¿Por dónde quieres que te lo
meta?, ¿por adelante o atrás? – Sebastián bromea. Por donde puedas viejito. Me
dices si te duele. Sin temor, tus manos están sudando. Es que tengo miedo de
que te duela. No te preocupes no me va doler. Es que este huequito que tienes
no lo veo bien – Sebastián intenta colocarle el arete. Apresúrate, ya me cansé.
Sebastián huele el perfume de la
piel de Alexandra y se excita.
*****
Sebastián coge los guantes de Keni, hace sombra frente al
espejo. Está excitado, piensa que si
llama a Alexandra y se lo pide fácil aceptará, a pesar que él le rechazó en la
mañana.
Hola Ale, ¿te provoca? Crees que deba después de. Lo hacemos
con cuidado – Sebastián no le deja terminar. ¿Quieres venir acá? En 15 minutos
estoy por allá.
Sebastián se pone los zapatos, se echa desodorante y sale
disparado. Al bajar las escaleras se cruza con la dueña, no le da tiempo para
conversar sobre el pago, pero ella tampoco le dice nada.
Corre hasta la Chinchaysuyo y toma los “Verdes” para “13 de
enero”. Baja en la pollería. Busca una farmacia, compra preservativos. Se
dirige a la pequeña casita de Alexandra.
******
¿Solos? Sí.
Alexandra está agitada de lo rápido que late su corazón. Sebastián
la besa, se da cuenta que golpeó los dientes de Alexandra con los suyos, le
pide perdón, pero a ella no le importa que le rompan toda, está ansiosa por
volver a ser mujer de Sebastián. Pasan a su habitación, tiene una cama de plaza
y media – para Sebastián es perfecta -; se quitan la ropa a lo loco, Sebastián le
ayuda quitándole las medias, está recién bañadita, le gusta eso, le muerde la
pierna y se lanza sobre ella haciendo un movimiento ridículo que le hace reír a
Alexandra y él se siente todo un tigre; ridículo, pero al fin todo un tigre.
*****
Sebastián se mete a la ducha – se baña por segunda vez. Solo
se pone trusa y polo, se sienta a la
computadora y mira algunas fotos. Ve el video de Keni y reproduce la parte en
que hace el chiste de la respuesta a la ingenua reportera, se ríe para sus
adentros; pone “Earned It”; llama a
keni.
Hola papi. ¿Qué fue Keni?, ¿todo bien? Sí, estoy con mis
patas, voy a ver una película, te llamo más rato. Está bien, cuídate.
*****
Sebastián repite la misma canción, llama a Henry.
Habla. ¿Cómo te va? Bien, hice
una fogata y estoy recordando. ¿A Elena? A quién más podría recordar. ¿Has
tomado? – Henry suena raro. Solo una botella, ¿por qué lo dices?, ¿tú estás tomando? Sí, una
botella. ¿Por qué? Para recordar. ¿Qué has estado haciendo? Estuve
grabando unos videos con mi pata de la u, luego salí a visitar a una amiga, también me compre una botella y me puse escuchar
música, no tengo ganas de dormir; ¿cómo sigues? Mal, pero igual estoy
trabajando. Ya, me gustaría acompañarte. Sería bacanudo, si vieras cómo estoy
ahora; es de película. Me imagino, atrás de la casa, en lo que va el jardín,
sentado en unos ladrillos, con un palo en la mano revoloteando el meollo de
la fogata. Exacto, acompañado de una botella, hace mucho frío y ya no tengo más
palos para poner a esta fogata. Deberías volver con tu madre. Me quedaré aquí.
Enloquecerás. No importa, eso es lo que quisiera. Se corta, mañana haré una
recarga y te llamo, cuídate hermano. Tú también cuídate hermano.
*****
Se pone medias y se hecha a la
cama, coge la biografía de Tomás Jefferson, no tiene ganas de dormir.
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