Friday, November 20, 2015

Qué bonito canta

Los sucios, sí, es mejor llevar los que están sucios. Y un polo blanco, como que no hay nada importante. ¿Hace frío?, pues entonces una chompa delgada ploma. No hay que lustrar los zapatos.

Mario ingresa al salón, mira que Elizabeth está conversando con un compañero, la saluda con la cabeza y le señala con el dedo que estará sentado adelante esperándola.

¿Y eso?, ¿qué haces aquí? Quería verte, quería saber qué pasó contigo.  Pues como te dije volví a estudiar; me da gusto que estés aquí, quería pedirte disculpas. No, soy yo el culpable – Mario se da cuenta que sus sentimientos hacia ella pasaron, que no es lo mismo.

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Esto te ayudará. ¿Será?,  tengo que hacer un trabajo hoy y voy a estar molido porque veré a alguien que ya no quiero ver. Te motivará, te hará feliz. Con que me motive, y me ayude a estar despierto basta; ser feliz, tampoco le puedo pedir tanto a una pastilla.

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Mario camina hacia el parque, sabe que Keni le hará esperar así que aprovecha a comer algo, compra arroz con leche y mazamorra a dos soles. Se sienta para saborear su pobre almuerzo al paso. Siempre sucede al llegar a la quincena, se está gastando todo, pero ya llega el otro pago y se sentirá tranquilo.

Keni no llega. Le timbra a Alexandra, ella le devuelve la llamada.

Viejito, ¿dónde estás? Aquí esperando a mi amigo Keni, vamos a comprar unos libros en San Marcos, hay una feria de libros. ¿Y cuándo es que me visitas? Pero nos hemos visto el domingo. Y te parece suficiente. A mí sí. Pues a mí no, por qué  no salimos al cine el sábado – Mario se dice que no, las películas que elige Ale son malas. No creo, estaré estudiando para mi exposición. No seas malo. Ale lo siento, me gustaría mucho, pero estaré preparándome para la exposición. Te busco en la universidad mañana. Me incomodarás, yo te busco el sábado en la mañana, te invito un jugo. Malo, viejito renegón. Ale, corto, ya vino mi amigo.

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Keni pone en alto volumen “Santa Cachucha”, - así le llama Mario a esa canción -de “Los de la Nazza”. A Mario le agrada, Keni tiene buenas canciones en su Ipod, se dice.

¿Y qué tal mami? Dime papi. Jajajaja, oe huevonazo, nadie como yo para hacer este sacrificio, mira pasar por este miserable distrito. El Agustino es un apéndice de San Juan de Lurigancho, y Lurigancho no está en mejores condiciones, esto está plagado de basuralicios; mira ese basuralicio de mierda que está botando su botella. ¡Qué! – Keni se sorprende de lo grueso de las palabras de Mario. Sí, mira allí, ese basuralicio de mierda, vamos acércate para gritarle. Jajajajaja, qué te pasa – Mario está muy impetuoso. Nada, solo que es un mierda, cuántos mensajes le ha llegado en la cabeza de que debe cuidar el ambiente, que la basura se pone en el tacho, pero ese idiota no entiende, es el colapso de la evolución, es un ejemplar de que el hombre no ha evolucionado. Jjajaja, oe papi debe ser la mala influencia que tengo que te hace hablar así.  Sí, tienes razón, eres un niño pervertido de adultos ingenuos; tu candidez es lo que pervierte. Oe huevanazo, voy hacer un video sobre lo antipedagógico de la UCV. Ya, ¿y cuáles son tus argumentos?, porque si vas a decir tantas simplonadas como la otra vez para que el tal Alonso te trate de Aureliano, no pues Kenicito, no pasa nada. Ya mami, yo sí me atrevo, yo tengo huevos y doy opinión, no como tú que se te encoje – Keni hace un capullo con la mano derecha -, y no quieres dar opinión, ay es que me van a criticar – mueve la cabeza cándidamente -, ay qué van a decir mis amigas, tú eres un pusilánime. Jajajaja, yo ya he criticado lo suficiente a tu edad, me di el lujo de llamarle payaso al vicerrector de mi universidad. Si huevonazo, pero yo te estoy pidiendo que lo graves y que todos sepan tus ideas, tú me quieres cagar aquí, pero no te atreves en grabarte y criticar allí, allí si no quieres; por ejemplo, esa intro donde dices que lo que hicieron los compañeros es una tontería, ahora no quieres ponerlo huevonazo. Oe más respeto chibolo pulpín; claro que no quiero que lo pongas, porque me di cuenta que es un comentario muy ligero, además si lo maldecía era porque yo lo hice mal, yo no me refiero a los demás, bueno los demás también lo hicieron mal, pero a mí me importa como lo hice yo y allí estoy fatal. Oe, la cosa es que quiero subir un video donde decir que es antipedagógico 80 personas en un salón de clases. Ya, ¿y por qué es antipedagógico? Qué me vas a contradecir. Dime pues chibolo pulpín, dime qué hace que ochenta personas en un salón sea antipedagógico. Porque es objetivo pues, no te parece que ochenta personas que no caben en un salón sea antipedagógico. Solo una cosa, lo pedagógico es un concepto que se entiende más en el ámbito escolar, y nosotros los profesores decimos que es antipedagógico cuando se recusa los modos y procedimientos inadecuados e improcedentes para fines de enseñanza – Keni hace oídos sordos a la retórica de superioridad del “profesorcito” -; aquí el problema no es estrictamente lo antipedagógico; por ejemplo en San Marcos los estudiantes por aula son ochenta o cien, en las universidades europeas entran la misma o mayor cantidad y nadie va decir de esas universidades que son antipedagógicas; el problema es una cuestión adminitrativa, el salón es demasiado pequeño; si fuera antipedagógico el problema, entonces hablaríamos de los procesos de ingreso, de motivación, enseñanza, etc.

