Gustavo se
levanta temprano, le llegan los mensajes del juez, una nueva resolución para
fundamentar. ¿Podrá hacerlo?, tiene miedo a esas resoluciones, piensa que el
juez se está dando cuenta de su poca preparación, se estresa de pensar que
tendrá que pedirle nuevamente a su tía que revise los documentos. Le llega otro
mensaje, es Sebastián que quiere conversar con él, pero no le responderá,
Sebastián necesita tiempo, le llamaré en la tarde. Otro mensaje, es su primo.
- Cachorro murió.
- Qué dices primo.
- Cachorro cholo, Cachorro murió del Covid.
Gustavo no
lo puede creer, aunque sí, es posible; Cachorro es gordito, pero es joven, no
se pudo haber muerto. Le cae una lágrima, le cae otra y se pone a llorar. Le
está timbrando Sebastián, le responderá, quién más que Sebastián para acompañar
una situación así.
- ¿Quién es Cachorro?
- Cuando llegué a Lima vivía en la casa de mi primo en Pueblo Libre, teníamos como vecino a Cachorro, vivía en la casa de al lado, con sus dos hermanas y su madre. Una vez fuimos a jugar partido y allí es que le conocí, fue muy amable, me llevó a su casa, me invitó a comer; por él es que me comenzó a gustar el rock, Cachorro era baterista.
- Lo siento cholo – Sebastián nota a su amigo muy afectado.
- No sabes cholo, me he puesto a llorar, a veces uno no piensa que esto te puedo pasar, Cachorro era un buen amigo, era uno de mis mejores amigos.
- Lo siento por tu amigo Cachorro. Y yo con mis tonterías de desamor.
- Pucha cholo siento que me quedo solo, por favor cuídate, déjate de esos compartir venezolanos, no vayas agarrar allí el covid. ¿Sigues con lo de Azul?
- Sí, pero estoy tratando de ser fuerte, ya no la molesto, no le escribo y tampoco la voy a ver.
- Qué bueno, además por lo que me contó Keni, esa Azul no te quiere, ni siquiera te estima. No se preocupó por tu cumpleaños, pero el de sus compatriotas bien que lo celebró, pero el tuyo, le resbaló. ¿Acaso no la apoyaste tanto?, para que luego que le sale todo bien se olvide de ti.
- No es así, tenía sus problemas, su celular se le malogró y bueno, seguro tendría problemas que le hicieron olvidar mi cumple.
- No cholo, por lo que me dijo Keni a ella no le importastes nada. Si se recordó de ti es porque tú le llamaste o le escribiste, sé honesto contigo, a ella no le interesas nada. Pero lo bueno es que ya estás decidido olvidarla, por mí esa mujer no te merece. Ni se te ocurra regalarle nada, no le invites a salir, no le escribas, no le digas nada, sé orgulloso cholo. Ella es una más del montón, no te merece.
- No digas eso, no la conoces cholo. Ella es una muy buena persona, sé que no es para mí, pero la quiero y estoy dispuesto a estar cuando me necesite – Sebastián tiene los ojos llorosos.
Azul, yo no cocino tan rico como tú, pero un día
podemos ver una película y te puedo hacer unas
hamburguesas como estas.
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