Sunday, August 31, 2014

Un domingo solito

                      Te echo de menos,
Cuando abro un libro,
en una tarde de domingo,
que acompañado
de alguien más joven
ahora no es igual.

Encerronas,
Que tú leías para mí,
Que yo leía para ti,
Comprender la lógica
del intelectual,
o del consenso doctrinal.

Que aceptabas
Que tocara quedito
Con mi dedo
Tu pierna,
                    Con pretexto de sentir
                      la textura de tu ropa.

Wednesday, August 27, 2014

Felicidad del pasado, tristeza del presente

Pero William no me pudo ayudar. ¿Y por qué no me llamaste a mí? No quería molestarte. ¿Por qué tienes que pensar primero en él? Porque es mi enamorado.


Antonio se apena porque Elizabeth no consultó con él algo que puedo darle solución; la mira y se da cuenta lo lejos que está de reconquistar siquiera esa amistad que alguna vez tuvieron. La relación cambió el día que le confesó su amor; desde entonces ella no le ha vuelto a confiar nada, si es que alguna vez le confió algo.

******
Alexandra mira a Mario y ríe, él también ríe.

¿De qué tanto ríes? Es que eres bien gracioso, la forma en que le contestas al profesor. El profesor termina con una reflexión que es un refrito, acerca de la humildad de Sócrates al reconocer que solo sabía que no sabía nada y que de eso ni siquiera estaba seguro - Mario critica al profesor.

Mario y Alejandra salen juntos hasta la Av. Wiesse.

¿Hasta dónde vas? Caminando hasta el Metro nomás. Te puedo acompañar. Está bien.
Van caminado riendo.

 ***** 
Elizabeth hace los ejercicios, pero se distrae con el celular, a Antonio le incomoda. Una llamada.

No le voy a contestar, es alguien sin importancia. Pero debes contestar y decirle que estás ocupada. No, es un tonto del trabajo – eso le duele a Antonio, porque piensa que lo mismo puede decir cuando él le timbra y ella no contesta. Entonces, dile que no te moleste. No, no quiero contestarle.

Se hizo tarde, Elizabeth tiene que ir con Flor.

Ya es muy tarde, tengo que ir a mi casa. Pero quédate un poco más. No, es que mis tías me estarán esperando. No dices que no les interesas. Sí, pero igual tengo que hacer como si les intereso – Antonio se echa en su cama y le extiende la mano como invitando que se eche con él, ella se molesta. Me tengo que ir, me abres la puerta – Elizabeth pone su cara seria.

Antonio se levanta y la acompaña hasta la avenida Pirámide del Sol a tomar su carro. Durante el trayecto está callado, serio.

¿Por qué estás así? – Pregunta Elizabeth. Estoy triste porque te vas y me dejas solo. Mañana vendré y me tomarás algunas fotos. ¿A qué hora vienes? – Antonio se contenta. Vengo a las 12 a penas termino con algunas cosas en mi casa. Te voy a estar esperando.

Elizabeth se siente mal porque Antonio le muestra este lado posesivo que hace que piense en apartarse de su lado.

*****  
¿Eres casado? No, soy padre soltero. ¿Padre?, ¿tienes un hijo? Sí, y no sabes cuánto me está costando. De seguro, es una gran responsabilidad, encima trabajas y estudias. Sí pues, te diré que estoy un poco cansado, a veces hasta pienso en dejarlo. Pero cómo vas hacer eso, ni que seas un padre desnaturalizado. Por lo mismo que  no soy un padre desnaturalizado es que aún lo aguanto; es que todos los días tengo que comprar leche, luego pagar a mi sobrino para que limpie lo que ha ensuciado, es una gastadera de plata. Sí, así son los pequeños, pero, ¿y su mamá? No sé, no la conocí. ¡Qué!, ¿cómo que no la conociste? No, yo me lo encontré en la esquina de mi casa, me provocó ternura al verlo solito en la calle y encima me meneó la cola y me lo recogí. Jajajaja, tú si que te pasas, estaba pensando que era un niño de verdad.

Alejandra y Mario se despiden. 

**** 
Mario toma los amarillos y recuerda que Elizabeth tomaba estos mismos carros para irse a Santa Anita. Se pone triste porque piensa que ya no la verá.

**** 
Antonio espera que el carro amarillo se marche para dejar el paradero. Está feliz, porque Elizabeth le ha dicho que vendrá el domingo para tomarle fotos. 

Monday, August 25, 2014

De ti, no me puedo olvidar

Sebastián llegó tarde, en su primer día de clases.

A ver usted que acaba de llegar, puede presentarse y decirnos por qué estudia Contabilidad. Bueno, yo… este yo no estudio Contabilidad, solo llevo este curso porque se me acomoda. Jajajajaja…. – los nuevos compañeros ríen. Es que es muy difícil acomodar los horarios, así que tuve que optar por llevar “Fundamentos de la Contabilidad” como curso electivo, le soy sincero hubiese preferido llevar “Psicología Social”.

**** 
Sabes, me dolió bastante que me patearas, no fue la fuerza, fue el hecho que pensaras que podría traicionar a un amigo, te tenía gran estima. En esa época estaba perdidamente enamorado de Elena y pensar que tú que la tratabas con indiferencia la habías pretendido; me molestó bastante y aproveché que estaba con Henry; porque, para serte franco, sin Henry y alcohol encima no lo hubiese hecho. Pero era todo lo contrario. Perdóname, no sabía nada lo que había pasado entre el Negro y Camila. Lo sé Loco, no sé qué pensar de Henry, fue un buen amigo y luego salió con eso. Yo mismo no lo reconozco, pero no te puedo mentir; Henry siempre va ser mi amigo.

**** 
Antonio llega a la casa, son las siete y media, los lunes no irá a la universidad. Decide escribirle a Elizabeth vía facebook, le pregunta si está conectada, pero ella no responde. Felizmente algo distrae su tormento de esperar frente a la pantalla: timbra el teléfono, es Henry.

¿Negro qué fue? Antonio, perdóname, perdóname Antonio. No tengo nada que perdonarte, soy yo quien te falló. No Antonio, tú fuiste leal hasta las últimas y yo te cagué con lo del Chino. ¿Estás tomando? Sí, estoy con un pata aquí por Pte. Nuevo, ¿no quieres venir? Henry, tú me dijiste que ya no tomarías, me dijiste que le prometiste a Elena que ibas a cambiar, hasta te bañaste ayer – Antonio bromea. Pero ya la cagué nuevamente. Oye mamita, deja de estar conversando con mi marido – una mujer le quita el celular al Negro. Henry, ¿ella es Diana? No Loquito, es una amiga de mi pata que me está molestando. Dile que soy tu mujer, dile que soy tu única mujer – la chica vocifera alegremente.

Alonso le quita el celular a Henry y lo apaga.

*****
Profesor, pero esa explicación define a la Contabilidad como una técnica, la de actividad que permite hacer registros en los libros auxiliares y las anotaciones en los libros principales, así como concluir con el libro de ganancias y pérdidas; sin embargo usted no ha definido qué es Contabilidad como ciencia. La Contabilidad como ciencia es el hecho que ahora todas las decisiones que tome la empresa va repercutir en las personas y éstas son parte de la sociedad. Pero profesor, la ciencia Contable repercute en la sociedad porque es una ciencia social, pero no está definiendo que esta sea una ciencia; para tal, usted debe decirnos cuál es el objeto de estudio de la Contabilidad y cuál es su método. El objeto de estudio es la empresa y su método de estudio es el método de doble entrada. Profesor, la empresa es objeto de estudio de la Administración. También lo es de la Contabilidad. Pero, debería ser más específico, puesto que si bien la Anatomía y la Historia tienen como objeto de estudio al hombre; la primera la considera en tanto organismo vivo constituido por un sistema de órganos y fisiología, la segunda por su parte considera al hombre como objeto de estudio en relación al tiempo.

El profesor se incomoda por la participación de Sebastián.

Bueno, tanto que usted está interesado en la parte teórica, porque le diré que mis clases son eminentemente prácticas, usted la próxima semana nos hará una exposición de por qué la Contabilidad es una ciencia. Con mucho gusto lo haré –  Sebastián responde sin incomodarse.

