Wednesday, August 19, 2020

Esperando tu atención

Sebastián se levanta temprano, está feliz porque soñó con Azul. Se quita las medias para hacer contraste de temperatura, sentir sus pies fríos y su cuerpo caliente, pensando que su cuerpo junto al de Azul experimentaría así.

Coge el celular para ver si Azul le escribió, si le respondió a su comentario de la noche, se sonríe; ni siquiera lo ha visto, seguro que aún duerme. Se quita el pijama y se queda mirando el techo pensando en que pronto le escribirá Azul. Suena el teléfono, es un mensaje, se emociona, su primer mensaje de saludo por el día de su cumpleaños será de Azul, mira el celular y no es así.



Responde al buen Luisito y le promete con un audio que el domingo harán una gran fiesta:

“El domingo cholo, el domingo haremos una gran fiesta, lo celebraremos como debe ser, tomaremos hasta decir basta, tomaremos chicha morada”.  

Luisito se emociona con la fiesta, y responde ilusionado:

“Sí mi pana, así se habla, entonces yo pongo el ron”.

Sebastián se sonríe para su adentros, este venezolano no se da cuenta que la chicha morada es un refresco. Responde:

“Cholo, no podemos hacer nada, ya les prometí a mis hermanas que no haré nada sino hasta octubre, ya en octubre no la desquitamos, hay que respetar la casa, para que mi familia los respete y considere a ustedes”.

Pero Luisito insiste, manda un audio:

“No mi pana, tienes que aprender cholo, tú subes las chichas y allí le ponemos el ron pues”.

Sebastián ríe más, y se admira de su amigo venezolano. Se levanta de la cama porque ha escuchado la puerta de la calle abrirse, corre hacia la ventana y mira salir a Azul con su amiga. Se concentra en el caminar de pato de Azul, piensa:

“Qué hermosos pies tienes, pero qué hermoso culito tienes”.

Se agarra el pecho y hace como que el corazón le está por reventar. Suena el celular, le llama Elena.

“Feliz cumpleaños Sebastián”

“Gracias Elena, te recordaste, no puedo creer que te recuerdes de mi cumpleaños” – A Sebastián se le cae una lágrima pensando que él hubiera dado mucho – como así lo hizo – porque Elena se recordase de su cumpleaños cuando él estaba enamorado de ella, pero ahora la persona que ama está afuera sin importarle este día.

“Sebastián, tú siempre estás presente en mi vida, has sido alguien muy importante y siempre serás importante para mí; aunque ahora estemos muy lejos, quiero que sepas que lo que más extraño de Perú es que me lleves a comer en tus hauriques”.

Sebastián mira por la ventana a Azul regresar.

“Elena… soy muy infeliz”.