Querida Elizabeth,
Con tu actitud no solo acabas con el amor, sino
también con la confianza. Decir mentiras es lo mismo que no decir verdades –
ocultarlas o pasarlas por obvias -. Es cierto que sigo queriéndote, que guardo
la esperanza que algún día me quieras; pero sobre todo siempre ha estado el
respeto.
Sin embargo, tú – que me has exigido respeto para nuestra
amistad – has sido la primera en faltar; siempre ocultando cosas, siempre
diciendo cosas a medias, cuando no me contestas el celular y luego solo me
escribes un “que se te ofrece Sebastián”, como diciendo “para qué molestas”. Puede,
que pienses eso, estoy pensando que piensas así; pero aún no me atrevo a
dejarte.
Querida Elizabeth, si somos amigos como dices, si hay
respeto como me dices que debe haber entre dos amigos, si dices que me
consideras como tal, entonces por qué ocultar verdades, por qué incomodarte con
una timbrada, por qué no eres espontánea como antes.
PSD.- Nunca me digas, te llamo o te aviso, cuando sabes que no lo vas hacer. No prometas lo que no harás, di la verdad, di sí o no. Un no puede apenarme, pero un "yo te aviso" me molesta, porque ese "yo te aviso" nunca ha llegado.
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