*****  
Chino nos pasamos. Sí Loco, me supongo que será el cumpleaños que más vas a recordar. Por supuesto, pero la verdad que fue el cumpleaños más triste, Elizabeth ni siquiera me llamó. Te entiendo, pero ya la estás olvidándola verdad. No, no la voy a olvidar; pero sí la voy a dejar de amar. Eso está bien, te hace mucho daño estar enamorado. Bastante.

***** 
Antonio se preocupa por Henry, se distrae viendo el facebook de Elizabeth, no escribe, quizás ha de estar en su trabajo, quizás estará con William, o estará conversando con Flor; no deja de pensar.

El celular timbra, es nuevamente Henry.

¿Qué pasó Negro? Nada Loco, una flaca que está que me molesta. Pero Negro, ya sal de allí, todos los días estás tomando, ¿quieres que te lleve a tu casa? No, ni que fueras mi mujer. Asu, déjate de vainas Negro, si quieres voy  y te llevo a tu casa; eso sí, no me vayas a pegar. Solo te estoy llamando para saludarte, solo quería eso. Ya está bien, pero me parece que estás mal allí con ese pata; mejor ven aquí, vamos a comer un chaufa y luego te vas a tu casa. Nada huevón, ya estoy cagado, ahora sí me caí. Pero te puedes levantar. No quiero levantarme.

Antonio se preocupa mucho, es la primera vez que se preocupa así por el Negro.

Tú te puedes levantar Henry, tú has logrado más que yo. Claro, yo tengo más dinero y bienes que tú. Sí, y te juro que nunca te he envidiado o he deseado que te vaya mal, a ti y mi pata de quien te cuento, jamás le he envidiado o me he sentido celoso por lo que logran, al contario me da gusto saber que les va bien y me entristece saber cuando les va mal, porque son mis amigos, aunque lo que ustedes emprendan hagan que se alejen de mí, no importa, porque yo sé que están bien y eso me hace sentir bien. Ya déjate de cursilerías, últimamente estás escribiendo muchas huevadas en facebook. Perdona Henry, pero ahora sí me estoy poniendo triste al saber que estás allí. Solo te llamé para saludarte, tranquilo, estoy bien, yo te llamo cuando llego a mi casa para que no te preocupes – Henry cuelga.

Antonio marca el número de Elena.

¿Qué pasó Antonio?  - Antonio se arrepiente de haber timbrado a Elena. Nada, te recordé y quería saber cómo estás. Gracias, estoy bien, estoy con los niños hasta el domingo. Está bien, perdóname por haberte molestado. No, no me molesta; al contrario, me contenta saber que has pensado en mí. ¿Y Henry? Todavía no viene del trabajo, seguro estará tomando, pero no me importa, ya no me importa; él hace su vida y yo la mía.

*****  
Sale al break, se entristece, las mañanas con brío solar le ponen triste porque le recuerda la linda sonrisa de Elizabeth.

Perdona – una señorita del salón se le acerca -, me puedes decir cómo puedo hacer para llevar los cursos electivos. Solo tienes que solicitarlo en tu escuela, no sé si puedas llevarlo ahora, ya que recién ingresas, pero quizás el próximo ciclo sí; yo los estoy llevando desde el tercero. Ah gracias, ¿tu nombre es Sebastián? Sí, ¿tú eres? Soy Alexandra. Un gusto – Sebastián le da un beso en la mejía. ¿Vas a comer algo? Sí, ¿nos acompañamos? Claro, no conozco a nadie, no entré al ciclo alfa, aquí la mayoría ya se conoce. Seguro.

Alejandra le parece una chica linda; Sebastián la dirige hasta la juguería donde siempre pasaba con sus amigos.

Aquí siempre vengo en las noches; está un poco caro, pero me gusta cómo preparan – Sebastián revisa si tiene el billete de 10 soles en su bolsillo -, te invito por el gusto de haberte conocido. No, no te molestes, yo puedo pagar mi jugo. Permíteme invitarte hoy, para que recuerdes que la primera vez que me viste te invité a tomar jugo. Está bien, pero la primera vez que te vi fue hace media hora, cuando molestaste al profesor de Contabilidad y me hiciste reír, parecías un robotito que tiene muchos datos en la cabeza.

Sebastián la mira, es clarita como Elizabeth, se entristece, sin embargo sonríe.

¿Cuántos años tienes? 19 años, ¿y tú? ¿Cuántos crees? 30. No, tengo 31.


Sebastián se sorprende que últimamente todos aciertan más o menos su edad, antes le echaban menos años, debe ser por lo estresado que está. Igual eso le contenta, porque quiere verse de más edad, ya no quiere ser el chico con cara de adolescente, ahora quiere envejecer, su estado de ánimo le demanda envejecer.

Thursday, August 21, 2014

Qué fea es una tarde fría completamente solo

Me levanta la llamada de César al celular, son las doce. Estoy adolorido y recuerdo todo el alboroto que se armó ayer. César me cuenta que la mujer del Chino estuvo en su casa y le hizo problemas; que ante la  insistencia  de que confesara si habían tomado conmigo, le tuvo que confesar que sí y que no era la primera vez.

¡Pero estás loco! Te dijimos que deberías callarte con respecto a eso. Sí, pero ella había leído el mensaje del celular del Chino y además también vio que te había llamado. Bueno, ya no importa, que se hace; y ¿dónde está Jhonnatan? Está trabajando. Eso está bien, ya es hora que se pongan a trabajar y dejen de tomar.

Se me hace tarde, me apresuro, tomo una ducha, me visto con ropa casual y me voy al colegio sin comer nada.

Los estudiantes se sorprenden porque he venido casual, encima llevo un sombrero negro tipo hongo que les admira y hace reír.

La clase – felizmente es solo dos horas con el Tercero G – versa sobre “El Virreinato de Nueva España” y hago una comparación sobre las características entre éste y “El Virreinato del Perú” que ya ampliamente hemos tratado en seis sesiones. Me sorprendo al dictar con toda tranquilidad como si ayer no hubiese pasado nada.

Un mensaje del Chino me distrae, lo leo, solo dice, comunícate. Tengo que desarrollar mi clase para poder llamarle. A penas termino, salgo del colegio y busco un lugar cómodo donde sentarme y poder comer algo.

Me embarga una soledad infinita, no tengo a nadie, pienso que será siempre así; me entristece pensar que el Chino está molesto conmigo, que César piensa que soy un mal amigo, que Julio me trata con distancia, que le fallé tantas veces a Elena, y que molesté a Elizabeth; que en definitiva a esas personas que estimo, quiero y amo les he fallado y por eso no me pueden querer. Timbro al Chino.

¿Qué pasa Chino? Antonio, quería pedirte que por favor ya no vayas a las reuniones; yo voy a estar allí porque César es mi socio, pero siempre me voy a incomodar contigo. Está bien, estaba pensando en no asistir más; no era mi intención recordarte lo de Camila. Pero lo hiciste y, puta, no sé cómo la cagas todo por hacerte el moralista. Perdóname. Olvídalo, solo no te acerques. Está bien.

La señorita del restaurante anota mi pedido – un arroz a la cubana y un café -, miro a la gente pasar por la avenida y pienso en Elizabeth; pienso que tuve que haber sido lo suficientemente inteligente como para no decirle nunca nada; que pase las cosas como igual tenían que pasar y que al final solo tendría en mí la admiración de ser el profesor Rivas y no la desilusión de verme desequilibrado, obsesivo. Pero no puedo, no puedo dejar de decir lo que pienso y siento.

La señorita sirve el café y el plato; agradezco y pido que me traiga agua fría para entibiar mi café.

Quiero estar en mi escritorio leyendo un libro de historia, escuchando a Chopin y olvidarme de que tengo amigos que no me quieren. Pago por el desayuno y me voy caminando a mi casa.

¡Quiere llorar!, ¡quiere llorar!, ¡quiere llorar!, suena en mi cabeza la voz de mis compañeros de la secundaria cuando uno de ellos me tiraba la mochila o se burlaba por algún defecto físico que tengo – como mis grandes orejas o mi cabeza sobredimensionada. Es que quiero llorar.