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Mario baja, entra a la ciudad universitaria de San Marcos, se dirige a la librería de la facultad de Derecho.
Buenas noches señor, vengo por los libros de Aníbal Torres. Cómo está jovencito, son cincuenta. ¿No me puede hacer una rebaja?, mire que he estado llevándole varios libros. No, es su precio, tú sabes que nadie te puede vender así de baratos. Está bien – Mario le entrega los billetes viejos, coge la bolsa, infla pecho y sale contento con sus libros.
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Entra al auto y se sienta encima de sus lentes, Keni trató de prevenirle, pero ya había maltratado la montura; en ese momento le vino nuevamente la euforia a Mario, hace como llorando, se lamenta de la situación, intenta culpar a Keni – él sabe que es solo culpa suya -, maldice todos los problemas del día, Keni lo consuela y le dice que podría apoyarle para que compre la montura, pero él sigue lamentándose.

Ya olvídalo Mario, además no se ha roto. No, se va romper en cualquier momento y ahora no tengo dinero, aún no me han pagado. Ya huevonazo, yo te compraré la montura; fue mi culpa. No, soy yo el culpable, voy a tener que comprarlo; no se va poder arreglar esto – Mario mira y remira los lentes -, pero todo esto es mi culpa, también es tu culpa, por qué no me dijiste nada, no tuviste que ponerlo en el asiento – Mario lo había puesto en el asiento de Keni antes -, maldita sea. Ya, cambiemos de tema, ¿qué tal tus libros? No puedo, soy obsesivo, y esto me va rondar mi cabeza. Qué, esos libros son de Aníbal Torres. Sí, los necesito para hacer un trabajo; sabes qué me jode, me jode ir a la universidad por nada, para escuchar a los sabelotodos que no dicen nada. Sí a mi también me molesta eso, por eso voy hacer un video hablando mal de la universidad. Ya, yo haré un artículo en mi blogger. No has un video. No, ya te dije que no voy hacer opinión en un video.

Keni cambia de música, pone “Mi balcón” de “Cultura Profética”, se escucha muy bien y ambos cantan.
Imagínate Mario que yo de la Sony Music y voy a darte la oportunidad de escucharte, cántame. Ya pero tú también cantarás. Claro. Está bien allá voy…, pero no te vayas a burlas. No, canta. Ya.., pero si te burlas paro.., oe ya pues.., te molesto.

Mario canta como la “Chimostrufia”.

Señor llévame contigogogo, te promeeeeto queee si me lleeevas contigoooo, me portaré bien, si me llevas contiiiigo; señor llévame contigogogo.

Jajajajaja..., Keni se mate de risa.


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