Estoy cansado de la vida, mi estimado Brandon. El mucho
trabajo y las pocas relaciones amigables, deprimen.
Maestro, recuerde que el verdadero director de la vida es el
accidente, un director lleno de crueldad y un flow cautivador. Tranquilo
maestro, los suyos siempre estaremos a su lado.
Me aqueja entre elegir una virtud, ¿la vanidad o la
soberbia?, ¿cuál prefieres mi amado discípulo?
Los dos son necesarios, maestro.
Sí, pero uno debe ser mejor que el otro, elige y me darás la
respuesta.
Maestro, yo elegiría la Vanidad; soy vanidoso.
Pero la vanidad es la puerta de entrada a la soberbia, la
soberbia está por encima de la vanidad, ésta no es ni siquiera un pecado por sí
misma. En cambio la Soberbia, ella es la madre de todos los pecados, es la raíz
misma del pecado, de ella viene la mayor debilidad.
De todos sus discípulos, yo me parezco a usted maestro.
Eres vanidoso, yo soy soberbio. En verdad te pareces a mí,
Brandon.
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El discípulo abrazó a su maestro y se puso a llorar. Ésta era la respuesta que buscaba el maestro, la vanidad se somete a la soberbia.
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El discípulo abrazó a su maestro y se puso a llorar. Ésta era la respuesta que buscaba el maestro, la vanidad se somete a la soberbia.
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