Pero trato de darme ánimos y pienso a quiénes tengo; tengo al Tío Lobo que tiene párkinson, a mi madre con osteoporosis y diabetes, a mi padre que reniega mucho conmigo desde que me fui de la casa, a mis hermanas que siempre tuvieron conversaciones serias sin mi presencia, tengo a los primos más ocupados con quienes nunca hice migas, ¡beautiful!

Son las cuatro. Comienza el frío, es un frío intenso que hace doler los huesos de mis piernas; Qué fea es una tarde fría completamente solo.

En mi habitación, quiero agarrar un libro pero no puedo; prendo la computadora y hago correr las canciones que copié del USB de Julio, me tiro en la cama e imagino lo que han de estar pensando mis amigos.

Perdí la confianza de ellos, hice bien las cosas por mucho tiempo, los traté con cariño, fui creativo para que se sientan a gusto, traté de darles lo que estaba a mi alcance, me gané su confianza; pero lo perdí en un día con estúpidas palabras.

Los extraño; estuvieron conmigo, pero no los supe valorar.




Wednesday, August 20, 2014

El niño más ingenuo del mundo


                Sonríe, abre su boca lo más grande que puede y sonríe
               No es una carcajada ni risas consecutivas, es una sonrisa
                 Sí, sonríe como el más ingenuo niño que nunca he visto.

Se ha tropezado y le ha salido sangre, pero no llora
No llora porque se avergüenza de que le miren.

Ha dibujado al tío Lobo, como regalo de cumpleaños
Le da un abrazo para la foto de mamá.

  El tío Lobo se va a descansar,
                                   ¿No te olvidas de nada hermano?
                        No, aquí está la bufanda, la billetera y el pastel.

                                 Sebastián corre con su hoja en mano
                                        Aquí está tu dibujo tío Lobo
                         Todos ríen, el niño se apena, lo piensa y sonríe
                   Sonríe como el más ingenuo niño que nunca conoceré.




Monday, August 18, 2014

Regalo de cumpleaños

Es un gusto volver a verlos después de tres largas semanas de vacaciones – Mario lo dice con una indiferencia graciosa. Pero profesor, yo lo he visto tres veces con su bicicleta – el niño que se parece al amigo de Mario lo molesta. ¡Niño!, deje de estar siguiéndome, tengo una vida privada – el profesor dramatiza y el salón ríe en pleno.


El profesor Rivas está contento de regresar a las aulas, dictar le hará mucho bien. Se sorprende pensando que estuvo bebiendo sábado y domingo seguido hasta las dos de la madrugada y está parado, sin ningún dolor de cabeza. De pronto, una llamada del Chino.

Mario, ¿qué estás haciendo? Estoy dictando clases – suena uuuu de los niños -. No jodas, ¿no estabas de vacaciones? Terminaron, ¿qué sucede? Aquí estoy con César y ya comenzamos, ven pues para recibir tu diablo. Ganas no me faltan Chino, pero estoy dictando clases, a penas termino te llamo para ver si están en el mismo asunto. Ya, entonces te esperamos. Oka.

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Henry y Sebastián vuelven del concierto cristiano. Sebastián se siente mal por pensar en la mujer de su amigo. Henry tiene problemas porque ha engañado a su mujer y además cree que ya no la ama.

¿No te gustó el concierto? Nada, la música me pareció muy estridente. Sí, parecía música mundana – comenta Henry -; dime, ¿quién es más pata tuyo, yo o el Chino? Tú por supuesto – Sebastián quiere más a Henry porque es con quien siempre anda y además lo admira bastante por todo el esfuerzo que hace para sacar a su familia adelante.

¿Si te invito un par de chelas me despresarías? No, sería la primera vez que bebería alcohol y lo haría con mucho gusto porque tú eres mi amigo. Entonces vamos. ¿Diosito no se molestará? ¿Te estás echando para atrás? No hermano, tú eres mi pata y para mí es un honor.

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Mario termina su jornada, son las seis y treinta y decide ir al encuentro de César y el Chino; igual, se puede dar el lujo de otro día más tomando ya que mañana tendrá el día libre por motivo de su onomástico. Llama al número de César, porque el celular del Chino no timbra.

César, ¿el Chino está contigo? Sí, Loco, ¿te vienes? Oye, ¿pero ustedes no han ido a trabajar? Sí, hemos terminado rápido y ahora estamos aquí en el Óvalo, vente. Ya está bien.

Mario toma un taxi para llegar más rápido, se sorprende que tenga unas ganas por beber una Cristal Trigo, pareciera que puede sentir el sabor de esa cerveza en la boca. Piensa que se está volviendo alcohólico.

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¿Qué pasa huevas?, ¿nuevamente con esa cara porque tu ficción no te hace caso? - El Chino le molesta porque su amigo estaba escribiendo un mensaje a Elizabeth -; mira, ella no te quiere; escucha Loco, ni siquiera te quiere, y que te ame ya es una pretensión de locura; pero ella se lo pierde, tú eres un tipo simpático, inteligente y buena gente; más bien, para que la saques de una buena vez por todas, vamos a mandarla a la mierda – El Chino, coge el celular de su amigo y escribe a Elizabeth, Mario se lo deja porque quiere saber qué piensa.

Mensaje escrito:
“Qué mierda te crees, solo me has utilizado; solo me has utilizado cuando me necesitabas, pero ahora que ya no me necesitas y que soy yo que te necesito, ahora me dejas. Pero ya fue, porque valgo más que tú, y te vas arrepentir por haberme dejado”.

Mario lo lee y cancela el mensaje.

¿Por qué escribiste eso? Porque estuve leyendo los mensajes que dejaste en facebook; lo dices claro, ella es la chica a quien estabas enseñando matemática; y ayer en tu celular marcaste tres veces a tu contacto “Eli” y ella no te respondió. Chino, tú no sabes quién es Elizabeth, ella no es la persona que piensas. Sí huevón, todas son así; el problema es que tú eres un huevón que te gusta que te utilicen como lo hizo Elena. Nada Chino, no me molestes con este asunto que me voy a enojar. Sí huevas, déjate de cojudeces, mándala a la mierda – Mario recuerda cuando Henry le enseñó hablar groserías.

¿Qué pasa? - César vuelve del baño. Nada – Jhonnatan no quiere incomodar a su amigo. Miriam pide tu canción – César se dirige a su esposa. A ver, pon Mix de Corazón Serrano. No, tiene que ser un tema nomás – César se molesta. Pero eso es lo que yo quiero. Sí, pero tu tema va durar más de media hora – razona Mario. Ya ves, no seas viva mujer; elige un tema ya – César reniega. Ya, pon “Decidí vivir sin ti” – Miriam mira molesta a César.

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Sebastián es virgen. Quiere solo tener relaciones sexuales con la mujer que ama; quiere que su primera vez sea con Elena. Elucubra poder esperarla hasta cuando Henry muera, que puede ser pronto, que puede demorar mucho; pero lo importante es que llegará y le dirá que se ha conservado virgen para ella.

¿Y cómo aguantar tanto? Deporte, comida sana, oración y desfogue cada cierto tiempo.

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¿Qué están desde las cuatro? Sí – responde Jhonnatan. No me mientas Chino – Mario duda. Sí, estamos desde las cuatro de la tarde, el Chino nunca dice mentiras – César apoya a Jhonnatan. Si algo aprendí de este huevón – se refiere a Mario – es a ser sincero; él siempre dice la verdad porque eso le prometió a Elena. ¿Quién es Elena?, ¿otra ficción literaria? Elena fue por quién este huevas apostató de la iglesia. No Chino, yo era agnóstico, más bien, Elena es por quién me metí a la iglesia e intenté ser cristiano. La cosa que nunca mintió, al menos a mí, porque aún estando en la iglesia, él hablaba de sus dudas; todo el mundo siempre le tenía recelo porque cuestionaba todo y siempre estaba hablándonos de Max, Sócate y Plantón. Chino, es Marx, Sócrates y Platón. Ya, esas huevadas.

