Pero William no me pudo ayudar. ¿Y por qué no me llamaste a
mí? No quería molestarte. ¿Por qué tienes que pensar primero en él? Porque es
mi enamorado.
Antonio se apena porque Elizabeth no consultó con él
algo que puedo darle solución; la mira y se da cuenta lo lejos que
está de reconquistar siquiera esa amistad que alguna vez tuvieron. La relación
cambió el día que le confesó su amor; desde entonces ella no le ha vuelto
a confiar nada, si es que alguna vez le confió algo.
******
Alexandra mira a Mario y ríe, él también ríe.
¿De qué tanto ríes? Es que eres bien gracioso, la forma en
que le contestas al profesor. El profesor termina con una reflexión que es un refrito,
acerca de la humildad de Sócrates al reconocer que solo sabía que no sabía nada
y que de eso ni siquiera estaba seguro - Mario critica al profesor.
Mario y Alejandra salen juntos hasta la Av. Wiesse.
¿Hasta dónde vas? Caminando hasta el Metro nomás. Te puedo
acompañar. Está bien.
Van caminado riendo.
*****
Elizabeth hace los ejercicios, pero se distrae con el
celular, a Antonio le incomoda. Una llamada.
No le voy a contestar, es alguien sin importancia. Pero
debes contestar y decirle que estás ocupada. No, es un tonto del trabajo – eso le
duele a Antonio, porque piensa que lo mismo puede decir cuando él le timbra y
ella no contesta. Entonces, dile que no te moleste. No, no quiero contestarle.
Se hizo tarde, Elizabeth tiene que ir con Flor.
Ya es muy tarde, tengo que ir a mi casa. Pero quédate un poco
más. No, es que mis tías me estarán esperando. No dices que no les interesas.
Sí, pero igual tengo que hacer como si les intereso – Antonio se echa en su
cama y le extiende la mano como invitando que se eche con él, ella se molesta. Me tengo que ir, me
abres la puerta – Elizabeth pone su cara seria.
Antonio se levanta y la acompaña hasta la avenida Pirámide
del Sol a tomar su carro. Durante el trayecto está callado, serio.
¿Por qué estás así? – Pregunta Elizabeth. Estoy triste
porque te vas y me dejas solo. Mañana vendré y me tomarás algunas fotos. ¿A qué
hora vienes? – Antonio se contenta. Vengo a las 12 a penas termino con algunas
cosas en mi casa. Te voy a estar esperando.
Elizabeth se siente mal porque Antonio le muestra este lado
posesivo que hace que piense en apartarse de su lado.
*****
¿Eres casado? No, soy padre soltero. ¿Padre?, ¿tienes un
hijo? Sí, y no sabes cuánto me está costando. De seguro, es una gran
responsabilidad, encima trabajas y estudias. Sí pues, te diré que estoy un poco
cansado, a veces hasta pienso en dejarlo. Pero cómo vas hacer eso, ni que seas
un padre desnaturalizado. Por lo mismo que
no soy un padre desnaturalizado es que aún lo aguanto; es que todos los
días tengo que comprar leche, luego pagar a mi sobrino para que limpie lo que
ha ensuciado, es una gastadera de plata. Sí, así son los pequeños, pero, ¿y su
mamá? No sé, no la conocí. ¡Qué!, ¿cómo que no la conociste? No, yo me lo
encontré en la esquina de mi casa, me provocó ternura al verlo solito en la
calle y encima me meneó la cola y me lo recogí. Jajajaja, tú si que te pasas,
estaba pensando que era un niño de verdad.
****
Mario toma los amarillos y recuerda que Elizabeth tomaba
estos mismos carros para irse a Santa Anita. Se pone triste porque piensa que
ya no la verá.
****
Antonio espera que el carro amarillo se marche para dejar el
paradero. Está feliz, porque Elizabeth le ha dicho que vendrá el domingo para
tomarle fotos.
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