Julio timbra, Sebastián no se da
cuenta quién es y contesta, lo escucha y no dice nada, corta. Se apresura en
cruzar la pista, lleva tres tubos de luz. Julio vuelve a timbrar, esta vez Sebastián
corta al instante. Deja los tubos en el segundo piso y baja para dejarle el
dinero a su madre.
Mamá aquí tienes 150, voy a salir,
el maestro te va pedir en la tarde – Sebastián busca los cien soles y no los
encuentra.
¡Mierda! Seguro los dejé caer al
momento que me llamó ese imbécil, ¡pero qué mierda! – revisa una y muchas veces
sus bolsillos.
Sube al segundo piso, recorre el
trayecto de vuelta a la ferretería, no encuentra los cien soles. Vuelve a casa.
Mamá perdí mis cien soles. ¿Cómo?
En el momento de contestar mi celular, creo que se me cayó. Pero cómo, claro como andas como loco, suerte
para quien se encontró. Y mala suerte para mí.
Ahora sí va ver ese idiota, le
voy a mandar a la mierda, por su culpa perdí mis cien soles – Sebastián timbra
a Julio pero éste no le contesta -, encima no me quieres contestar; contesta
mierda, solo me traes problemas, contesta – insiste con la llamada -; ya,
seguro me has bloqueado, me has puesto en la lista negra -; ¡joder! – dice joder desde que trabajó como
teleoperador para España -, ¡joder!, ¡joder!, ¡joder!
*****
Oe loco ya me quito, mañana
continuamos. Chino, no tengo los ciento cincuenta, he perdido cien soles.
¿Dónde? No sé Chino, creo que los dejé caer cuando atendía el celular. Qué
huevon eres. Pero, espérame un toque, saco dinero aquí en Inkafarma.
Sebastián y Jhonnatan van juntos.
Aquí tienes, ¿a qué hora vienes
mañana? A las ocho, temprano voy a estar. Ya pues, porque tengo planes de salir
y no voy a poder irme hasta que termines. No te preocupes loquito, mañana terminamos
el enchapado y fácil el miércoles lo estoy fraguando y te puedes ir con tu
flaca. Ya, no me falles.
*******
Vuelve a la casa y encuentra a su
padre.
¡Ya ves!, ese tu amigo nuevamente
te ha dejado con el trabajo inconcluso. No, mañana viene. ¿Y por qué viene para
hacer un hueco y luego irse? Es que le ha sucedido un imprevisto. No seas
tonto, ese tu amigo no va venir, después de un mes va terminar algo que puede
hacerlo en dos días. Y lo va hacer en dos días, el miércoles me entrega el
cuarto.
******
Al día siguiente.
Bueno, ha tener que ponerse el
mismo jeans, igual voy a estar supervisando el trabajo de Jhonnatan – Sebastián,
se siente incómodo porque tiene que ir a la casa de sus padres temprano y quizás
se encuentre con su cuñado.
Suena el celular.
Loquito, se cayó un muro mal
hecho y se atrasó mi trabajo, mañana me acerco a tu casa. Pero, Jhonnatan, mis
viejos están incómodos, quieren que el cuarto salga ya. Sí, mañana trabajo hasta
la noche y lo termino. Ya, pero no me falles Chino.
Sebastián decide no ir a la casa
de sus padres. Se cambia de ropa, y va a la municipalidad para seguir con el
trámite de rectificación de su apellido
materno. En el trayecto decide llamar a Julio para disculparse, pero no
contesta.
******
En Registros Públicos de Lima, encuentra
que se están casando. Recuerda la triste situación que pasó Elena el día de su
matrimonio y piensa que jamás le haría eso a una mujer. Se fija en la novia, es
una gordita blanquiñosa que está muy feliz al igual que el novio. Pero el padre
de la novia, que se le ve muy joven, esta incómodo. Está cerca de dos señoras
chismosas.
Es que no es el padre hija. ¿No?
No, es el padrastro, y por allí he escuchado que estaba enamorando a su
hijastra. Pero qué sinvergüenza, con razón esa incomodidad. Ay, pero lo que es
yo, a César le voy a tener avisado. Sí, que los chicos ni se les ocurra estar
en esa casa, porque es casa de locos.
*****
La casa de locos de mis padres,
felizmente que no son de sangre, ya estaría tan loco como ellos - Sebastián está renegando, su padre le
ha molestado porque Jhonnatan no fue a trabajar.
Entra a la oficina de
rectificaciones.
Señor Rivas, ahora usted ya puede
tramitar su DNI. ¿Sí? Así es, aquí – muestra la computadora – sale su
rectificación, dice Zavaleta. Muchas gracias, ¿qué debo hacer ahora? Puede sacar
una partida de nacimiento y hacer su trámite en la RENIEC – Sebastián quisiera
corregirla diciendo EL RENIEC, pero no lo hace. Gracias, muchas gracias.
Baja, siguen los novios en el
hall. Está muy feliz porque ahora se llama RIVAS ZAVALETA, y quisiera juntar su
felicidad con la de los novios. Se les acerca y sin ningún miramiento les dice,
se ven tan lindos que me ha dado ganas de casarme. Gracias, responde la novia;
mientras que el novio frunce el seño, pensando que ha sido un atrevimiento.
******
En caja.
Por favor una partida. Diecisiete
soles señor. Aquí tiene. Muy bien.
Apenas imprime su boleta, de la
otra ventanilla llaman, Señor Sebastián Rivas Zavaleta; le entregan su partida.
Y dicen que la municipalidad está
atrasada, Villarán sí hace que esto funcione.
Sale feliz y camina sacando pecho como graciosamente lo hace su amigo. La novia - que se está tomando fotos con sus invitados - le mira.
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