Alejandra

Pierdes mucho tiempo con Alejandra. Cuidado con lo que dices de Alejandra que no la conoces, Elena. Qué te puede aportar, por el contrario, no te has dado cuenta lo tonto que te vez. Soy feliz – Sebastián lo dice despacio porque en verdad no es feliz. Infeliz, eres muy infeliz, eres una desgracia con esos poemas donde sale a flote tu esquizofrenia - Elena le corta el teléfono.

Sebastián se desnuda, escribe el nombre de Alejandra en su pizarrita acrílica, se echa en el piso, levanta con sus brazos la pizarrita para ver el nombre de su amada; soporta tiempo así con los brazos. Le habla.

No importa que no me ames. No importa que ni te des por aludida con los poemas. Lo importante es que vuelvas siempre.

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No te entiendo, tú eres muy inteligente y sales con esa chiquilla tonta – Luiz se ha molestado con Sebastián. Tú qué sabes de ella Luiz – Sebastián alza la voz. Pues lo poco que me has dicho  y lo que veo que para publicando, es suficiente para darme cuenta que es una loquita sin rumbo seguro. Yo no digo nada de tu mujer; quién te crees que eres, para insultar a alguien que no sabes quién es. Mira, tú eres mi amigo, y te veo totalmente perdido, y me pediste que cuando te veía así te diga lo que pienso. Pues piensas mal; porque dejé el trabajo con la jefa crees que estoy perdido, yo he decidido estar en casa para poder leer y prepararme para este nuevo año en el colegio y la universidad. Sin dinero, viviendo de mendigar a tus padres, mírate cómo estás. ¿No me quieres prestar?, ¿es eso? No Sebastián, no es eso huevón, te veo mal amigo – Luiz intenta abrazar a Sebastián, pero éste se safa. Pues estoy bien; tú estás mal, siempre engañando a la jefa – Sebastián se levanta, deja dos soles por la gaseosa y se va. Ahora te vas maricón. Fuera imbécil, tacaño de mierda – Sebastián odia a Luiz.

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Timbra el celular, Sebastián se levanta pensando que es Alejandra, no lo es, así que no contesta. Se ubica en la misma posición en el piso.

No soporta más la pizarrita, la coloca a un costado, duerme, sueña.

“Sebastián vete, eres un impertinente; me confundes, por favor vete. Alejandra le pide que se marche, su madre le acompaña con un gesto de disgusto muy notorio”.

Sebastián se levanta asustado, toma una ducha y sale para la casa de sus padres.

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Mi hijita, me prestas tu laptop – Sebastián le pide a su sobrina. Ya tío.

¿Te vas a quedar aquí hermano? – Norma pregunta. Sí, ¿puedo dormir en la sala? No hay problema, ¿quieres una colcha?. No, hace calor, así estaré bien. Buenas noches Sebastián. Buenas noches hermana.

Norma y Sebastián nunca tuvieron confianza, si estuviera viva Chana ahora estaría durmiendo con ella y llorándole su historia. No quiso estar en su cuarto porque todo tiene marcas de Alejandra.