Thursday, November 26, 2015

El abogado del diablo

Te quería dar mi pedazo.
No es el estilo de Keni, no toma desde la última vez que salió con Yovana, y de eso ya mucho. Pero David y Ángel están animados por el éxito de la audiencia y le han invitado.

Se han perdido en el “Ramón Castilla” de Lince. Van por la segunda botella de Vodka, Keni compró esa. Le duele el estómago.

¿Qué pasa huevonazo? – Ángel le llama la atención. Puta mare, me duele el estómago; estoy cagado, no he comido nada.

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Keni se levanta a las 4pm, toma la ducha tibia; se pone el pantalón azul noche, camisa blanca y zapatos negros esmeradamente lustrados la noche anterior. Hoy es la súper exposición que esperaba; no le gusta la ropa formal, pero la ocasión lo amerita. Se ve en el espejo, tiene el cabello largo y se han definido ensortijados, se acomoda haciendo un gesto afeminado y ríe. Ñaña. Sebastián le ayudó con los argumentos.

Tienes que entonar. Ya Sebastián, no me presiones. Escucha, la Tutela funciona sobre todo cuando se han vulnerado dos derechos: derecho a la defensa, y el derecho a la presunción de inocencia; tu cliente está más embarrado que ni se te ocurra argumentar por ese lado; debes desestabilizar a la fiscal – Sebastián piensa que a quién se enfrentará Keni es una mujer -, ella va querer hacerte añicos, así que no le des tiempo para nada; a la primera le sacas lo del reclamo y su contestación, lo va negar, pero ya has sacado los documentos, le dices – entona Sebastián-, señor juez, y qué son estos documentos, de dónde sale esta contestación, la fiscalía argumenta problemas administrativos. Pero ella no sabe eso, no la voy a cagar así. Si ella tuviera la oportunidad lo va hacer, tú te adelantas nomás. Repite.

Keni, se concentra, repite los argumentos.

Tienes que dejarla completamente fuera, por último le vas a acusar de falta de imputación. ¿Pero eso puede ventilarse en una Tutela de derecho? No, pero a ti no te importa, tú eres el abogado de un criminal, tú eres el abogado del diablo; esa fiscal no está preparada, de seguro que no conoce la casación y si lo conociera tú te haces el loco, solo dices que su disposición te parece ambigua para tratarse de un profesional. La cagada – Keni se ríe, levanta su brazo y estrecha la mano con la de Sebastián -, eres la cagada papi.

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Sebastián escucha a la fiscal y se ríe para sus adentros diciéndose; pobrecita, Keni la va hacer añicos. 



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