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¿Mañana es tu cumpleaños? Sí – Sebastián se sirve lleno. Suave Loco, esto no es gaseosa; ahora voy a tomar lleno para estar a la par. ¿Por qué estás mal? Sabes que estoy haciendo papeles para irme a Estados Unidos. ¿Eso te pone triste? No, quiero irme lo más pronto, quiero que me hagas el favor de ver a Elena y a Juanito – Henry decía Juancito, pero Sebastián le corregía hasta que se acostumbró llamarlo Juanito. ¿Y por qué estás con apuro? Porque Elena y yo ya no soportamos vivir juntos; en verdad creo que soy yo quien no soporta vivir con ella; es controladora, me jode. Creo que debes conversar con ella y tratar de entenderse. Tú no sabes Loco, además he cometido un error que creo que con esto ya lo cagué todo.

Sebastián se sorprende porque es la primera vez que escucha a Henry hablando groserías. ¿Qué pasa? Nada que me pareces gracioso que hables así, nunca antes te había escuchado hablando palabras soeces. ¿Y tú nunca dices groserías? Nunca, por eso siempre se abusaban mis compañeros del colegio. Mierda, tienes que aprender, insúltame. No, cómo te voy a insultar. Dime cualquier cosa, no me voy a ofender, además jamás me voy a molestar contigo. No digas eso. Loco, nadie me había invitado a su casa a comer, nunca antes había tenido un amigo que se interesara por mis problemas; el Chino es como un compañero de chamba, es buena gente con uno, pero tú sabes que con su mujer es una mierda, ¿verdad? Sí, todos saben que le pega a su mujer, ¿pero a qué viene eso? Nada, solo que quiero saber que tú vas a estar de mi lado si algo sucediera. Yo siempre voy a estar de tu lado.

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¿Qué pasa Loquito? Nada Chino, es que cometí un error. ¿Qué hiciste? Fui a buscar a Elizabeth a su casa y no la encontré; además, ¿te recuerdas del mensaje que escribiste en mi celular? ¿Qué pasó con ese mensaje? No lo había borrado, cuando me levanté, estaba tan furioso porque me dejara en ridículo de no contestarme el celular delante de ustedes, que cuando me levanté me dije, voy a mandarla a la mierda y le envié el mensaje. Es lo que se merece. No Chino, Eli no se merece eso; si tú la conocieras – cosa que le daría mucho celos a Mario – te darías cuenta que se merece todo el respeto; tiene una bonita personalidad, es una buena persona y no se merece que la moleste. Estás enamorado Loco – César admira a Mario. Sí, pero ahora lo digo no por amor, en verdad Eli es buena.

Miriam trae comida para Mario.

Sírvete. Esto se ve rico. ¿Ayer tomaron también? Sí, perdóname Miriam, no es mi intención incomodarte con mi presencia. No te preocupes Mario, prefiero tenerlo aquí viendo que está tomando, a que esté en un bar con otras mujeres. Esto sabe riquísimo – Mario cambia de tema -, y eso que suelo ser muy exigente con la comida, porque mi madre cocina muy bien.

******* 
¿Henry has hecho algo malo?, y eso ¿tiene que ver con el Chino? No te lo voy a decir ahora, pero quiero que sepas que confío mucho en ti y espero me sepas comprender. Puedes confiar en mí – Sebastián ve todo en movimiento y se ríe, se sabe mareado. ¿Ya te mareaste?, es la falta de costumbre. Sí, es mejor ir a casa. Sí, hay que tomar un taxi para, ¡asu! No digas asu, di mierda. Mierda, mi mamá se va molestar, ya son las once.

Sebastián toma un taxi y embarca a Henry; él se queda porque cerca de la Municipalidad de Vitarte tiene un compañero de la Cantuta.

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Mamá, estoy en la casa de un compañero de la universidad, tengo que terminar un trabajo y como no tengo computadora estoy haciéndolo aquí; me voy a quedar no te preocupes. Ya está bien, pero cuidadito de estar allí tomando. Mamá, soy abstemio. Sí, ya lo sé, pero por si acaso.

Sebastián se va a la casa de Miguel, allí pasará la noche; no quiere escuchar ningún sermón de su madre. Toca el timbre.

Hola, ¿sí?, ¿a quién busca? – Es Diana, la famosa bomba sexy. Estará Miguel, soy su compañero de la Cantuta. Ah, hola Sebastián, él no está; salió con mi papá. Disculpa Diana, es que se me hizo tarde y estaba tomando con un amigo por mi cumpleaños por aquí y ya se me hace tarde para ir a mi casa porque por el Pte. Nuevo es peligroso y quería pedirle a Miguel para quedarme aquí. No hay problema, ahora no hay nadie en mi casa, ellos se fueron a Huacho y vuelven mañana tarde, pero yo no tengo problemas de que te quedes aquí conmigo. No, contigo no, más bien sí contigo, pero vamos a dormir separados ¿ya?. Claro, pasa.

Diana le abre la puerta, él entra y ella le alcanza una colcha para que se abrigue; para esto ella supuestamente se puso su ropa de dormir, un short bien pegadito y un polo que solo le cubría los senos y se quejaba del frío.

¡Ay mi cama está fría!, podrías estar un ratito conmigo para poder tener un poco de calorcito y luego ya te vuelves al sofá. Ya, pero un ratito nomás, ¿ya? Sí solo un ratito – se dirigen en el cuarto de ella.


Pero quítate los pantalones, vas a ensuciar mi cama. Pero cómo voy a estar en trusa nada más. Pero no hay problema, te metes a la cama, yo no te voy a ver. Está bien – Sebastián pone su cara feliz, se quita el pantalón y se queda parado cubriendo con sus manos en la altura de su sexo excitado. Qué pasa, estás nervioso – Diana se le acerca -, suéltate – le coge las manos. Es que es mi primera vez. Será tu regalo de cumpleaños.

Sunday, August 17, 2014

Le fallé a la ficción

Suena el celular de Mario.

Elena, ¿qué pasó? Ayer me estuviste llamando de madrugada – Elena había dejado el celular apagado. Sí, estuve tomando y quería saludarte. Vamos a comer. Me esperarías ocho horas, porque eso es lo que se demora el bus en llegar a Arequipa. Estoy en Lima. ¿Cuándo llegaste? Ayer, estoy en el Ovalo con los niños, ven al Mall. Pero ahora no tengo dinero, ayer me gasté lo último que tenía. No te preocupes, yo te invito, así te adelanto el saludo de cumpleaños. Ya, en veinte minutos estoy allá.


 ***** 
Jhonnatan pone los ojos llorosos. ¿Qué pasa Chino? – Mario le pregunta a su amigo. Nada, así se pone cuando habla de sus hijas – responde Juver - ; yo tengo un hijo varón, César dos hijos varones y el Chino solo tiene hijas mujeres y eso le duele. No digas tonterías, - Mario se dirige a su amigo -; Chino, tú estás feliz con las niñas, ¿verdad? Sí, estos huevas piensan tonterías. Claro, yo tengo cuatro hermanas y ellas lo atienden a mi padre y mi padre feliz con sus hijas; las hijas son mejor para dar afecto y cuidado al padre. Y también al marido – responde César.

La mujer de César está incómoda con la presencia de los amigos de su marido; a Mario le apena bastante; el Chino no quería subir a la casa, pero César insistió; Juver – que es el chacal del Chino – no dijo nada.

****** 
Son las doce de la noche, Mario está en la esquina donde esperaba a Elena, está esperando a Jhonnatan para ir a tomar un par de chelas. Llega el Chino, se dan un apretón de manos y caminan buscando un bar.

Tengo hambre Chino, y no te tengo dinero. ¿Y?, acaso no te he dicho que hoy pago yo. ¿Es por mi cumpleaños? Tómalo como los intereses del préstamos, ¿cuándo es tu cumpleaños? El 19. Ya, te mandaré un mensaje al celular. Me vas a emocionar – Mario hace un gesto.

Deciden comer un aeropuerto antes de ir a beber. Terminaron muy tarde y volvieron a la esquina, allí se quedaron escuchando música del celular del Chino.

Oye, dime quién es Elizabeth. Una ficción literaria. No seas huevón, tanto vas a estar allí en Internet escribiendo por una ficción literaria. Es para llamar la atención, nada más. Caería bien en este momento un vinito. Tengo uno en mi casa, si gustas vamos. Puede ser, pero Camila se va molestar. Pero no dices que aún no llega. Sí pues, no me llama, está media rara. No será que te está engañando. No, no creo, aunque últimamente está media rara; no quiere que la vea desnuda, ya no se molesta porque ando tomando o llegue tarde; por mí estaría feliz que se encuentre otro. Eso es lo que tú dices; ¿vamos a tomar el vinito o lo dejamos para mañana? Mejor lo dejamos para mañana, ya es tarde. Está bien Chino, voy a tomar un taxi.

