Sebastián se levanta, mira los mensajes en el WhatsApp, Keni le escribió.
(-) Cholito
espero que estés bien.
(Grabación
de voz) Cholo, ten buen día, siento no haberte llamado, pero ando full con el
nuevo trabajo y encima el domingo van a techar la casa. A ver si me acompañas a
comprar materiales hoy, te doy para la gasolina (-)
Keni aún
duerme, son las cinco de la mañana. Sebastián se quita el pijama y se pone un
short, cuando escucha la puerta de la calle, corre para ver a Luisito, silva, su
amigo voltea y levanta el brazo.
Ayer,
Sebastián y Luisito estuvieron conversando en la tarde, mientras el venezolano
hacía su almuerzo eso de las siete.
(-) Esto ya
es mi cena/almuerzo mi pana – para Sebastián es curioso el acento del sucreño.
(-) Cholo –
Sebastián le dice cholo a todos -, ¿es cierto lo que dijo Rodrigo?, ¿viene tu
mujer a Perú?
(-) En eso
estamos mi pana, tengo muchas dudas, ahora le mando dinero a mi mujer y le
alcanza para mi hija y ella, pero dice que las cosas allá están peor, que no se
encuentra los productos fácilmente. En cambio, acá ella estaría bien porque se
encuentra todo para la bebe, pero con mi trabajo no podría mantener a mi
familia. No sabemos qué hacer todavía.
(-)
Entiendo, pero sabes que si tu mujer se viene no podrás estar en este cuarto,
tendrías que al menos alquilar una habitación con baño. Si gustas le puedo
decir a mi hermana que te alquile un cuarto en su casa.
(-) Gracias pana, pero si mi mujer se viene será todavía para diciembre.
Azul, lo vamos a dejar allí. |
Luisito
quiere servirle a Sebastián, pero él lo rechaza porque justo había comido una
hamburguesa.
(-) Cholo,
¿te puedo traer una gaseosa?
(-)
Clarissa, todo es bienvenido en este humilde hogar.
Sebastián
baja, va a la tienda, compra unas tortillas picantes y dos gaseosas coca-cola.
Sube a la habitación de Luisito, y comparten.
(-) Tú
puedes creer que porque miro los culitos voy a traicionar a mi mujer, no
Sebastián, para que yo deje a mi mujer tiene que ser alguien mejor que ella, y
mira, no creo que vaya a encontrar alguien como ella – Luisito le enseña la
foto de su mujer a su amigo.
(-) Sí, es
una chica guapa y muy grande.
(-) Sí es
alta, pero no más que yo. Parece más grande, mira aquí estamos ella y yo cuando
nos casamos.
(-) Pero si
eras flaco.
(-) Sí, yo
agarré cuerpo cuando nació mi hija, antes era tan flaco como tú. A ti lo que te
falta es familia mi pana. Y, por cierto, ¿qué broma con Azul?
(-) Nada,
tu paisana es una chica difícil.
(-) La
verdad mi pana, ella me parece media estúpida; se molesta de algo y ya pone
chueco el hocico y no te habla. Ayer nomás conmigo se molestó de porque mojé el
piso, yo siempre limpio el baño y por un día que se me pasó ya está. Se arrecha de cualquier cosa, no te conviene.
(-) No sé
cholo, pero ya no la voy a molestar. A mí me parece una buena mujer, pero ya me
di cuenta que no es para mí.
(-) Es
buena, pero así con ese genio, se va quedar solterona.
(-) Mañana
van a techar la casa, voy a pedirle a Rodrigo que me ayude haciendo parrilla.
(-) Fino mi
pana, entonces mañana no me preocupo por el almuerzo.
(-)
Jajajaja, si normal, subes para estar con la gente.
******
(-) ¿Y qué
fue con Rodrigo?
(-) Ya
había quedado con su enamorada, como es su primer domingo libre.
(-) No te
preocupes mi pana, vamos a comprar la carne.
(-) Pero
recién llegas de tu chamba – Sebastián mira que Luisito está ojeroso -, además
estoy gastando mucho, mejor compraré un menú para cada uno y ya está. Vamos
aquí nomás al mercado.
(-) Pero
vamos a desayunar primero, aún no he desayunado.
(-) Igual
yo. ¿Tequeños?
(-) Clarissa.
Sebastián y
Luisito van a la esquina a comprar tequeños, también se sirven unos vasos de
maracuyá.
(-) Sírvete
otro mi pana yo estoy invitando.
(-) No
cholo, suficiente con dos. Este maracuyá está buenazo – Sebastián termina el
último sorbo.
(-) ¿Y va
subir Azul?
(-) Creo
que no, está enferma – Sebastián hace como que no le interesa.
(-) Eso de
estar enferma es de delicaditas, felizmente no todas las venezolanas son así.
