Monday, November 30, 2015

Elena desaparece


Sebastián compra dos galletas – uno para él y otro para Alexandra -, echa la leche de la caja en una jarra – piensa que sería bacanudo que ambos se sirvan del mismo recipiente.

Se ha bañado, se echó perfume – le gustó que Alexandra le preguntara por su perfume.

Todo está listo, limpió el cuarto, acomodó los libros, escribió su ensayo para Antonella.

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Mario, muchas gracias amiguito, muchas gracias por venir a recogerme. Cómo no lo haría, te he extrañado tanto. Te tengo que contar muchas cosas. Seguro, ¿qué tal el viaje?, ¿debes estar cansada? No, estoy súper, no es tan incómodo; pero lo que sí quisiera es comer un lomo saltado. Vamos a comer, yo invito. Encantada – Antonella mueve la cabeza graciosamente.

Mario se acerca a un taxista, pero Antonella le indica que mejor sería ir con un público.

Aquí te van a cobrar un ojo de la cara. Sí, ya sé; escuché que le cobraron a un joven ochenta soles hasta Miraflores. Ya vez, ¿cuánto crees que nos pueden cobrar hasta San Juan?, vamos en público nomás. Está bien.

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¿La vas a invitar? – Elena se preocupa por Sebastián. Sí, ella llamará ahora y voy a decirle que venga para ver una película. Ella está con su enamorado.  Lo sé, pero vendrá. No vendrá, no te llamará. Sí lo va hacer – Sebastián se pone como un niño ingenuo.

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Antonella y Mario llegan a la Plaza de Armas – ellos desde la universidad iban a pasear por jirón -, eligen un restaurante que tiene balcón para la plaza – Mario se ha precavido de tener cincuenta soles para gastar en comida, con gusto y sin ningún miramiento lo gastaría con Alexandra.

Chile es el primer mundo, todo están limpio, la gente es tan educada. Seguro – Mario la mira admirado -, ¿y conociste a alguien? No, la verdad sí, salí con un contador. ¿Y qué pasó? Es una linda persona, muy amable y generoso; pero era un inseguro, celoso. Mira tú – Mario se dice a Antonella solo le puede gustar gente con baja autoestima -, pero además vine por ti. Jajaja, pensé que ya te habías olvidado de mí. Claro que no, no voy a parar hasta llevarte a la cama – Mario la mira fijamente y sonríe.

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Pasaron las horas, ya es muy tarde. Alexandra nunca llamó. Sebastián se toma la leche, sonríe para Elena.

Alexandra me ha hechizado, pero estoy seguro que esto pasará; perdóname Elena, no lo comprendo cómo sucedió. No tienes por qué pedir perdón, esto no te va separar de mí. Sí, sí Elena, yo te prometo que estaremos juntos siempre; esto me hace fuerte, voy a ser muy fuerte y un día nada podrá separarme de ti. Sí, ahora lo pienso así; tanta experiencia te hace fuerte, como lo que sucedió con Elizabeth, a la final no sabrás a quién dedicar los poemas. Se los voy a dedicar a Alexandra. ¿Por qué? Alexandra es diferente, es feliz.

Elena desaparece.

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Mario vuelve del servicio, ve que Antonella tiene su celular en la mano.

¿Qué fue? - Mario pregunta. Revisaba tus mensajes. ¿Y? - Mario no se molesta. ¿Quién es Keni? Es mi compañero de la universidad. ¿A sí?, ¿me contaste que estás estudiando de nuevo? Sí, es lo mejor para pasar el tiempo libre. 

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