Friday, October 24, 2014

Cuando Soñé algo bonito

Henry se levanta tarde, no tiene trabajo; será un día pesado, tendrá que hacerse cargo del más pequeño de sus hijos y limpiar el apartamento.

Buenos días Juan. Buenos días papá – el niño se alista para ir a la iglesia con su madre. Henry, llevo a los niños a la iglesia; voy a llegar tarde porque veré a Sebastián, tomaremos un café – Elena recoge de la cama el vestido que usará y al levantarlo Henry siente el olor a flores que deja el detergente en la ropa.

Henry hace como que no escucha a Elena. Se va al baño a tomar una ducha, quiere sentirse limpio, ayer hizo el amor con Camila y piensa que Elena le está reprochando con su indiferencia.

El agua cae, no está fría, toca su sexo, piensa en masturbarse como lo ha hecho más veces durante este último año en que Elena ya no tiene nada con él; pero ahora está tranquilo porque ayer hizo el amor. Sonríe, se siente un chiquillo, fue una buena aventura, se dice.

*****  
Negro, hazme las tabas para ver a Pilar. Nada Chino, tengo que hacer cosas. Negro no la cages, vamos un toque al Puente Nuevo pues. No huevón, hoy Camila me ha llamado para preguntar si estuviste conmigo y tuve que mentirle y ya no me gusta eso. Puta Negro, perdóname que te meta en esto, pero gracias; es que Pilar está que me exige cada vez más. Ya huevón, pero no me metas en tus huevadas, porque Camila piensa mal de mí; ya se ha dado cuenta que te estoy tapando nomás. Vamos por unas rubias pues. Puta qué relajo, será pues – Henry acepta - en treinta minutos en "El Calero".

***** 
Henry está en un “amarillo”, pasa por la Cooperativa Huancayo y ve por la calle a un joven delgado y recuerda a Sebastián; él siempre estaba obsesionado por seguir siendo delgado. Suena su celular.

¿Qué fue? Negro, vente a mi casa; Camila me está haciendo guerra, no puedo salir; vamos a tomar aquí. En tu casa, no huevón; cómo voy a tomar en tu casa. No hay problema, así conoces a Camila; ella es chévere. Nica Chino, tanto que le he mentido por tu culpa, paltea. Ven carajo, vamos estar debajo de mi casa.

Cruza el Puente Nuevo y va hasta “Hacienda”.

Ya llegué a Hacienda, ¿dónde está tu mansión? Yo te recojo.

El Chino llega; mira a su amigo todo desarreglado y se da cuenta que él está en las mismas condiciones. Será que son obreros y por eso así será que estarán siempre.

Hola Negro, mira Pilar se ha molestado, pero Camila me jodió con las niñas y está que me amenaza que me va dejar. Oye, pero Camila no se molestará si voy a tu casa. No huevón, no te hagas paltas, vamos.

Llegan a la casa, Jhonnatan vive en un apartamento, en un segundo piso con un gran balcón. El Negro pasa con mucha pena. Camila lo mira y tiene miedo.

Camila, él es mi amigo de la iglesia, el Negro. Hola Henry – él le da la mano, pero ella se apresura y le da un beso en la mejilla. Hola Camila, prácticamente ya nos conocíamos.

***** 
Camila invítate algo pues hijita. Claro, Camila se pone a la cocina y calienta un guiso.

Camila cocina riquísimo, te vas a chupar los dedos. Elena también cocina muy bien. Oye y qué fue de Sebastián. Nada, está cagado, hace casi un año que no sé de él. Yo le he visto hace poco, hemos tomado un par de chelas dice que está estudiando Derecho. Sí, ese huevón siempre estudia nomás. Ya no son amigos. No quiero hablar de eso ahora; pero siempre vamos ser amigos.

Camila sirve los guisos en las mejores vajillas que tiene. Se acerca al Negro y le mira sonriendo. El Negro le sonríe. Jhonnatan ni cuenta se da. Se sirven bastante ají.

¿Qué tal está? Está muy bueno – se apresura en contestar Henry. Gracias, pero no lo estarás diciendo por compromiso. No, esto está rico. No jodas mujer, tú  sabes que cocinas de mil maravillas – el Chino molesta a su mujer.

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Ya están picados, es mejor que Henry vaya a su casa. ¿Te quieres ir Negro? Sí ustedes quieren que me vaya – Henry quiere quedarse y seguir tomando. Nada mi Negro, esta es tu casa, vamos a tomar un parcito más. Pero ya todo está cerrado. Camila, no jodas mujer; baja y traite un par más. Chino, ya es tarde – Camila tiene miedo que el Negro tenga problemas en su casa. Tu mujer tiene razón, a esta hora – son las dos de la mañana – ya nadie atiende. Camila no la cages, el Negro quiere quedarse y tú lo estás echando a mi amigo. No digo eso Jhonnatan, pero puede que su mujer se moleste. No Camila, Elena y yo ya hace tiempo que estamos separados; vivimos juntos sí, pero ella y yo no tenemos nada – Henry se pone a llorar.

Camila ve a Henry y le parece un niño a quien quisiera abrazar. Se sorprende cómo aquel hombre a quien se entregó sin ningún miramiento, ese hombre que se portó mejor que Jhonnatan en la cama, cómo puede verle, ahora, tan débil, como si fuera un niñito.

El Chino se quedó dormido. Camila lo levanta y le acomoda en la cama; va a la cocina y saca una cerveza – la había escondido de la caja que trajeron.

Camila, gracias por invitarme a comer. ¿Te gustó de verdad? Sí, estaba muy bueno. No es comida de la tarde, lo hice recién antes que llegaras – ella le sonríe y él le sonríe como un niñito. Hueles a flores. No me he echado nada. Es el olor del detergente, ese olor me gusta – Henry se acerca al pecho de Camila y hace como oliendo, pero lo hace porque está excitado.

***** 
Henry le cuenta a Sebastián.

Sabes cuándo me di cuenta que la amaba. ¿Cuándo? Cuando una vez me quedé dormido en su casa, en el sofá, ella estaba allí cuidándome. ¿Cómo así?, ¿el Chino no se dio cuenta? Yo tenía miedo, más por ella que por mí, pero no sé que me pasó que hice que pasara. ¿Qué pasó? Ella se sentó a mi lado y agarró mi mano y la acercó en su corazón; sentí tibio y un toc toc que me hizo brotar lágrimas y soñé algo bonito que olvidé.

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