(-) No te
preocupes, no me voy hacer problema ahora. La cosa es que estamos saliendo para
adelante y estoy agradecido por mis amigos. Ayer mi pata Keni me ayudó para
conseguir todos los materiales que me faltaban, y mi amiga Elena me apoyó con
un préstamo y tú estás aquí, acompañándome para ver el menú de los llenadores
de techo que es una tradición que cuando se llena un techo se le da la comida.
Sebastián
conversa con la cocinera del mercado y pide diez menús, considera un menú para el
señor Ríos y otro para Luisito. Luego van a comprar gaseosa y bizcochos para el
desayuno de los trabajadores, como no había muchos bizcochos deciden llevarles
tequeños.
(-) Subes y
les sirves.
(-) Pero
por qué cholo – Luisito también le llama cholo a Sebastián -, no quiero subir
hasta la azotea, estoy cansado.
(-) Ve
cholo, si quieres gaseosa tienes que llevarle la gaseosa primero a ellos.
Luisito sube
solo por la gaseosa, luego mira a los trabajadores y saluda, se contenta que
hay venezolanos entre ellos. Se sirve la gaseosa y luego se va a su cuarto a
descansar.
******
Gustavo se
apresura para llegar a la casa de Sebastián, su amigo le ha dicho que se apure
porque está sirviendo el menú. Llega, Sebastián le tira la llave desde el
cuarto piso.
(-) ¿Y qué
fue?, ¿dónde está la susodicha? – Gustavo quiere conocer a Azul.
(-) Yo
hasta ahora no la conozco, creo que es una creación literaria – Keni piensa que
Azul no existe.
(-) Pero
tanta tontería para una creación literaria –Gustavo ahora duda de la existencia
de Azul.
(-) Azul
está mal, está en su cuarto – Sebastián no sabe que decir.
(-) ¿Y la
mancha venezolana?, ¿dónde está la gente del compartir? – Gustavo sigue
interrogando.
(-) Cholo,
¿dónde está Rodrigo? – Keni pregunta.
(-) No sé,
salió con su enamorada. Pero Luisito está abajo, está durmiendo, trabajó de
madrugada; pero ya sale para almorzar. Más bien voy a bajar este menú para el
señor Ríos, ustedes vayan sirviéndose, ahora voy a pasar la voz a Luisito para
que suba.
******
Luisito
lleva su bola y guante para mostrarlos a los peruanos. Hace ademán de tener en
sus manos un bate, luego busca una escoba, le saca el palo y practica como
golpeando una bola. Lo hace con la derecha, lo hace con la izquierda y el palo
se va volando a la calle. Sebastián se preocupa de que no le haya caído a alguna
vecina. Todos ríen.
(-) Este
pata es más alegre que yo – Gustavo se admira de Luisito.
(-) Así son
los venezolanos – Sebastián se siente orgulloso de tener a Luisito como amigo.
(-) Me cae
bien – Gustavo prende su cigarro.
(-) Y qué
estás leyendo, yo he estudiado contabilidad y he llevado algunos cursos de derecho,
eso es derecho… (se queda pensando) – Luisito hace alarde de sus estudios en
Venezuela.
(-) Es un
libro de derecho de familia – Gustavo cogió el libro de la biblioteca de
Sebastián.
(-) Es
derecho Civil – Sebastián le da el alcance a Luisito, porque éste no encontraba
el derecho en el cual se adscribe el derecho de familia. Ya vamos a romper el
champán.
Sebastián pregunta
a sus amigos quién puede romper el champán, Keni y Gustavo piden que sea
Luisito quien lo rompa.
(-) Pero
qué botella es esta – Luisito hace como si palpara la botella que ese encuentra
en una bolsa colgada en el techo que se acaba de llenar -, esto es champán, ¡y
vamos a romper esta mierda!
(-) Esa es
la tradición peruana cuando hay un nuevo techo.
(-) No chico, cómo vamos a partir este champán,
esto tenemos que bebérnoslo. En Venezuela se destapa, se bautiza dando gracias
y luego nos la bebemos para celebrar el esfuerzo. Vamos a votación, cuántos
venezolanos hay, cuántos peruanos hay, si hay más peruanos la partimos, si hay
más venezolanos nos la bebemos… ¡qué voten los peruanos! – Lusito alza la voz
graciosamente, dos llenadores alzan la mano, Sebastián, Gustavo y Keni cuentan
cinco votos -, ahora, ¡venezolanos! – dos llenadores de techo son venezolanos y
alzan la mano, Luisito cuenta también a dos inquilinos venezolanos que justo subían además cuenta el voto de Rodrigo que según él lo está haciendo vía
WhatsApp -, bueno, ganaron los venezolanos, votación mayor.
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