Sebastián
se levanta temprano, está feliz porque soñó con Azul. Se quita las medias para
hacer contraste de temperatura, sentir sus pies fríos y su cuerpo caliente,
pensando que su cuerpo junto al de Azul experimentaría así.
Coge el
celular para ver si Azul le escribió, si le respondió a su comentario de la
noche, se sonríe; ni siquiera lo ha visto, seguro que aún duerme. Se quita el
pijama y se queda mirando el techo pensando en que pronto le escribirá Azul. Suena el teléfono, es un mensaje, se emociona, su primer mensaje de
saludo por el día de su cumpleaños será de Azul, mira el celular y no es así.
Responde al
buen Luisito y le promete con un audio que el domingo harán una gran fiesta:
“El domingo
cholo, el domingo haremos una gran fiesta, lo celebraremos como debe ser,
tomaremos hasta decir basta, tomaremos chicha morada”.
Luisito se
emociona con la fiesta, y responde ilusionado:
“Sí mi
pana, así se habla, entonces yo pongo el ron”.
Sebastián
se sonríe para su adentros, este venezolano no se da cuenta que la chicha
morada es un refresco. Responde:
“Cholo, no
podemos hacer nada, ya les prometí a mis hermanas que no haré nada sino hasta
octubre, ya en octubre no la desquitamos, hay que respetar la casa, para que mi
familia los respete y considere a ustedes”.
Pero
Luisito insiste, manda un audio:
“No mi
pana, tienes que aprender cholo, tú subes las chichas y allí le ponemos el ron
pues”.
Sebastián
ríe más, y se admira de su amigo venezolano. Se levanta de la cama porque ha
escuchado la puerta de la calle abrirse, corre hacia la ventana y mira salir a
Azul con su amiga. Se concentra en el caminar de pato de Azul, piensa:
“Qué
hermosos pies tienes, pero qué hermoso culito tienes”.
Se agarra
el pecho y hace como que el corazón le está por reventar. Suena el celular, le
llama Elena.
“Feliz
cumpleaños Sebastián”
“Gracias
Elena, te recordaste, no puedo creer que te recuerdes de mi cumpleaños” – A
Sebastián se le cae una lágrima pensando que él hubiera dado mucho – como así
lo hizo – porque Elena se recordase de su cumpleaños cuando él estaba enamorado
de ella, pero ahora la persona que ama está afuera sin importarle este día.
“Sebastián,
tú siempre estás presente en mi vida, has sido alguien muy importante y siempre
serás importante para mí; aunque ahora estemos muy lejos, quiero que sepas que
lo que más extraño de Perú es que me lleves a comer en tus hauriques”.
Sebastián
mira por la ventana a Azul regresar.