¿Y qué te dijo? – Diego pregunta.
Pues, no sé cómo decírtelo, me vas a decir que soy un tonto. Eres un tonto,
dime qué pasó.
Estábamos saliendo de la iglesia
de San Gregorio, camino a casa – José vive en Mangomarca -, y entre bromas me preguntó
que si tenía enamorada:
¿Tienes enamorada? – Karen la
mira fijamente con una sonrisa. No… - José se asusta, se recompone y pregunta
-, ¿y tú? Tampoco – ambos se quedan callados, pero Karen rompe el silencio -,…
Qué coincidencia, estamos iguales.
¿Y qué le dijiste? – Diego se
emociona. Nada, no me atreví a decirle nada. Si serás, pero por qué no te
animaste y la pulseaste. No sé, me quedé pensativo, las mujeres son un poco misteriosas,
que tal me decía que no.
Los amigos están fuera de la casa
de José. Diego bajó un rato para hacer hora con su amigo.
¿Y te gusta? No sé, me cae bien,
es una de esas chicas que no se encuentran así como así. ¿Por qué dices eso? Es
sana. ¿Estás seguro? Sí, es bien sana. Qué raro, porque hoy en día casi todas
las personas tienen una enfermedad congénita. No seas huevón, digo que es sana
porque es tranquila, sus padres la han criado bien. Ah ya, o sea está bien amaestrada
– Diego se hace el chistoso. Oe niño pulpín, si sigues jodiendo te dejo; es más
mi vecina me había dicho para ir a cenar a su casa. Ya ves, cómo eres, niño Jesusito
– Diego le llama así a José porque él cumple años el 24 de diciembre. Fuera de
acá niño pulpín. Oe, con esa cara fácil pasas como el niño Jesusito de la
familia; encima te vas a la iglesia hacer tus lecturas, bien fresco resultaste
para llamarme niño pulpín. Ya pavo, deja la joda que te mando derechito a tu
casa.
****
Mario camina sobre las rocas del
muelle, va con su amigo y se ponen a conversar al final; mientras Luiz les toma
fotos desde la orilla.
Y qué, ¿llamaste a Elizabeth? No,
le escribí un mensaje. ¿Te respondió? No, no sé si seguirá usando el mismo
número, no quise escribirle a su facebook. Te entiendo. ¿Por qué estás triste? No quiero que que mi esposa se lleve a los niños. Pero será, igual te acostumbrarás.
*****
Oe tú crees que el profe Rivas me
haya jalado. Seguro que sí, y seguro que vas a marzo huevón. Oe no me huevonees…,
asu, el profe Rivas se raya también – José está muy preocupado. Mañana es la
clausura, ¿irá tu viejita? No creo, yo le he dicho que puedo recoger la
libreta. Tu vieja te mata si tienes un curso, encima se te ocurre estar en la
fiesta de promoción, me imagino cómo te va martirizar doña Rosita. Me va sacar
la reconchasumadre, pero ese profe Rivas sería la cagada si me desaprueba, le rogué
y me puso en su colección de fotos allí rogándole. Jajajaja, el profe no hace
caso a ruegos, tenías el “suplicatorio” para hacerla linda; pero tú ni tu
cuaderno presentaste.
******
Mario llega cansado de la playa,
ha bicicleteado con sus amigos de su casa hasta Barranco y de regreso. Su
objetivo era no pensar en Elizabeth, y con esta propuesta de salida logró al
menos no atormentarse tanto por no estar con ella en una fecha especial:
navidad.
Se metió en la playa, lo hizo con
jeans y zapatillas, por lo que está mojado aún. Se quita la ropa, se baña y va
a visitar a su madre para ver si le puede invitar un poco de comida navideña.
Hola Nellita. Mario, ¿dónde has
estado hijito? Salí a la playa Nellita, iba a comer allá, pero a uno de mis
amigos le llamó su mujer y tuvimos que regresar rápido, por eso no he
almorzado. Ahora te sirvo, ayer nos dejaste así nomás. Es que quería dormir
mamita – doña Nella se contenta cuando Mario le llama mamita -, estaba cansado.
Siéntate hijito, tu papá ahora viene, tus hermanas están durmiendo porque se
han amanecido conversando con Filo. Seguro – a Mario no le simpatiza Filo, su
cuñado.
Doña Nella le sirve pavo, arroz,
papas sancochadas y ají con queso.
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