Monday, August 25, 2014

De ti, no me puedo olvidar

Sebastián llegó tarde, en su primer día de clases.

A ver usted que acaba de llegar, puede presentarse y decirnos por qué estudia Contabilidad. Bueno, yo… este yo no estudio Contabilidad, solo llevo este curso porque se me acomoda. Jajajajaja…. – los nuevos compañeros ríen. Es que es muy difícil acomodar los horarios, así que tuve que optar por llevar “Fundamentos de la Contabilidad” como curso electivo, le soy sincero hubiese preferido llevar “Psicología Social”.

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Sabes, me dolió bastante que me patearas, no fue la fuerza, fue el hecho que pensaras que podría traicionar a un amigo, te tenía gran estima. En esa época estaba perdidamente enamorado de Elena y pensar que tú que la tratabas con indiferencia la habías pretendido; me molestó bastante y aproveché que estaba con Henry; porque, para serte franco, sin Henry y alcohol encima no lo hubiese hecho. Pero era todo lo contrario. Perdóname, no sabía nada lo que había pasado entre el Negro y Camila. Lo sé Loco, no sé qué pensar de Henry, fue un buen amigo y luego salió con eso. Yo mismo no lo reconozco, pero no te puedo mentir; Henry siempre va ser mi amigo.

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Antonio llega a la casa, son las siete y media, los lunes no irá a la universidad. Decide escribirle a Elizabeth vía facebook, le pregunta si está conectada, pero ella no responde. Felizmente algo distrae su tormento de esperar frente a la pantalla: timbra el teléfono, es Henry.

¿Negro qué fue? Antonio, perdóname, perdóname Antonio. No tengo nada que perdonarte, soy yo quien te falló. No Antonio, tú fuiste leal hasta las últimas y yo te cagué con lo del Chino. ¿Estás tomando? Sí, estoy con un pata aquí por Pte. Nuevo, ¿no quieres venir? Henry, tú me dijiste que ya no tomarías, me dijiste que le prometiste a Elena que ibas a cambiar, hasta te bañaste ayer – Antonio bromea. Pero ya la cagué nuevamente. Oye mamita, deja de estar conversando con mi marido – una mujer le quita el celular al Negro. Henry, ¿ella es Diana? No Loquito, es una amiga de mi pata que me está molestando. Dile que soy tu mujer, dile que soy tu única mujer – la chica vocifera alegremente.

Alonso le quita el celular a Henry y lo apaga.

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Profesor, pero esa explicación define a la Contabilidad como una técnica, la de actividad que permite hacer registros en los libros auxiliares y las anotaciones en los libros principales, así como concluir con el libro de ganancias y pérdidas; sin embargo usted no ha definido qué es Contabilidad como ciencia. La Contabilidad como ciencia es el hecho que ahora todas las decisiones que tome la empresa va repercutir en las personas y éstas son parte de la sociedad. Pero profesor, la ciencia Contable repercute en la sociedad porque es una ciencia social, pero no está definiendo que esta sea una ciencia; para tal, usted debe decirnos cuál es el objeto de estudio de la Contabilidad y cuál es su método. El objeto de estudio es la empresa y su método de estudio es el método de doble entrada. Profesor, la empresa es objeto de estudio de la Administración. También lo es de la Contabilidad. Pero, debería ser más específico, puesto que si bien la Anatomía y la Historia tienen como objeto de estudio al hombre; la primera la considera en tanto organismo vivo constituido por un sistema de órganos y fisiología, la segunda por su parte considera al hombre como objeto de estudio en relación al tiempo.

El profesor se incomoda por la participación de Sebastián.

Bueno, tanto que usted está interesado en la parte teórica, porque le diré que mis clases son eminentemente prácticas, usted la próxima semana nos hará una exposición de por qué la Contabilidad es una ciencia. Con mucho gusto lo haré –  Sebastián responde sin incomodarse.

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Chino nos pasamos. Sí Loco, me supongo que será el cumpleaños que más vas a recordar. Por supuesto, pero la verdad que fue el cumpleaños más triste, Elizabeth ni siquiera me llamó. Te entiendo, pero ya la estás olvidándola verdad. No, no la voy a olvidar; pero sí la voy a dejar de amar. Eso está bien, te hace mucho daño estar enamorado. Bastante.

