quedó dormido. Camila
lo levanta y le acomoda en la cama; va a la cocina y saca una cerveza –
la había escondido de la caja que trajeron.
Camila, gracias por invitarme a
comer. ¿Te gustó de verdad? Sí, estaba muy bueno. No es comida de la tarde, lo
hice recién antes que llegaras – ella le sonríe y él le sonríe como un niñito.
Hueles a flores. No me he echado nada. Es el olor del detergente, ese olor me
gusta – Henry se acerca al pecho de Camila y hace como oliendo, pero lo hace
porque está excitado.
*****
Henry le cuenta a Sebastián.
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