****** 
Mario terminó con los informes, pone “Como si no supieras” de William Luna, a todo volumen para escucharlo mientras se baña.

Se pone dos chompas, tiene frío. Mira su celular, ya son las nueve de la noche y no ha llamado el Chino, decide llamarlo.

Chino, ¿qué fue? Mario, disculpa amigo, lo que pasa es que estoy tomando con mi chacal; loquito para otra oportunidad pues, estoy bien lejos. Normal Chino, ya será para otra oportunidad – Mario quiere salir -, pero les puedo acompañar si es que no se incomoda tu chacal. Normal, pero estamos lejos. ¿Dónde estás? En Praderas – A Mario le suena como un distrito lejos. ¿Y dónde es eso? En Andahuaylas. No conozco. Es en Santa Anita. Ah ya, hubieses comenzado por allí, tomo un taxi y voy. Ya, pero rápido porque mañana tenemos trabajo así que no podemos estar hasta muy tarde. Ya, espera un toque.

Mario solo tiene veinte soles, piensa que no le alcanzará.

Ocho para el taxi de ida, otros ocho para el regreso, dos cervezas serán unos catorce soles, asu, estoy volando – piensa -; ya sé, voy a pedirle a Chana – se entristece al recordar a su hermana muerta -, y Jorge Luis – tampoco está el buen vecino. Llamaré a Julito, pero él ya ni contesta el celular; bueno, tendré que ir a ver a mi mamá.

***** 
¿Podemos cambiar de tema? – Exige el Chino, que está harto que lo vacilen. Ya, pero siempre se habla de lo que es en común y lo único en común que tengo con César y Juver eres tú. A ver César, desde cuándo eres amigo del Chino. Desde hace seis meses. ¿Seis meses?, o sea tú debes ser el pata que truncó su camino al cielo. ¡Qué! Sí, porque yo y él no nos veíamos hace como un año y yo lo dejé en la iglesia con planes de estudiar teología; y ahora que lo vuelvo a ver me cuenta de un pata que le recordó su vida pasada en el mundo del sexo y el alcohol, o sea tú eres el mismo demonio. Pero por qué tienes que estar hablando de mí – el Chino lo dice con una sonrisita que le demuestra a su amigo que le gusta que se centren en él. Puedes quitarte ese gorro – Mario le quita el gorro al Chino. Dame mi gorro. Estamos con techo, para qué quieres el gorro. Dame mi gorro, te voy a pegar. Pégame… a ver así te ves mejor – Mario revolotea el cabello de su amigo y la mujer de César se ríe.

****** 
En el taxi.

Señor por favor, me dice que es entre Pradera y Recolectora. Ya, sí me ubico.

Suena el celular.

Aló. Loco, ¿dónde estás? Estoy por el Óvalo. Oye ya no vegas por aquí, mi pata el pintor me ha llamado y quiere que vaya para su casa – Mario se molesta porque Jhonnatan le ha hecho hacer un viaje por las puras. Entonces, ¿ya fue? No, más bien espérame por la Municipalidad, yo paso a recogerte, vamos los tres. No, pero tu pata se puede incomodar. Nada Loco, es mi pata y te tiene que recibir. ¿Y si se incomoda? Nos vamos, pero yo sé que no se va incomodar, porque siempre le he hablado de ti y quiere conocerte. Está bien.

******* 
O sea yo trunqué tus estudios teológicos. Más que eso, has sido una piedra en su camino al paraíso – Mario molesta a César para alegría de la esposa de éste. Pero Jhonntan, tú puedes seguir tus estudios – César anima al Chino. Nada que ver, tú crees que eso es una profesión cualquiera, no, para eso se necesita un santo, cosa que Jhonnatan lo era; pero te conoció a ti y ya ves. Carajo, tienes que dejarme en ridículo. Pero Chino, César es el que te ha hecho que vuelvas a esa vida lujuriosa de tu pasado oscuro y al menos debo hacerle reflexionar para que no vuelva a estropear a otro hombre sano.

Juver recibe un mensaje misio de su mujer.

¿Qué fue? Es mi mujer, pero no tengo para llamarle. Ya, llama de aquí – Mario le da su celular para que Juver llame, pero no lo hace. Pero tienes que llamar a esa pobre mujer, ha de estar preocupada. No, yo cuando llego le explico que estuve con mis patas.

****** 
Hola mamá. ¿Y esa novedad? Nada, ¿no puedo visitar a la madre más linda del planeta? Qué raro estás. Mamá necesito veinte soles, ¿me prestas? Toma – se lo da con una mirada que dice, ya me lo imaginaba.

****** 
Mario espera en la Municipalidad. Juver le pasa la voz.

Hola, soy Juver, el chacal de Jhonnatan. Un gusto Juver; Jhonnatan ya me ha hablado de ti – Mario sube al carro. ¿Y te ha dicho cosas buenas o malas? Buenas, que eres un joven que quiere aprender y estás esforzándote. Así es, es por mi hijito; y tú no me preguntas qué cosas me ha dicho Jhonnatan de ti. Me supongo positivas, te habrá hablado de mi inteligencia, facilidad de palabra y lo apuesto que me veo. Sí – Juver piensa que Mario es un presumido, pero igual le cae simpático el amigo loco de su jefe.

***** 
¿Y por qué no les cuentas de Elizabeth? Está bien. ¿Es tu enamorada? – pregunta César. No, es una creación; ¿has escuchado hablar de Pigmalión? No, quién es. Fue un rey griego que hizo una hermosa estatua, la cual era tan hermosa a tal punto que se enamoró de ella; Elizabeth es eso, es una hermosa creación de la que me he enamorado. Se le quemó el foco a tu pata, Jhonnatan – Juver se anima a referirse de Mario. ¿Y cómo es ella? – se despertó la curiosidad de Miriam. A ver, voy a comenzar por el principio, ni modo que comience por el final, ¿verdad?; ella es una jovencita que tiene muchos problemas, no tiene a su padre porque le abandonó cuando recién era una niña y su madre está muy enferma; pero ante la adversidad es alguien que siempre está alegre, que le sonríe a la vida y tiene tenacidad para salir adelante. ¿Cuántos años tiene? – Miriam quiere saber todo acerca de la supuesta ficción. Le puse 25, o sea está en la etapa más bonita de la vida, con todas sus fuerzas y el esplendor de su belleza, le puse esa edad para que exista un conflicto generacional conmigo, porque yo tengo 31; porque tiene que haber una trama, alguien tiene que sufrir– le van cayendo lágrimas a Mario y Jhonnatan piensa que sí existe Elizabeth. ¿Es una novela lo que estás escribiendo? – César pregunta. No, es solo una mujer que creé para no estar solo, como cuando de niño inventé a Sebastián y Antonio, mis amigos imaginarios.

Mario va al baño y César aprovecha para preguntarle a Jhonnatan.

¿Tu amigo está loco? No, Elizabeth es una chica que no le corresponde, solo que él dice eso para llamar la atención. Sí, ya me había dado cuenta, es medio presumido – dice Juver.

Mario se sienta y bebe.


¿Y por qué no pueden estar juntos? – Miriam vuelve a preguntar. Porque ella está enamorada de otro; porque no soy lo suficiente para ella, porque ni tengo la belleza ni la fortuna para que me quiera. Pero si tú la creaste, puedes hacer que ella tenga buenos sentimientos y te ame. Ella tiene buenos sentimientos, pero hasta tus creaciones te fallan. Como tú a mí – Jhonnatan recuerda la mala pasada que tuvieron y por lo que se enemistaron. Chino – Mario apoya su mano en el hombro de su amigo -, ¿de verdad piensas que yo te fallé? Todos me han fallado, Camila, mi padre, mi madre, mis hermanos, tú – ese tú le dolió a Mario y razona que le falló a Elizabeth al confundir sus sentimientos.