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Antonio se preocupa por Henry, se distrae viendo el facebook de Elizabeth, no escribe, quizás ha de estar en su trabajo, quizás estará con William, o estará conversando con Flor; no deja de pensar.

El celular timbra, es nuevamente Henry.

¿Qué pasó Negro? Nada Loco, una flaca que está que me molesta. Pero Negro, ya sal de allí, todos los días estás tomando, ¿quieres que te lleve a tu casa? No, ni que fueras mi mujer. Asu, déjate de vainas Negro, si quieres voy  y te llevo a tu casa; eso sí, no me vayas a pegar. Solo te estoy llamando para saludarte, solo quería eso. Ya está bien, pero me parece que estás mal allí con ese pata; mejor ven aquí, vamos a comer un chaufa y luego te vas a tu casa. Nada huevón, ya estoy cagado, ahora sí me caí. Pero te puedes levantar. No quiero levantarme.

Antonio se preocupa mucho, es la primera vez que se preocupa así por el Negro.

Tú te puedes levantar Henry, tú has logrado más que yo. Claro, yo tengo más dinero y bienes que tú. Sí, y te juro que nunca te he envidiado o he deseado que te vaya mal, a ti y mi pata de quien te cuento, jamás le he envidiado o me he sentido celoso por lo que logran, al contario me da gusto saber que les va bien y me entristece saber cuando les va mal, porque son mis amigos, aunque lo que ustedes emprendan hagan que se alejen de mí, no importa, porque yo sé que están bien y eso me hace sentir bien. Ya déjate de cursilerías, últimamente estás escribiendo muchas huevadas en facebook. Perdona Henry, pero ahora sí me estoy poniendo triste al saber que estás allí. Solo te llamé para saludarte, tranquilo, estoy bien, yo te llamo cuando llego a mi casa para que no te preocupes – Henry cuelga.

Antonio marca el número de Elena.

¿Qué pasó Antonio?  - Antonio se arrepiente de haber timbrado a Elena. Nada, te recordé y quería saber cómo estás. Gracias, estoy bien, estoy con los niños hasta el domingo. Está bien, perdóname por haberte molestado. No, no me molesta; al contrario, me contenta saber que has pensado en mí. ¿Y Henry? Todavía no viene del trabajo, seguro estará tomando, pero no me importa, ya no me importa; él hace su vida y yo la mía.

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Sale al break, se entristece, las mañanas con brío solar le ponen triste porque le recuerda la linda sonrisa de Elizabeth.

Perdona – una señorita del salón se le acerca -, me puedes decir cómo puedo hacer para llevar los cursos electivos. Solo tienes que solicitarlo en tu escuela, no sé si puedas llevarlo ahora, ya que recién ingresas, pero quizás el próximo ciclo sí; yo los estoy llevando desde el tercero. Ah gracias, ¿tu nombre es Sebastián? Sí, ¿tú eres? Soy Alexandra. Un gusto – Sebastián le da un beso en la mejía. ¿Vas a comer algo? Sí, ¿nos acompañamos? Claro, no conozco a nadie, no entré al ciclo alfa, aquí la mayoría ya se conoce. Seguro.

Alejandra le parece una chica linda; Sebastián la dirige hasta la juguería donde siempre pasaba con sus amigos.

Aquí siempre vengo en las noches; está un poco caro, pero me gusta cómo preparan – Sebastián revisa si tiene el billete de 10 soles en su bolsillo -, te invito por el gusto de haberte conocido. No, no te molestes, yo puedo pagar mi jugo. Permíteme invitarte hoy, para que recuerdes que la primera vez que me viste te invité a tomar jugo. Está bien, pero la primera vez que te vi fue hace media hora, cuando molestaste al profesor de Contabilidad y me hiciste reír, parecías un robotito que tiene muchos datos en la cabeza.

Sebastián la mira, es clarita como Elizabeth, se entristece, sin embargo sonríe.

¿Cuántos años tienes? 19 años, ¿y tú? ¿Cuántos crees? 30. No, tengo 31.


Sebastián se sorprende que últimamente todos aciertan más o menos su edad, antes le echaban menos años, debe ser por lo estresado que está. Igual eso le contenta, porque quiere verse de más edad, ya no quiere ser el chico con cara de adolescente, ahora quiere envejecer, su estado de ánimo le demanda envejecer.

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