Sebastián está revisando las actividades de sus estudiantes, piensa en no salir, tiene mucho pendiente con el colegio. Le llama Elena.
(-) No, estoy mal.
(-) ¿Qué es esa música horrorosa? Seguro sigues pensando en esa fantasía
llamada Azul, por favor levántate, sal a caminar, toma una ducha y ponte algo
decente que la psicóloga te llamará a las nueve, no me puedes fallar.
(-) Elena – Sebastián habla lastimeramente -, voy hacer todo lo que
dices, pero no creo que me den el trabajo, se darán cuenta que estoy con
depresión.
(-) Tú no te preocupes por eso, que la psicóloga es mi pinky y yo ya la
tengo bien adiestrada, solo tienes que sonreír a la cámara. Ponte una corbata,
no me importa si estás calato de la cintura para abajo, pero de la cintura para
arriba debes estar reluciente.
(-) Haré mi mejor esfuerzo.
Sebastián sube el volumen del pc, es la canción en inglés que Azul escucha en su trabajo, se desnuda y va entrar a la ducha cuando de pronto suena la puerta de la calle, es ella que está saliendo para su trabajo. La ve caminando hacia el parque y le dice para sus adentros, voltea, voltea para que me mires. Azul no voltea, sigue su camino despreocupada. Sebastián la sigue con su mirada hasta que ella se pierde en ese pequeño bosque. Entra a la ducha, está emocionado, cierra los ojos y piensa en ella.
Azul, gracias por ya no mirarme con tu cara de pato malo.
******
(-) Cholo, y si Azul te amara, ¿tú te casarías con ella?
(-) Por supuesto, yo me casaría con ella y para siempre.
(-) Hablas grueso.
(-) Cholo, yo la amo, yo amo a Azul. No me importa que esta relación sea
imposible, que ella se va ir pronto, que ella me desprecie, yo la amo y eso no
va cambiar. Cuando ella se vaya cholo, me lloro – Sebastián abraza nostálgico
el tecnopor.
(-) Y cuando ves a Azul, ¿qué es lo que más te gusta de ella físicamente?,
¿su culito?
(-) Me gusta todo de ella, sus cabellos, sus ojos, su nariz, sus labios,
me gusta su cuellito, su espalda pecosa, sus pechos, sus largas piernas y por
supuesto su culito. Pero lo que más me gusta, me gustan sus pies.
(-) Sus pies, lo olvidaba. ¿Debe ser un fetiche?
(-) Creo que sí, sus pies son los que más me gustan y espero que algún
día me dé la oportunidad de besarlos.
(-) Lo bueno es que ya no la estás molestando.
(-) Estoy esforzándome para no buscarla, para no hablarle. No es porque esté
tratando de olvidarla ni nada por el estilo, solo que no quiero molestarla, no
quiero incomodarla. Cuánto me gustaría caminar con ella, conversar largo rato
contándonos nuestras cosas, llevarla a comer, salir a comprar juntos, ir a la
montaña, llevarla a que se distraiga. Pero a ella no le interesa estar conmigo.
(-) Es una pena cholito, justo te tienes que enamorar de esta veneca. No
tengo nada en contra de Azul, pero no es para ti. Habiendo tantas que caerían
fácilmente, se te ocurre enamorarte de alguien así, ella es todo lo contrario a
ti, tanto en la personalidad como en lo circunstancial, lo veo muy difícil
cholo.
(-) Sabes cholo, la escuché hablando por el celular, diciendo que estaba
mandando dinero a su hermana, ella solo tenía cien soles y los estaba mandando
a Venezuela para que su hermana pueda comer – a Sebastián le caen lágrimas.
(-) Eso es problema de ella cholo.
(-) Es que yo la quiero y no quiero que sufra – Sebastián se pone a
llorar.
(-) Te entiendo, pero ella no quiere tu ayuda, ella ni siquiera quiere
verte.
******
La psicóloga le pide que haga dos dibujos, en
cada una debe estar una persona trabajando. A Sebastián no le interesa las
indicaciones, que tenga que hacer dos dibujos para obtener el trabajo le parece
algo irrelevante. Abre el Facebook de Azul y busca aquella foto en la que ella
se encuentra con sus hermanos en el campo haciendo parrilla, para el segundo
dibujo utiliza aquella en que está supervisando un examen a sus estudiantes.
Al día siguiente, Sebastián tiene que hacer una clase modelo, le llama Elena.
(-) ¿Qué clase de dibujo hiciste? – pregunta Elena.
(-) Me pidió gente trabajando e hice dos dibujos, una de una amiga y sus
parientes en un restaurante campestre y otra mía dictando clases.
(-) Pues has salido observado.
(-) ¿Entonces no obtendré el trabajo?
(-) Hablé con mi pinky, me dijo que se nota que estás deprimido, que
tienes problemas y que no haces nada para disimularlo. Pero creo que tú ganas
porque el otro candidato ha salido con siete problemas mentales. Por favor, la
clase modelo no puedes fallar, has algo, sonríe, muévete, es una gran oportunidad,
y tú te lo mereces. Ya olvídate de esa Azul, olvídala y sigue adelante.
(-) Voy a seguir adelante, pero no voy a olvidar a Azul.
(-) Báñate, ponte saco y corbata, por favor, supéralo, ánimo Sebastián,
tú no puedes estar así, tú eres el mejor profesor que conozco y tú te mereces
ese puesto.
(-) No siento que merezco nada ahora.
(-) Si no lo obtienes, te juro que voy a tu casa y le armo chongo a esa
tal Azul.
(-) Haré mi esfuerzo – Sebastián sonríe huecamente.
Sebastián se mete a la ducha, sigue escuchando la música que le compartió Azul: “… lo siento mucho… pero me voy… porque a tu lado me di cuenta que nada soy…”. Se dice que nunca diría eso, nunca dejaría a Azul, nunca se alejaría de ella, él solo no la está molestando, pero está para cuando ella le necesite. Deja que el agua le caiga en la nuca, no siente el frío, siente que su sangre le hierve, siente el dolor de cabeza, el nudo en la garganta y el ardor en sus ojos. Le cae lágrimas que se pierden con el agua que cae como lluvia.
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