Friday, August 15, 2014

Una hermosa Flor

Pareciera que escucha la Marcha Fúnebre de Chopin. Sebastián está en la iglesia del Convento de Santo Domingo, y le pregunta a la imagen de un Cristo doliente.


Es un mito lo de tu resurrección, ¿verdad?

Se retira sin persignarse.

****
¿Y qué tal si está loco? Pues sí, Sebastián está loco, es tan loco como Luis. Sí, pero Luis es un loco bueno. Sebastián también lo es.

A Flor le preocupa su amiga.

Sabes, hoy le acompañé a comprar algunos libros y me invitó a comer en un restaurante chino. ¿Pero no era que iban a estudiar?  Él necesitaba comprar unos libros y por eso le acompañé. Dices que no tiene dinero, sin embargo gasta en comida y libros caros. Es que está estudiando y prefiere gastar su dinero en libros; la comida, pues tiene que comer, ni modo que no coma. Sí, pero gastar en ti. Yo no le hago gastar, en repetidas ocasiones he pagado mi plato.

Flor se cambia de ropa, se pone el sacón, mira cómo quedó su maquillaje.

Debes dejar a Rey y cambiar de trabajo. Yo tengo mi trabajo – Flor se molesta -, esto es un extra. Te puedes enfermar. Me cuido hijita. No es 100% seguro. Lo sé, pero yo no lo hago con cualquiera, yo selecciono mis clientes. Flor, por favor, no digas tonterías, sabes a lo que te arriesgas. Ya no molestes, si tú quieres volverte a tu pueblo es tu problema, además solo hasta que pueda conseguir un trabajo donde me paguen más, luego seré la puta exclusiva de Rey. Rey te hace daño. Bastante querida… déjate de cosas, más bien tú me preocupas saliendo con ese profesorcito –Flor cierra la puerta.

Elizabeth se queda sola en la habitación y responde a William que le está escribiendo por el Whatsapp.

William: Hola mi amor, mañana tengo el día libre, ¿puedes venir a mi casa?
Elizabeth: ¿Para qué mi gordito?
William: Quiero verte, tenerte a solas.
Elizabeth: Pero yo quiero ir al cine como me lo prometiste.
William: Ya, pero luego te vienes a mi casa, aquí escuchamos música y me haces un movimiento sexy.
Elizabeth: ¿Te has bañado?
William: ¿Por qué?
Elizabeth: Porque estás más calentón de lo acostumbrado, por favor William.
William: Pero eres mi enamorada y quiero abrazarte y besarte.
Elizabeth: Sí, pero en tu casa; qué pasa si viene tu mamá.
William: Vamos estar en mi cuarto.
Elizabeth: Peor todavía, tu mamá qué puede pensar de mí, si me encuentra en tu cuarto.
William: Nada, que eres mi enamorada.

Si William supiera que Elizabeth se la ha pasado casi un año en la casa de Sebastián a solas con él, no le diría tal cosa. Siempre le dijo que el profesor Rivas le enseñaba a ella y un grupo de amigas. Pero peor aún, si William se hubiese enterado de que Elizabeth trabajaba como meretriz, qué pasaría por la mente de este citadino que piensa que su enamorada es casi, casi virginal.

******  
Pero no quiero tener sexo, no soy fácil. Perdóname mi amor, es que ya tenemos seis meses de enamorados y creo que ya es momento de avanzar un paso más en nuestra relación. Pues fíjate cómo estás dando los pasos porque vamos a cruzar la pista. Mi amor – William abraza a Elizabeth -. No me abraces, estoy molesta, no pensé que eras así, eres como todos, solo piensas en tener sexo. Pero gordita, es normal, tú no has tenido relaciones sexuales con tus anteriores enamorados. No, soy virgen – Elizabeth lo dice con toda seguridad -. Ay no me digas eso, ya tienes 24 años y me vienes con que eres virgen. Sí, soy virgen – Elizabeth pone una cara curiosa, que hace notar que está mintiendo. Ya, y me lo dices con esa cara. Está bien, no soy virgen, pero no quiero apresurarme contigo para luego no arrepentirme. Pero mi gordita, ya me conoces, y sabes que te quiero. Sí, lo sé… me has demostrado que me quieres, pero no me amas; es importante que me ames para dar ese pasito.

Pasan por un hotel y William la abraza y la trata de provocar.

¿Ves ese hotelito mi amor?, debe ser bien bonito verdad. Sí, y es bien caro, cuesta ochenta soles – Elizabeth frunce el ceño y se pone tensa, William la sofoca al caminar abrazadola por detrás. Pero debe haber habitaciones más baratas, ¿qué tal si preguntamos? No hace falta entrar, allí en el cartel dicen los precios. Mi amor, ¿qué tal una de treinta? No. ¿De cincuenta? No. Mi gordita, no me alcanza para el de ochenta. Es una pena, justo ahora que me había animado.

***** 
Flor esta preocupada, llama a Elizabeth.

¿Qué pasó?, ¿por qué no llegas a casa? Es que estoy en el carro aún, estoy por Surco; más bien qué te pasó a ti, ¿por qué te volviste de tu “trabajito”? Estoy mal, tengo una infección. Ya ves, eso te pasa por hacer esas “cositas”. ¿No será que estás con el loco de Sebastián? No, estoy en el carro, estuve con William, cenamos y la pasamos caminado por aquí conociendo el Parque de la Amistad. No me mientas Rocotito, mira que ese loco Sebastián estuvo ayer aquí y preguntó por ti. ¡Y por qué no me lo dijiste!

*****  
Hola – Sebastián se acerca a Flor -, ¿eres Flor, amiga de Elizabeth? Sí, ¿quién eres tú? Soy amigo de Elizabeth, le ayudaba con Lógica. Ah ya, tú eres el profesor. Sí, dime, ¿está Eli? No – Flor miente y Sebastián lo sabe porque hoy es el día libre de Elizabeth. Es que estoy que la llamo y no contesta – Sebastián se quita el chullo que lleva. Seguro se habrá olvidado en el cuarto. Ya, por favor le dices que la vine a visitar. Está bien – Flor le responde secamente.

*****  

¿Y qué fue? Nada, creo que le ha pedido a Flor que la cubra. Está bonita esa chica. Sí, es una chica linda, pero le he caído antipático; es una pena, me gustaría que fuera mi amiga. Me sorprendes. ¿Por qué? Te estaba pensado de otra manera - Luiz admira la fortaleza de su amigo. ¿Cómo? Amargado, sufriendo. El sufrimiento edifica, y enaltece al que sabe padecerlo. 

Thursday, August 14, 2014

El tiempo pasa y no estás conmigo


Tienes razón, nos veremos cuando tú quieras. Sí, nos veremos cuando tú quieras, porque a este amargado e infeliz no se le permite salir del cuadradito de soledad al que le has confinado. Así es, que soy un amargado e infeliz, así soy yo ahora, por tu culpa, porque me encariñé contigo.

Desde que te conocí me dijiste que tengo talento, que triunfaré y te creí y te obedecí; pero qué haces, te vas; y ahora soy un mediocre, enfermo, drogado, sin futuro.

No me quieres porque soy feo, no me quieres porque soy un bastardo. Si ahora te parezco feo, cuán más feo te seré para cuando sea un anciano. Soy un bastardo que nada heredará, por eso no me quieres; porque nada seguro puedes esperar de mí, más que sentimientos. 

El tiempo pasa y no estás conmigo, estoy solo. 

Wednesday, August 13, 2014

Registros Públicos

Y cuando te sueño, suceden cosas interesantes.

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Julio timbra, Sebastián no se da cuenta quién es y contesta, lo escucha y no dice nada, corta. Se apresura en cruzar la pista, lleva tres tubos de luz. Julio vuelve a timbrar, esta vez Sebastián corta al instante. Deja los tubos en el segundo piso y baja para dejarle el dinero a su madre.

Mamá aquí tienes 150, voy a salir, el maestro te va pedir en la tarde – Sebastián busca los cien soles y no los encuentra.

¡Mierda! Seguro los dejé caer al momento que me llamó ese imbécil, ¡pero qué mierda! – revisa una y muchas veces sus bolsillos.

Sube al segundo piso, recorre el trayecto de vuelta a la ferretería, no encuentra los cien soles. Vuelve a casa.

