Sunday, November 22, 2015

Viejito suceptible

Pero es una antigua. Me gusta, mi padre siempre lo ponía – Alexandra le sonríe a Sebastián imitándolo cuando se pone mono. Bueno, escucharemos a “Kjango” – Sebastián escribe “Cuando quieras, donde quieras”. ¿Qué te tiene tan preocupado? – Alexandra le habla desde la cama. Es que discutí con un amigo, y sumado a las tareas y el nuevo horario del colegio, estoy muy estresado. ¿Por qué? Por una tontería. Cuéntame. ¿Cuánto tiempo vas a estar aquí? Todo el tiempo que me soportes. Ja, creo que te soportaría todo el día, eres una loquita buena y eso me gusta de ti, te cuento que pasó con Keni.

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Sebastián siempre se burla de keni y su dichosa R, de su poca inteligencia, queriéndole hacer menos ante él. Pero Keni solo piensa en que no todos podemos ser iguales, por consecuente es bueno tener un amigo tonto, noble, inteligente, fuerte, etc. Pero por sobre todo Keni sabe muy bien que no puede ser susceptible a los comentarios de superioridad de Sebastián porque él es así y eso nunca cambiará. Keni tiene los webos para decirle que está bien: Keni es tonto y Sebastián inteligente. Lo único que importa es que cuando uno se dice amigo se lo dice en la cara los sentimientos, molestias, y dudas, y no se lo guarda para estar resentido. A todo esto Keni se siente mal y solo espera que Sebastián sepa que es un amigo de verdad.

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Entonces el culpable eres tú, eres muy susceptible y cuando alguien te trata como tonto no lo soportas. Sí, es que ya soy muy grande para que alguien me esté tratando como tonto. No es eso Sebastián, tú eres inteligente y nadie puede tratarte como tonto, solo que los jóvenes juegan, pero tú no eres un viejo, también deberías seguir el juego. Sé que es así, lo bueno es que ya lo conversamos, pero el problema de Keni es otro. ¿Está enamorado? Sí. Es una tontería el amor. Seguro, ¿sabes que he pensado?, creo que tú y Keni harían una bonita pareja, ambos tienen la misma edad y de parecida idiosincrasia, ambos creen en el amor. Sí ¿no?, ¿y tú dónde quedas? Yo en este escritorio escribiendo y posteando. Ahora sí eres un tonto – Alexandra le da masajes en la espalda.

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Alexandra va a la ducha, se baña y Sebastián la mira. Le gusta su piel blanca que se ha puesto rosada. Ayer Alexandra se fue a la playa y su piel tiene dos sectores de diferente pigmentación: el rojo de la erisipela se ve mejor que el pálido.

¿Qué me miras? Que te ves muy bien. No, estoy foca. No estás foca, estás delgada. Sí pero mira mi panza, ay estoy foca. No, nada que ver, no estás foca, estas perfecta; y te pondrás más bella cuando tengas treinta. No, quiero ser joven toda la vida. ¿Crees que una persona de treinta no es joven? No, pero prefiero mis veinte. Claro.

Alexandra se seca con la toalla blanca que le alcanza Sebastián.

¿Has desayunado? No, solo comí un pan con palta y un jugo de naranja. Qué combinaciones Sebastián. Es que me gusta mucho la palta y fui temprano a visitar a mi viejita; solo había pan con palta, tome una y me salí para comprar un jugo de naranja. Ay por dios, paras de gorrero en tu casa, jajajaja – a Sebastián le gusta lo loquita que se ve Alexandra.

Alexandra se viste en la cama, Sebastián le graba.

Oye, déjame cambiarme tranquila oe. No te estoy haciendo nada – Alexandra mueve la cabeza graciosamente como si quisiera lanzarse sobre Sebastián. ¿Estás grabando Sebas? Para ver lo sexy que eres cuando te vistes. Tú me quieres chantajear como Montesinos ¿no?, para, ya para Sebastián – Alexandra se acerca y le empuja, Sebastián solo ríe -; déjame cambiarme tranquila, no me gusta que me graben cuando estoy cambiándome, te voy a molestar – Alexandra sonríe, le señala con el dedo índice y hace ver lindamente sus dientes. Te voy a molestar – Sebastián la remeda. Aya, aya. A ver moléstame, a ver moléstame – Sebastián es feliz. Ya te jodiste viejito susceptible, te voy a molestar peor que Keni. 


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