Wednesday, September 2, 2020

Despedida

Sebastián baja las escaleras con las cosas del inquilino que se despide. Es muy amable, le apena que alguien se tenga que ir, pero esto ya se ha hecho una cosa frecuente a causa que muchos han perdido su trabajo y tienen que volver a sus pueblos.

(-) ¿Y a dónde irá?
(-) A Cuzco, joven Sebastián.
(-) ¿Allá tiene casa?
(-) La casa de mis padres, creo que solo estaré un tiempo porque en verdad no tengo nada que hacer allá. Allá el trabajo solo es la chacra, además mis parientes todos están en Lima, algunos están yendo a Cuzco pero sé que se regresarán. Cuando se mejore las cosas, volveré.

El inquilino se despide muy sentido.

(-) Joven Sebastián, quiero decirle que lo poco que le conozco usted me ha caído bien. Siempre ha sido serio conmigo, pero ha sabido comprenderme. Le agradezco a usted y a su padre por su trato. Además, también me gusta mucho ver sus videos, así que lo voy a seguir viendo y le haré los comentarios.

(-) Gracias Nelson. Sabes, cada despedida me hace sentir triste. Desde que estoy encerrado aquí y no puedo ver a mis amigos, me ha venido una nostalgia. No sé por qué te lo estoy diciendo, pero en verdad, no me gusta las despedidas.

(-) Le entiendo joven Sebastián, a mí también me pasa eso ahora. No quería despedirme, no quería irme de Lima; es Lima la horrible, pero uno se acostumbra.
(-) Eso de Lima la horrible, ¿de dónde lo sacas?
(-) De sus videos pues, usted habla de Lima la horrible.

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Sebastián se cruza con Rodrigo. Se saludan y Rodrigo intenta tocarle el hombro, pero se reprime. Ambos discutieron por lo de los compartir venezolanos. A Sebastián le apena que Rodrigo se corte, pero parece que por ahora habrá una distancia entre ellos.

Rodrigo es un buen muchacho, a Sebastián le agrada en especial porque es casi su contemporáneo. Solo Henry es el amigo que tiene casi la misma edad – Henry es mayor que Sebastián por 2 años -, en cambio Keni y Gustavo son mucho menores que él. Además, Rodrigo es un chico serio, que se esfuerza mucho para apoyar a sus padres y eso a Sebastián le hace admirarlo.

Sube a la azotea y piensa en los tendederos, quiere solucionar ese desorden. Le timbran al celular, es un estudiante, responde.

(-) Buen día.
(-) Buenos días profesor. Soy el estudiante Brian Maldonado. Le llamaba profesor porque he visto que usted está vendiendo un libro.
(-) Así es, pero no lo estoy vendiendo a los estudiantes.
(-) Pero no es para mí – Brian recuerda que el año pasado el profesor le dijo a un compañero que quería comprarle el libro que no lo vendía a los estudiantes -, es para mi papá; él leyó su blog y quiere leer su libro.
(-) Bueno, si es así; tendría su padre que comunicarse conmigo y solicitármelo.

Sebastián se incomoda, no quiere vender un libro a los estudiantes y tampoco a los padres de familia; piensa que no es correcto.

Azul, cuando te propongo algo no tengo ninguna mala
intención, solo pasar un rato contigo. Ahora ya hasta
tengo miedo de invitarte algo.







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