Friday, January 15, 2016

Baco

Son las doce, Sebastián espera la respuesta de Alejandra. No responde, quizás no le importa nada.

Saca el vino, no tiene saca corcho, así que resuelve por hundirlo. Sirve en los dos vasos, en los cuales solo se han servido Alejandra y él. Habla solo como cuando era adolescente, se asusta, luego sonríe y se contenta, está hablando solo y no con Elena.

Felicidades Mario. Felicidades Sebastián. Beautitul – Mario toma de un tirón.

Sebastián se desnuda, y se envuelve con la sábana. Sirve en los dos vasos nuevamente. Busca los poemas para Elizabeth y escucha los videos que hizo para Alejandra. Los repite y mueve los brazos como si estuviera recitándolos.

¿Te gustan? – Sebastián alza su vaso mirando al espejo. Sí, me parecen muy emotivos – Mario mira fijamente a quien le origina su imagen -; pero pon música, busca esas de la colección de Alejandra. No las recuerdo – Sebastián agacha la mirada y llora -, no las recuerdo amigo, son temas muy complicados, porque son temas que no eran para mí – termina su vaso y se vuelve a servir.

Mario le queda mirando molesto.

Busca la de Moderatto – Mario le pide -, es la que más te dolió.

Sebastián escribe, y elige la última canción que Alejandra le hizo escuchar. Sube el volumen lo más alto, muere de celos porque es obvio que ella se lo dedicó a Víctor.

Se pone un polo blanco y el short amarillo - que según Keni facilita cierta práctica solitaria -; sale a comprar otro vino, aún no se le acabó el que tenía, pero quiere embriagarse y va necesitar otro; si tuviera más dinero compraría dos, pero solo tiene veinticinco soles.

¿Cuánto está el vino? – Tuvo que salir hasta la Chinchaysuyo. Dieciocho. Deme uno por favor.

En el camino se queja de su falta de dinero.

Llega a su cuarto, se desnuda y envuelve nuevamente con la sábana verde. Pone el vino que compró en la refrigeradora y saca hielos para servirse con la otra que quizás y se ha calentado. Revisa el Facebook para ver la respuesta de Alejandra.

Respuesta de Alejandra: Está bien Sebastián, gracias por todo.

Se para y sirve lleno – ya no sirve el otro vaso -, coge un cubito de hielo y bebe mirando la respuesta, releyéndola.

No me importa, no me importas, a quién le importas Sebastián.

Lee clarito.

Jódete Sebastián, solo pasé el tiempo contigo, no me interesaste nada.

Apaga las luces, pone el vino, los hielos y vasos en el suelo y se sienta recostándose en la pared donde está la pizarra. Le sirve a su imagen que salió del espejo.

Es lo mejor, es mejor temprano que tarde – Mario le habla serio -, no puedes hacerte el tonto siempre – toma de un tirón. Tienes razón - se levanta y pone “La Chata” de Amén, activa la reproducción automática de youtube y regresa a su sitio. Lloras bonito – Mario le mira fijamente a Sebastián.

Sebastián saca la otra botella para seguir envenenándose. Mira su herida – se la hizo en el camino.

Terminará todo, era mi última oportunidad. Si así lo has decidido. Sí, tienes toda la razón Mario – Sebastián sirve para los dos -, hice todo por ella, estaba dispuesto a más; cuando la conocí solo vi alguien frívola, desinteresada y tonta; y aun así se me acercó y la utilicé, pero poco a poco ella me ganó, con su graciosa conversación, sus gestos de niña poco a poco sin darme cuenta me comenzó a dominar la situación; sus problemas terminaron por enamorarme; y ahora qué tengo, nada – Sebastián bebe del tirón y se sirve más -, ¿vale todo eso para querer a alguien? Es imposible no enamorarse de alguien así, recuerdo cuando nos miraba cuando estábamos en la biblioteca, su rostro dulce e ingenuo, parecía que lo hacía adrede – Mario está embriagado y ya no es lúcido -; y cuando molestaba, deseábamos que nos moleste más. Sí, me gustaba eso; me gustaba tocar sus manos, cuando charlábamos por las noches, cuando le confesaba mis debilidades para que sepa quién soy en realidad. A mí me gustaba cuando era honesta y nos confesaba lo suyo. Me enamoré de su piel y hermosos cabellos. Yo de sus grandes ojos y labios carnosos. No hay nada mejor que su mirada perdida cuando sus ojos brillan. Tan comparable como su gesto bonito de abrazarte para decirte cosas bonitas.


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