Mamá perdí mis cien soles. ¿Cómo? En el momento de contestar mi celular, creo que se me cayó. Pero cómo, claro como andas como loco, suerte para quien se encontró. Y mala suerte para mí.

Ahora sí va ver ese idiota, le voy a mandar a la mierda, por su culpa perdí mis cien soles – Sebastián timbra a Julio pero éste no le contesta -, encima no me quieres contestar; contesta mierda, solo me traes problemas, contesta – insiste con la llamada -; ya, seguro me has bloqueado, me has puesto en la lista negra -;  ¡joder! – dice joder desde que trabajó como teleoperador para España -, ¡joder!, ¡joder!, ¡joder!

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Oe loco ya me quito, mañana continuamos. Chino, no tengo los ciento cincuenta, he perdido cien soles. ¿Dónde? No sé Chino, creo que los dejé caer cuando atendía el celular. Qué huevon eres. Pero, espérame un toque, saco dinero aquí en Inkafarma.

Sebastián y Jhonnatan van juntos.

Aquí tienes, ¿a qué hora vienes mañana? A las ocho, temprano voy a estar. Ya pues, porque tengo planes de salir y no voy a poder irme hasta que termines. No te preocupes loquito, mañana terminamos el enchapado y fácil el miércoles lo estoy fraguando y te puedes ir con tu flaca. Ya, no me falles.

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Vuelve a la casa y encuentra a su padre.

¡Ya ves!, ese tu amigo nuevamente te ha dejado con el trabajo inconcluso. No, mañana viene. ¿Y por qué viene para hacer un hueco y luego irse? Es que le ha sucedido un imprevisto. No seas tonto, ese tu amigo no va venir, después de un mes va terminar algo que puede hacerlo en dos días. Y lo va hacer en dos días, el miércoles me entrega el cuarto.

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Al día siguiente.

Bueno, ha tener que ponerse el mismo jeans, igual voy a estar supervisando el trabajo de Jhonnatan – Sebastián, se siente incómodo porque tiene que ir a la casa de sus padres temprano y quizás se encuentre con su cuñado.

Suena el celular.

Loquito, se cayó un muro mal hecho y se atrasó mi trabajo, mañana me acerco a tu casa. Pero, Jhonnatan, mis viejos están incómodos, quieren que el cuarto salga ya. Sí, mañana trabajo hasta la noche y lo termino. Ya, pero no me falles Chino.

Sebastián decide no ir a la casa de sus padres. Se cambia de ropa, y va a la municipalidad para seguir con el trámite de rectificación de su  apellido materno. En el trayecto decide llamar a Julio para disculparse, pero no contesta.

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En Registros Públicos de Lima, encuentra que se están casando. Recuerda la triste situación que pasó Elena el día de su matrimonio y piensa que jamás le haría eso a una mujer. Se fija en la novia, es una gordita blanquiñosa que está muy feliz al igual que el novio. Pero el padre de la novia, que se le ve muy joven, esta incómodo. Está cerca de dos señoras chismosas.

Es que no es el padre hija. ¿No? No, es el padrastro, y por allí he escuchado que estaba enamorando a su hijastra. Pero qué sinvergüenza, con razón esa incomodidad. Ay, pero lo que es yo, a César le voy a tener avisado. Sí, que los chicos ni se les ocurra estar en esa casa, porque es casa de locos.

*****
La casa de locos de mis padres, felizmente que no son de sangre, ya estaría tan loco como ellos  - Sebastián está renegando, su padre le ha molestado porque Jhonnatan no fue a trabajar.

Entra a la oficina de rectificaciones.

Señor Rivas, ahora usted ya puede tramitar su DNI. ¿Sí? Así es, aquí – muestra la computadora – sale su rectificación, dice Zavaleta. Muchas gracias, ¿qué debo hacer ahora? Puede sacar una partida de nacimiento y hacer su trámite en la RENIEC – Sebastián quisiera corregirla diciendo EL RENIEC, pero no lo hace. Gracias, muchas gracias.

Baja, siguen los novios en el hall. Está muy feliz porque ahora se llama RIVAS ZAVALETA, y quisiera juntar su felicidad con la de los novios. Se les acerca y sin ningún miramiento les dice, se ven tan lindos que me ha dado ganas de casarme. Gracias, responde la novia; mientras que el novio frunce el seño, pensando que ha sido un atrevimiento.

****** 
En caja.

Por favor una partida. Diecisiete soles señor. Aquí tiene. Muy bien.

Apenas imprime su boleta, de la otra ventanilla llaman, Señor Sebastián Rivas Zavaleta; le entregan su partida.

Y dicen que la municipalidad está atrasada, Villarán sí hace que esto funcione. 

Sale feliz y camina sacando pecho como graciosamente lo hace su amigo. La novia - que se está tomando fotos con sus invitados - le mira. 

Tuesday, August 12, 2014

He soñado que te amaba

He soñado que te amaba, y sabía que soñaba mientras te amaba - Antonio continúa escribiendo la carta para Elizabeth y piensa dejarla debajo de la puerta de la casa de sus patrones, sabe que aún no se ha ido de Lima. ¿Qué puedo hacer para que me quieras? Necesito mucho verte, necesito mucho tocarte las manos, darte un beso y abrazarte – Antonio tiene frío y le duele los huesos.

Sabes, estoy leyendo el libro que me obsequiaste, lo encuentro interesante y me gustaría comentártelo – Duda si seguir tipiando la carta o escribirla a mano. Seguro que te animará saber esto, puesto que últimamente estabas interesada en la historia y hacías referencias a la lectura del mismo – Antonio decide continuar en la PC.

Se viene pronto mi cumpleaños, es el 19 de agosto; me quedaré en casa esperando tu comunicación – en su trabajo le darán el día libre si él lo solicita. Tienes mi número, por si acaso te lo recuerdo, 993200783.

Te informo, logré corregir mis apellidos; ahora sí soy hijo del Sr. Rivas, al menos legalmente. Claro, con tantas hermanas, lo que puedo pretender heredar será la habitación que hace poco enchapé para que sea el cuarto de mi sobrino. Lo importante es que ahora sí soy el hijo de mis padres.

***** 
Antonio se pone a pensar, duda que Elizabeth continúe trabajando en Magdalena y rompe la carta.  

Monday, August 11, 2014

Sebastián piensa en Elizabeth

Es sábado por la tarde, Elizabeth tuvo un mal día, pero igual va a la casa de Sebastián para estudiar. Además es el único lugar que tiene dónde ir; no quiere quedarse sola en su cuarto.

Mensaje de Elizabeth:
Cholito estoy llegando en media hora a tu casa.

Respuesta de Sebastián:
Te estoy esperando.

Elizabeth está en el carro pensando en su madre, en su trabajo, en Flor, en su clase de diseño, piensa en todo y en todas las personas con quienes tiene que lidiar y no consideran sus tantos quehaceres. Baja en el Pte. Nuevo, toma un carro hasta la Av. Chimú, baja y escribe un mensaje:

Estoy a una cuadra de tu cuarto - En verdad recién está en la 7 de Chimú, tiene que subir unas seis cuadras. 

Sebastián desespera, terminó de limpiar el cuarto, pero aún no se ha bañado. Se quita rápido la ropa y se ducha en un par de minutos. Se pone la ropa con tranquilidad, él suele tirarle la llave a Eli para que ella misma suba a su piso. Terminó de cambiarse y ella aún no llega. Comienza a escribir:

1
2
3
4 - llega hasta 600 segundos.  

Elizabeth le lanza una piedrita a la ventana.

Por fin llegas, ¿no que estabas a una cuadra? Todavía no superas a Luis – Luis fue su primer enamorado. ¿Quieres que lo supere?

Elizabeth se hace la desentendida porque se da cuenta que no tuvo que hacer ese comentario. Sube, entra a la habitación y se sorprende:
¿Hiciste todo esto por mí? ¿Qué cosa? Limpiaste todo el cuarto, echaste ambientador y compraste dulces. Sí – Sebastián sonríe porque logró que ella notara su interés. Esto es lo más dulce que nadie haya hecho en mi vida. ¿Limpiar su cuarto? No, pensaste en mí, pensaste en lo que me gustaba. Eli no puedo dejar de pensar en ti.

