Sebastián
mira su celular, Alejandra no le llama, se siente triste a pesar que la
conversación de sus amigos está muy animada.
Tatiana,
¿qué vas a pedir? Yo un mixto y mi leche de tigre. Jajajaja, ella es bien
lechera, por eso andaba con el blancón – bromea Juan Carlos. Jajajaja, claro, ¿recuerdas
el padre de familia de la moto? – Olga recuerda uno de los pretendientes de Tatiana.
¿De quién están hablando? – Sebastián no está enterado del asunto. Ay, pero era
cuando tú no estabas pues, ya te habías ido; Tatiana estaba saliendo con el
padre de la Buleje. Mira, qué escondidito lo tenías – Sebastián trata de
animarse con la conversación, pero sigue pensando en Alejandra. Sí, hasta un
día el señor Buleje nos invitó a su casa a tomar un par de chelas – comenta
Juan Carlos -; oe Sebastián, tú serás de la AFP. ¿Por qué? – Olga pregunta
rápidamente. Porque será un asociado que le falta pelo. Jajajaja – Tatiana ríe.
Sí, ya sé, se me está cayendo el cabello; pero ya no me importa, ya lo superé.
Jajajaja – todos ríen.
******
Mierda
- Sebastián la coge por atrás - conchatumare, conchatuvida, ¿dime quién es mi
mujer? Yo, yo soy tu mujer, yo soy tu mujer – responde Alejandra. Mierda –
Sebastián está muy excitado –, joder – recuerda su repertorio español -, putamare,
qué rico, ¿quién es tu marido? Tú, tú eres mi marido, sigue viejito, sigue – a Alejandra
le duele, pero le excita las palabras de Sebastián. ¡Ah!, ¡ah! – Sebastián está
muy excitado - ¡ay! – Sebastián se golpea la cabeza con el ropero. ¿Qué te pasó
viejito? ¡Ay!, me duele - se baja de Alejandra y se pone en el piso para
lamentar el dolor de cabeza -, me duele Ale, me he golpeado la cabeza.
******
Oe
a ti sí que se te va el tren Sebastián, ¿ya cuántos años tienes? 32. Asu, yo
pensé que Juan Carlos era tu mayor, ¿tú cuántos tienes Juan? – pregunta Olga.
Yo 28, ¿y tú? Yo tengo 48. Ya estás vieja Olga. Se dice antigua – corrige Sebastián.
¿Y cuántos años tienes Tatiana? – pregunta Juan Carlos. Yo 36. Ya pues, creo
que debo cambiarme de lugar – Olga propone para hacerles la buena a Sebastián y
Tatiana. Sería un honor estar con mi amiga, pero yo ahora mismo estoy
enamorado. ¿Y quién es la desgraciada? – pregunta Tatiana. ¿Entonces estás
saliendo? – pregunta Olga. No, solo estoy enamorado, pero no me corresponde –
Sebastián hace notar su pesar -, pero ya me estoy acostumbrando a estar solo y
la idea de no tenerla. Pero cuál es el problema, tú tienes que ser detallista,
mostrarte cariñoso, además tú eres un chico inteligente, te ves atractivo y
tienes una profesión y además te gusta estudiar y trabajar. Es que ella está
comprometida. Ay amigo, mientras no esté casada nada está dicho, igual tú
puedes hacer el intento. No puedo, sé que es feliz. Tú cómo sabes, a veces una
mujer está con un hombre por costumbre – Olga lo anima -, míralo a César que
allí estuvo afanado y ahora está bien casado. Sí, pero Alejandra no me quiere y
menos me va amar.
Sebastián
se va al baño, se limpia la nariz y se moja la cara; se mira en el espejo y se
pregunta por qué Alejandra no le podría amar.
*******
Sebastián
reflexiona, se da cuenta que la única vez que ha sido grosero es con Alejandra,
claro solo cuando está haciendo el amor es que le da ese ataque coprolálico.
Perdona
Ale. ¿Por qué viejito? Es que no sé qué me pasó, cuando hacíamos el amor te
dije muchas groserías, solo me pasa cuando estoy excitado. Ay viejito, no te
preocupes, yo ni cuenta. Gracias morena bella.
*****
Llega
a su habitación, se sirve el marcuyá que hizo para Alejandra, le timbra al celular, pero no responde; vuelve a
timbrar y el celular está apagado. Piensa que debe estar con Víctor, que deben
estar haciendo el amor, se pone celoso, vuelve a timbrar, pero el celular está
apagado. Sufre, sufre mucho y decide salir de su cuarto y caminar por la Chimú
para acompañarse de toda esa gente que siempre está allí y ya le parece
familiar.
Elena
le acompaña.
¿Por
qué estás así? Porque ella se me va cada vez más. Pero así tiene que ser. Pero
no lo soporto Elena, no lo soporto, ella es mi centro ahora; lo lucho, me
concentro en mis estudios, tareas, voy a ver a mis amigos y familiares, pero ya
no lo soporto. Lo mismo era cuando estabas con Elizabeth. No, no es lo mismo,
Alejandra es buena, ella no me miente, ella me respeta y siempre ha sido clara
conmigo.
Elena
cruza la avenida, está molesta. Sebastián la sigue.
Espera,
no quiero que te molestes. Me molesta que sufras tanto, quisiera poder hacer
algo y no puedo. Haces mucho acompañándome ahora – Sebastián recuerda cuando le
acompañaba a Alejandra en su pesar.
******
Alejandra,
¿me quieres? Claro viejito, sino no estaría aquí. ¿Me amas? No – sonríe, hace
una mueca que le hace sonreír a Sebastián -, ay no sé, no me preguntes eso
Sebastián. Yo también te quiero.
¿Llorarás
cuando muera? Claro viejito. Por favor, cuando muera tienes que llorar, para
que la gente piense que fui muy querido.
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