Saturday, November 7, 2015

Solo

¿Por dónde quieres que te lo meta?, ¿por adelante o atrás? – Sebastián bromea. Por donde puedas viejito. Me dices si te duele. Sin temor, tus manos están sudando. Es que tengo miedo de que te duela. No te preocupes no me va doler. Es que este huequito que tienes no lo veo bien – Sebastián intenta colocarle el arete. Apresúrate, ya me cansé.

Sebastián huele el perfume de la piel de Alexandra y se excita.

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Sebastián coge los guantes de Keni, hace sombra frente al espejo. Está excitado,  piensa que si llama a Alexandra y se lo pide fácil aceptará, a pesar que él le rechazó en la mañana.

Hola Ale, ¿te provoca? Crees que deba después de. Lo hacemos con cuidado – Sebastián no le deja terminar. ¿Quieres venir acá? En 15 minutos estoy por allá.

Sebastián se pone los zapatos, se echa desodorante y sale disparado. Al bajar las escaleras se cruza con la dueña, no le da tiempo para conversar sobre el pago, pero ella tampoco le dice nada.

Corre hasta la Chinchaysuyo y toma los “Verdes” para “13 de enero”. Baja en la pollería. Busca una farmacia, compra preservativos.   Se dirige a la pequeña casita de Alexandra.

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¿Solos? Sí.
Alexandra está agitada de lo rápido que late su corazón. Sebastián la besa, se da cuenta que golpeó los dientes de Alexandra con los suyos, le pide perdón, pero a ella no le importa que le rompan toda, está ansiosa por volver a ser mujer de Sebastián. Pasan a su habitación, tiene una cama de plaza y media – para Sebastián es perfecta -; se quitan la ropa a lo loco, Sebastián le ayuda quitándole las medias, está recién bañadita, le gusta eso, le muerde la pierna y se lanza sobre ella haciendo un movimiento ridículo que le hace reír a Alexandra y él se siente todo un tigre; ridículo, pero al fin todo un tigre.  

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Sebastián se mete a la ducha – se baña por segunda vez. Solo se pone  trusa y polo, se sienta a la computadora y mira algunas fotos. Ve el video de Keni y reproduce la parte en que hace el chiste de la respuesta a la ingenua reportera, se ríe para sus adentros; pone “Earned It”;  llama a keni.
Hola papi. ¿Qué fue Keni?, ¿todo bien? Sí, estoy con mis patas, voy a ver una película, te llamo más rato. Está bien, cuídate.

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Sebastián repite la misma canción, llama a Henry.

Habla. ¿Cómo te va? Bien, hice una fogata y estoy recordando. ¿A Elena? A quién más podría recordar. ¿Has tomado? – Henry suena raro. Solo una botella, ¿por qué lo dices?, ¿tú estás tomando? Sí, una botella. ¿Por qué? Para recordar. ¿Qué has estado haciendo? Estuve grabando unos videos con mi pata de la u, luego salí a visitar a una amiga, también me compre una botella y me puse escuchar música, no tengo ganas de dormir; ¿cómo sigues? Mal, pero igual estoy trabajando. Ya, me gustaría acompañarte. Sería bacanudo, si vieras cómo estoy ahora; es de película. Me imagino, atrás de la casa, en lo que va el jardín, sentado en unos ladrillos, con un palo en la mano revoloteando el meollo de la fogata. Exacto, acompañado de una botella, hace mucho frío y ya no tengo más palos para poner a esta fogata. Deberías volver con tu madre. Me quedaré aquí. Enloquecerás. No importa, eso es lo que quisiera. Se corta, mañana haré una recarga y te llamo, cuídate hermano. Tú también cuídate hermano.

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Se pone medias y se hecha a la cama, coge la biografía de Tomás Jefferson, no tiene ganas de dormir. 



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