Elizabeth se incomoda y decide cambiar de tema.

Sunday, August 10, 2014

Infieles

Elizabeth, te voy a esperar. 
Camila revisa la ropa sucia, huele la trusa de Jhonnatan, rebusca en los pantalones de su esposo.

El celular timbra, es su mejor amiga.

Hola Cami, mañana hay un reencuentro con los compañeros, aunque sé que me vas a decir que no, igual te paso la voz; para que luego no justifiques lo dejada que estás, con que una no te pasa la voz. Vamos.

***** 
En la fiesta.

Cami, estás tomando mucho – Alicia ríe. Una vez al año no hace daño. A ver amiga, cuéntame qué te sucedió. Nada. No, no me vas a decir que  nada, algo tienes. Es Jhonnatan, creo que nuevamente me está engañando. Yo que tú le pago con la misma moneda.

*****  
En la casa.

¡Por qué llegas tarde y en ese estado! – Jhonnatan ha llegado nuevamente borracho. Estuve con Mario, no lo veía hace un año y me invitó un par de cervezas. Y con un par de cervezas han estado hasta estas horas, estás gastando el dinero que nos falta, sabes que tenemos que pagar el viernes y estás tomando. Mario me prestó el dinero para pagar.

Jhonnatan tiene hambre, se sirve un poco de sopa y le echa montón de ají. Camila toma el recipiente del ají y lo vacía en el plato de su esposo.

¡Estás loca!, ¿qué tienes ahora? Me estoy cansando de ti, mira esto – Camilia le muestra su polo con una mancha de lápiz labial. Eso es un juego de mis compañeros del trabajo, Henry me manchó con el pintalabio de su mujer para molestarme. No te creo. Llámalo – Jhonnatan le da el celular.

Aló. Aló, ¿con quién hablo? Hola Henry, soy la mujer de Jhonnatan, disculpa que te moleste a estas horas pero quería preguntarte algo. ¿Tú eres Camila?, dime. Sí, es que he encontrado en el polo de Jhonnatan una mancha de lápiz labial. Ah – Henry se adelanta -; sí, fue una broma que le hice a Jhonnatan. Me hablas enserio, él está viniendo últimamente los fines de semana borracho. Sí, hemos estado tomando; estaba muy preocupado por esa mancha, pero ha sido solo una broma Camila. Gracias.

Ya ves, solo fue una broma de ese cojudo. Me voy a dormir – Camila se acuesta.

*****
En la chamba.

Henry hazme un favor. ¿Qué pasa Chino? Mi mujer te va a llamar hoy seguro, le he dicho que ayer estuvimos tomando, pero me fui con la flaca de las papayas. Chino, pero yo no quiero mentirle a tu mujer. Déjate de vainas Negro, por favor, solo esta vez, te prometo que no te vuelvo a meter en mis asuntos. Está bien.

****** 
Henry, discúlpame, no quiero molestarte; pero la verdad estoy muy preocupada por el Chino, ayer llegó muy tarde. Sí Camila, el Chino estuvo conmigo toda la noche, estuvimos tomando; perdóname, pero nos hemos hecho muy patas y le cuento algunos de mis problemas. ¿Tú eres casado? Sí, pero tengo problemas con mi mujer que es muy desconfiada – Henry se permite esta confidencia. Creo que las mujeres somos un poco celosas. Solo un poco. Jajajaja.

***** 
Hola Camila, ¿qué pasó con el Chino? Nada Henry, no te llamo por él. ¿Entonces? Es que, es que… quería, no sé… quería salir de mi casa estoy un poco estresada y no tengo con quién, y pensé… pensé que quizás podríamos conocernos. Bueno, yo ya termino mi trabajo, si quieres conversar te invito una gaseosa, estoy por Plaza Norte. Ya, voy de frente por Evitamiento y llego en 45 minutos. Ya, te espero en la puerta principal.

*****  
Henry ve a Camila de lejos, no le parece bella, pero sí tiene un buen cuerpo.

Camila ve a Henry y se sorprende por lo bello que es. Tiene cabello ensortijado, rostro juvenil y cuerpo bien formado.

Hola – Henry se adelanta en darle un beso en la mejilla. Hola Henry, no pensé que serías tan guapo – Camila sonríe y se le ve encantadora. No es verdad. Sí es verdad y tú sabes, ¿por qué te dicen Negro? Por mi cabello crespo. Ah ya. Te invito una gaseosa. No, me podrías invitar una cerveza. Está bien.

***** 
Llegaron a un bar con una rocola, Jhonnatan le enseñó el gusto por este tipo de bares.

¿Y qué haces cuando no trabajas? Estoy con mi hijita, aunque este último año la he pasado solo. ¿Solo? Sí. ¿Es un castigo o un lujo raro tuyo? Las dos cosas - Henry pide un par más de cervezas - ¿no te molesta si tomamos un par más? Adelante, pero yo también invito. No, yo voy a invitarte, cómo vas a comprar las cervezas tú. 

Se acercan a la rocola y Henry pone dos canciones de Alejandro Fernández.

¿No terminaste la secundaria? No, es que me expulsaron de dos colegios y mi papá se dio por vencido; entonces, me llevó a trabajar con él y aprendí y ahora trabajo independientemente. Yo sí terminé y estaba estudiando en un instituto, enfermería. ¿Y por qué lo dejaste? Porque quedé embarazada y mi papá se molestó y me echó de su casa. Cuando uno es adolescente comete muchos errores. Sí, fue un error lo que cometí.

Van por la sexta botella.

¿Tú no te mareas no? – Camila se siente mareada. Es que estoy acostumbrado, mejor nos vamos. No, yo tampoco estoy mareada. Dime, ¿por qué te dicen negro? – Camila insiste con esa pregunta. Porque soy crespo, ya te dije.

Suena “Le bajé las estrellas” de Alejandro Fernández.

Hasta que por fin le tocó a mi canción. ¿A quién se la dedicas? A una chica que conocí el anteaño pasado, es una jovencita que traté de ayudarle en todo; le di todo lo que estaba a mi alcance; y no me quiso. ¿Y tu esposa? Estamos por separarnos. ¿Le fuiste infiel? No, de esta chica que te cuento es la primera vez que pienso en tener algo con alguien que no sea mi esposa; pero es porque Elena y yo ya no hacemos vida de esposos; creo que nos absorbió mucho los proyectos de Elena: tener una casa, el colegio privado para nuestra hijita, comprar la refrigeradora, el plasma, los celulares; Elena es muy materialista y yo no soy así.

*****
Salen del bar, Henry para un taxi para embarcar a Camila.

Negro, no quiero ir a mi casa – Henry deja pasar el taxi. ¿Y dónde vas a ir? ¿Tú quieres ir a tu casa? Todavía es temprano – son las ocho de la noche - si quieres caminamos. No, quiero ir a un hotel. 

Saturday, August 2, 2014

Carta a Elizabeth

Elizabeth,

Has sido la persona más especial que conocí en estos últimos años. Tienes muchos dones, con los cuales has absorbido mi atención y voluntad; a tal punto que no me interesaba en mi progreso, sino en tu bienestar, desestimando mi persona y encumbrándote en todo cuanto podía.

Pero también te he ofendido, porque mis celos al saber de William, de tu trabajo y las otras cosas hicieron que te hiera con reproches que no me correspondían. Perdóname por las ofensas, por los mensajes groseros; perdóname, estaba y estoy enamorado.

Pretender que me des un beso, pretender que me ames como yo a ti, pretensión absurda que te quedes conmigo y no vayas con tu madre; porque cuando se está enamorado – quizás obsesionado según tú – no se mide los actos y se cometen abusos que ahora me arrepiento.

Quiero agradecerte que te hayas ido de mi vida. Ha sido lo mejor que has hecho por mí. El mejor regalo que me has dado. Porque yo te hago daño, y porque me hago daño al querer tenerte a mi lado.

Quiero que te vaya bien en todo. También, no te apenes por mí porque voy a trabajar y estudiar para mejorar mi situación y que si algún día me veas – más adelante – puedas decir que tienes un amigo de bien que ha aprovechado su vida.

Elizabeth, quizás ni pienses en mí como pienso que lo haces; pero ya está, donde estés se feliz.

Sebastián.