Friday, August 21, 2020

Otra mañana

Sebastián se levanta a las cinco de la mañana, se quita el pijama para acompañar a su tristeza con el frío de las primeras horas del día. Mira su celular, tiene muchos saludos por su cumpleaños y recuerda el poema Masa de Vallejo, todos esos saludos le dicen levántate, ten ánimo, y él piensa en levantarse y seguir adelante.

Escucha el sonido de la puerta de la calle al abrirse y cerrar, y corre hacia la ventana para ver al chico venezolano que se va a su trabajo. Está descalzo, piensa que si él fuera ese joven tendría algo más en común con Azul, envidia a ese joven. Se encoje de brazos y siente sus costillas, piensa que está adelgazando mucho y que si ahora tendría el coronavirus seguro que éste le mataría o al menos le llevaría a UCI.

Regresa a su escritorio, prende la PC y busca la canción que tanto le hace pensar: Mystery of Love. Abre el perfil de Azul y la mira, se queda mirando esas fotos antiguas donde ella está en sus Andes Bajos, cocinando, riendo, compartiendo con todos esos seres humanos felices. Maldice al dictador Maduro porque por culpa de ese gobierno una nación tiene que sufrir tanto, pero sobre todo porque es el pueblo de Azul el que sufre. El día que Maduro caiga y Venezuela sea libre pedirá permiso para hacer una gran fiesta en la casa, ese día se tiene que celebrar la libertad de ese pueblo que siempre sonríe, que se esfuerza en ser feliz; se dice.

Se quita el interior y lo pone en la cesta, entra a la ducha y deja caer el agua fría en su nuca para que le alivie el dolor del estrés. Se enjabona, llora para que sus lágrimas se vayan con el agua. Mira sus pies y piensa que habrá la oportunidad de tocar los pies de Azul con los suyos. Tiene miedo que no haya oportunidad ni de besarla, porque todo solo está en su mente como ocurre con Elena.

Se cambia, pone la mascarilla y el protector facial, lleva su mochila con los documentos de su madre y se va para el hospital. Nella siempre fue muy fuerte, pero ahora está en una silla de ruedas, pensó que tendría que lidiar con la vulnerabilidad de su padre, más no de Nella. Esa mujer que la crío sin ser su madre, no se merece estar así. Pero ahora, ahora Nella también le está ayudando, a pasar esta depresión de amor, como cuando era un adolescente y vivía pensando en Elena.  

En el paradero toma un jugo de naranja y espera que llegue el bus que le llevará a la Clínica San Juan de Dios. Sube, y se pone al fondo, busca su libro para leer, pero luego decide seguir pensando:

“Tengo conciencia de que existo, que poseo una actividad propia y una personalidad. Sé que soy distinto a todos los demás individuos. Creo en mi libre albedrío. Pero desde que te amo, me cuestiono si existo, si no soy nada más que un aparato que te está grabando, acaso será que mi actividad está determinada por alguien que presionó un botón para grabar tus andanzas. Desde que te conocí me pierdo con los otros individuos, lo único diferente que existe eres tú. No puedo elegir otra cosa que no sea pensarte, cómo entonces podría decir que tengo libertad. Desde que te amo me siento desgraciado. La realidad esencial es que te pienso y dejo de pensar en los otros y también en mí”.  






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